Filipenses 2


          Resumen: En este capítulo Pablo en­seña la importancia de la humildad, la unidad entre hermanos, y la vida santa. Vemos aquí la relación íntima entre Pablo y sus colaboradores, Timoteo y Epafrodito. En los versículos 1-4 el após­tol les ruega a los filipenses a vivir en unidad, "cada uno estimando a los demás como superiores a él mismo". En seguida habla de la humildad de Cristo quien se humilló a sí mismo para efectuar la sal­vación del hombre, y de la exaltación de Cristo a la diestra de Dios (vers. 5-11). Luego sigue la exhortación a que se ocu­pen en su salvación, siendo luminares en este mundo (vers. 12-18). Habla del carác­ter noble de Timoteo, y les explica acerca del gran sacrificio hecho por Epafrodito, a quién les está enviando para que "al verle de nuevo, os gocéis y yo esté con menos tristeza" (vers. 19-30).

La Base De La Unidad En Cristo

I.       Efesios 4:1-6, "un cuerpo, y un Espíritu, ... una misma esperanza de vuestra vo­cación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre".

II. Filipenses 2.

          A. Hay Exhortación En Cristo, Jn. 17:21-23, para que el mundo crea; Jn. 13:35, conocerán que sois mis discípulos si os amáis unos a otros; si fijamos los ojos en Jesús habrá unidad.

          B. Hay Consuelo De Amor, 2 Cor. 5:14, el amor de Cristo nos constriñe.

          C. Hay Comunión Del Espíritu, Rom. 8:5-14; 2 Cor. 13:14; Heb. 6:4,9, significa la participación con el Espíritu Santo en las cosas de Dios, cosas celestiales.

          D. Hay Entrañas Y Compasiones, 1:8, os añoro en las entrañas de Cristo, amor íntimo, con sumo cariño; Col. 3:12; 1 Jn. 3:17; con ternura, 1 Tes. 2:7,11.

          E. La Necesidad De La Humildad Para Estimar A Los Demás, 2:5-30, Cristo, Pablo, Timoteo, Epafrodito.

          2:1 -- "Si hay ..." No expresa duda; sig­nifica "puesto que, ya que". La base de la exhortación que Pablo hace en los vers. 2-4 son estas cinco cosas: la "exhortación en Cristo", el "consuelo de amor", la "comunión del Espíritu", el "afecto en­trañable", y la "misericordia".

          -- "consolación en Cristo", "exhortación" (VM), "estímulo en Cristo" (BAS). Sobre esta base debemos crecer en la unidad, recibiendo fuerza para fortalecer los lazos hermanables. ¿Queremos recibir ayuda y aliento de nuestra relación con Cristo? Entonces, busquemos la unidad unos con otros para promover y perfeccionar esta consolación.

          -- "consuelo de amor", otra razón fuerte para promover la comunión entre hermanos. "El amor de Cristo nos cons­triñe" (2 Cor. 5:14). ¿Recibimos consuelo verdadero como cristianos? En todo acto de amor hay consuelo. Recibimos consuelo y gran felicidad cuando practi­camos el amor hacia Dios, la familia, los hermanos y los de afuera.

          -- "comunión del Espíritu". Tenemos comunión o participación en las cosas del Espíritu Santo, las cosas que "pertenecen a la salvación", Heb. 6:9. (Véanse también 2 Cor. 13:14; Heb. 6:4). Pablo recordó a los corintios de que todos los dones venían del mismo Espíritu, y por eso que de­berían estar unidos (1 Cor. 12).

          -- "afecto entrañable", 1:8; Col. 3:12; 2 Cor. 7:15 "cariño"; 1 Jn. 3:17, "corazón". La palabra "entrañable", splanchna, (literalmente, "algunas entrañas", BAS, margen) se usa como la palabra "corazón", indicando la sede de las emociones. Quiere decir afecto sincero, genuino y fer­viente (no simplemente una sonrisa débil al estrechar manos).

          La conducta enseñada en 1:27-30 re­quiere la unidad. ¿Qué esperanza de vic­toria sobre los adversarios podría tener una iglesia como la de Corinto? Her­manos en Cristo que están unidos pueden ayudarse y animarse mucho los unos a los otros, pero hermanos divididos hacen todo lo contrario.

          2:2 -- "Completad mi gozo". Véase Juan 3:29. Los filipenses ya le habían dado mu­cho gozo a Pablo, 4:1. El gozo o la tristeza de Pablo no dependía de circunstancias favorables, sino de la fidelidad de las igle­sias (2 Cor. 11:28). Pablo dice casi la misma cosa  en cuatro maneras. Com­párese 2 Cor. 13:11, texto semejante: "tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros".

          -- "sintiendo lo mismo", "siendo del mismo sentir" (BAS). Pablo desea que los hermanos tengan sus almas unidas, que haya identidad de ideas y armonía de sen­timientos, como la de los instrumentos de una orquesta perfectamente afinados, como varios relojes que suenan la hora al mismo instante, o como la cadencia de la marcha de soldados. Aquí Pablo emplea una hermosa variedad de expresiones para hacernos ver la importancia de la unidad y armonía en la iglesia. Dice Cristo (Mat. 12:25), "Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no per­manecerá". La única condición que es peor que la división es la de estar "unidos" en error. Hay muchos hermanos liberales que promueven la idea popular de "la unidad en la diversidad". Cuando el após­tol Pablo habla de la unidad con algo de diversidad, se refiere a las opiniones (Rom. 14), pero nunca enseña que puede haber unidad aunque haya diversidad de enseñanza con respecto al plan de sal­vación, el culto, la organización y la obra de la iglesia, el divoricio y segundas nup­cias, y la Deidad de Cristo; estas son doc­trinas que sí afectan la comunión entre hermanos.

          2:3 -- "Nada hagáis por contienda", erithia, "por egoísmo", margen: "rivalidad" (BAS), no buscando rango, posición, que no haya espíritu partidario. "erithia de­nota ambición, buscar uno lo propio, rivalidad, siendo la voluntariosidad una idea subyacente a la palabra; por ello, de­nota formación de partidos" (Vine). El propósito de esta clase de "contienda" es promover alguna facción. Con esta actitud algún hermano busca victoria personal sobre otro hermano(s) por medio de in­fluencia humana. Con la fuerza de números (si ha ganado a su lado la ma­yoría de los miembros), o con una exhibi­ción de inteligencia superior (argumentación sofística), vencerá a sus oponentes. Rom. 12:3,16; Gál. 6:3 deben examinarse con cuidado en conexión con este texto. Si algún hermano tiene más alto concepto de sí que el que debe tener, hay gran peligro de rivalidades y partidos (división).

          -- "por vanagloria". Véase Gál. 5:26, de­nota "gloria vacía". Es una especie de orgullo que es vacío, porque tal vanaglo­rioso quiere exaltarse a sí mismo, en lugar de buscar el bien de la congregación. El interés propio no debe ser el objetivo del cristiano.

          -- "antes bien con humildad estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo". Cada cristiano sabe sus propias faltas y debilidades, y de esta manera es fácil suponer que el otro hermano es mejor que él. La humildad impide y des­truye el deseo de ganar la primacía sobre otros hermanos. El hermano humilde no promueve su propia reputación; él busca el bien de sus hermanos. Si obedecemos este mandamiento, dará el golpe mortal a toda ambición vana. Jesús enseña que el discípulo que está dispuesto a servir es el mayor en el reino (Mat. 23:11; Mar. 9:34,35; Lucas 22:24-27).

          Sobre la humildad véanse también Hech. 20:19; Col. 2:18,23; 3:12; 1 Ped. 5:5. El cristiano humilde no se exalta a sí mismo, sino a su hermano.

          2:4 -- "no mirando cada uno por lo suyo propio". No debemos descuidar nuestro propio empleo o negocio, pero sí debemos ver más allá de los propios intereses. Rom. 12:10, "en cuanto a honra, prefi­riéndoos los unos a los otros". ¡Qué iglesia más fría cuando cada miembro está ab­sorbido en sus propias cosas y solamente piensa en sus propios deseos, derechos y planes! El cristiano es advertido contra el entremeterse en asuntos ajenos (1 Tim. 5:13; 2 Tes. 3:11; 1 Ped. 4:15), pero aquí se nos enseña a tener solicitud por los hermanos, a preocuparnos unos por otros (1 Cor. 12:25), y a buscar la manera de servirles; por ejemplo, debemos ayudar a los tiernos (los recién convertidos), a los débiles en la fe, a los descarriados (Gál. 6:1,2; 1 Tes. 5:14), y a los hermanos que tengan problemas de cualquier índole. Muchos hermanos, tanto jóvenes como también hermanos avanzados en años, necesitan de nuestra atención. Si nos ocu­pamos en esta obra del Señor, segura­mente destruiremos lo que haya de egoísmo en nosotros. "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mat. 16:24).

          2:5 -- "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús". Mat. 11:29, "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón". Cristo Jesús es el perfecto ejemplo de la humildad enseñada en los vers. 1-4. El dejó su habitación celestial y su gloria inefable para nacer en un pese­bre, tomando la forma de hombre. Fue criado en Nazaret, una ciudad desprecia­da por los de Judea (Jn. 1:46), era galileo y algunos de sus apóstoles también eran galileos. Llevó una corona de espinas, murió sobre una cruz romana como mal­hechor, y fue sepultado en un sepulcro ajeno. De esta manera nuestro Señor Je­sucristo tomó la forma más humilde de la humanidad para salvarnos y para dejarnos el ejemplo perfecto de la humildad.

          2:6 -- "el cual, siendo en forma de Dios". La Deidad de Jesús se enseña claramente en este texto (los vers. 6-11).

          -- "siendo". Esta palabra enfatiza la rea­lidad de la existencia (Hech. 16:20, "siendo judíos"; Gál. 2:14). Por eso, indica lo que se expresa más ampliamente en Juan 1:1.

          -- "forma".   La palabra "forma" viene de morphe que solamente aparece en este texto (vers. 6,7) y en Marcos 16:12, "se apareció en otra forma a dos de ellos". Según los léxicos significa "forma, figura" (Mckibben-Stockwell-Rivas); "la forma en la cual una persona o cosa se ve; la apa­riencia externa ... la forma en la cual él apareció a los habitantes del cielo" (Thayer); "forma, apariencia externa, figura" (Arndt-Gingrich).

          Pero Thayer admite que otros eruditos (como Lightfoot y Trench) dicen que "morphe forma difiere de schema figura, forma, apariencia, como aquello que es intrínseco y esencial difiere de lo que es externo y accidental" y agrega que "la dis­tinción es rechazada por muchos". (La palabra schema traduce la palabra "condición" o forma, BAS, del ver. 8).

          El Diccionario Expositivo de Vine dice, "Morphe denota la forma o rasgo distin­tivo especial o característico de una per­sona o cosa. Se usa con un significado par­ticular en NT, sólo de Cristo, en Fil. 2:6,7, en las frases 'siendo en forma de Dios' y 'tomando forma de siervo'. Una excelente definición de esta palabra es la dada por Gifford: 'morphe es así propiamente la naturaleza o esencia, no en abstracto, sino tal como subsiste realmente en el indi­viduo, y retenida en tanto que el individuo mismo existe ... Así, en el pasaje ante nosotros morphe Theou es la naturaleza divina real e inseparablemente subsistente en la Pesona de Cristo ... Para la inter­pretación de 'la forma de Dios' es sufi­ciente decir que (1) incluye toda la natu­raleza y esencia de la Deidad, y que es in­separable de ellas, ya que no podrán tener existencia real sin ella; y (2) que no in­cluye en sí misma nada 'accidental' o sepa­rable, tal como modos particulares de manifestación, ni condiciones de gloria o majestad, que pueden en un momento es­tar junto con la 'forma', y en otro mo­mento separados de ella ... El verdadero significado de morphe en la expresión 'forma de Dios' queda confirmada por su repetición en la frase correspondiente, 'forma de siervo'. Se admite univer­salmente que las dos frases son directa­mente antitéticas, y que por ello 'forma' tiene que tener el mismo sentido en am­bas' (Gifford, The Incarnation, págs. 16, 19, 39). La definición anteriormente men­cionada se aplica a su utilización en Mr 16:12, en cuanto a las maneras particu­lares en que el Señor se manifestó a Sí mismo".

          The Expositor's Greek Testament dice que la palabra morphe se refiere a la la naturaleza de Cristo, es decir, que El era divino (y llegó a ser humano). Cita 2 Cor. 8:9 como el paralelo más cercano a Fil. 2:6 y dice que en ambos Pablo se refiere al "contraste inefable entre el estado celes­tial y el estado terrenal".

          Por lo tanto, vemos que algunos erudi­tos dicen que morphe significa la forma esen­cial e intrínseca de Cristo como Dios y también como hombre, y otros eruditos dicen que la palabra significa simplemente su apariencia. Lo importante es que se afirme enfáticamente la Deidad de Cristo, antes y después de llegar a ser hombre. Los que definen la palabra "forma" como figura o apariencia no niegan la Deidad de Cristo, sino solamente aplican la palabra al "aspecto" (Juan 5:37) o gloria (Juan 17:5) de su estado preencarnado.

          Nadie puede negar que hubiera contraste entre su estado celestial y su estado terre­nal. Recuérdese sobre todo que el punto principal de Pablo es la humillación de Cristo. La encarnación de Cristo es el ejemplo supremo de la humillación, y Pablo habla de ella para que sirva de ejemplo para los cristianos (ver. 5, "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús ...").

          "Siendo en forma de Dios" se refiere, pues, o al estado divino (su Deidad) y o a la gloria que Cristo tenía con el Padre "antes que el mundo fuese" (Juan 17:5). Posiblemente la palabra se refiera a las dos cosas, porque los dos conceptos no chocan. Hay un contraste aquí entre "forma de Dios", morphe theou y "forma de siervo" morphe doulou. Cuando Cristo llegó a ser hombre, no se despojó a sí mismo de su Deidad; no dejó de ser Dios. En el cielo Cristo tuvo el aspecto de Dios (Juan 5:37); en la tierra, sin embargo, tuvo el aspecto de un siervo. Su conducta era la de un siervo, aunque demostraba ampliamente que era Dios.

          -- "no estimó el ser igual a Dios ..." Jesu­cristo siempre era y siguió siendo igual a Dios aquí en la tierra (Juan 5:18) porque El es Dios (Dios el Hijo). Véanse Rom. 9:5; Col. 2:9; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1; 1 Jn. 5:20.

          -- "como cosa a que aferrarse". Cristo no estimó el ser igual a Dios en cuanto a la majestad celestial como cosa a qué afe­rrarse o asirse fuertemente como a un premio o tesoro demasiado precioso para ser dejado aun por un tiempo corto, es decir, Cristo no rehusó humillarse. Al con­trario, estaba dispuesto a llegar a ser un hombre para morir por nosotros. Muchos (como los "testigos") quieren robar a Jesús de su Deidad. Dicen que El no es todopoderoso, y que no es eterno (estos son atributos de la Deidad). Pero nuestra salvación depende de la verdad afirmada tantas veces en la Biblia de que Cristo es eterno, y que cuando llegó a ser hombre (aceptó la naturaleza humana), no dejó de ser Dios (no dejó ni su naturaleza divina, ni sus atributos divinos). Un mero hombre no podía salvarnos.

          2:7 -- "se despojó a sí mismo". Este texto se refiere simple y sencillamente a la en­carnación de Cristo (Mat. 1:23; Juan 1:14; Col. 2:9). En el resto del versículo Pablo emplea dos gerundios para explicar clara­mente cómo Cristo se despojó a sí mismo: "tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres". "Se despojó a sí mismo"; ¿cómo? "tomando forma de siervo". ¿Cuándo? cuando fue "hecho semejante a los hombres".

          Como dice Lenski, "'Se despojó a sí mismo' es un pensamiento incompleto que nos deja con una pregunta. Pablo com­pleta el pensamiento, pero no con una declaración acerca de algo que Cristo se hubiera despojado (vaciado) fuera de sí mismo, sino por un participio (gerundio) que define el acto de despojarse: 'en que él tomó la forma de siervo', e inmediatamente dice cuándo todos estos actos ocurrieron: 'cuando llegó a ser semejante al hombre', cuando se encarnó. Todos los aoristos ... ex­presan acción simultánea" (énfasis mío, wp).

          Vine dice la misma cosa al comentar sobre la palabra kenoo (despojarse): "Las cláusulas que siguen al verbo dan la exége­sis de su significado, especialmente las frases 'forma de siervo', y 'semejante a los hombres'" (énfasis mío, wp).

          También Lange dice la misma cosa: "Es el llegar a ser hombre, o sea, la encar­nación, que se indica, como declara lo que sigue, y ya que labon (que es contem­poránea con ekenose como en Efes. 1:9, 13) debe entenderse como un límite modal del verbo (ekenose), este despo­jamiento de sí mismo es la encarnación del Señor".

          Dejó el ambiente celestial, la majestad y gloria que tenía con el Padre (Jn. 17:5) y llegó a ser hombre. ¿Cómo se vio Jesús aquí en la tierra? Como hombre, como in­ferior a los ángeles. ¿Por qué aceptó esta forma humilde? Para dar su cuerpo por nuestros pecados (Heb. 2:14,15; 10:4-10).

          Pero su humillación no afectó en lo más mínimo su Deidad. Se refiere únicamente a su gran humillación en la encarnación, de que vino a ser hombre para poder morir por nosotros y así salvarnos de los pecados. Dios no podía morir por nosotros, porque Dios no puede morir. Los ángeles no podían morir por nosotros. El hombre no podía morir por sus propios pecados porque todos los hombres han pecado (Rom. 3:23). La sangre de animales no puede quitar los pecados (Heb. 10:4). En­tonces, ¿cuál era la solución? Dios llegó a ser hombre para poder morir por nosotros. No había y no hay otro plan de salvación. Los que rechazan el sufrimiento vicario de Cristo terminantemente re­chazan la salvación de sus almas.

          La gran verdad de la humillación de Je­sucristo, una verdad tan sublime, es usada por los "testigos" como arma contra Cristo para atacar su Deidad y blasfemar su santo nombre. (Todo "testigo" se arrepentirá de su blasfemia cuando muera).

           Cristo no menospreció en ninguna manera la exaltación que gozaba con el Padre, pero su misión terrenal era de tanta importancia que estaba dispuesto a hacer este sacrificio.

 

La Deidad De Cristo

Sus Atributos

          Algunos hermanos "conservadores" (hermanos que se oponen al institu­cionalismo, la iglesia patrocinadora, etc.) están enseñando (1990-1991) que cuando Cristo llegó a ser hombre, "se despojó" a sí mismo de sus atributos divinos; es decir, que desde su nacimiento y hasta su resu­rrección siguió siendo "la persona de Dios" (la esencia de Dios) pero sin los atributos de la Deidad. Este error se ha enseñado en dos periódicos: Faith and Facts, y With All Boldness. La edición de octubre, 1990 de Faith and Facts se dedica a este tema, y las citas dadas en la revisión ésta son de la misma. (No afirmo que todo hermano que escriba artículos en estos dos periódicos enseñan este error, pero para ser breve digo "los hermanos ff/wab" para indicar a los que sí lo enseñan.)

          ¿Cómo se explica la Deidad? ¡Cuántas veces hemos explicado la Deidad enu­merando los atributos de Dios (Deidad)! ¿Cuáles son sus atributos? Su eternidad, inmutabilidad, omnipotencia, omniscien­cia, omnipresencia, perfecto amor, per­fecta justicia, perfecta santidad, es el Creador, el único que es adorado, el único que perdona pecados,  etc.

          El error principal de los hermanos ff/wab se basa en una interpretación erró­nea de Fi­lipenses 2:6, 7. Dice Pablo que Cristo "siendo en forma de Dios, no es­timó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho seme­jante a los hombres". La expresión "se des­pojó a sí mismo" se explica inmediata­mente en los dos gerundios que siguen; es como si Pablo hubiera dicho "es decir, tomando forma de siervo" y luego diciendo cuándo lo hizo: cuando fue "hecho seme­jante a los hombres".

          El texto no dice que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos. Es increíble que nuestros hermanos en Cristo -- hermanos que profesan ser hermanos "conservadores" -- afirmen que Cristo podía ser Deidad y al mismo tiempo des­pojarse a sí mismo de los atributos de la Deidad. (Estos hermanos son culpables de "doble hablar", 1 Tim. 3:8, porque dicen que Cristo no dejó de ser Dios y luego se contradicen afirmando que se despojó a sí mismo de los atributos de la Deidad).

          La palabra "atributo" significa "cada una de las cualidades de un ser ... Teol. Cualquiera de las perfecciones propias de la esencia de Dios: la omnipotencia es un atributo de Dios" (Larousse). ¡Es absurdo decir que Cristo era Dios sin los atributos de Dios! ¿Puede alguno ser "hombre" sin los atributos de hombre? Hablar así es hablar locura.

Lo Que La Biblia Enseña Acerca De La Deidad De Cristo

          Mat. 1:23, "Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros". Cons­tantemente Jesucristo lo demostró a través de su vida al demostrar sus atributos divinos.

          Juan 1:1,14 "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios ... Y aquel Verbo fue he­cho carne, y habitó entre nosotros (y vi­mos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad". El mismo Verbo que era con Dios y era Dios fue hecho carne. No era el Verbo sin sus atributos, sino el mismo Verbo que era con Dios y era Dios desde la eternidad.

          Col. 2:9, "Porque en él habita corpo­ralmente toda la plenitud de la Deidad". Con esta afirmación Pablo refuta a los fal­sos maestros que decían que Cristo no podía ocupar un cuerpo físico porque, según ellos, el cuerpo es pecaminoso y, por lo tanto, (decían) que Jesús era simple­mente un hombre. Ahora algunos de nues­tros propios hermanos que profe­san ser "conservadores" han caído en la misma trampa diciendo que Cristo, en cuanto a sus atributos, era simple­mente un hombre (que no poseía ningún atributo divino durante su vida terrenal).

          Estos hermanos están divididos sobre esta cuestión: algunos dicen que Cristo poseía los atributos divinos cuando estuvo en la tierra, pero que nunca los de­mostraba, es decir, que no hizo ni siquiera un solo acto de Deidad aquí en la tierra. Entonces, ¿con qué propósito afirman que los poseía?

                   El Inmutable Cristo

          Heb. 13:8 dice, "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos"; es decir, Jesu­cristo es inmutable (no cambia). Pero la implicación y consecuencia de la doctrina de los hermanos ff/wab son que el in­mutable Cristo fue el "mutable Cristo" durante unos treinta y tres años de su exis­tencia; que el "eterno Cristo" dejó de ser eterno durante ese tiempo. Re­cuérdese que la eternidad y la inmutabili­dad son dos atributos inherentes de la Deidad; por lo tanto, si Cristo dejó sus atributos divinos cuando vino a la tierra, dejó su eternidad y su inmutabilidad. Que yo sepa no hay ningún hermano liberal que acepte tal in­sensatez. Estos hermanos "conservadores" son más liberales que muchos de los her­manos liberales.

          Los hermanos ff/wab dicen que el único poder sobrenatural poseído por Je­sucristo fue el poder recibido del Espíritu Santo y del Padre; es decir, Jesucristo no tenía ni autoridad ni poder inherentes du­rante su vida terrenal, sino que solamente com­partía el poder sobrenatural con los profe­tas, apóstoles y otros que recibieron poder de Dios. Dicen que a pesar de lo que Juan 2:24, 25 afirma, Jesucristo no era más om­nisciente que Pedro (Hech. 5:1-11; 8:21-23), y que a pesar de lo que Mar. 2:5-7 afirma, Jesucristo no podía per­donar pecados como Dios, sino sola­mente como lo hacían los apóstoles (Jn. 20:22, 23). Parece que estos hermanos "conservadores" han estudiado con los "testigos", porque comparten su deseo de menospreciar -- y aun blasfemar -- a Cristo.

          Juan 20:30, 31 dice, "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están es­critas en este libro. Pero éstas se han es­crito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre". Jesús hizo señales para demostrar sus atributos de Deidad. El no hizo señales para probar que El era "la persona de Dios", como afirman los hermanos ff/wab Esta expresión humana usada por estos hermanos no significa nada. No es bíblica. La Biblia dice que Cristo es Dios (Mat. 1:23; Jn. 1:1, 2; Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1). Cristo hizo señales para de­mostrar los verdaderos atributos divinos, las cuali­dades inherentes e inseparables de Dios.  Así también El sabía los pen­samientos de los hombres y El perdonó pecados para demostrar los atributos de Dios que El poseía estando aquí en la tierra.

El Propósito De Los Hermanos FF/WAB Es Combatir El Calvinismo En La Iglesia

          El periódico Faith and Facts ha tomado la de­lantera en la lucha contra el calvi­nismo en la iglesia de Cristo y, por esto, tiene mucha influencia. (El periódico With All Boldness es más nuevo). Este servidor también ha participado en esta lucha. He predi­cado pública y privadamente, en el púlpito y por la hoja impresa, contra el calvi­nismo. No solamente he expuesto los errores del calvinismo original, sino tam­bién las doctrinas secundarias aceptadas por algunos hermanos, tales como "el perdón automático", "la limpieza con­tinua", "que los pecados de la flaqueza y de la ignorancia no se cargan al cristiano", "que el hombre tiene que pecar por causa de su naturaleza pecaminosa", "que tiene que pecar para cumplir la Escritura", etc. Por lo tanto al exponer la herejía de los hermanos ff/wab no me identifico de ma­nera alguna con los que simpatizan con al­gunos aspectos del calvinismo.

          Se explica esto porque una táctica car­nal de los hermanos ff/wab es la de acusar a los que resisten su nueva doctrina de ser "closet calvinists" (calvinistas a escondi­das), pero estoy dedicado a una lucha fuerte y continua contra todo aspecto del calvinismo, y también contra toda doctrina que niega la Deidad de nuestro Señor Je­sucristo.

          Estos hermanos enfatizan mucho la humanidad de Cristo y afirman que El fue tentado como hombre, para negar la doc­trina calvinista de que el hombre tiene que pecar porque nació con una naturaleza corrupta. La Biblia enseña claramente la humanidad de Cristo (Fil. 2:7; Heb. 2:14, 17; 4:15, 16; 1 Tim. 2:5). El fue tentado como hombre, porque Dios ni siquiera puede ser tentado (Sant. 1:13). Por lo tanto, Cristo -- como Deidad -- no podía ser tentado.

          Es en extremo absurdo negar la Deidad de Jesucristo para enfatizar su hu­manidad.

Algunas Citas Del Periódico "Faith And Facts" (Oct., 1990)

          "Cristo Se Despojó A Sí Mismo De Los Atributos De La Deidad"

          Dice un hermano (comentando Fil. 2:7): "He was still 'himself.' But he 'divested' (Macknight) himself of the at­tributes, powers, rights or characteristics of deity. Some brethren, along with de­nominational exegetes, are wont to argue that this emptying is only partial; that there are some things which he did while upon the earth that were the result of his deity, beyond the powers and attributes of humanity. I take it that the passage means just what it says, nothing more or less. I have no right to list excep­tions where the Lord has given none" (página 25).

          Traducción: "El era todavía 'él mismo'. Pero él 'desvistió' (Macknight) a sí mismo de los atributos, poderes, derechos o ca­racterísticas de la deidad. Algunos her­manos, junto con exegetas denomina­cionales, suelen argumentar que este vacia­miento es solamente parcial; que había algunas cosas que él hizo durante el tiempo que estaba en la tierra que fueron el resultado de su deidad, más allá de los poderes y atributos de la humanidad. Yo entiendo que el pasaje significa justa­mente lo que dice, ni más ni menos. No tengo el derecho de alistar excepciones donde el Señor no las ha dado".

          Fil. 2:5-7 es el texto principal usados por los hermanos ff/wab. Dice Pablo, "Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres". Este texto no dice que Cristo se despojó a sí mismo "de" algo, ni mucho menos que "vació" los atributos de Deidad. El hermano dice que "el texto significa justamente lo que dice", pero ¡el texto no dice lo que él dice! El concepto del hermano es total­mente ajeno a lo que Pablo dice en este texto. Pablo usa el verbo "se despojó" y luego inmediatamente emplea dos gerun­dios para explicar lo que significa el verbo "se despojó" y para probar su afirmación. Cristo "se despojó a sí mismo". ¿Cómo? "tomando forma de siervo". ¿Cuándo? cuando fue "hecho se­mejante a los hom­bres". La expresión "se despojó a sí mismo" no es un pensamiento completo; tiene que explicarse, y Pablo mismo lo ex­plica en la misma frase.

          Además, el verbo ekenosen (se despojó) es seguido por dos gerundios (morphen doulou labon, tomando forma de siervo y en omoiomati anthropon genomenos, hecho semejante a los hombres), los cuales expli­can y limitan el verbo (se despojó) y lo prue­ban. Los gerundios son "gerundios de modo" que explican cómo o en qué sen­tido Jesús se despojó a sí mismo. Una ver­sión inglesa introduce los gerundios con la palabra "by" (por): "by taking the nature of a servant" ("por tomar la naturaleza de un siervo") (The Twentieth Century New Testament). Esta versión expresa la idea correctamente, pues los gerundios expli­can y limitan cómo Jesús se despojó a sí mismo.

          Compárese Efes. 1:7- 9, "... su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia", ¿cómo? ver. 9, "dándonos a conocer el misterio de su vo­luntad". El gerundio explica y limita el verbo.

          Es una violación grave de este texto afirmar que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (una cosa comple­tamente imposible). Los gerundios expli­can el límite de la acción del verbo.

          Este texto es simplemente una hermosa declaración de la encarnación de Cristo, y Pablo dice esto para ilustrar la humildad que debemos manifestar unos para con otros (Fil. 2:1-14).

          Cristo, el Verbo, fue hecho carne, llegó a ser hombre y siervo de hombres, humi­llándose al máximo para salvarnos, pero los "testigos" y algunos hermanos "conservadores" usan este mismo texto para negar la Deidad de Cristo. ¡Increíble!

          Obsérvese que el hermano dice que "Algunos hermanos, junto con exege­tas denominacionales, suelen argumentar que este vaciamiento es solamente par­cial; que había algunas cosas que él hizo du­rante el tiempo que estaba en la tierra que fueron el resultado de su deidad, más allá de los poderes y atributos de la hu­manidad"; es decir, según el hermano, Je­sucristo no demostró aquí en la tierra ningún atributo divino ni hizo cosa al­guna en calidad de Dios; que cuando conoció lo que había en el hombre (Jn. 2:24, 25) lo hizo como hombre; que cuando perdonó pecados (Mar. 2:5), lo hizo como hombre; que cuando la gente vio a Cristo como un mero hombre vio al Padre (Jn. 14:9); que cuando calmó la tempestad, lo hizo como hombre, como los apóstoles que recibieron poder sobre­natural del Padre o del Espíritu Santo. Todo el propósito de estos hermanos es reducir a Jesucristo al estado de un mero hombre.

          El propósito principal de Mateo, Mar­cos, Lucas y Juan se expresa en Juan 20:30, 31; registran las señales que Jesús hizo probar que El es el Hijo de Dios (Dios el Hijo). Las señales de Jesús son una demostración amplia de sus atributos divinos (los atributos de Dei­dad). Mucha gente que vio esta de­mostración de sus atributos divinos se convenció de que Je­sucristo es el Hijo de Dios (Dios el Hijo) y varias personas lo confesaron. Sin em­bargo, dicen los hermanos ff/wab que la gente creía que Jesús es el Hijo de Dios simplemente porque El decía que lo es, y que las señales lo confirmaron. Según es­tos hermanos, Jesús no hizo señal alguna como Dios, sino solamente como hombre. ¿Cómo, pues, podía la gente creer en El como Dios si no hizo nada como Dios?

          Enseñan los hermanos ff/wab que Jesús era -- en cuanto a sus obras y en­señanzas -- igual a los apóstoles y profe­tas.

                   "Jesucristo Perdonó Pecados, Pero Solamente Como Lo Hicieron Los Apóstoles"

          Dice el mismo hermano: "Furthermore, through God's will the apostles, men, not deity, were told: 'Receive ye the Holy Ghost: whosoever sins ye forgive, they are forgiven unto them' (Jno 20:23). If men could do so, I deem it possible that Christ as a man could do it." (Página 27).

          Traducción: "Además, por la voluntad de Dios los apóstoles, hombres, no deidad, fueron dichos: 'Recibid al Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos' (Jn. 20:23). Si los hombres podían hacerlo así, yo considero que es posible que Cristo como hombre podía hacerlo".

          El hermano trata de ser consecuente. Habiendo afirmado que Cristo se despojó a sí mismo de todos los atributos de Dei­dad, y sabiendo que la autoridad de per­donar pecados es un atributo de Dios, él se siente obligado a decir, "Sí, Cristo se despojó a sí mismo de este atributo tam­bién". El hermano tiene que admitir que para ser conseucente tiene que enseñar que cuando Cristo vivió en la tierra, El no podía perdonar pecados por su propia au­toridad.

          Pero los judíos entendieron perfecta­mente que Jesucristo hizo el papel de Dios cuando perdonó al paralítico. "Cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?" (Mar. 2:6, 7). Es verdad que solamente Dios puede per­donar pecados. Los após­toles pudieron atar y desatar (Mat. 16:19; 18:18) en el sentido de predicar el evan­gelio de Dios inspirado por el Espíritu Santo. Las pala­bras "atar y desatar" equi­valen a perdonar o no perdonar. Pedro podía emplear las llaves del reino para "abrir" las puertas del reino por medio de la predicación inspi­rada por el Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 2:4). Los apóstoles podían "perdonar pecados" solamente en el sentido de ser embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20) que nombraron los requisitos enseñados por Dios para poder obtener el perdón. Ellos no podían perdonar peca­dos por su propia autoridad, pero Cristo sí podía hacerlo. Los apóstoles nunca fueron acusados de blasfemar porque nunca di­jeron a nadie, "te perdono".

 El tenía la autoridad inherente de Dios para perdonar. Los que niegan esto nie­gan a Cristo (Mat. 10:32, 33), porque nie­gan esta demostración de un verdadero atributo de Dios.

          En seguida se examina la doctrina de los hermanos ff/wab, punto por punto. Los siguientes encabezados, escritos entre comillas, presentan la doctrina de ellos:

"Cristo No Podía Resucitar Por Su Propio Poder"

          Sigue la afirmación del hermano: "The record clearly states that it was not Jesus' own power of deity which raised him from the tomb. One passage is sufficient on the point. 'This Jesus did God raise up, whereof we all are witnesses'. (Acts 2:32). When Jesus emptied himself to come in human flesh he depended upon God to give him life after death, and not on his own power as deity to rise up. He was a human, a man, that he might be mediator between God and man (1 Tim. 2:5)." Página 28.

          Traducción: "El registro dice clara­mente que no fue el poder propio de Jesús de deidad que lo resucitó del sepul­cro. Un pasaje es suficiente sobre el punto. 'A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos' (Hechos 2:32). Cuando Jesús se despojó a sí mismo para venir en carne humana él dependió de Dios para darle vida después de la muerte, y no sobre su propio poder de deidad para resucitar. El era un ser humano, un hombre, para que pudiera ser mediador entre Dios y el hombre (1 Tim. 2:5)".

          Es increíble que el hermano dijera esto después de leer y citar tantas veces lo que Jesús dice en Jn. 2:19, 21 ("Destruid este templo, y en tres días lo levantaré ... Mas él hablaba del templo de su cuerpo") y Juan 10:17, 18 ("yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo: Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre").

          El Padre y el Hijo siempre eran y son uno en su propósito y en su obra (Jn. 17:21). Cristo se identificó con el Padre repetidas veces durante su ministerio per­sonal. La voluntad del Padre siempre era y es la voluntad del Hijo. La comunión en­tre los dos era perfecta cuando Jesucristo vivió en la tierra; nunca fue destruida ni por un momento. Gozaban de una per­fecta unidad.

          Por lo tanto, el Hijo hace lo que el Padre hace. El Hijo hace la obra del Padre. El Padre levantó el cuerpo de Cristo y Cristo levantó su propio cuerpo. Es en ex­tremo absurdo afirmar que Cristo no tenía el poder de levantar su cuerpo del sepul­cro.

          En cuanto a ser Jesucristo nuestro Me­diador, hubiera sido imposible que El -- como un mero hombre -- llegara a ser nuestro Mediador. El es Emanuel, Dios con nosotros. Dios llegó a ser hombre para ser nuestro Salvador y nuestro Media­dor. Como un mero hombre, aunque hombre perfecto, no pudiera habernos salvado ni tampoco hubiera po­dido servir como nuestro Mediador.

          No es posible que comprendamos la encarnación de Cristo, pero podemos aceptarlo por fe. Esta doctrina no debe causar problema alguno para nosotros. Cristo tenía todos los atributos de Dios y todos los atributos de hombre. El ver­dadero Dios vino a ser verdadero hombre también.

"La Deidad De Jesús No Fue Confirmada Por Sus Milagros"

          Dice otro hermano: "Brother ____________ makes a reasonable case from John 3:34 that Jesus at His baptism was endowed with the Spirit and by the Spirit was able to work miracles, discern men's hearts, give revelation, etc. To sub­stantiate his case __________ offers the follow­ing verses as proof that Jesus at­tributed His miraculous powers to a divine power outside of Himself (Jn. 5:30; 6:38; 7:16, 28; 8:28; 12:49; 14:10; 17:7-9). The fact that Jesus had certain of these powers no more substantiated His deity, than the fact that Moses, Elijah or Peter having these miraculous powers established they were divine." (Página 33).

          Traducción: "El hermano ___________ hace un argumento razonable sobre Juan 3:34 que cuando Jesús fue bautizado El fue dotado con el Espíritu y por el Es­píritu podía obrar milagros, discernir corazones de hombres, dar revelación, etc. Para confirmar su caso _______ ofrece los siguientes versículos como prueba de que Jesús atribuyó sus poderes milagrosos a un poder divino aparte de sí mismo (Jn. 5:30; 6:38; 7:16, 28; 8:28; 12:49; 14:10; 17:7-9). El hecho de que Jesús tenía cier­tos de estos poderes no confirmó su dei­dad más que el hecho de que Moisés, Elías o Pedro tenían estos poderes mila­grosos confirmó que ellos eran divinos".

          Estos textos enfatizan la unidad per­fecta entre el Padre y el Hijo. La comu­nión entre el Padre y el Hijo siempre ha sido perfecta. Cristo se identificó con el Padre repetidas veces para afirmar su propia Deidad. La expresión "Hijo de Dios" significa que Cristo es Dios el Hijo, que es lo mismo que el Padre, igual al Padre, de la misma naturaleza que el Padre (Heb. 1:3). Cristo es eterno y no tuvo origen; no es "Hijo" en el sentido de descendiente. "Hijo" significa "lo mismo", la misma naturaleza, teniendo todos los atributos de Dios. "En él habitó corporal­mente toda la plenitud de la dei­dad" (Col. 2:9).

          Los judíos sabían que el Padre es Dios y, por lo tanto, era necesario convencerles que el Hijo tam­bién es Dios. Cristo hizo las obras del Padre (Jn. 10:37), demostrando los atribu­tos de Deidad, para convencer a los judíos y a todo el mundo que El es Dios. Si Cristo hubiera estado en el mundo sin los atributos de Deidad (cosa imposible desde luego), no pudiera haber probado que era Deidad. No bastaba con simplemente decir que era Dios. La única manera de probar su Deidad era de­mostrar que El poseía los atributos divi­nos, y lo hizo repetidas veces. Cristo era y es igual al Padre (Jn. 5:18), fue adorado por hom­bres y ángeles como el Padre (Jn. 5:23) y los que vieron al Hijo vieron al Padre (Jn. 14:9). Los judíos entendieron que cuando Jesucristo llamó a Dios "Padre" se hizo a sí mismo igual a Dios (Jn. 5:18), que siendo hombre se hizo Dios (Jn. 10:33).

          Los milagros de Moisés, Elías y los apóstoles confirmaron su mensaje (Mar. 16:20; Heb. 2:3, 4), pero ellos no podían hacer las obras del Padre como las hizo Jesucristo. Los profetas y apóstoles no sabían los pensamientos de los hombres (Jn. 2:24, 25; Mat. 9:4; 12:25; Luc. 5:22; 11:17) ni mucho menos podían perdonar pecados por su propia autoridad como lo hizo Jesús (Mar. 2:5). ¿Qué profeta o apóstol jamás ha dicho, "El que ha visto a mí, ha visto al Padre"? (Jn. 14:9). Los pro­fetas y apóstoles no eran eternos e in­mutables como Cristo (Heb. 13:8); no vinieron desde el cielo como El. "El que de arriba viene, es sobre  todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre to­dos. Y lo que vio y oyó, esto testifica" (Juan 3:31,32). Los apóstoles y profetas no vinieron del cielo y no habían visto cosas celestiales, pero Cristo era testigo ocular de lo que El testificaba.

          Este hermano cita varios tex­tos para probar que Jesucristo era sim­plemente un hombre que recibió ciertos poderes del Padre. El cree que Juan 3:34 dice que el Espíritu Santo fue dado a Je­sucristo sin medida. El texto no dice esto, pero varios textos afirman que Cristo recibió poder, enseñanzas, etc. del Padre y del Espíritu Santo, pero el hermano no cita Juan 16:7 que dice que Jesucristo envió al Espíritu Santo. Si los textos citados por el hermano indi­can que Cristo, por recibir algo del Padre o del Espíritu Santo, no tenía los atributos de Deidad, entonces Juan 16:7 indica que tampoco los tiene el Espíritu Santo, porque Cristo lo envió. Tal con­clusión es absurda como también el argu­mento del hermano es absurdo.

          La palabra "Dios" es plural. Gén. 1:26, "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen". "Dios en tres personas, bendita Trinidad". La palabra "Trinidad" no está en la Biblia (como la palabra "Biblia" no está en la Biblia), pero sim­plemente quiere decir que hay tres per­sonas en la Deidad y esta verdad no se puede refutar. Cada Persona de la Deidad tiene su función pero son uno en su divino propósito y obra.

"Jesucristo Era Un Ser Híbrido"

          Dice un hermano (página 49): "They insist that he did not live among us as a man, but as some hybrid being - 'God/man'."

          Traducción: "Ellos insisten en que él no vivió entre nosotros como un hombre, sino como algún ser híbrido - 'Dios/hombre'".

          Los "testigos" usan esta palabra ("híbrido") para despreciar a Cristo: "Neither was Jesus a combination of the two natures, human and spiritual. The blending of two natures produces neither the one nor the other, but an imperfect, hybrid thing." (Studies in the Scriptures, Volume V, p. 179).

          Traducción: "Tampoco era Jesús una combinación de las dos naturalezas, hu­mana y espiritual. El armonizar las dos naturalezas no produce ni la una ni la otra, sino una cosa imperfecta, híbrida".

          El "Cristo" de los "testigos" y de estos hermanos nunca existió.

Un Diagrama Preparado Por Otro Escritor De FF/WAB

          En la página 88 del periódico aparece un diagrama que afirma abierta y clara­mente que Cristo se despojó a sí mismo de los atributos de Deidad cuando llegó a ser hombre. El especifica los siguientes atri­butos: los poderes de Dios, la igualdad, la gloria, la imposibilidad de ser tentado, la omnipotencia, la omnisciencia y la om­nipresencia. En seguida el hermano pre­senta algunas objeciones a la doctrina de él con su respuesta.

 

Algunas Objeciones A La Enseñanza De Este Hermano Citadas Por El, Junto Con La Respuesta De El.

          Objeción (no. 1): "Christ is called God" ("Cristo es llamado Dios").

          Respuesta del hermano: "Yes, Christ was, is and ever will be God, the very per­son of deity. To accept Paul's statement that Christ emptied himself of his divine at­tributes does not deny the fact that Christ was the person of God in the flesh."

          Traducción: "Sí, Cristo era, es y siem­pre será Dios, la misma persona de dei­dad. Aceptar la afirmación de Pablo que Cristo se despojó a sí mismo de sus atribu­tos divinos no niega el hecho de que Cristo era la persona de Dios en la carne".

          Estos hermanos se engañan solos creyendo que no están negando la Deidad de Cristo porque afirman que Cristo siguió siendo "la persona de Dios" pero sin sus atributos de Deidad. La expresión "la persona de Dios" no es lenguaje bíblico. Ellos afirman algo que no pueden probar con la Biblia. La Biblia no dice lo que ellos dicen. La Biblia no habla de "la persona de Dios" aparte de los atributos de Dios. Tal concepto es completamente erróneo. Es simplemente otro diseño de Satanás para negar a Cristo.

          Objeción (No. 2): "Christ could not be God without the attributes or powers of God." Traducción: "Cristo no podía ser Dios sin los atributos o poderes de Dios".

          Respuesta del hermano: "This presump­tion contradicts Paul's plain statement concerning Christ Jesús, ... (Phil. 2:6-7). Further, it contradicts the plain and sim­ple statements of Christ in the gospels, which affirm that Christ did not have all the divine attributes or pow­ers in the flesh on earth (glory, John 17:5; omniscience, Mk. 13:32; omnipotence, Mt. 28:18 (the power over all things was given to him af­ter his resurrection); omnipres­ence, Eph. 4:10)."

          Esta objeción a la doctrina del hermano es perfectamente legítima. Es la pura ver­dad. Cristo no podía ser llamado Dios si no tenía (por treinta y tres años) los atri­butos de Dios. En primer lugar el in­mutable Cristo no podía y no puede cam­biar; lo que afirman estos hermanos es una verdadera imposibilidad. Cristo no podía y no puede dejar de ser lo que es. ¿Puede Dios el Padre despojarse a sí mismo de sus atributos de Deidad? ¿Puede el Espíritu Santo despojarse a sí mismo de sus atributos de Deidad? Si Dios deja de tener sus atributos de Dios ¿todavía será Dios? ¿Puede el hombre des­pojarse de los atributos humanos y seguir siendo hombre?

          Pablo no dijo en Fil. 2:7 que Cristo se despojó a sí mismo "de" algo, ni mucho menos de sus atributos divinos. La expre­sión "se despojó a sí mismo" no es un pen­samiento completo, sino que tuvo que ser explicado, y Pablo lo explicó inmediata­mente, empleando dos gerundios para ex­plicar el verbo "despojarse", diciendo, "tomando forma de siervo, hecho seme­jante a los hombres". El simplemente se refiere a la encarnación de Cristo y lo hace en forma bien clara.

          En seguida examinaremos los atributos que, según el hermano, Cristo dejó:

          La gloria. Cristo no se despojó a sí mismo de la gloria que es un atributo in­herente de la Deidad; tal cosa hubiera sido imposible. El no estaba sin gloria aquí en la tierra (Jn. 1:14; Mat. 17:2, etc.). Pero El dice en Jn. 17:5, "Ahora, pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese", dando a entender que ahora pronto dejaría el cuerpo físico que por cierto no era tan glorioso como su es­tado celestial. Pablo dice, "el cual trans­formará el cuerpo de la humillación nues­tra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya" (Fil. 3:21).

          La omnisciencia. El hermano cita Mar. 13:32 ("Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre") para probar que Jesucristo había abandonado su omnisciencia. El hermano no toma en cuenta que si este texto niega la omni­sciencia del Hijo, también niega la omni­sciencia del Espíritu Santo, porque Cristo dice "nadie sabe". Lo que prueba dema­siado no prueba nada. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno en su propósito y en su obra, pero cada Quien tiene su función. Cristo dice claramente (Hech. 1:7) que la prerrogativa del Padre fija "los tiempos y las sazones". Lo que Jesús dice en Mar. 13:32 no tiene nada que ver con la omnisciencia, sino con el papel de cada Persona de la Deidad.

          La omnisciencia de Jesucristo se ha afirmado clara y enfáticamente en Jn. 2:24, 25; Mat. 9:14; 12:25; Luc. 5:22; 11:17, etc. Los hombres inspirados no eran omniscientes. No había "don de om­nisciencia" entre los nueve dones del Es­píritu Santo (1 Cor. 12:8-10).

          Pedro dijo la pura verdad cuando dijo, "Señor, tú lo sabes todo" (Jn. 21:17). El no dijo "Señor, tú y yo lo sabemos todo". Los hermanos ff/wab citan Hech. 5:3; 8:21-23, y afirman que Pedro era tan omnisciente que Cristo. Obviamente el Espíritu Santo reveló a Pedro lo que hicieron Ananías y Safira, y en cuanto a Simón, su misma pregunta indicó lo que pensaba y qué clase de carácter tenía. Pero estos textos no afirman que Pedro era omnisciente, ni que sabía los pen­samientos y conocía el carácter de Ananías y Safira. Todo el mundo sabe los pen­samientos y hechos de otros cuando se demuestran en su con­ducta, pero Cristo no tenía que ver ningún hecho para saber los pensamientos de los hombres, porque El era y es omnisciente.

          La omnipotencia. A través de su minis­terio Cristo demostró claramente los atributos de Deidad. El no hizo señales que eran simplemente "señales de após­tol" (2 Cor. 12:12), sino las señales que demostraron su Deidad. Los apóstoles no  perdonaron pecados por su propia autori­dad, ni sabían los pen­samientos de los hombres, ni fueron adorados. Cuando los judíos vieron a Cristo vieron al Padre (Jn. 14:9), pero cuando vieron a los apóstoles, no vieron al Padre.

          Los "testigos" leen Mateo, Marcos, Lu­cas y Juan y concluyen que Jesucristo no era Dios, sino solamente "un dios". Los hermanos ff/wab leen Mateo, Marcos, Lu­cas y Juan y  dicen que Jesucristo no hizo un solo acto de Deidad en la tierra. Tanto la enseñanza de estos hermanos como la de los "testigos" hacen burla de los cuatro libros inspirados que enseñan que Jesu­cristo demostró claramente -- en su vida, en su doctrina, y en sus obras -- los atribu­tos de Deidad.

          ¿Qué diferencia había entre las obras de Cristo y las de los apóstoles? Según los hermanos ff/wab, no había diferencia al­guna. Afirman que  las señales de Jesu­cristo probaron que El era el Hijo de Dios porque El dijo ser el Hijo de Dios, y que las señales de los apóstoles probaron que fueron enviados por Dios, porque es lo que ellos dijeron. Recuérdese que estos hermanos afirman que Jesucristo no podía hacer señal alguna por su propia autori­dad como Hijo de Dios, sino que El -- al igual que los apóstoles y profetas -- ac­tuaba solamente como hombre que recibió poder del Padre y del Espíritu Santo.

          La omnipresencia. El hermano cita Efes. 4:10 ("El que descendió ... también subió") y Mat. 8:24 (Cristo estuvo en una barca) para probar que Cristo no era om­nipresente cuando estuvo en la tierra. Desde luego el cuerpo de Jesús estuvo en un sitio a la vez, pero Cristo, Dios el Hijo, no estaba limitado a un cuerpo físico. Nuestra mente finita no puede compren­der cómo la presencia de Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo) llena el universo, pero lo aceptamos por fe. Cristo nunca dejó de ser Dios cuando llegó a ser Jesús de Nazaret y uno de sus atributos es la omnipresencia. Sería bueno volver a leer 1 Reyes 8:27, "Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?" Dice Cristo (Mat. 18:20) cuando todavía estaba en la carne, "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos". El usa verbos del tiempo presente: "están" y "estoy". ¿Quieren estos hermanos afirmar que Jesucristo no podía hacer lo que prometió hacer (estar con dos o tres de sus discípulos congregados en cualquier sitio) durante su ministerio personal?

 

          Obsérvese lo que dice Juan 1:18, "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer" y Juan 3:13, "Nadie subió al cielo, sino que el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo". En cuanto a su Deidad, Cristo no dejó de estar en el cielo cuando ocupó el cuerpo de Jesús. El es omnipresente, pre­sente en todo lugar. (Dice La Biblia de las Américas en el margen que "Los mss. más antiguos no incluyen: que está en el cielo", pero aun así incluye esta frase en el texto porque coincide con todo lo que Juan afirma acerca la Deidad de Jesu­cristo).

          Comentario adicional por el hermano: "Does a man stop being a man because he loses the human attribute of locomotion, of manual manipulation and a host of other powers. Although a paraplegic loses these human attributes or powers, he re­mains the same person and he is still a man. The powers or attributes of God do not make the person of God. Christ's emptying himself of these powers, did not extinguish his person and identify as God."

          Traducción: "¿El hombre deja de ser hombre porque pierde el atributo humano de la locomoción, de la manipulación manual y una hueste de otros poderes? Aunque un parapléjico pierde estos atri­butos o poderes humanos, él sigue siendo la misma persona y todavía es un hombre. Los poderes o atributos de Dios no hacen la persona de Dios. El despojarse Cristo de estos poderes no extinguió su persona e identidad como Dios".

          En este párrafo el hermano se atreve -- con plena impudencia -- a pintar la ima­gen exacta de su concepto de Cristo. Según él la "deidad" de Cristo es una "deidad" parapléjica o paralizada; es de­cir, Jesucristo no podía -- por su propio poder o autoridad -- hacer ninguna cosa divina. No podía hacer ningún milagro, ni echar fuera demonios, andar sobre el agua, saber pensamientos humanos, per­donar pecados, etc. porque aunque era "deidad" ("la persona de Dios") estaba paralizado y sin poder. ¿Este es el Cristo que llegó a ser nuestro Salvador y Media­dor?

          Pero en realidad la condición del "Cristo" de estos hermanos es aun más triste que la de un parapléjico, porque éste no está totalmente paralizado. El to­davía tiene uso de la mente, los ojos, la lengua, etc. Por lo tanto, la condi­ción de Cristo -- según los hermanos ff/wab -- era aun peor que la del hombre parapléjico, porque el "Cristo" de ellos no tenía ninguna facultad divina, y no podía hacer cosa alguna como Dios. Era Dios pero des­provisto de todo atributo de Dios. Era peor que un parapléjico. Era una es­pecie de "dios muerto", sin fuerza alguna. Les conviene escribir la palabra "Dios" con le­tra miníscula ("dios") como lo hacen los "testigos".

          Tal "Cristo" no podía haber salvado a nadie. Gracias a Dios, no existe el "Cristo" de estos hermanos que estaba más para­lizado que un parapléjico.

          Objeción (No. 3): "Christ's miraculous powers shows he did not give up divine at­tributes." ("Los poderes milagrosos de Cristo muestran que El no dejó atributos divinos").

          Respuesta del hermano: "Those who raise this objection refer in passing to the miracles Jesus performed, but they particu­larly refer to John 2:25, 'He knew what was in man' ... If the apostle Peter could know the thoughts and intents of Ananias and Sapphira and Simon by the power of the Holy Spirit (Acts 5:1-10; 8:21-23), so could Christ in the flesh (Mt. 12:28; Lk. 4:14, 18; Acts 10:38)."

          Traducción: "Los que levantan esta objeción se refieren de paso a los milagros que Jesús hizo, pero en particular se re­fieren a Juan 2:25, 'él sabía lo que había en el hombre' ... Si el apóstol Pedro podía saber los pensamientos e intentos de Ananías y Safira y Simón por el poder del Espíritu Santo (Hech. 5:1-10; 8:21-23), también Cristo, en la carne, podía hacer lo mismo (Mat. 12:28; Luc. 4:14, 18; Hech. 10:38)".

          Según esta doctrina falsa, las obras de Jesucristo eran exactamente como las de los apóstoles y profetas. El apóstol Pedro tenía la misma capacidad para saber los pensamientos de los hom­bres que Jesús tenía. Nos preguntamos: ¿Por qué no dice Juan (2:24, 25) que Pe­dro "sabía lo que había en el hombre"? ¿Por qué no dice Mateo (9:4), "Y cono­ciendo Pedro los pensamientos de ellos"? Lucas escribió Hech. 5 y 8. ¿Por qué no dijo "Pedro, en­tonces, conociendo los pen­samientos de ellos"? (Luc. 5:22; 11:17).

          Según estos hermanos los milagros de los apóstoles eran iguales a los de Cristo. Por lo tanto, si Pedro hubiera dicho que él también era divino, entonces le convenía al pueblo creerlo, porque hacía las mismas señales que Jesús hacía. De esa manera Pedro pudiera haber confesado que él mismo era el Cristo y Tomás pudiera haber dicho a Pedro, "Señor mío, Dios mío". El argumento de los hermanos ff/wab ayuda al clero romano para probar que Pedro era, por lo menos, la cabeza de la iglesia aquí en la tierra.

          Objeción (No. 4): "The authority to for­give sins shows he retained his divine at­tributes in the flesh." ("La autoridad de perdonar pecados muestra que él retuvo sus atributos divinos en la carne".)

          Respuesta del hermano: "Jesus, in turn, delegated the power of the forgiveness of sins to his apostles (Jn. 20:23). The power of the apostles was a delegated authority as Christ's power had been delegated." (Traducción: "Jesús, en turno, delegó el poder de perdonar pecados a sus após­toles, Jn. 20:23. El poder de los apóstoles fue una autoridad delegada como el poder de Cristo le había sido delegado".)

          Los judíos entendieron este asunto mu­cho mejor que estos hermanos. Cuando Cristo dijo al paralítico, "Hijo, tus pecados te son perdonados", algunos escribas "cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?" (Mar. 2:5-7). Los judíos entendieron per­fectamente que solamente Dios puede perdonar pecados; por eso, el perdonar pecados es un acto de Dios (Deidad). Cristo, por su propia autoridad, perdonó pecados cuando vivió como hombre en la tierra, y este acto de perdonar pecados fue una demostración de sus atributos de Deidad.

          Los apóstoles podían atar y desatar (Mat. 16:19; 18:18) y perdonar pecados solamente en el sentido de predicar bajo la dirección del Espíritu Santo los requisi­tos para obtener el perdón. De esta ma­nera Pedro usó las "llaves del reino" (Hech. 2, 10). El clero romano dice que los apóstoles podían perdonar pecados, y los hermanos ff/wab están de acuerdo con los católicos, pero Dios no ha "delegado" a ningún hombre la autoridad de perdonar peca­dos. Tampoco le da a hombre alguno el poder de conocer el corazón de la gente. Los apóstoles no eran confesores con el poder de absolver pecados.

          Objeción (No. 5): "Christ retained his di­vine attributes because he accepted wor­ship." ("Cristo retuvo sus atributos divinos porque él aceptó la adoración".)

          Respuesta del hermano: "He accepted worship because he was in fact the person of God." ("El aceptó la adoración porque él era en realidad la persona de Dios").

          Este punto es muy importante. Cristo fue adorado muchas veces porque El de­mostraba  los atributos divinos continua­mente durante su ministerio. La Biblia no habla como hablan los hermanos ff/wab (1 Ped. 4:11). No dice que Je­sucristo era "la persona de Dios", sino que es Dios (Jn. 1:1,2; Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1). Al­guna "persona" sin los atributos de Dei­dad no es Deidad, y no puede ser adorado (Mat. 4:11), pero Cristo de­mostró día tras día, en toda manera posi­ble, los atributos de Deidad.

          Objeción (No. 6): "Col. 2:9, 'For in Him dwelleth all the fulness of the Godhead bodily." ("Col. 2:9, 'Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Dei­dad'".)

          Respuesta del hermano: "In Col. 2:9 Paul describes the glorified Christ, his state after his resurrection and exaltation. Paul is not describing the divine attributes of Christ in the flesh on earth." ("En Col. 2:9 Pablo describe al Cristo glorificado. Pablo no está describiendo los atributos divinos de Cristo en la carne en la tierra".)

          ¿Dónde aprendió esto el hermano? El niega lo que Pablo afirma. ¿Sabrá más que Pablo? ¿Dónde dice Pablo que la plenitud de la Deidad no habitó corpo­ralmente en Cristo antes de su resurrec­ción, sino solamente después. Es precisa­mente lo que los gnósticos creían. Ne­garon que Cristo podía ocupar un cuerpo físico (1 Jn. 4:1-4). El argumento de Pablo hubiera sido completamente inútil si lo hubiera aplicado solamente a Cristo des­pués de su resurrección.

          La verdad es que la plenitud de la Dei­dad habita eternamente en Cristo y es en extremo absurdo decir que ésta dejó de habitar en El durante treinta y tres años.

          Otra objeción a esta falsa doctrina (no mencionada por el hermano): ¡Cristo es eterno! El dice (Jn. 8:24, 58), "si no creéis que yo soy, en vues­tros pecados moriréis ... antes que Abra­ham fuese yo soy". El nombre YO SOY es el nombre de Dios (Ex. 3:14). Indica su naturaleza eterna e in­dependiente. Existe por sí solo. "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso" (Apoc. 1:8, 17; 22:13). Cristo no dejó de ser eterno du­rante unos treinta y tres años. No era eterno "de vez en cuando". ¿Cómo podía Cristo ser eterno y dejar de ser eterno por treinta y tres años y luego volver a ser eterno? Cristo es eterno e inmutable (Heb. 13:8).

          Otra objeción a esta falsa doctrina (no mencionada por el hermano): Cuando el pueblo conoció a Cristo, conoció al Padre (Jn. 8:19), cuando vio a Cristo, vio al Padre (Jn. 14:9).

          Los hermanos ff/wab simple y sencilla­mente no entienden el nombre "Hijo de Dios". Cristo no es "Hijo" en el sentido de "descendiente". El no fue creado como di­cen los "testigos". El no comenzó a existir cuando Jesús nació de María. Cristo es eterno. "Hijo de Dios" significa "lo mismo" que Dios, o "igual" a Dios" (Jn. 5:18). Al decir que Dios era su Padre decía que El (Cristo) era (es) Dios. Los judíos en­tendieron esto. "Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle ... te apedreamos ... por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios" (Jn. 10:30-33). Cuando Cristo dijo que Dios era su Padre, El decía que El (Cristo) era Dios, y así los judíos le entendieron.

          ¿Con qué "prueban" estos hermanos su teoría? No la prueban y no la pueden pro­bar. El argumento entero de ellos se basa en una interpretación torcida de Fil. 2:7. Que el Señor permita que examinen con más cuidado lo que están diciendo y que se arrepientan de esta herejía. Estos her­manos no traen la doctrina de Cristo y no debe haber comunión con ellos (2 Jn. 9-11) hasta que abandonen su error. La di­visión es cosa terrible y triste, pero el error o divide la iglesia o la corrompe. Por lo tanto, Pablo dice, "Mas os ruego, her­manos, que os fijéis en los que causan di­visiones y tropiezos en contra de la doc­trina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos" (Rom. 16:17). Espe­ramos que este error nunca se enseñe en los países latinos, pero lamentablemente casi todo error originado en la iglesia de los Estados Unidos llega tarde o temprano a otros países. Por lo tanto, es necesario enseñar la verdad sobre este tema y de­nunciar fuertemente la herejía de los hermanos ff/wab.

          "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Je­sucristo está en vosotros, a menos que es­téis reprobados?" (2 Cor. 13:5).

          2:8 -- "condición de hombre". "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo" (Heb. 2:14). Véanse también Juan 1:14; Heb. 4:15,16; 1 Ped. 2:20-22.

          -- "Se humilló a sí mismo". La encar­nación de Cristo era un acto supremo de humildad (humillación). Además, no buscó los honores altos (los que son para reyes y príncipes), sino que se asociaba con los pobres. No exigió para sí mismo las dignidades y prerrogativas humanas como lo hicieron los líderes civiles y religiosos de su tiempo. "Mas yo estoy en­tre vosotros como el que sirve" (Luc. 22:27). Si el Gran Monarca se portó así, cuanto más los hermanos de Filipos y los de todo lugar debemos portarnos hu­mildemente. Si Cristo mismo obedeció las leyes de Dios, ¡cuán importante son la humildad y la obediencia ante los ojos de Dios!

          -- "obediente hasta la muerte". "Hasta la sangre", dice Heb. 12:4. Muchos están dispuestos a obedecer si les es conve­niente y si no hay peligro, pero la verdadera obediencia a Dios puede ser causa de nuestra muerte. Debemos ser como los soldados que saben que la obe­diencia a sus superiores bien puede ser obediencia "hasta la muerte". "Se fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" (Apoc. 2:10).

          -- "y muerte de cruz". Su muerte no fue un accidente, sino que fue "entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios" (Hech. 2:23, BAS). Tampoco murió como soldado u otro héroe, entre gritos de gloria, sino murió como muere un maldito (Gál. 3:13) sobre una cruz romana. Fue una muerte ver­gonzosa como la de un malhechor (Isa. 53:12), y el sufrimiento fue prolongado. La muerte de Jesús sobre el madero de­muestra ampliamente cómo Dios abo­rrece el pecado. Sabemos que el pecado es una cosa abominable ante los ojos de Dios porque ¡he aquí la clase de muerte que se requería para expiar el pecado!

          2:9 -- "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo". Por su gran humildad y obediencia, Dios le exaltó. Ascendió al cielo otra vez (Hech. 1:9). Ahora lo vemos "coronado de gloria y de honra" (Heb. 2:9). Este hermoso texto bien ilustra el cumplimiento de la promesa que Jesús hizo varias veces a sus discípulos: que el que se humilla será exaltado (Mat. 23:12; Luc. 14:11; 18:14, etcétera). Desde luego, nadie jamás será exaltado como Jesús fue exaltado. El verbo usado aquí no aparece en ningún otro texto y significa "superexaltado".

          -- "hasta lo sumo", reconocimiento uni­versal de su autoridad (Mat. 28:18; Rom. 8:22; Efes. 1:20-23; Apoc. 5:13). Jesucristo -- no el emperador romano -- era el Rey universal. Lo mismo hoy, Cristo es el que gobierna el mundo, no los reyes, presi­dentes y dictadores.

          2:10 -- "para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra". Todos los seres creados le darán honor: todos los ángeles y hombres, buenos y malos.

          -- "toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor". No habrá incrédulos en aquel día. Este lenguaje fue usado en Isa. 45:22,23 con referencia a Dios: "Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más ... a mí se doblará toda rodilla". Este texto que se refiere a Dios es citado por Pablo y se aplica a Jesús. Es otro texto, otro testi­monio fuerte, para confirmar su Deidad.

          -- "es el Señor" (Hech. 2:36; 1 Cor. 8:6; 12:3; Rom. 10:9). Pablo no quiere decir que todos éstos serán salvos por confe­sarle, porque la confesión de la mayoría de los hombres será hecha demasiado tarde para salvarse, porque será hecha en el día final. La confesión que salva es la que se hace durante la vida y es la expre­sión de un deseo de obedecerle y ser salvo de los pecados. Procede de un corazón que cree (Rom. 10:9,10). La confesión de este texto (Fil. 2:11) indica que tarde o temprano todo ser -- celestial, terrenal y aun "de lo infernal" (VM) -- reconocerá y confesará a Cristo como Señor, como Rey de reyes. Verdaderamente El es el Go­bernador y el Juez del universo, y esto por el decreto de Dios Padre y para su gloria.

          2:12 -- "Por tanto", recordando el ejem­plo de la humildad y obediencia de Cristo y luego contemplando su exaltación y glo­ria.

          -- "como siempre habéis obedecido" "la doctrina que vosotros habéis aprendido" (Rom. 16:17); al evangelio (Rom. 10:16; 2 Tes. 1:8); "la enseñanza que recibisteis de nosotros ... a lo que decimos por medio de esta carta" (2 Tes. 3:6,14).

          -- "no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia". Los filipenses amaban y respetaban a Pablo. Estando él con ellos les era más fá­cil ser obedientes. La presencia de Pablo les daba mucha fuerza y aliento. Tal vez había peligro de que ellos dependieran demasiado de la presencia de Pablo (véase 1:27 también), pero ahora él no solamente no podía estar físicamente con ellos en Filipos como él quisiera, sino que tampoco podía estar seguro de la vida misma. Vivía cada día con el pensamiento de que pudiera "partir" (ser ejecutado) en cualquier momento. El emperador Nerón era un hombre muy caprichoso, y sin aviso podía terminar para siempre el ministerio personal de Pablo aquí en la tierra. Era indispensable, pues, que la fe de los fili­penses estuviera firmemente puesta en Cristo, y no en Pablo.

          En la actualidad muchos hermanos (hasta congregaciones enteras) dependen demasiado de sus "predicadores locales" ("predicadores de planta"), y al salir estos (sea para evangelizar en otra parte, o que dejen de predicar) muchos miembros no siguen tan activos como antes. El número de los que asisten a las reuniones dismi­nuye, como también la ofrenda. Algunas actividades de la congregación se sus­penden hasta que el predicador regrese, o hasta que se consiga el servicio de otro "predicador de planta".

          Hay muchas congregaciones que pare­cen ser "fuertes" (tienen muy buena asistencia, buena ofrenda y mucho aliento), pero ¿qué tan fuertes serían sin "predicador de planta"? La verdadera fuerza de una iglesia es la fuerza que tiene sin predicador. Los predicadores son evangelistas; no son "pastores" para visitar cada semana a los miembros, llevándolos en sus brazos, para que no dejen de asistir. Los predicadores tienen que evangelizar donde el Señor abra puertas. Deben llevar el evangelio a campos nuevos, establecer nuevas congregaciones y ayudar a confir­marlas, y preparar más obreros.

          Los predicadores que sólo quieren ser "ministros locales" son más bien "pastores"; aunque no quieran usar el nombre, es lo que son en la práctica. Estos tienen a la congregación donde predican bien dependientes de ellos. Tales iglesias nunca maduran, y sin su "predicador local" mueren. La congregación que no quiere que "su predicador" salga para evangelizar en otros campos indica que es débil y de­pendiente, y que solamente tiene fuerza cuando esté el predicador. En su ausencia se debilita aun más, pierde miembros, baja la ofrenda y todo queda en de­caimiento. Tal decrecimiento indica falta de madurez, falta de desarrollo, entre los miembros de la iglesia. Los miembros de la iglesia deben ser fieles, fuertes, activos y responsables si les ayuda algún predicador o si están solos. Si son fieles y activos so­lamente cuando hay predicador entre ellos, entonces están complaciendo (¿sirviendo?) al predicador y no a Cristo. Cristo siempre está entre ellos si son fieles. Los cristianos deben aprender a poner toda su confianza en Dios, y no en los hombres. Aun los predicadores más "grandes", de más renombre, pueden caer. ¿Qué pasa entonces con la fe de los que confían en ellos?

          Este punto es importante. Pable se re­fiere a ello primero en 1:27, "Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio". Todo evangelista debe hacer todo lo posible por enseñar y con­firmar a cada miembro de la iglesia para que éste siempre esté firme en Cristo aunque se vea obligado a estar solo du­rante toda la vida. En verdad estará firme si su fe está en Cristo, y no en algún predi­cador u otra persona.

          -- "ocupaos en vuestra salvación". "Ocupar, katergazomai, una forma enfática de ergazomai, trabajar, producir, llevar a cabo, con kata, abajo, utilizado intensiva­mente, se traduce 'ocupaos' en Fil 2:12 ... dicho de 'vuestra salvación'" (Vine). San­tiago (2:24) dice clara y enfáticamente que "el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe". Pablo dice (Gál. 5:4) que lo que "vale" es "la fe que obra por el amor", y en esta carta a los fili­penses (3:1-13) enseña que debemos proseguir hacia la meta. La carta a los Hebreos (2:3; 3:12; 4:1, etcétera) habla claramente del peligro de descuidar la sal­vación. Dice 2 Ped. 1:5-7, "vosotros tam­bién, poniendo diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad afecto fra­ternal; y al afecto fraternal, amor" para ser participantes de la naturaleza divina (ver. 4).

          Dice Pablo, "vuestra" salvación -- vues­tra propia salvación -- porque era de ellos y ellos mismos tenían que obrarla, efec­tuarla, llevarla a cabo. El hombre no puede proveer la salvación -- no puede proveer un salvador -- pero puede y debe hacer su parte para aceptarla y de esa manera hacerla una realidad. Pablo no dice "la salvación de Dios", sino "vuestra salvación". Dice Pablo, "He peleado", "he acabado" y "he guardado". Dios hace posi­ble la salvación, pero el hombre tiene que pelear, acabar y guardar. Yo "prosigo a la meta". "Hijitos, guardaos de los ídolos", (1 Juan 5:21) porque ni Dios ni otros lo harán por vosotros, sino que tenéis que hacerlo vosotros mismos.

          Los evangélicos (calvinistas), que en­señan que la salvación se obtiene por la fe sola, dicen que la palabra "salvación" en este texto se refiere a la "santificación" (véase Hendriksen). Según el calvinismo al creer la persona es justificada en ese momento y para siempre, pero que en­tonces debe obedecer los mandamientos de Dios para santificarse. Esta doctrina es falsa. La palabra "justificado" en Sant. 2:24 es clara e irrefutable.

          ¿Por qué, pues, dice Pablo que no so­mos salvos por obras en varios textos (Gál. 2:16; Efes. 2:9; 2 Tim. 1:9; Tito 3:5)? ¿No hay contradicción entre estos textos? De ninguna manera. Somos salvos por gracia (Efes. 2:8), porque el hombre no puede salvarse o redimirse solo; Dios tuvo que proveer la salvación. La gracia de Dios se refiere a la cruz de Cristo, a la sangre que El derramó para pagar el precio de rescate por nuestros pecados, pero la sal­vación no se obtiene por la gracia sola, porque la salvación no es incondicional. Dios provee la salvación, pero no todos serán salvos, porque no todos la acep­tarán. ¿Cómo se acepta? Por la obedien­cia.

          Ahora bien, en cuanto a las "obras" que no nos salvan, Pablo no se refiere a las obras requeridas por Cristo y los apóstoles en el Nuevo Testamento. No somos salvos por las obras de la ley de Moisés (Gál. 2:16), ni por las buenas obras que hu­biéramos hecho estando aun fuera de Cristo (Efes. 2:9; 2 Tim. 1:9; Tito 3:4,5), ni por las "buenas obras" inventadas y au­torizadas por los hermanos liberales pero no por Cristo. Los que esperan salvarse haciendo tales buenas obras serán triste­mente decepcionados en el día final. Pero Santiago 2:24; Gál. 5:4; Hech. 10:35, y otros textos (como Fil. 2:12) se refieren a ocuparnos, trabajando y haciendo las obras enseñadas por Cristo, los apóstoles y otros escritores del Nuevo Testamento. Estos textos dicen la misma cosa que Mat. 7:21; 12:50; Luc. 6:46, etcétera.

          -- "temor y temblor", 1 Cor. 2:3; 2 Cor. 7:15; Efes. 6:5. Los que se ocupan en la salvación con temor y temblor son aque­llos que tienen conciencia profunda de la presencia de Dios (Gén. 39:9).

          Hay una conexión estrecha entre la obe­diencia y el "temor y temblor". Si la obediencia no es necesaria para la sal­vación (eterna), ¿por qué manda Pablo que nos ocupemos con temor y temblor? ¿Cuántos miembros de la iglesia están sirviendo a Dios con temor y temblor? "Así que, recibiendo nosotros un reino in­conmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agrandán­dole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor" (Heb. 12:28,29). Este texto no significa que debemos servirle como esclavos temerosos de un amo cruel, sino como hijos obedientes que tienen respeto y reve­rencia hacia Dios y, a consecuencia de esto, viven con precaución seria, porque el trabajo es difícil y "la carne es débil" (Mat. 26:41).

          2:13 -- "produce", "obra" (VM y BAS),  energon, de la cual tenemos la palabra "energía". La salvación es "obra" de Dios: obra o produce ciertos efectos en nuestras vidas; produce tanto el "querer" como también el "hacer". ¿Cómo lo hace? Véase 1 Tes. 2:13, "la palabra de Dios, la cual ac­túa en vosotros los creyentes". Son para­lelas estas dos frases: "Dios obra en vosotros tanto el querer como el hacer" y "la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes". Dios obra en nosotros por medio de la palabra. La "espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efes. 6:17). El Espíritu Santo obra en nosotros a través de su instrumento, la palabra inspirada.

          La Biblia es el libro que nos motiva; Dios ha empleado todo incentivo que se puede utilizar para movernos hacia el cumplimiento de su divina voluntad, "su buena voluntad". Como dice Heb. 8:10, "Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré". Dios nunca obra en nosotros aparte de nuestra propia voluntad. El no nos quita el libre albedrío; el ver. 12 bien establece esta verdad. Dios no obra en lugar de nosotros (no hace por nosotros lo que debemos hacer por nosotros mismos). Nadie está obligado obedecer en contra de su propia voluntad. Dios no hace a un lado la volición del hombre. Además, el cristiano puede "apagar al Espíritu", es decir, puede apa­gar el fuego del don del Espíritu (1 Tes. 5:19; 2 Tim. 1:6); puede también "contristarlo" (Efes. 4:30). Puede resistir al Espíritu Santo, es decir, su enseñanza y obra (Hech. 7:51). Dios nos da libre albedrío y cuando lo ejercitamos de acuerdo a la voluntad de Dios, El nos ayuda. El obra en nosotros cuando "la palabra de Dios ... actúa" en nosotros. Dios obra a través de su palabra para movernos y motivarnos a hacer su volun­tad. El cristiano necesita de la ayuda di­vina para vencer la tentación y el pecado.

          El "príncipe de la potestad del aire" "opera en los hijos de desobediencia" (Efes. 2:2), y Dios opera en los hijos de obediencia. "Mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte" (Rom. 7:5), pero ahora somos guiados por el Espíritu de Dios y llevamos el fruto del Espíritu (Gál. 5:22,23). A los que no aman la ver­dad Dios "les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados" (2 Tes. 2:10-12), pero a sus hijos Dios envía el Espíritu de su hijo (Gál. 4:6). Si caemos, su benignidad nos guía al arrepentimiento (Rom. 2:4). ¡Qué consuelo! "Somos hechura suya" (Efes. 2:10) y Dios sigue obrando en nosotros.

          Ahora bien, que nadie diga que sola­mente la palabra obra en nosotros y Dios no. ¡Dios obra! pero obra a través de su palabra. El obra en los que están ocupa­dos en su propia salvación. Dios salva a través de los que predican su palabra (1 Tim. 4:16); emplea agencias humanas.

          -- "por su buena voluntad", ("para su beneplácito", BAS), (Mat. 11:26; Luc. 2:14; Efes. 1:5,9; 2 Tes. 1:11). ¿Qué pro­duce su beneplácito? Lo que El hace por nosotros, y nuestra actividad en su servi­cio.

          2:14 -- "murmuraciones", gruñidos. Pablo vuelve a la exhortación de los vers. 2-4. Cuando hay un "murmullo", ninguno quiere hablar "abiertamente" (Juan 7:12,13). El que murmura habla entre dien­tes. A veces se oye el murmurar como gruñido de descontento.

          Hay muchos que se pasan la vida mur­murando; se quejan del gobierno, de la enfermedad, de la pobreza, y de los veci­nos. Hay hermanos en Cristo que se que­jan de otros hermanos aunque Santiago nos dice, "Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta" (5:9). Pedro nos dice, "Hospedaos los unos a otros sin murmura­ciones" (1 Ped. 4:9).

          Mat. 20:11 habla de los obreros que murmuraban contra el padre de familia. Los escribas y fariseos murmuraban mucho contra los discípulos de Jesús (Luc. 5:30). En esto imitaban a sus antepasados (Ex. 16:1-21; 17:1-7). Entre los pecados que destruyeron a Israel se menciona el murmurar. Núm. 11:1, "el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Je­hová." 1 Cor. 10:10, "Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor".

          Los israelitas murmuraban contra sus líderes (Núm. 16:1-30) que eran escogidos por Dios. Compárese Fil. 1:1; Hech.
20:28, "Por tanto, mirad por vosotros (ancianos, ver. 17), y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos". ¡Cuántos miembros murmuran contra los ancianos! Compárese 1 Tim. 5:19.

          -- "y contiendas", "discusiones" (BAS), dialogismos. Son razonamientos, diálogos, deliberaciones, argumentaciones carnales cuya fuente son los malos pensamientos (Mat. 15:19, la misma palabra se traduce "pensamientos"). En Luc. 9:46 se traduce "discusión". En 1 Tim. 2:8 está conectada con "ira". Entonces son discusiones o con­tiendas que proceden de corazones llenos de ira y bocas llenas de murmuraciones.

          2:15 -- "para que seáis irreprensibles", li­bres de censura (3:6; Prov. 22:1; 1 Cor. 1:8; 1 Tes. 5:23; 1 Tim. 3:2; 1 Ped. 2:12; 3:14,15; 2 Ped. 3:14). No dar ocasión al adversario para criticar y blasfemar. Desde luego, los oponentes nos acusarán falsamente (sobre esto no tenemos con­trol), pero en cuanto dependa de nosotros debemos siempre estar sin culpa, según el juicio justo de otros.

          -- "sencillos", akeraios, puros, sin mez­cla, sin doblez, sin engaño, inocentes, como palomas, Mat. 10:16; ingenuos (inocentes) para el mal, Rom. 16:19 (en contraste con los que causan divisiones, Rom. 16:17).

          -- "hijos de Dios". Obsérvese que Pablo exhorta a los cristianos a hacer todo sin murmuraciones y contiendas para que seamos "hijos de Dios". Compárese Mat. 5:44,45, debemos amar a los enemigos para que seamos "hijos" de Dios. Una de las definiciones del término "hijo" es "seguidor o imitador". No somos verdaderos "hijos" (imitadores) de Dios si no lo imitamos.

          -- "sin mancha (defecto, imperfección)  en medio de una generación maligna y per­versa", "torcida y perversa" (BAS)". "Sin mancha" equivale a "irreprensibles y sen­cillos (inocentes)". Hech. 2:40 "Sed salvos de esta perversa generación". Véanse Deut. 32:5; Mat. 12:39; 17:17. Dios habla de los del mundo como personas que han torcido y enchuecado sus vidas, sus mentes y su conducta. Se han desviado del camino derecho. Siempre se dirigen por caminos sinuosos de ignorancia, pecado y error. Los cristianos están rodeados de inmundi­cia e indecencia. Los estantes de las tien­das que venden revistas están llenos de basura. La mayoría de las películas ex­hibidas en el cine y por televisión son co­rruptas y corrompen la mente. Todos los días en los talleres, fábricas, oficinas, etcétera, se oye lenguaje corrupto (maldiciones, chistes sucios, chismes). Los niños y jóvenes están obligados a aprender mentiras acerca de la evolución y varios aspectos del humanismo. El interés prin­cipal de muchos maestros es la educación sexual. Muchos han aceptado el aborto, la homosexualidad y el uso libre de las dro­gas como conducta normal. Cada día el mundo se acerca más a la descripción de Gén. 6:5. No se encontraron ni siquiera diez hombres justos en Sodoma, y muchas ciudades modernas están esforzándose por imitarla. Parece que muchos quieren trastornar (pervertir) los caminos rectos del Señor como lo hacía Elimas (Hech. 13:10).

          Pero, ¿qué hicieron los siervos de Dios (Noé, Lot, Daniel, los cristianos del primer siglo) que vivían en tal ambiente? ¡Sirvieron a Dios! Eran "luminares" en el mundo.

          -- "resplandecéis como luminares", como los luminares celestiales. Cristo, el "Sol de justicia" (Mal. 4:2) es "la luz del mundo" (Jn. 8:12; 1:4,5), y los cristianos también son luz (Mat. 5:14-16), por medio de sus vidas santificadas, irreprensibles e ino­centes, y también por su obra de predicar y enseñar el evangelio.

          La lucha entre la iglesia y el mundo se presenta en varios textos como la lucha entre la luz y las tinieblas (Mat. 5:16; Rom. 13:11-14; Efes. 5:8-13; Apoc. 2:1,5).

          2:16 -- "asidos de la palabra de vida", "extendiendo a todos la palabra de vida" (VM); "sosteniendo firmemente la palabra de vida" (BAS). Uno de los requisitos para ser obispo (según Tito 1:9) es que sea "retenedor de la palabra fiel". Los colosenses fueron advertidos contra los que les podían privar de su "premio, afectando humildad ... vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza ..." (Col. 2:18,19).

          Hay dos pensamientos distintos pero bien relacionados en las dos traducciones de esta frase: "asidos de la palabra" y "extendiendo" o "sosteniendo" la palabra. El primer pensamiento es el de apegarnos a la palabra, y el segundo es el de predi­carla.

          2:17 -- "Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros". Pablo habla de sí mismo como una libación que se derrama sobre el sac­rificio (el servicio fiel de los filipenses). Durante su ministerio a los gentiles siem­pre se exponía a grandes riesgos y peligros (1 Cor. 4:9-13; 2 Cor. 11:23-28). Sufrió todo esto al llevar el evangelio a los gen­tiles. Dice que ahora está dispuesto a morir si esto ayudara la fe de ellos e hiciera su servicio más aceptable a Dios. Parece que usa el lenguaje sacrificial para comparar su servicio personal con la libación mandada por Moisés (Ex. 29:40; Núm. 15:5; 28:7,14). Véase también 2 Tim. 4:6, "yo ya estoy para ser sacrificado", literalmente, "ser derramado". Pablo era, pues, un buen ejemplo de la enseñanza de los versículos 1-4. Primero, les exhorta a imitar a Cristo, el ejemplo perfecto y perfectamente sublime. Nadie ha dupli­cado este ejemplo. Pero el ejemplo de Pablo es muy digno de imitarse también. El dio su vida en servicio y sacrificio en beneficio de tales hermanos como los fili­penses.

          Cada cristiano es un sacerdote y la "víctima" que ofrece a Dios es su propia vida. Presenta su cuerpo como sacrificio vivo (Rom. 12:1), y para este sacrificio no hay substituto. Es crucificado con Cristo (Gál. 2:20). Debemos ser "ofrenda agra­dable, santificada por el Espíritu Santo (Rom. 15:16). "Ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de ala­banza, es decir, fruto de labios que con­fiesan su nombre. Y de hacer bien, y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios" (Heb. 13:15,16). La ayuda económica que los filipenses enviaron a Pablo era "olor fra­gante, sacrificio acepto, agradable a Dios" (4:18). Somos "casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesu­cristo" (1 Ped. 2:5)

          -- "servicio", leitourgia, de la cual viene la palabra "liturgia", palabra empleada con referencia al servicio en el templo (Heb. 8:2; Luc. 1:23, el "ministerio" de Zacarías). Pablo vuelve a usar una forma de esta palabra en el ver. 25; habla de Epafrodito como "ministrador de mis necesidades". En Rom. 15:16 Pablo se re­fiere a sí mismo como "ministro de Jesu­cristo a los gentiles, ministrando (administrando en servicio sagrado, según Berry) el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable". Véase también Col. 1:28, texto en el cual habla de "presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre" (la palabra "presentar" sugiere la presentación de alguna ofrenda a Dios).

          2:18 -- "Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo". ¿Cómo es posible gozarnos y regocijarnos cuando hacemos sacrificios por el Señor? Cristo es nuestro ejemplo: "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz" (Heb. 12:2). En este texto se combinan el sacrificio y el gozo. En 2 Cor. 8:2,3 están conectados estos dos pen­samientos: con gozo ofrendaron más allá de sus fuerzas. (Véanse también Neh. 12:43; 1 Crón. 29:21,22). ¿Cómo se puede sacrificar y hacerlo con gozo? La res­puesta es sencilla. Es cuestión de amor. ¿No hacen grandes sacrificios los padres por sus hijos? ¿No lo hacen con gozo? En las parábolas del tesoro escondido y la perla de gran precio, con todo gozo se vendía todo para poseer el tesoro y la perla de gran precio. ¿No requiere sacrifi­cio "vender todo"? Claro que sí, pero lo que ganamos vale mucho más que lo "sacrificado" (3:7,8).

          2:19 -- "Espero en el Señor Jesús". Hacemos todo "en el Señor", por El, de acuerdo con su voluntad. 2:24, "confío en el Señor"; 2:29, "Recibidle, pues, en el Señor"; 3:1; 4:4, "gozaos en el Señor"; 3:3, "nos gloriamos en Cristo Jesús"; 4:1, "estad firmes en el Señor".

          -- "enviaros pronto a Timoteo", es decir, "luego que yo vea cómo van mis asuntos", ver. 23. Acaba de hablar de su posible muerte ("aunque sea derramado en libación" ver. 17; 2 Tim. 4:6), pero al mismo tiempo tiene la esperanza de ser liberado para poder visitarles otra vez (1:19,25,26; 2:24). De cualquier manera espera, si es la voluntad del Señor, en­viarles a Timoteo.

          Epafrodito era el mensajero de la igle­sia de Filipos; por manos de él enviaron ayuda (2:25-30; 4:14-18). Timoteo era el mensajero de Pablo: a los tesalonicenses (1 Tes. 3:1-2); a Macedonia (Hech. 19:22); y en otra ocasión cuando Pablo fue a Macedonia, dejó a Timoteo en Efeso (1 Tim. 1:3). 1 Cor. 16:10 dice, "Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del Señor así como yo". Ahora, pues, Pablo piensa enviar este fiel compañero a Fili­pos.

          -- "para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado". ¡Puro optimismo! Según la esperanza de Pablo, Timoteo llegaría con los hermanos y su visita sería de mucho consuelo para ellos, y luego cuando él volviera a Pablo, le lle­varía buenas noticias de la unidad de la iglesia de Filipos, para que Pablo también (al igual que los hermanos filipenses) estuviera de buen ánimo. Pablo no anti­cipa nada de malas noticias. Prov. 25:25 dice, "Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras". ¡Pablo esperaba pura "agua fría" tanto para sí mismo como para los hermanos filipenses!

          2:20 -- "pues a ninguno tengo del mismo ánimo". Algunos creen que Pablo dice, como traduce La Biblia de las Américas, "Pues a nadie más tengo del mismo sentir mío". Así traducen varias versiones: "no tengo otro tan del mismo ánimo conmigo" (La Versión Moderna); "a ningún otro tengo tan unido a mí" (Nacár Colunga); "a nadie tengo de tan idénticos sentimientos conmigo" (Ediciones Paulinas). En las No­tas Sobre Filipenses elaboradas por este servidor (una edición anterior) también se presenta esta explicación: "isopsuchon, de la misma alma con Pablo: isos=igual; psuche=alma. Así Timoteo podría repre­sentar correcta y efectivamente las ideas y los sentimientos de Pablo". Pero conviene agregar que la palabra misma (isopsuchon) no contesta la pregunta, ¿de la misma mente con quién? Las versiones citadas arri­ba dicen "con Pablo". La Versión His­panoamericana dice simplemente "de la misma disposición". El Diccionario Ex­positivo de W. E. Vine no dice con quién; tampoco el léxico Thayer, ni el léxico Arndt-Gingrich. A. T. Robertson ("Word Studies") dice "con Timoteo, no con Pablo", mientras que Vincent ("Word Studies") dice "con Pablo mismo, no con Timoteo".

          Las traducciones que dicen que Pablo está diciendo, "No tengo otro tan del mismo ánimo mío" se basan en tales textos como 1 Cor. 16:10 ("él hace la obra del Señor así como yo") y 2 Tim. 3:10 ("Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, pa­ciencia ..."). Pero el traductor debe tra­ducir, no interpretar. Aunque Timoteo sí tenía la mente de Pablo, es suficiente de­cir que no había otro como Timoteo. Era hermano excepcional, como Pablo explica en los siguientes versículos.

          -- "y que tan sinceramente", "gnesios, ve­raz, genuino, sincero ... sinceridad", "ingenuamente" (VM).

          -- "se interese por vosotros". Era un amigo verdadero de la iglesia de Filipos. Estaba sinceramente interesado en ellos. Se preocupaba por ellos. "Que con sincera afición esté solícito por vosotros" (Antigua Versión Valera).

          2:21 -- "Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús". Los que "buscan lo suyo propio" no son "sencillos" (ver. 15). La palabra "sencillos", como ya hemos visto, indica sinceridad, sin mezcla, sin engaño, y sin doblez. Pero los que buscan lo suyo propio no son de corazón sencillo o singular, sino de "doble ánimo" (Sant. 1:8; 4:8).

          Es probable que Lucas y Aristarco no estuvieran en Roma cuando Pablo escribió esta carta. Es verdad que por un tiempo estuvieron con él en Roma (Col. 4:10,14; Filemón 24), pero si hubieran es­tado con Pablo en el momento de escribir esta carta a los filipenses, sin duda les hu­biera enviado saludos de parte de estos hermanos fieles. La realidad es que varios hermanos como Timoteo, Tito, Aristarco, Lucas, etcétera, estaban a veces con Pablo en algún lugar por un tiempo breve, y luego fueron despachados por él a otro campo donde había necesidad de confir­mar hermanos y resolver problemas. La frase "todos buscan lo suyo propio" suena más bien como descripción de los predi­cadores mencionados en 1:15,16, y aun como los que Pablo describe en 3:18,19 "cuyo dios es el vientre".

          Es interesante, como observa Hendrik­sen, que aun cuando escribió la segunda carta a Timoteo y bien sabía que peligraba su vida, aun así, "Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia ... A Tíquico lo envié a Efeso" (2 Tim. 4:10-12). Pablo no pensaba en sí mismo; no guardó a estos fieles her­manos consigo en Roma para consolarle, sino que los envió a trabajar en el evange­lio. Y, por lo tanto, estos fieles hermanos deben ser descontados del número de los que sólo buscaban lo suyo propio. En el texto que habla de Crescente, Tito y Tíquico, Pablo dice "Demas me ha des­amparado, amando este mundo"; luego en el ver. 16 agrega, "En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta".

          El punto principal en todo esto es que, al enviar a Timoteo a Filipos, Pablo en­viaba al hermano más fiel y más capaci­tado para el trabajo.

          Conviene leer y meditar mucho sobre Mat. 16:25, "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará". Los que en verdad "buscan lo suyo propio" (buscan su "vida") deben ocuparse en "buscar" almas y avanzar la obra de Cristo. En esta forma "hallarán" su vida. De otro modo, la perderán.

          2:22 -- "Pero ya conocéis los méritos", "la prueba" (VM),"probados méritos" (BAS). dokime  "significa (a) el proceso de probar ... (b) el efecto de la prueba, aprobación ... 2 Co 2:9; 13:13 y Fil 2:22" (Vine). Los hermanos de Filipos ya habían visto a Timoteo en varias ocasiones (Hech. 16:13; 19:22; 20:3), y bien sabían que él había sido probado. Sabían los "probados méri­tos" de este evangelista joven. (Véase el sermón, "Los Méritos De Timoteo", Ser­mones y Artículos II).

          La fuerza de lo que Pablo dice es que aunque Timoteo estaba todavía joven, no era un neófito. Ya había sido probado por varias persecuciones y quedó aprobado por Dios. Véase 1 Ped. 1:7. Por lo tanto, era obrero eficaz y buen representante de Pablo.

          -- "que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio", "en la propagación del evangelio" (BAS) (1:5,12). Pablo encontró a Timoteo en Lis­tra, y "quiso que éste fuese con él" (Hech. 16:1-3). De esta manera el joven evange­lista asistió a "la escuela de Pablo" en el campo de varios países. Las "aulas" de esta escuela eran plazas, sinagogas, mercados, barcos y muchos caminos polvorientos. En estas "aulas" Timoteo oyó instrucciones y predicaciones sobre todo el consejo de Dios, y presenció muchos debates entre Pablo y los opo­nentes de la verdad. ¡Qué buena escuela para predicadores! Por esta causa Timo­teo podía representar correcta y efectiva­mente las prácticas de Pablo (véase 1 Cor. 4:16,17). Cuando Pablo tenía algo muy importante que hacer y no podía ir él mismo, enviaba a Timoteo. La causa de Cristo estaba muy segura en las manos de este joven evangelista. Aunque Pablo era embajador de Cristo, dice que Timoteo "ha servido conmigo", edouleusen; los dos servían como esclavos. No había nada de envidia ni rivalidad entre Pablo y Timoteo. Los dos se interesaban mucho por otros y no buscaban lo suyo propio. ¡Qué buenos ejemplos para los evangelistas de cualquier siglo! Timoteo no era el "Ministro Juvenil" de alguna iglesia. No se encargó de promover la diversión y vida social entre los jóvenes ("para que no vayan al mundo"). Timoteo no convirtió ninguna casa de oración en casa de diver­sión.

          2:23 -- "Así que a éste espero enviaros, luego que yo vea cómo van mis asuntos". Parece que pronto Pablo comparecería ante el tribunal de César. Entonces los hermanos filipenses no se dejarían en os­curas en cuanto al veredicto. Si fuera con­denado o liberado, Timoteo les llevaría las noticias.

          2:24 -- "y confío en el Señor que yo tam­bién iré". Pablo expresa claramente su op­timismo. Esperaba ser liberado. En tal caso, las noticias buenas llevadas por Timoteo darían más fuerza a las exhortaciones de esta carta (tales como 1:27,28; 2:1-4, 14, etcétera).

          2:25 -- "Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito", el mensajero de la iglesia de Filipos que llevó ayuda a Pablo. Pablo en­vía a este hermano a su hogar (Filipos), porque se enfermó y luego se angustió mucho porque supo que los filipenses se enteraron de su enfermedad.

          -- "mi hermano". Eran de la misma fa­milia (gozaban la "común salvación", Judas 3). ¡Qué gozo y honor que Pablo diga de alguno, "mi hermano"! Cuando Pablo empleó la palabra "hermano", tenía significado rico e importante. Sus "hermanos" eran Cuarto (Rom. 16:23); Sóstenes (1 Cor. 1:1); Apolos (1 Cor. 16:12); Timoteo (2 Cor. 1:1), Tito (2 Cor. 2:13); Tíquico (Col. 4:7); Onésimo (Col. 4:9), etcétera.

          Los verdaderos hermanos nuestros son los que en verdad son hermanos de Jesús (Mat. 12:46-50) y de Pablo. Los sectarios (y algunos hermanos liberales) quieren que nos sujetemos a la voluntad humana para ampliar la comunión. Pero tenemos comunión solamente con los que hacen la voluntad de Dios. No hay varios planes de salvación, sino uno solo. Si no obedece­mos el plan bíblico de salvación, no lle­gamos a ser hijos de Dios y hermanos de los otros hijos de Dios.

          Muchos hacen burla de nosotros, llamándonos "legalistas", "intolerantes" y "fanáticos". ¿Piensan estos que Pablo era hermano de toda persona que profesaba ser cristiano? Lamentablemente habrá muchos en el infierno  que se llaman "hermanos" en este mundo.

          -- "y colaborador y compañero de mili­cia". Hacían trabajo y sufrían peligros en común como colaboradores y soldados de Cristo. Como colaborador de Pablo Epafrodito se incluyó en tales textos como 1 Cor. 3:9; 3 Jn. 8; 1 Tes. 3:2; Fil. 4:3; Col. 4:11.

          Además, para ser colaborador de Pablo tanto nosotros como aquellos hermanos tenemos que ser soldados, porque hay muchos que se oponen a esta obra. Es necesario llevar toda la armadura de Dios (Efes. 6:10-20) y luchar fielmente (1 Tim. 6:12; 2 Tim. 2:3,4).

          Aunque la batalla se ponga muy recia, no debemos huir. Como Epafrodito debemos estar dispuestos a exponer la vida por la obra de Cristo. Tales compañeros de milicia no corren al "campo de Ono" para discutir condiciones de paz con los enemigos (Neh. 6:2-4). Ni tampoco esperan ser decorados con medallas por los hombres  por su valentía.

          Pablo y sus compañeros de milicia no se dedicaban a consolar al enemigo ni tampoco a hacer que los demás soldados de Jesús se sintieran bien acerca de sí mismos. No tenían miedo de que con tanto pelear fueran acusados de ser "muy negativos" y ofensivos. Su propósito fijo era causar toda clase de incomodidad para las fuerzas de Satanás en todo lugar, aun dentro de la iglesia. "Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, no os azoréis (alarméis), ni tampoco os desalentéis de­lante de ellos; porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros ... ¿Quién es hombre medroso y pusilánime (de corazón apocado)? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque (haga desfallecer) el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo" (Deut. 20:3-8).

          Sin duda, actualmente hay más de 22,000 hermanos en la iglesia que deben devolverse del monte de Galaad, porque no quieren enfrentar el error y el pecado. ("Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil", Jueces 7:3). Muchos hermanos ya no creen en debatir. Parece que son como aquellos soldados que con solamente ver al enemigo sufren trauma sicológico. Lo más triste es que aun entre nosotros (hermanos conser­vadores) hay quienes critican la "mentalidad" de la década '50 (cuando tu­vimos que luchar tanto contra el institucionalismo que estaba dividiendo la iglesia). Lamentablemente hay hermanos que profesan ser "conservadores" que van por todo lado con la "hoja de olivo en el pico" buscando paz.

          -- "vuestro mensajero", apostolon, "apóstol" de la iglesia de Filipos (véase 2 Cor. 8:23). Solamente los doce apóstoles y Pablo eran embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20) y parte integral del fundamento de la iglesia (Efes. 2:20). La palabra "apóstol" se usa varias veces en el Nuevo Testa­mento para significar sencillamente "mensajero, uno que es enviado".

          -- "y ministrador de mis necesidades" (ver. 30; 4:14-18), leitourgos, ministro. Epafrodito bien entendió la enseñanza de Jesús (Mat. 20:26). Su servicio casi le costó la vida.

          2:26 -- "porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros", "él os añoraba" (BAS); "tenía ardiente deseo de veros" (VM); "está suspirando por todos vosotros" (NC).

          -- "y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado", "se ha afligido" (VH); "siente profunda inquie­tud" (EP). Pero el comentario de más peso sobre esta frase es que la palabra que Pablo emplea aquí, ademoneo, sola­mente aparece aquí y en Mat. 26:37 y Mar. 14:33 para describir la agonía ("angustiarse") de Jesús en Getsemaní. Lipscomb dice que "el carácter fuerte de la expresión es apropiado para expresar los sentimientos de una persona que ha estado muy enferma estando lejos de to­dos sus amigos". Epafrodito se preocu­paba mucho por los hermanos. El estaba preocupado por ellos, porque sabía que ellos estaban preocupados por él. Así es el amor mutuo. No era una cosa pasajera, sino "gravemente se angustió", se sintió "afligido", estaba muy "inquieto" en su es­píritu.

          2:27 -- "Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza", porque Epafrodito fue a Roma únicamente en servicio para Pablo. Habría sido una carga muy pesada para Pablo, si, aparte de tanta aflicción causada por sus prisiones y por el juicio cercano, este amado hermano hubiera muerto. El hizo el viaje difícil y peligroso hasta Roma, la Ciudad Imperial, con misión sagrada, y la cumplió fielmente.


                   Los más fieles siervos de Dios sufren enfermedades y otras aflicciones y mueren. Los falsos maestros dicen que Cristo murió en la cruz tanto para sanar el cuerpo como para salvar el alma (usan mal 1 Ped. 2:24, "por cuya herida fuisteis sanados"), pero aun en el tiempo cuando Cristo y sus discípulos sanaron a muchos enfermos, otros quedaron sin sanar (Timoteo, 1 Tim. 5:23; Trófimo, 2 Tim. 4:20, y posiblemente el "aguijón en la carne" que Pablo sufrió era físico). Resuci­taron a unos cuantos muertos (por ejem­plo, Lázaro, Jn. 11:1; Dorcas, Hech. 9:37), pero no resucitaron a Esteban y Jacobo (Hech. 7:60; 12:2), porque el propósito primordial de los milagros no era beneficiar al pueblo, sino confirmar la palabra (Mar. 16:20; Hech. 14:3; Heb. 2:3,4).

          Pablo no dice que Dios sanó mila­grosamente a Epafrodito. Es posible que sí pero no sabemos. Es importante recor­dar que toda sanidad es divina, porque
toda bendición es de Dios (Sant. 1:17). Sin embargo, Dios obra a través de procesos naturales y normales. El nos da el pan de cada día y le damos gracias. El pone los medios, hace que la tierra produzca, hace que el sol salga y que las lluvias rieguen la tierra, pero también obra a través del tra­bajo nuestro (Efes. 4:28; 2 Tim. 3:10). Así también Dios provee la ciencia médica: medicamentos, doctores, enfermeras y técnicas. Espera que nosotros aprovechemos esta bendición, siempre suplicando la dirección divina para todo el proceso de la sanidad.

          2:28 -- "Así que le envío con mayor so­licitud, para que al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza". Aunque Epafrodito era de gran utilidad a Pablo, éste no estaba tranquilo porque Epafrodito estaba angustiado y, sin duda, los filipenses compartían su angustia. Mejor que él volviera a Filipos. Sería mejor para todos.

          2:29 -- "tened en estima a los que son como él", un hermano excepcional, muy digno de ser honrado. No conviene elevar sobremanera a ninguno, pero Pablo sí nos enseña a tener a algunos en "mucha es­tima" (1 Tes. 5:13, "a los que trabajan en­tre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan"; 1 Tim. 5:17, "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dig­nos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar"; "Saludad a Andrónico y a Junias ... son muy estima­dos entre los apóstoles").

          2:30 -- "exponiendo su vida", "arriesgando su vida" (BAS; VH), paraboleuomai. Puso en gran peligro su propia vida para suplir este servicio para Pablo. Los que arriesgaban la vida para cuidar de enfermos (por ejemplo, durante una epidemia) se llamaron los parabolani. Ignoramos los detalles de este peligro; es otra pregunta que no se puede contestar en este mundo, y es dudoso que en el cielo se pueda contestar, porque ¿no serán olvidadas todas las experiencias amargas de la vida?

          Pablo apreciaba mucho a este amado hermano, porque compartían la misma actitud con respecto a dar su vida por el Señor (véanse Hech. 20:24; 21:13; 1 Cor. 15:30,31).

          -- "lo que faltaba", porque "os faltaba oportunidad", 4:10. Después de exhortar a los filipenses a sentir lo mismo, tener el mismo amor, estar unánimes y sentir la misma cosa (vers. 1-4), Pablo les habla del ejemplo de Jesús (vers. 5-11), y entonces después de hablar de su propia vida sacrificial (ver. 17), les presenta dos ejem­plos más, los ejemplos hermosos de Timoteo y Epafrodito, que bien ilustran la humillación y servicio recomendados en esta sección.

          Los lazos "en Cristo" nos unifican. Son lazos fuertes basados en la verdad, en jus­ticia y en el verdadero amor fraternal. Los hombres mundanos tienen muchos lazos. Se juntan o se ligan para ganar dinero y fama, para satisfacer sus apetitos carnales, etcétera, pero estos son lazos de pura conveniencia. ¡Qué contraste más grande entre los lazos de hombres carnales y los lazos "en Cristo"!


 

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