Hechos 6

 

6:1 -- En aquellos días, cuando creciera (al multiplicarse, LBLA) el número de los discípulos, -- Por primera vez en Hechos los seguidores de Cristo se llaman "discípulos" (véanse 6:7; 9:1, 10, 19, 25; 11:26 y continuamente). Lucas habla ahora de otra crisis en la iglesia. Primero hubo persecución, luego pecado en la iglesia que tuvo que ser castigado y ahora disensión entre los miembros. Cuando hay mucho crecimiento también habrá problemas. Hasta ahora Lucas había hablado de la armonía que existía entre los hermanos (1:14; 2:1; 4:24, 32; 5:12), pero es un historiador fiel que no escribe solamente lo positivo sino también lo negativo acerca de la iglesia.

          -- hubo murmuración -- La murmuración o la disensión es veneno en la iglesia (1 Cor. 3:3; Gál. 5:20; Fil. 2:3, 14; 1 Ped. 4:9). Ignoramos los detalles del problema, pero la Biblia siempre condena la murmuración. Los seguidores de Cristo pueden resolver todo problema sin murmurar.

          -- de los griegos (helenistas, LBLA) -- los judíos que vivían fuera Palestina (2:8-11) que adoptaban costumbres griegas. (La palabra "griegos" podía incluir prosélitos).

          -- contra los hebreos, -- comúnmente los judíos que vivían en Palestina, pero también eran hebreos los que vivían fuera de Palestina, de padres hebreos que conservaban su lengua y sus costumbres características y que no se habían helenizados (Fil. 3:5).

          -- de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. -- Otra vez vemos que la iglesia no practicaba ninguna clase de comunismo (socialismo). No existió ningún plan para que todos los discípulos tuviesen la misma cantidad de dinero o la misma cantidad de bienes (muebles o inmuebles), sino que simplemente se suplía la necesidad de los miembros.

          Este problema tuvo que ser resuelto lo más pronto posible para que la paz de la iglesia no se destruyera. El plan de los apóstoles para remediarlo fue un plan muy juicioso y todos quedaron conformes y contentos. Pronto se acabó la murmuración.

          La iglesia verdadera practica la benevolencia (11:27-30; Rom. 15:25-27; 1 Cor. 16:1-4, 2 Cor 8 y 9). Como comenta el hermano Harkrider, la iglesia de Jerusalén no originó un programa de benevolencia como medio de evangelizar, sino que simplemente cuidaba de los suyos.

          El primer problema en la iglesia fue causado por diferencias culturales. Aunque los hermanos hebreos y griegos tenían mucho en común, había diferencias y conflictos culturales entre ellos. Muchos no abandonan sus diferencias y prejuicios culturales cuando obedecen al evangelio.

          El dinero de las propiedades vendidas fue entregado a los apóstoles (4:32-35), pero ignoramos el proceso de la distribución. Los helenistas acusan a los hebreos de la discriminación. Cuando hay problemas de esta clase ¿conviene la murmuración y acusación de esta clase? ¿No sería mejor explicar el problema de manera hermanable? Sería muy difícil creer que los apóstoles u otros hermanos hebreos quisieran desatender a las viudas helenistas.

 

6:2 -- Entonces -- Pronto. De una vez. No esperaban otras tres semanas o dos meses hasta que hubiera división en la iglesia. Los problemas de la iglesia no deben descuidarse. No se resuelven solos, como muchos suponen.

          -- los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas. -- Esto no indica que los apóstoles se habían dedicado a servir mesas y que ahora pensaban dejar de hacerlo, sino que siendo apóstoles ellos sí podrían hacer esa obra con toda equidad, pero que tenían otra obra más importante.

          En cuanto a la palabra servir (diakonein), "es de la misma raíz que diakonia (distribución) en el ver. 1 y que diácono en Fil. 1:1 y 1 Ti. 3:8-13. Se emplea con más frecuencia en el N. T. de ministros (predicadores) que de diáconos (1 Cor. 3:5; 2 Cor. 3:6; Efes. 3:7)" (Vine). Algunos suponen que este caso es el primer ejemplo de haber diáconos en la iglesia, como los de Fil. 1:1; 1 Tim. 3:8-13, pero esta conclusión no es necesaria, porque (1) Lucas no les llama diáconos, (2) los requisitos nombrados aquí y en 1 Tim. 3 no son iguales; (3) estos siervos se escogieron para un servicio especial y provisional y (4) no sabemos si ya había ancianos en la iglesia de Jerusalén, pero no es correcto escoger diáconos (como los de Fil. 1:1; 1 Tim. 3:8-13) si no hay ancianos, porque en tal caso obviamente los diáconos harían el papel de ancianos.

          Otro detalle importante en cuanto a la obra de diáconos (Fil. 1:1; 1 Tim. 3:8-13), este texto (Hech. 6:1-3) no es prueba de que la obra de los diáconos es más secular que espiritual, es decir, que la obra de ellos se limita a servir mesas, cuidar de la propiedad, encargarse de asuntos financieros, etc., porque no hay ningún texto que indique esto. Recuérdese que la palabra diácono se usa más cuando se habla de predicadores que de diáconos en el sentido ordinario y el trabajo principal del predicador no es el cuidado de la propiedad, etcétera. Desde luego, el predicador es un siervo -- también lo eran los apóstoles -- pero debe dedicarse principalmente a la oración y al ministerio de la palabra.

          Todo evangelista debe fijarse bien en este texto ("No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas"). Hay otros hermanos que pueden servir mesas. El evangelista no debe dedicarse a servir mesas ni mucho menos a ser director de actividades sociales o de divertir a los jóvenes, sino que debe imitar a los apóstoles en dedicarse a la palabra. "Ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza" (1 Tim. 4:13). "Que prediques la palabra; que instes a tiempo, y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina" (2 Tim. 4:2).

 

6:3 -- Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio (Hech. 10:22; 16:2; 1 Tim. 3:7; 5:10), llenos del Espíritu Santo (11:24; Efes. 5:18) y de sabiduría (juicio sano, inteligencia práctica), a quienes encarguemos de este trabajo. -- ¡Buscad y escoged de entre vosotros! Aquí está el plan bíblico. Aunque los apóstoles eran hombres inspirados ellos no usurparon el derecho de la iglesia local para escoger sus propios líderes. No tenían mas alto concepto de sí que el que debieran tener (Rom. 12:3). No querían enseñorearse de los hermanos. No creían que sería muy peligroso poner un asunto tan delicado en manos de los hermanos. Los apóstoles simplemente no eran dictadores. Tenían confianza en sus hermanos.

          Los requisitos de obispos y diáconos (1 Tim. 3; Tito 1) fueron dados para que las iglesias pudieran estudiarlos y luego escoger ancianos y diáconos calificados de entre los miembros de la congregación.

          Para servir mesas ¿tenían estos hermanos que poseer cualidades tan espirituales? ¡"Varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría"! ¿Para servir mesas? En primer lugar estos deberían poseer estas cualidades porque no solamente iban a servir mesas sino también promover la armonía donde existía conflicto pero, en realidad, todos los que sirven al Señor de cualquier manera deben poseer estas cualidades. A veces se le da participación a algún hermano infiel para que dirija los cantos, las oraciones y la mesa del Señor. Recuérdese este texto la próxima vez que algún hermano infiel se encargue de estos servicios.

          Los hermanos liberales han dicho repetidas veces que "el Señor no ha dicho cómo hacer la obra de benevolencia". El problema es que estos hermanos no se preocupan por el ejemplo bíblico. Lo que no les gusta es la sencillez de la obra local. Si es una iglesia grande como la de Jerusalén o si es una iglesia pequeña como muchas de las iglesias de habla hispana, la congregación misma debe encargarse de la obra. La Biblia sí dice cómo hacer la obra de benevolencia. (Véase 11:27-30, notas sobre la llamada iglesia patrocinadora).

 

6:4 -- Y nosotros persistiremos en la oración (tanto pública, 16:13, como privada) y en el ministerio de la palabra. -- Iban a seguir haciendo lo que habían hecho. Ignoramos cómo la ayuda se repartía pero este texto indica que los apóstoles no habían dejado la predicación para servir mesas.

 

6:5 -- Agradó la propuesta a toda la multitud, y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe (8:5-40; 21:8, no Felipe el apóstol sino Felipe el evangelista que llevó el evangelio a Samaria, convirtió al eunuco y vivió y trabajó en Cesarea), a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; -De los otros cinco, aparte de Esteban y Felipe, no sabemos nada. Hay teorías acerca de Nicanor (su nombre se conecta con los nicolaítas, Apoc. 2:6), pero son puras especulaciones sin base. Estos son nombres griegos y si se escogieron puros helenistas esto indicaría un gran esfuerzo por complacer a los que se quejaban pero, por otra parte, se ha comentado que algunos judíos de Palestina llevaban nombres griegos.

 

6:6 -- a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. -- La imposición de manos era una práctica bien establecida entre los judíos: Gén. 48:13, 14; Deut. 34:9; Núm. 8:10. Es probable que con este acto los apóstoles les hayan impartido el poder de hacer milagros porque el ver. 8 dice, "Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo", y después (8:6, 7, 13) Felipe hizo señales en Samaria. Veremos en 8:14-18 que solamente los apóstoles podían impartir este poder a otros.

 

6:7 -- Y crecía la palabra del Señor (9:30; 12:24; 16:5; 19:20; 28:31), y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; --  Murmuraciones y disensiones destruyen la obra, pero la unidad la promueve. La palabra multiplicaba es muy significativa. Si había tres mil el día de Pentecostés (2:41), y después, "el número de los varones era como cinco mil" (4:4) ¿y el número se multiplicaba? Nos daría gusto saber el número.

          -- también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. - Esto fue bastante significativo. Fue un día triste para Anás, Caifás y toda la secta de los saduceos (5:17). En una ocasión los principales sacerdotes y los fariseos preguntaron con tono de burla, "¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?" (Jn. 7:48). Aquí está la respuesta: "también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe". Esto fue un golpe fuerte al judaísmo, porque se trata de convertir los líderes del pueblo. Cuando cae el liderato, el sistema cae. Es posible que la conversión de tantos sacerdotes intensificó la oposición contra la iglesia.

          Lucas dice que los sacerdotes "obedecían a la fe". ¿Cómo es posible "obedecer a la fe"? Si hablamos como la Biblia habla, diremos que "la fe" en este texto es el evangelio, aquello en lo que creemos. Significa lo mismo en Gál. 3:25; Efes. 4:5; Judas 3; y otros textos. Dice Rom. 1:5, "y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe" y otra vez en Rom. 16:26, "se ha dado a conocer a todas las naciones para que obedezcan a la fe".

          Por lo tanto, cuando se predica el evangelio, es necesario anunciar que hay algo que obedecer, algo que hacer, y aunque lo nieguen 10,000 pastores evangélicos que creen en la salvación por la fe sola, estos textos dicen que aquello a lo que tenemos que ser obedientes es "la fe". El evangelio contiene (1) hechos que creer, (2) mandamientos que obedecer y (3) promesas que gozar.

 

6:8 -- Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.-- Esteban era fiel en servir a las mesas -- era fiel en lo poco -- y el Señor le dio oportunidades para ser fiel en lo mucho (en la predicación de la palabra). "Lleno de poder" incluye el poder de hacer milagros.        Con el crecimiento de la iglesia vino también la persecución, porque el diablo es muy envidioso y no puede soportar que la iglesia prospere.

 

6:9 -- Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene (Africa), de Alejandría (Egipto), de Cilicia y de Asia, disputaban con Esteban. -- Este fue el primer debate mencionado por Lucas. Esteban era un helenista, uno de ellos pues, y quería convencerles que Jesucristo es el Mesías. Había muchas sinagogas en Jerusalén. Es posible que Esteban hubiera llegado a estas sinagogas para enseñarles. Los "libertos" eran los que habían sido esclavos de los romanos.

6:10 -- Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. -- Esteban presentó argumentos claros y fuertes. Probablemente les explicó cómo Cristo había cumplido las profecías y que "después de haberse padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios" (1:3).

          Esteban ganó el primer debate y le costó su vida. Era un buen discípulo de Jesús. No podían resistir los argumentos de Jesús y no podían resistir los argumentos de sus discípulos. Los argumentos de Esteban eran claros, fuertes y convincentes. La palabra de Dios salió victoriosa. Aquí vemos el cumplimiento de Luc. 21:15, "porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan". Esta fue la sabiduría de 1 Cor. 1:21-23 y de Sant. 3:17.

 

6:11 -- Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. -- No oyeron esto de Esteban sino de los a quienes habían pagado. Los oponentes de Esteban no podían negar la verdad de lo que él decía, pero no querían aceptarla; por eso, optaron por callar al orador. Crucificaron a Jesús para callarlo, pero la voz de Jesús se oye en la predicación de sus apóstoles y evangelistas, y aunque callaron la voz de Esteban, él seguirá hablando hasta el fin del mundo.

          Siempre sucede lo mismo: cuando el evangelio es muy exitoso, luego viene la oposición. El diablo no puede soportar que el evangelio sea exitoso. Cuando los cristianos son más activos y logran convertir más gente el diablo "levanta" a alguien para oponerse a ellos.

          La palabra sobornaron significa que les trajeron bajo su control con dinero. Compárense las acusaciones hechas contra Jesús (Mat. 26:65; Mar. 2:7).   ¿Por qué fabricaron esta acusación? Porque estaban resueltos a matar a Esteban y la ley decía, "el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará" (Lev. 24:16; Deut. 13:6-10). Así comienza el proceso que lleva a la muerte de Esteban. No podían refutar los argumentos de Esteban pero no querían aceptar la verdad; por eso, imitaron el ejemplo de los que estaban resueltos a crucificar a Jesús (Mat. 26:60-61). Los que estaban dispuestos a emplear mentiras de esta clase estaban dispuestos también a matar. Hasta ahora los discípulos de Cristo habían sufrido amenazas, cárcel, y azotes, pero estas acusaciones contra Esteban indicaban que estaban resueltos a matarlo.

          No sabemos exactamente lo que Esteban dijo en la discusión con ellos, pero sabemos de lo que él dijo en su defensa (cap. 7); también al examinar lo que los apóstoles predicaron acerca de Moisés, sabemos que la acusación contra Esteban era falsa. Algunos nos acusan de rechazar a Moisés (el Antiguo Testamento), pero esta es otra acusación falsa. Muchos nos entienden mal o tuercen lo que decimos acerca de la ley de Moisés. Solamente explicamos que no estamos bajo la ley de Moisés porque en primer lugar, no somos judíos (la ley de Moisés era solamente para ellos), y también porque ya hubo cambio de ley (Heb. 7:12). Es por eso que no imponemos el diezmo, no usamos instrumentos de música en el culto, no tenemos sacerdotes especiales (como lo era Aarón), y no esperamos el establecimiento de un reino terrenal.

          Desde luego, hay poco peligro de que nos persigan como persiguieron a Esteban, pero en realidad la acusación falsa en cuanto a lo que uno enseñe es asunto grave, gravísimo, porque está en juego la salvación de muchas almas. Así, pues, cabe aquí en este comentario una denuncia fuerte en contra de mal representar a otro religioso. Es pecado tergiversar lo que otro enseña aunque sea falso maestro (católico, bautista, pentecostal, "testigo", etcétera). Al hablar de lo que enseñan nuestros hermanos equivocados, no ayudamos a la causa de Cristo si les acusamos de enseñar alguna cosa que no enseñan. La táctica carnal más efectiva que nuestros hermanos institucionales emplean en nuestra contra es la de tildarnos de "antis", afirmando o insinuando que nos oponemos al uso de copitas para repartir la cena del Señor, las clases bíblicas, etc. Muchísimos hermanos no tienen un concepto claro de lo que enseñamos pero al saber que se nos llama "antis", nos rechazan y se nos oponen con todo medio posible.

          Es fácil torcer las Escrituras. Satanás cambió la palabra de Dios agregando la palabra "no" (Gén. 3:4). Algunos cambian Rom. 3:28, agregando la palabra "sola". Los testigos del Atalaya cambian Col. 1:16, agregando la palabra "otras" ("todas las otras cosas", para blasfemar a Cristo, enseñando que El era una cosa creada, una criatura).

 

6:12, 13 -- Y soliviantaron (alborotaron, LBLA) al pueblo, a los ancianos y a los escribas, -- Agitaron al pueblo como lo hace un terremoto. Hasta ahora los discípulos de Cristo gozaban del favor del pueblo y esto detenía a los enemigos, pero ahora el pueblo está en contra de los hermanos.

          -- y arremetiendo (cayendo sobre él, LBLA), le arrebataron, y le trajeron al concilio (4:1; 5:17). Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; -- 21:28; Mar. 14:57, 58. Ahora agregan más acusaciones: que habla "contra este lugar santo y contra la ley". En su defensa (7:52) Esteban explicó quiénes en verdad se oponían a la ley.

 

6:14 -- pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres (tradiciones, LBLA) que nos dio Moisés. -- Es posible que hayan pervertido las palabras de Jesús (Luc. 21:6, 20-24; Mar. 13:2; Mat. 24:1-3; Juan 2:19). Los romanos iban a destruir "este lugar" (Mat. 23:38; 24:2; 24:15).

 

6:15 -- Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel. -- Compárese el rostro de Moisés cuando descendió del monte, Ex. 34:30; 2 Cor. 3:7. No vieron temor o ansiedad en su rostro, sino transformación. Tres textos (6:3, 5, 10) afirman que en Esteban estaba el poder del Espíritu Santo; con razón, su rostro se vio como el rostro de un ángel.

          Aun los enemigos pensaron que su rostro era como el de un ángel, pero no se arrepintieron de su maldad. Si Esteban hubiera blasfemado a Moisés, el templo y aun a Dios, su rostro no habría sido como el de un ángel. El rostro refleja la comunión íntima con Dios. En su rostro vieron sinceridad, calma y confianza. ¿Qué indica el rostro de nosotros?        Obsérvese la semejanza entre la experiencia de Jesús y la de Esteban: estuvieron en la misma ciudad, contra los dos fue hecha la misma acusación, por los mismos acusadores, con el mismo propósito: no buscaron justicia, ni pensaron juzgarles, sino solamente condenarles y matarles.

 

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