II. La enseñanza bíblica es difícil de comprender.
A. El espíritu de la Biblia nos dice que es cosa muy delicada su interpretación y aplicación. Desviarse un tanto equivale a ponerse en peligro de condenación eterna.
Ahora el autor entra en la segunda de sus razones que le "han obligado a dejar de creer en la Biblia como libro infalible".
Otra vez acusa falsamente; otra vez entra la falsa representación de los hechos del caso. Dice el apóstol Pedro que entre las cosas escritas por el apóstol Pablo "hay algunas" difíciles de entender. Eso está lejos de decir lo que el autor afirma en el encabezado que introduce su segunda razón. Se le insta al lector a leer con cuidado las palabras de Pedro en 2 Pedro 3:15-18, quedándose bien dentro del contexto, y así verá como el autor ha torcido las Escrituras.
¿Qué es este "espíritu de la Biblia" del cual habla? ¿Dónde dice lo que afirma él que dice? Otra vez vemos la táctica del modernista; es vago e indeterminado en sus expresiones. Asevera pero no prueba. Espera que su lector u oyente no le pida prueba de su aserción.
B. La Biblia también dice que el más ignorante o analfabeto puede comprenderla (Isaías 35:8).
Con esta referencia bíblica el autor quiere plantear una contradicción; es decir, dejar la impresión de que la Biblia afirma que es fácil de comprender pero a la vez no lo es. ¡El modernista tiene que buscar la destrucción de las Sagradas Escrituras a toda costa! Pero este pasaje bíblico no contradice a la Biblia Misma; solamente es contrario al autor. Isaías 35 es mesiánico; se refiere al futuro glorioso de Sion. Afirma que por medio del Mesías, Jesucristo, los redimidos por Cristo andarán en este Camino de santidad y que aun los más simples (torpes, dice una versión) podrán mantenerse en dicho camino, pues no se extraviarán. Este pasaje no tiene nada que ver con lo fácil o lo difícil de interpretar la Biblia. Afirma que Dios iba a realizar por el Mesías una vida de santidad para gente humilde. Con razón leemos en Marcos 12:37, "Y la gente llama le oía con gusto" (Ver. Mod.), y una vez dijo Jesucristo en oración a Su Padre, "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños" (Mat. 11:25). Es evidente que Jesucristo y el autor de la carta no han manifestado la misma actitud hacia el entendimiento de las revelaciones de Dios el Padre.
1. Sin embargo, nosotros sabemos que no es fácil comprender las enseñanzas de la Biblia. Muchas de sus enseñanzas y prácticas no están bien aclaradas. Y las continuas controversias y divisiones sobre puntos doctrinales entre los cristianos son evidencia irrefutable de esto.
Desde el principio los hombres han entendido las instrucciones de Dios, como Adán y Eva, Noé, Abraham, Moisés y la gente de Israel, todos. ¿Qué problema tenían éstos respecto a entender la voluntad de Dios? Enséñenos el autor un solo caso en toda la Biblia de algún hombre de corazón sincero y de actitud sumisa que no pudiera entender alguna instrucción de Dios por haber sido demasiado difícil de comprender. El autor implica que Dios ha hablado al hombre sin hacerse comprensible.
Pablo dice a los Efesios, "que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo" (Efes. 3:3, 4), y en 5:17 dice, "No seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor". Ahora dice el autor de la carta que las controversias y las divisiones dan "evidencia irrefutable" de que las enseñanzas y prácticas de la Biblia no están bien aclaradas. El está altercando con Dios (Romanos 9:20) y luchando contra Dios (Hechos 5:39). ¡Muy atrevido nuestro amigo! ¿Cuál de los dos ganará? ¿Es el autor más fuerte que Dios? (1 Cor. 10:22).
Hay mucha controversia y división en todo campo de materia, como por ejemplo en la filosofía y en el tema de la evolución orgánica. Hay mucha división en el tema de la existencia de Dios. El autor reclama creer en un Ser Supremo (pág. 9 de su carta) pero hay muchos millones de ateos que niegan tal posición. ¿Por eso no tiene él razón?
Que haya mucha división y controversia no es culpa de la revelación de Dios, sino de nosotros los hombres. Muchos no estudian, no se esfuerzan (2 Tim. 2:15; Juan 5:39; Hech. 17:11). Muchas veces se debe a la mente carnal del hombre que conduce a la contienda y a la división (1 Cor. 1:10; 3:1-3). Muchos falsos maestros andan en el mundo (1 Juan 4:1; Mat. 7:15). Los inconstantes tuercen las Escrituras y estos inicuos procuran arrastrar a otros para hacerles caer de su firmeza (2 Ped. 3:16, 17).
El autor dice acerca de la Biblia que "muchas de sus enseñanzas y prácticas no están bien aclaradas". ¿Cuáles? nuestro amigo. ¡Díganos cuáles! ¡Especifíquelas! Pero, no; el modernista no especifica nada de manera positiva. Nada más insinúa y asevera con generalidades. Esta acusación del autor contra la Biblia nos recuerda de la táctica de los mormones. Ellos dicen que aceptan la Biblia hasta donde esté correctamente traducida y luego cuando se les pregunte en qué parte no está bien traducida, no quieren contestar.
¿Qué diremos de las divisiones? ¿Por qué se dividió la nación de Israel? ¿Por no poder entender las instrucciones de Dios, o por ser carnales, queriendo "un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones" (1 Sam. 8:5)? El versículo 7 no fue escrito por algún modernista, pues no dice: "Este pueblo, esta pobre gente, no me puede entender". Dice, "Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos".
¿Quién puede refutar la explicación dada por Jesús en Mateo 13:11-16, de por qué algunos no entienden la Palabra de Dios? El dice que "a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado". Algunos entendían y otros no. ¿Por qué? ¿Hace Dios acepción de personas (Rom. 2:11; Hech. 10:34)? Cita el autor un texto en Isaías (35:8) que afirma que aun los torpes entenderán. Entonces, ¿cómo es que algunos no entienden? Quisiéramos ver alguna refutación adecuada del análisis del caso que Jesús da en Mat. 13:15, un texto tomado de Isaías mismo, "Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane". ¿De quiénes hablaba? De los hombres muy religiosos pero facciosos y divisionistas, que no seguían la verdad de Dios sino más bien las tradiciones de los hombres. Siempre ha habido "divisiones sobre puntos doctrinales" entre quienes profesan seguir a Dios, pero ¿tiene la culpa Dios, o la Biblia? No, la tienen quienes aman las doctrinas y mandamientos de los hombres (Mat. 15:9). Son quienes "no recibieron el amor de la verdad para ser salvos" (2 Tes. 2:10). Dice Jesús, "El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta". (Juan 7:17). Y dice, "buscad, y hallaréis" (Mat. 7:7).
La Biblia habla claramente sobre la música en la iglesia local; dice cantar. ¿Tiene culpa la Biblia de que de la introducción de instrumentos musicales en el culto resultara una división en la hermandad? Habla claramente sobre la organización y la obra de la iglesia local, como también sobre la cooperación entre iglesias locales. ¿Tiene culpa de que de la introducción de la centralización de obra y del institucionalismo resultara una división en la hermandad? El modernista trata de pasar a Dios, o a la Biblia de Dios, la responsabilidad de las divisiones que justamente le toca al hombre carnal y vanaglorioso. Lo que en realidad dicen las Escrituras, tocante a estos puntos como también a otros muchos, no es difícil de entender. Resulta la división de ir el hombre más allá de lo que está escrito (1 Cor. 4:6).
2. Si los que sabemos leer y tenemos a nuestro alcance un sinnúmero de libros auxiliares y otras fuentes de información, aún tenemos problemas de comprensión, ¿qué de los ignorantes o analfabetos?
El problema no consiste en la habilidad o en la inhabilidad del hombre para comprender, sino en la condición del corazón; es a saber, de tenerlo engrosado y endurecido. El plan de es uno de enseñanza. "Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí" (Juan 6:45). "Id, y haced discípulos (doctrinad) a todas las naciones..." (Mat. 28:19). "Porque la gracia de Dios se ha manifestado... enseñándonos..." (Tito 2:11, 12). "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas..." (Apoc. 1:3).
¿Cuáles son las partes de la Biblia que no puede usted comprender? Otra vez decimos, ¡especifíquenos! La Biblia es su propio comentario. Se explica a sí misma. Juntamente buscaremos la respuesta correcta. Recuérdese; dice Jesús que el que busca, halla.
El autor implica que el "sinnúmero de libros auxiliares y otras fuentes de información" deben ayudarnos a entender la Biblia, pero en gran parte éstos son comentarios y obras semejantes que defienden los credos de las varias sectas, y por lo tanto son promotores de confusión. Contribuyen a la división. ¿Qué libros "auxiliares" tenían los discípulos primitivos de Jesús?
El ministerio personal de Jesús prueba que la gente común sí podía entenderle bien, y sin problema alguno. Volvemos a citar Mat. 11:25: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños". Los educados y que tienen los libros son quienes están causando toda la división, porque rehusan humillarse para que puedan entender. "Pues, mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo, escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte, y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia" (1 Cor. 1:26-29). "Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio" (3:18). "Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece" (Juan 9:39-41). "El conocimiento envanece" (1 Cor. 8:1).
C. El analfabeto es víctima de su ignorancia.
1. Su salvación depende de su manejo acertado de la Biblia. Pero a causa de sus escasos conocimientos el analfabeto acepta la interpretación y aplicación de cualquier líder religioso.
Esta afirmación del autor es completamente falsa; es mentira, y él debe saberlo. El analfabeto no tiene que ser víctima de nada. Por otro lado, hay hombres bastante educados e inteligentes que han sido hechos víctimas de otros. Pero no es nada cierto que uno, por ser analfabeto, tenga que ser víctima de algo; ¡ni el analfabeto ni el que es capaz de leer y escribir!
Luego, lo que es más, el autor alude solamente a la ignorancia en cuanto a las letras. ¡Pero hay más ignorancias que ésa! Hay hombres muy inteligentes en los estudios formales de escuelas que ignoran muchas verdades. "Estos ignoran voluntariamente..." (2 Ped. 3:5). "Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor. Mas el que ignora, ignore". (1 Cor. 14:37, 38). El ser analfabeto como el ser capaz de leer y escribir no tiene nada que ver con el caso. Esta es otra de las muchas representaciones falsas del autor.
Nadie es forzado a ser víctima de la ignorancia. (¿En qué clase de Ser Supremo cree el autor que ofrecería salvación solamente a los educados y obligaría a los analfabetos a hacerse víctimas del error?). Si alguna persona no oye a Dios, tiene que responder por ello delante de Dios. El evangelio se ha revelado en lenguaje sencillo. Es un mensaje sencillo de Dios y para el hombre. "La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples" (Sal. 119:130). Dios ama a todos; quiere que todos se salven (2 Ped. 3:9; 1 Tim. 2:4). Según la historia sagrada narrada en Lucas, ese evangelio convirtió a toda clase de gentes. El Nuevo Testamento alude a la conversión de aun esclavos (Filemón 10, 16). Se convirtieron de todas las naciones, lenguas, pueblos y linajes (Apoc. 5:9; 7:9). El proceso sigue hasta la fecha, y continuará hasta el fin del tiempo. "El que quiera" puede venir a Dios por la Palabra de Dios (Apoc. 22:17).
Ahora se admite que en cuanto al contenido de la revelación de Dios al hombre hay "leche" y hay "alimento sólido" (Heb. 5:12). Dios espera que Sus criaturas crezcan en el conocimiento (2 Ped. 3:18), pero no espera de nadie que lo sepa todo desde el principio.
Un analfabeto, al igual que un ciego, puede pedir a otro que le lea la palabra de Dios (Apoc. 1:3), y así puede aprender de Jesús y de Su evangelio. Es más; tiene esa responsabilidad. Le preguntamos al autor: ¿qué del analfabeto respecto a las leyes del país? ¿Cómo hace para saber de sus responsabilidades, ya que no sabe leer? ¿Está exento de las leyes? O, ¿es condenado porque no sabe leer? ¿Cómo hacen los hijos sin escuela tocante a las instrucciones de sus padres terrenales? ¿Son víctimas de su ignorancia? ¿No pueden entender a sus padres, ya que no saben leer? ¿Entienden a sus padres solamente los hijos bien educados?
Nuestro autor quiere culpar a Dios de la ignorancia del hombre, pero todos hemos visto la gran inteligencia del hombre, aun de los analfabetos. Saben y entienden muchas cosas; pueden ganar la vida, enseñar a sus hijos, y tomar parte en una gran variedad de cosas. Con la misma medida de inteligencia pueden también entender el evangelio de Dios, Su Padre celestial.
El mismo Creador que nos hizo también nos ha hablado (Heb. 1:1, 2). Uno está altercando con Dios e insultándole cuando dice que la gente no puede entender. "Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana" (Mar. 12:37). Cuando Cristo hablaba, algunos entendían y algunos no (Mat. 13:23, 19). ¿Por qué fue así? ¿Porque algunos eran analfabetos y otros no? ¡No! Se debía a la diferencia de actitud de corazón (Luc. 8:15). "El pueblo estaba suspenso oyéndole" (Luc. 19:48). Las mismas palabras que Jesús y Sus apóstoles hablaban en persona están escritas en el Nuevo Testamento. La gente analfabeta les entendía en el primer siglo, y la del veinte puede también.
Es imprescindible que la persona sepa leer y tenga algunos conocimientos para estar segura que nadie le engaña al interpretarle la Biblia.
Amigo, ¿quién hizo esa regla? Eso es absurdo en extremo. Según esa idea, todo analfabeto en el mundo será engañado, robado, defraudado de su propiedad, etc., y esto continuamente a través de su vida. ¿Quién lo cree? Para ser consecuente, el autor tendrá que afirmar también que los que saben leer y que tienen algunos conocimientos ¡no pueden ser engañados! ¿Es así el caso?
La actitud del autor es semejante a la de los fariseos, que dijeron "Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es" (Jn. 7:49). Y esos mismos fariseos acusaron a los creyentes en Jesús ¡de haber sido engañados! (V. 47). Obsérvese bien que los hombres "educados" que criticaban a otros y menospreciaban a otros estuvieron muy engañados y cegados ellos mismos y ellos mismos y esto a pesar de su gran educación.
3. Se concluye, pues, que la cuestión de asegurar la salvación mediante la comprensión y práctica correctas de la Biblia no es nada fácil, y que el analfabeto realmente no tiene esperanza alguna de lograr esto.
Afortunadamente el analfabeto por no poder leer nunca leerá las líneas de nuestro autor que le insultan y desprecian tanto. Pero si alguien le leyera (compárense Apoc. 1:3; 1 Tes. 5:27) estas líneas del autor, podría entender esta insinuación de que a él (al analfabeto) le falta le inteligencia básica, y que no es más que un idiota, totalmente dependiente de otros en todo aspecto de la vida, que es un ciego y que está condenado a seguir a otros ciegos para caer inevitablemente en el hoyo. Además, al serle leídas estas líneas, seguramente ¡no será engañado por la filosofía del autor! ¡Y todo esto sin saber leer! Afortunadamente, aun el analfabeto tiene más inteligencia que nuestro autor, que se ha dejado engañar por la hueca sabiduría humana. El analfabeto no va a creer tales tonterías.
El autor, con sus diplomas de alta educación, ha desarrollado un gran prejuicio contra las capacidades del hombre sin letras. Tiene un sentido vano y orgulloso de sus adquisiciones en el campo de las artes y letras, y ahora se siente digno de juzgar a Dios y a Su Palabra. Miguel el arcángel no se atrevió proferir juicio de maldición contra el diablo, pero este pobre hombre se atreve a acusar a Dios locamente.
El modernista primero declara su suposición, y luego de ella saca su deducción. Pero Dios no le constituyó a él, como tampoco a ningún otro, legislador o fabricante de reglas "imprescindibles". Dios no hizo la regla de que para ser salvo uno tiene que saber leer, pero el modernista sí supone esto y luego concluye que el analfabeto no tiene esperanza alguna de lograr asegurar su salvación. ¡Qué conveniente!
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