Los Hijos

 

Introducción:

      A. Gén. 1:28, "Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla".

      B. Sal. 127:3, "Herencia de Dios son los hijos..."

      C. No hay falta de hijos en el mundo, pero sí hay una gran escasez de hijos bien criados, obedientes y respetuosos.

 

I. Es normal querer hijos.

      A. "Sin afecto natural", una característica de los depravados, Rom, 1:31; 2 Tim. 3:3.

          1. La mujer tiene instinto materno. Le duele suprimirlo.

          2. El aborto es homicidio y una abominación delante de Dios. En Estados Unidos se matan cada año un millón y medio de infantes en la matriz. Es una muerte horrible, una tortura de las más crueles.

      B. Sara, Raquel, Ana, Elisabet querían más que nada tener hijos.

      C. 1 Tim. 2:15, "la mujer ... se salvará engendrando hijos".

      D. 1 Tim. 5:14, "que ... se casen, críen hijos, gobiernen su casa".

 

II. Debe haber amor intenso por los hijos. Tito 2:4, "amar a ... sus hijos".

      A. Aun los recién nacidos saben si hay amor, y aun pueden morir sin ello.

      B. El amor provee todo lo necesario: alimento, abrigo, edu­cación secular y espiritual, disciplina, diversión, protección, aliento, y actividad social.

      C. El amor requiere mucho de los padres: mucho tiempo, mucha atención personal, mucho sacrificio, mucha paciencia y mucho valor.

      D. El amor aprueba y alaba al hijo bueno y obediente. Esto le alienta mucho y promueve la obediencia.

 

III. Debe haber desarrollo completo de los hijos.

      A. Luc. 2:52 "Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia".

      B. Deben desarrollarse intelectualmente. Esto incluye la edu­cación práctica de algún oficio. Para los judíos el no enseñar al hijo algún oficio equivalía a enseñarle a ser ladrón.

      C. El desarrollo físico requiere que se abstenga del alcohol, de las drogas, del tabaco, del exceso de comer, y de la flojera.

      D. Es también importante el desarrollo social; los hijos deben sostener una buena relación con otros, y los padres deben guiarles en esto.

 

IV. El desarrollo espiritual de los hijos.

      A. Efes. 6:4, "criadlos en disciplina y amonestación del Señor".

          1. La enseñanza espiritual es  la responsabilidad de los padres.

          2. La iglesia ayuda, y los hijos deben estar en todas las reu­niones y clases bíblicas, pero la iglesia no substituye a los padres en la dirección espiritual de los hijos.

      B. El ejemplo de los padres es la enseñanza más importante.

          1. Deben poner buen ejemplo en su vida diaria, en su conducta, en su forma de hablar, en el trabajo, en la adminis­tración del dinero, y en todo.

          2. En el hogar debe haber un ambiente de paz y amor, de armonía y cooperación, de madurez y responsabilidad. El ejem­plo habla, y enseña.

          3. Deben poner buen ejemplo en la asistencia a los servi­cios y clases bíblicas, en su participación en el culto y en la obra del Señor, y en ofrendar generosa y alegremente.

          4. Una actitud buena es de suma importancia. Aunque los padres hayan llevado a sus hijos a los servicios toda su vida, és­tos pueden apartarse del Señor si la actitud de los padres ha sido mala; por ejemplo, si criticaban a los hermanos, si se que­jaban de todo, y hablaban solamente de problemas y disgustos en la iglesia.

      C. Los padres son los maestros de sus hijos.

          1. Gén. 18:19, Abraham "mandará a sus hijos ... después de sí".

          2. Deut. 6:5-9, "Y estas palabras que yo te mando hoy, es­tarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes".

          3. 2 Tim. 1:5; 3:14, 15, "trayendo a la memoria la fe no fin­gida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también ... persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas  Escrituras".

          4. Es muy importante que los padres tengan clases bíbli­cas en el hogar con sus hijos, y que les animen a participar con comentarios y preguntas. Los hijos deben entender la voluntad de Dios y tener convicciones. Si los padres no sostienen estu­dios y conversaciones con sus hijos, no se puede saber si hay en ellos entendimiento y convicción. Los hijos deben expresarse.

          5. "Cuando sus hijos pregunten ..." Ex. 12:26; 13:14; Sal. 78:5-7. Desde luego, cuando los hijos pregunten, los padres deben estar preparados y dispuestos a darles una buena expli­cación de las cosas de Dios.

      D. Los hijos deben obedecer a sus padres, Efes. 6:1-3.

          1. La lección primordial para los hijos es que deben obe­decer y respetar a sus padres.

          2. El ejemplo de Jesús, Luc. 2:51; Heb. 5:8.

          3. La obediencia es "mejor que los sacrificios", 1 Sam. 15:22.

          4. La obediencia de los hijos es "Para que te vaya bien"; es decir, es para el beneficio de los hijos mismos, Efes. 6:3; Deut. 21:18-21; 1 Ped. 3:10-12.

          5. El hijo obediente es el hijo sabio, Prov. 10:1; 13:1.

      E. Otros "maestros" (influencias fuertes sobre nuestros hi­jos).

          1. Los amigos, Prov. 1:10-18; 1 Cor. 15:33.

          2. Maestros incrédulos en las escuelas de todo nivel, desde la primaria hasta la universidad, que hacen burla de la Biblia y enseñan la evolución. Estos, por ser muy "educados" (en sentido académico) ejercen una fuerte influencia sobre los niños y jóvenes, a veces antes de que éstos puedan distinguir entre la verdad y el error. Tales maestros son los peores traidores del mundo, porque traicionan a los niños y jóvenes que confían en ellos. Tales maestros son verdaderos agentes de Satanás.

      F. Los padres son responsables por sus hijos. Tienen que prepararse y defender a sus hijos contra todos los enemigos de su vida y su alma; por ejemplo, la mala influencia de sus "amigos", la mala enseñanza de los maestros en la escuela, el cine, la televisión, los libros y revistas carnales, canciones mun­danas, etc.

 

Conclusión:

      A. Los hijos son una gran bendición de Dios, y daremos cuenta a Dios por ellos. Recuérdese, "si alguno no provee para los suyos ... ha negado la fe, y es peor que un incrédulo" (1 Tim. 5:8).

          1. Este texto se refiere al cuidado físico, pero ¿qué pen­sará Dios de los padres que no cuidan de sus hijos espiritual­mente?

          2. Los padres deben proveer para sus hijos en todo sen­tido.

      B. Prov. 22:6, "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él"; es decir, instruirle según su mentalidad, su carácter, su disposición y aptitudes; entrenarle con atención individual, y este entrenamiento llegará a ser su se­gunda naturaleza para que no se aparte de él.

          1. Esto da énfasis a lo que se ha presentado aquí: la necesidad de la atención individual a cada hijo para enseñarle y entrenarle conforme a su naturaleza individual. Cada hijo es único, es distinto, y requiere atención personal para su desa­rrollo integral.

          2. Si practicamos con nuestros hijos esta clase de en­señanza y entrenamiento, llega a ser para ellos su manera nor­mal de vivir y de pensar. Difícilmente se apartarán de ello, porque estarán habituados o acostumbrados a ello. Lo harán casi sin pensar. Así como después que hemos aprendido algo bien (por ejemplo, nadar, escribir a máquina, conducir un auto), lo hacemos casi sin pensar, porque ya estamos bien acos­tumbrados a hacerlo, y el subconsciente se encarga de todo el proceso.

      C. Los padres no deben dejar de preocuparse por sus hijos. Job 1:5, Job ofrecía sacrificios por sus hijos todos los días, "Porque ... Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones".

 

 

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