Lección XXVIII

La identidad de la iglesia

 

Introducción. Las lecciones del número XXVIII al XXXV tratan de la identidad de la iglesia.  La iglesia de Cristo no es únicamente singular en el hecho de su unidad sino también en su distinción y separación de cualquier institución sobre la tierra.  Construida sobre un patrón divino el cual no debe ser adulterado, no es humana en ninguna de sus características sino que está separada del mundo y de todas las organizaciones hu­manas en nombre, culto, doctrina, trabajo, y organización.  La adopción de nombres humanos, credos, prácticas u organi­zación harían de la iglesia una denominación y traer sobre los que participaran en ello la reprobación de Dios. Es la obli­gación del cristiano mantener y preservar el carácter separado y distinto de la iglesia de Dios no sólo en mantenerse aparte de las  instituciones de los hombres, sino también en proteger la pureza de su carácter de la contaminación con la impiedad y la mundanalidad.

 

I. Edificar conforme al modelo (Heb. 8:5).

 

          1. Somos nosotros constructores juntamente con Dios (1 Cor. 3:8,9).

          2. Debemos seguir el diseño de Dios, el patrón que ha sido revelado:

                   (1) Las enseñanzas de Cristo y sus apóstoles (Mat. 28:18-20).  Las cosas que recibimos para ser nuestra guía (Fil. 4:9).

                   (2) Los ejemplos de las iglesias en los días del Nuevo Tes­tamento (1 Tes. 1:6,9).

          3. Dios se rehusará a reconocer las cosas hechas por planes humanos (Mat. 15:13; 7:21-23; Sal. 127:1).

 

II. Midiendo la iglesia con normas humanas:

 

          1. Varias razones se ofrecen para justificar la existencia de esfuerzos sectarios en la religión:  "haciendo algún bien"; "hay buena gente en ellas"; "enseñan algo de la verdad"; "asociación agradable", etc.  Todo esto puede decirse de todas las organiza­ciones fraternales y de otras muchas instituciones humanas.

          2. Tales pretensiones al reconocimiento divino son:

                   (1) Deshonrosas para Dios.  Reducen la  voluntad de Dios a un  nivel humano (Isa. 55:8,9).

                   (2) Irrespetuosas hacia la palabra de Dios.  No hay justifi­cación en enseñar parte de la verdad y no aceptar la otra parte.

                   (3) Engañosas para los hombres no preparados, tratando de satisfacerles con los esfuerzos no escriturales que Dios no reconoce.

 

III. La iglesia medida con la norma divina:

 

          1. La palabra de Dios es la caña de medir (Apoc. 11:1). Con ella será medido el templo.  Cuando la palabra de Dios es la guía, la casa está edificada sobre la roca y se mantendrá. (Mat. 7:14-27).  Nuestros esfuerzos serán juzgados por la palabra de Dios revelada por Cristo (Juan 12:47-49).

          2. Compare la iglesia a la cual usted pertenece con la iglesia descrita en el Nuevo Testamento, en los siguientes puntos:

                   (1) Nombre.  ¿Puede usted encontrar al nombre que lleva en el Nuevo Testamento?

                   (2) Culto.  ¿Está usted siguiendo las doctrinas de los hombres?  (Mat. 15:7,9).

                   (3) Doctrina. ¿Enseña usted únicamente lo que Cristo y los apóstoles enseñaron? (Gál. 1:6-11).

                   (4) Organización.  ¿Está usted tratando de servir a Cristo por medio de organizaciones humanas?

                   (5) Misión.  ¿Está limitada la obra de la iglesia a su misión divina?

                   (6) Carácter.  ¿Demanda la iglesia pureza de vida y de carácter?

 

IV. Perdiendo el reconocimiento divino:

 

          1. La iglesia es la casa o familia de Dios: un pueblo apartado para la posesión única de Dios (1 Pedro 2:5-9).

          2. Peculiaridad y singularidad deben ser mantenidas, a fin de ser reconocidas y aprobadas por el Señor (Tito 2:11-14).

          3. Como buenos soldados, no deben comprometerse en los asuntos de este mundo (2 Tim. 2:4).  La iglesia no debe estar sujeta a propósitos políticos, económicos o sociales.

          4. Corromper el plan de Dios en cualquier punto, es perder la identidad.

                   (1) El ejemplo de la iglesia de Efeso (Apoc. 1:20).  El candelero representa la identidad de la iglesia.  El re­conocimiento divino a punto de ser retirado.

          5. El no estar identificado con el Señor y con su pueblo es fa­tal en el día postrero (Mat. 7:22,23).

 

Conclusión:  Debemos luchar legalmente si hemos de recibir una corona (2 Tim. 2:5).  Hagamos, entonces, la obra del Señor conforme a su voluntad.

 

Preguntas

 

          1. ¿Cómo debe ser edificada la iglesia?

          2. Al identificar la iglesia, ¿qué patrón de enseñanza, autori­dad y ejemplos debe seguirse?

          3. Cite algunas razones falaces que se dan para justificar la existencia de las denominaciones.

          4. Ahora, demuestre cómo tales pretensiones son deshon­rosas e irrespetuosas para la palabra de Dios y extravían a los indoctos.

          5. ¿Cuál es la norma divina para medir?

          6. ¿En qué cosas debe uno comparar la iglesia a la cual pertenece a fin de estar seguro de encontrar la iglesia ver­dadera?

          7. ¿Qué cosa es la iglesia?

          8. ¿Qué debe conservarse para retener la peculiaridad del pueblo de Dios, la iglesia?

          9. ¿Cuál debe ser la actitud de los cristianos hacia los com­promisos mundanos?

          10. Señale algunas maneras de perder toda  pretensión para identificarse como iglesia del Nuevo Testamento.


 

 

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