Textos que condenan facciones

 

          -- Rom. 16, “17  Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos”. Algunos causan divisiones y tropiezos enseñando doctrinas falsas, pero si algún hermano insiste en imponer su opinión sobre la iglesia esto también puede causar desavenencia y división. También si los miembros de una congregación simplemente no quieren mantener una relación hermanable para estar en paz, y optan por separarse y formar dos o tres grupos, obviamente alguien o algunos están causando divisiones.

          -- 1 Cor. 1, “11  Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.  12  Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo”; 3, “3 aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?  4  Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?” 4, “6  Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros”. En este caso no estaba involucrado ningún error en cuanto a doctrina, sino que los miembros se dividían en bandos siguiendo a los hombres, o como en el caso del capítulo 11, formaban bandos y menospreciaban a los miembros pobres (versículos 18-22).

          Como había seguidores de diferentes predicadores en Corinto, hoy en día es una causa principal de la división. Algún predicador muy autoritario tendrá seguidores. Le seguirán porque creen que este predicador sí sabe lo que está diciendo, sabe mucha Biblia y tiene la verdad, aunque obviamente ellos mismos no han estudiado a fondo para sí mismos. A veces no saben casi nada del texto o los textos bajo consideración, sino que están encantados del predicador que para ellos es superior, más estricto (y por eso más santo), mejor instruido, etc.

          -- 2 Cor. 12, “20  Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado de vosotros cual no queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes”.

          --  Gál. 5, “19  Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,  20  idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras (enojos, LBLA), contiendas (rivalidades, LBLA), disensiones, herejías (sectarismos, LBLA) 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. Obviamente este texto no recibe la atención que debe recibir en algunos lugares, porque congregaciones se dividen aunque no tengan ningún problema doctrinal. Simplemente no se aguantan, no se soportan y se separan para formar otro(s) grupo(s). Si no se llevan bien aquí en la tierra ¿piensan que se llevarán bien en el cielo? Si son carnales, no van al cielo según este texto: “los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.

          -- Tito 3, “10  Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo”. Estos estaban involucrados en cuestiones necias sobre genealogías, etc.; es decir, pueden causar problemas en la iglesia y hasta divisiones sobre cuestiones que no importan (como las de Rom. 14). Sin embargo, aunque el tema tratado no sea de gran importancia, el causar división sí es importante porque es pecado y Pablo dice, “después de una y otra amonestación deséchalo”. ¿Cuántas iglesias hacen esto? Si no disciplinan al hermano faccioso, habrá resultados desastrosos.

          -- 3 Jn. “9  Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe.  10  Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia”. Este Diótrefes tiene muchos descendientes. Aunque no haya “problema doctrinal” no faltará en algunas congregaciones un prepotente como Diótrefes que si no puede controlar la iglesia la destruirá (desde luego, si la controla, ya está arruinada).  

          Para promover la unidad es necesario que todo cristiano practique las exhortaciones en cuanto a la relación correcta los unos con los otros (Juan 13:34, 35; Rom. 12:10; 1 Cor. 12:25; Gál. 5:13-15, 26; 6:2; Efes. 4:2, 32; 1 Tes. 5:11; Heb. 10:24; Sant. 4:11; 5:9, 16).

 

 

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