Notas sobre Gálatas

Por Wayne Partain



 

 

 

 

 

Copyright, 1994

By Wayne Partain

Derechos reservados

 

 

Versiones citadas

 

El texto de Gálatas, Versión Valera Revisada (1960)

La Biblia de las Américas (LBLA)

Versión Moderna (VM)

 

Léxicos, diccionarios y Word Studies citados

 

Greek-English Lexicon of the New Testament por Grimm-Thayer

A Greek-English Lexicon of the N. T. por Bauer-Arndt-Gingrich

Interlinear Greek New Testament por George Ricker Berry

Theological Dictionary of the New Testament por G. Kittel

Expositor's Greek New Testament por Robertson Nicol

Word Studies in the New Testament por Marvin Vincent

Diccionario expositivo de palabras del N. T. por W. E. Vine

Synonyms of the New Testament por R. C. Trench

Imágenes verbales en el Nuevo Testamento por A. T. Robertson, ATR

Pequeño Larousse por Ramón García-Pelayo y Gross

 

Comentarios citados

 

The Standard Bible Commentary por J. W. McGarvey

New Testament Commentaries por David Lipscomb

Una exposición de la epístola a los gálatas por Ernesto Trenchard

Commentary on New Testament por H. A. W. Meyer

Comentario exegético y explicativo de la Biblia por Jamieson, Fausset y Brown (JFB)

Notes on the New Testament por Albert Barnes

The Interpretation of Galatians por R. C. H. Lenski

The New Testament Commentary por William Hendriksen

El Nuevo Testamento comentado por William Barclay

Commentary and Critical Notes by Adam Clarke

Comentario del Nuevo Testamento por L. Bonnet y A. Schroeder

The Living Word Commentary, por Everett Ferguson

 

 

 

 

 

 

 

 

Introducción

La identidad de los gálatas

          La palabra Galacia aparece en Hech. 16:6; 18:23; 1 Cor. 16:1; y en esta carta, 1:2. Existe mucha confusión tocante a la localidad de Galacia. Algunos comentaristas discuten las teorías de "Galacia del norte" y "Galacia del sur" y todo con poco provecho. Los ma­pas reflejan las opiniones de las personas que los hacen; por ejemplo, en La Biblia de estu­dio mundo hispano el mapa de Galacia in­cluye Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe, de acuerdo con la teoría de que la Galacia mencionada en el Nuevo Testamento es la del sur. Otros mapas excluyen estas ciu­dades; por ejemplo, en La geografía histórica del mundo bíblico el mapa de Galacia no con­tiene estas ciudades.


          Parece que el nombre Galacia se emplea en su sentido oficial, es decir, como la desig­nación de la provincia romana, y que Pablo escribe a las iglesias de Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. De las iglesias en estas ciudades Lucas habla en Hechos de los Após­toles. Si la carta no se dirige a éstas, entonces no tenemos información acerca de las iglesias a las que Pablo escribe. Es más lógico con­cluir que Pablo escribió a las iglesias conoci­das por el lector del Nuevo Testamento (Hech. 13:14, Antioquía de Pisidia; 14:1, Ico­nio; 16:1-5, Listra, Derbe y la región circun­vecina).

          Fecha

          Es imposible fijar con certeza la fecha de la carta. Se puede suponer que Pablo escribió esta carta en el mismo período de tiempo en que escribió a los romanos y la segunda carta a los corintios, porque hay mucha semejanza entre las tres, pero no tenemos información precisa para poder fijar la fecha exacta. Va­rios comentaristas creen que fue escrita en el año 57 ó 58, pero otros dicen que fue escrita más temprano.

Propósito

          Estas iglesias fueron establecidas y con­firmadas por Pablo y Bernabé, pero después entraron los judaizantes para perturbar a los discípulos y pervertir el evangelio puro (1:6-7). La palabra judaizar aparece en 2:14, y se refiere al esfuerzo de imponer la ley de Moisés (especialmente la circuncisión) sobre los hermanos gentiles para que, aparte de ser cristianos, también llegaran a ser judíos. Es importante entender que los judaizantes aceptaban a Jesús de Nazaret como el Mesías, y también aceptaban la necesidad de obedecer al evangelio, pero decían que adi­cionalmente los gentiles tenían que ser cir­cuncidados (5:2) y guardar la ley de Moisés (4:10). A través de los siglos los gentiles que querían participar en la religión del único Dios vivo, tenían que llegar a ser judíos, cir­cuncidándose y guardando la ley de Moisés. Los judaizantes decían que los cristianos gen­tiles tenían que hacer lo mismo. Lo que esto significa es que los gentiles tenían que seguir convirtiéndose en judíos si esperaban recibir las bendiciones de Dios.

          Sin duda les decían que Dios llamó a Abraham y le prometió que por medio de su simiente (los judíos) las naciones del mundo (los gentiles) serían bendecidas. Les decían que todas las promesas del Antiguo Testa­mento eran para los descendientes de Abra­ham, que les esperaba un futuro glorioso, pero que no había promesas para los gentiles aparte de los judíos. Entonces ¿cómo podían esperar las bendiciones de Dios si no llega­ban a ser judíos? Pues aun el Señor Jesucristo no salió de Palestina para ministrar a los gen­tiles, sino que se dedicaba exclusivamente a los judíos. Este Pablo que anda enseñando otra cosa (que los gentiles reciben las bendi­ciones de Dios sin llegar a ser judíos) ni siquiera conoció al Señor Jesús. El no puede probar lo que dice acerca de alguna supuesta experiencia en el camino a Damasco. Sin lu­gar a dudas la propaganda de los judaizantes era poderosa porque logró engañar a los gálatas como si tuviera la fuerza de los hechiceros (3:1).

          La enseñanza de los judaizantes era otro evangelio, un evangelio pervertido, que des­truyó la eficacia de la sangre de Cristo. Si los oponentes de Pablo hubieran ganado la victo­ria en esta controversia, la iglesia de Cristo hu­biera sido otra secta de los judíos, pero Pablo escribió esta carta dinámica para que no lo­graran su propósito.

          Pablo tuvo que defender su apostolado, porque aparentemente los judaizantes decían que él no era un apóstol con la misma autori­dad que los doce apóstoles, sino que era un apóstol en sentido secundario, habiendo aprendido el evangelio de los otros apóstoles y habiendo sido comisionado por ellos y por la iglesia de Antioquía de Siria. No podía haber armonía entre el evangelio puro predi­cado por Pablo y el evangelio pervertido predicado por los judaizantes y, por eso, éstos querían destruir la influencia de Pablo. "La verdad del evangelio" (2:5) ofrece tanto a gentiles como a judíos libertad de la ley de Moisés. Según el evangelio predicado por Pablo los gentiles pueden ser hijos de Dios y disfrutar de todos los honores, privilegios y bendiciones de Dios sin llegar a ser judíos (circuncidarse y guardar la ley de Moisés). De esta manera se hacen iguales a los judíos. Por lo tanto, los judaizantes se oponían a Pablo y pervirtieron el evangelio puro. Debido al ataque contra su apostolado, pues, Pablo presenta varios argumentos claros y fuertes para defenderlo, probando que él fue lla­mado por Dios para ser apóstol, y que recibió su evangelio por medio de revelación divina.

          En esta carta, como también en la carta a los romanos, Pablo explica la naturaleza y propósito de la ley de Moisés. Dice a los ro­manos (3:20) que "por medio de la ley es el conocimiento del pecado"; dice a los gálatas (3:24) que "la ley ha sido nuestro ayo, para lle­varnos a Cristo". Dice enfáticamente que por medio de las obras de la ley nadie puede ser justificado (2:16). A través de la carta se presenta el evangelio como el cumplimiento de la promesa a Abraham.

          Termina la carta con exhortaciones, de que no abusaran de su libertad, y especifica las obras de la carne (5:19-21), y las pone en contraste con el fruto del Espíritu (5:22, 23).

Bosquejo de la carta

I. Pablo defiende su apostolado (capítulos 1, 2).

          A. Saludos, 1:1-5.

          B. Los gálatas están alejándose de Dios y del evangelio puro (1:6-10).

          C. La evidencia de que su apostolado no era de los hombres sino de Dios, y que no fue enseñado el evangelio por los hombres sino por Dios 1:11-24.

          D. Los otros apóstoles reconocieron el apostolado independiente de Pablo, 2:1-10.

          E. Pablo denunció la conducta de Pedro, Bernabé y otros que querían judaizar, y predicó en contra de volver a la ley, 2:11-21.

II. Solamente el evangelio nos puede justi­ficar; nadie puede ser justificado por la ley (capítulos 3, 4).

          A. Reprende a los gálatas por abandonar el evangelio puro, 3:1-5.

          B. El pacto con Abraham, y la relación de la ley de Moisés con el pacto con Abraham, 3:6-18.

          C. El propósito y duración de la ley, 3:19-25.

          D. Somos hijos de Dios por medio de la fe en Cristo, y esto nos hace linaje de Abraham, 3:26-29.

          E. Bajo la ley los judíos eran como menores bajo tutores; bajo la gracia (el evan­gelio) somos hijos con todos los privilegios y derechos de hijos, 4:1-7.

          F. Exhortación contra el volver a la es­clavitud, 4:8-11.

          G. Pablo apela cariñosamente a los gálatas a que le escuchen, recordando su comunión con él cuando les predicó el evangelio, 4:12-20.

          H. Sara y Agar: la ley y el evangelio en alegoría, 4:21-31.

III. Exhortaciones para los que disfrutan de libertad en Cristo (capítulos 5, 6).

          A. Si alguno se sujeta a la ley de Moisés, se desliga de Cristo, 5:1-12.

          B. Libertad no significa licencia, 5:13-26.

          C. Restaurar a los que pecan, 6:1-5.

          D. La comunión entre los que enseñan y los enseñados y la perseverancia en el bien hacer, 6:6-10.

          E. Comentarios finales acerca de los ju­daizantes, escritos por la mano de Pablo, 6:11-17.

          F. Bendición final, 6:18.

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