Distinguir entre "la fe" y las opiniones

 

Romanos 14, cuestiones que no afectan la comunión con Dios ni con hermanos en Cristo.

 

I. Romanos 14:1, la traducción de varias versiones:

 

    -- Versión Valera revisada, 1960: "Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones".

    -- La Biblia de las Américas: "Aceptad al que es débil en la fe, pero no con el propósito de juzgar sus opiniones".

    -- Versión hispanoamericana: "Recibid al flaco en la fe, pero no para discutir sobre opiniones".

    -- Versión moderna: "Al que es débil en la fe, recibidle, mas no a disputas de opiniones dudosas".

    -- Versión Nacar-Colunga: "Acoged al flaco en la fe, sin en­trar en disputas sobre opiniones".

    -- Versiones las ediciones paulinas: "Al débil en la fe acogedle, pero no para discusiones de pareceres".

 

II. El hermano débil en la fe.

   

    A. No era débil en la fe en cuanto a su fe en Cristo como el Hijo de Dios. No era hermano débil en la fe en el sentido de ser mundano o negligente, sino que era débil en la fe en cuanto a la libertad de la fe, es decir, él no reconocía su libertad en Cristo con respecto a ciertas comidas, días que algunos consideraban santos, etc. El hermano débil en la fe era muy estrecho en su parecer (opiniones). El creía que no le convenía comer de todo y comía solamente legumbres. El ignoraba, o no podía per­suadirse de que "todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias" (1 Tim. 4:4). El hermano débil en la fe hacía diferencia entre día y día. El era un cristiano, vivía bajo la ley de Cristo, pero todavía creía que ciertos días que eran sagrados bajo otra ley (por ejemplo, la ley de Moisés) deberían considerarse sagrados bajo la ley de Cristo.

 

    B. El hermano débil en la fe es, pues, el hermano que se su­jeta a lo que no se originó en la ley de Cristo, sino en su propia opinión y conciencia. Tiene opiniones y se sujeta a ellas. La pa­labra "opiniones" (Rom. 14:1) viene de la palabra griega dialo­gismoi, y significa los razonamientos o pensamientos, los pare­ceres u opiniones, los escrúpulos o dudas, y se usa aquí del hermano que no reconoce su libertad en Cristo. Es gobernado por una conciencia que requiere algo que la ley de Cristo no requiere. El Señor le da una libertad que él no acepta. Su con­ciencia le exige una conducta que Cristo no exige. Por esta causa Pablo le llama "débil en la fe".

 

    C. Rom. 14 trata acerca de una conducta que no era buena ni mala ante los ojos de Dios. A veces tales cuestiones se describen como "cuestiones de indiferencia", es decir, cuestiones que no importan. El hermano débil en la fe no era indiferente hacia tales prácticas o prohibiciones; por el contrario, para él eran cosas sumamente importantes. Pero no son cosas requeridas ni prohibidas por el Señor. Ante los ojos del Señor tales cosas en sí mismas no ayudaban ni perjudicaban al cristiano. En un texto relacionado con éste (1 Cor. 8:8) Pablo dice, "Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos". Es asunto, pues, que no tiene nada que ver con nuestra salvación y, por lo tanto, no debe afectar la comunión entre hermanos. El hermano que comía legumbres y no quería comer de todo no pecaba, sino que solamente se privaba a sí mismo de algo no prohibido por Dios. Pero no se trata de cuestiones inmorales y no es cuestión de desobediencia. Si algún hermano rehúsa comer carne por cualquier causa, no peca; si opta por cerrar su negocio el día sábado y pasar el día ayunando, es cosa de él, no peca. Si lo hace o si no lo hace, no "será más, ni será menos". Es asunto muy importante para el hermano débil en la fe, pero solamente por causa de su propia conciencia, y no porque la ley de Cristo lo haya dictado.

       

    D. ¿Por qué es débil en la fe?

        1. No es débil por no poder entender la voluntad de Dios. Este asunto se aclaró en Rom. 14 para que no se quedara la más mínima duda con respecto a lo que Dios requiere o pro­híbe. La ley de Moisés o cualquier ley estaba sin vigor en cuanto a la práctica del cristiano, porque éste vive bajo la ley de Cristo (1 Cor. 9:21), la ley de la libertad (Sant. 1:25; 2:12). El hermano débil en la fe no es así por no poder entender la voluntad de Dios. Tampoco es necesariamente un fanático o un excéntrico. Hay una explicación lógica y razonable de sus creencias.

        2. Las creencias de muchas personas tienen que ver con la vida pasada. El punto clave de la cuestión de opiniones se ve en 1 Cor. 8:7, en la frase, "porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina". Dice Pablo, estaban "habituados hasta aquí". Esto explica la cuestión de opiniones. El hermano débil en la fe tiene sus creencias porque está "habituado hasta aquí" con respecto a ellas; es decir, su experiencia anterior, sea en alguna religión o en otra cosa, le ha inculcado estas creen­cias.

        3. La cultura en la cual se ha criado tiene mucho que ver con sus pensamientos y creencias. Somos el producto de nues­tro pasado: la crianza, la educación o la falta de ella, el ejemplo y la influencia de los padres y otros parientes, amigos y enemi­gos, etc. Todos los antecedentes de la vida influyen en los pen­samientos de cada individuo.

        4. Por lo tanto, si se observa la vida pasada del hermano que es "débil en la fe", se puede ver la explicación de sus creen­cias, porque ha sido dispuesto o acondicionado por las influen­cias de su vida pasada para pensar como piensa. Su acondi­cionamiento depende de la educación o la falta de ella de sus padres, su estado económico, el lugar y el ambiente en que fue criado (en el campo, en la ciudad, en ciudad grande o pequeña, en qué parte de la ciudad y en qué región del país), la en­señanza que recibió tanto en la escuela como en alguna re­ligión, etc. En fin, hay muchas cosas que influyen en la vida de todo individuo para determinar su modo de pensar.

        5. Dice Pedro, "fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres" (1 Ped. 1:18). Lo que somos ahora, lo que pensamos ahora, es en parte el pro­ducto de los hechos, la conducta, la creencia, la filosofía, la acti­tud, etc. de nuestros padres y la cultura de ellos. El ambiente en el cual fuimos criados tiene mucho que ver con los procesos de pensamiento de nosotros ahora.

        6. El hermano que es débil en la fe se ha convertido a Cristo, pero ha seguido con algunas opiniones que tenía en su vida pasada. Su modo de pensar, especialmente con referencia a la conducta moral, puede seguir igual. Es precisamente lo que se ve en Romanos 14; antes de bautizarse los hermanos débiles en la fe se abstenían de cierta comida, y después de bautizarse seguían absteniéndose de cierta comida. Lo mismo con res­pecto a ciertos días. Los hermanos que eran sabatistas antes de su conversión pueden tener el mismo problema presentado en Rom. 14, con respecto a comida y días especiales. Los her­manos que antes eran pentecostales siguen creyendo como los pentecostales en cuanto al atavío de la mujer. Hasta el vocabu­lario de algunos hermanos revela lo que eran antes. En el primer siglo, los que se convertían en cristianos eran fariseos, saduceos, esenios (ascéticos), idólatras, etc. Eran gente de toda raza, de todo color, y de todo ambiente cultural y religioso. Pero el evangelio era y es uno. El Señor no originó un evangelio especial para los judíos y otro para los gentiles. Los apóstoles no predicaron un evangelio especial para los educados y otro para los analfabetos, uno para los ricos y otro para los pobres. El evangelio no se debe someter a ciertos cambios para aco­modar a las distintas culturas y a los distintos rangos de vida, sino que todo el mundo debe someterse al evangelio.

        7. Esta proposición es innegable, porque los casos obser­vados en Rom. 14 y 1 Cor. 8 la demuestran claramente. Muchos hermanos en la iglesia de Cristo tienen creencias que no tienen su origen en el Nuevo Testamento sino que son más bien es­crúpulos y opiniones. Estando "habituados hasta aquí" a ciertas ideas, estas mismas ideas tienen mucho que ver con su vida es­piritual.

        8. El evangelio no es regional. ¿Quién está exento de la tendencia de tratar de hacer de la religión de Jesús una cosa re­gional? ¡Cómo varían los conceptos de la santidad en varios países y en varias regiones! ¿Por qué? Porque la gente de cada país y de cada región está habituada "hasta aquí" a cierto modo de pensar. Muchos quieren que el evangelio quepa en el molde nacional o regional, para que el evangelio confirme las normas existentes. Por lo tanto, en una área la iglesia del Señor tendrá la idiosincrasia pentecostal; en otra área tendrá el cariz o apa­riencia de otra secta. Hay hermanos de habla inglesa que se han acusado de tratar de "americanizar" a otros pueblos del mundo en lugar de evangelizarles. ¿Debe ser controlado el evangelio por los conceptos religiosos o culturales de la gente de cada región? No, por el contrario, el evangelio debe controlar los conceptos de la gente de todo país o región.

 

    E. Es muy difícil ser objetivo. Todos tendemos a razonar subjetivamente, es decir, entran en nuestro estudio los propios pensamientos, el propio parecer, las propias opiniones, y se nos hace difícil analizar objetivamente algunos textos bíblicos para aprender precisamente lo que el texto mismo enseña. Es fácil ocultarlo con ideas preconcebidas. Todo el mundo se acerca al estudio bíblico con su propio equipo para estudiar, con su pro­pio modo de pensar, que es el producto de su pasado. Todo el mundo tiene sus ideas preconcebidas, ideas recibidas de la cul­tura pasada. Por lo tanto, hay un peligro grande de que el cris­tiano lea la Biblia con los lentes de sus propios conceptos de mucha enseñanza bíblica. Lo que observamos en la Biblia misma es teñido por estos conceptos personales que recibimos de los padres y parientes, de la educación, de los amigos, de al­guna religión o de la cultura en general. Hasta los términos bíblicos tienen significado o definición especial para muchísi­mas personas debido especialmente a la teología de su vida pasada. El hermano débil en la fe (Rom. 14) oye, como los demás, la predicación apostólica acerca de la libertad en Cristo, pero tiene sus propios conceptos de lo que se requiere para la santidad y la piedad. El oye la palabra de Dios pero su com­prensión es influenciada por sus propias opiniones. Le es muy difícil substituir sus propias opiniones con la sencilla palabra del evangelio que le ofrece más libertad. Le es muy difícil aceptar como criterio infalible la predicación de la libertad en Cristo en lugar del criterio de su propia conciencia.

 

    F. Concluyendo este punto, ¿por qué, pues, son algunos dé­biles en la fe? Porque como producto de su pasado, "habituado" a cierta forma de vida y a cierta forma de pensar, llegan a ser cristianos, pero no pueden dejar todas sus opiniones en cuanto a requisitos y prohibiciones que recibieron de su vida pasada.

 

III. El hermano fuerte. Dice Rom. 15:1, "Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles".

 

    A. ¿En qué sentido era fuerte en la fe? No habla Pablo de hermanos fuertes en su fe en la Deidad de Cristo, ni en el bautismo, ni en la segunda venida de Jesús, sino de hermanos fuertes en su comprensión de la libertad en Cristo; es decir, la conciencia del hermano fuerte no le obliga a vivir de acuerdo a escrúpulos o opiniones que proceden de su vida pasada. El en­tiende que sí puede comer de todo, y no hace diferencia entre día y día. No hay nada en el evangelio (la ley de Cristo) que prohíba ciertas comidas y el hermano fuerte comprende esto. Las leyes antiguas que señalaron a ciertos días como solemnes ya no estaban en vigor, y el hermano fuerte entiende esto. So­lamente en este sentido se llama fuerte, y no tiene que ver necesariamente con su fuerza espiritual en otras.

 

    B. Los hermanos más celosos, los más estrictos y exigentes, no son necesariamente los más fuertes en el Señor. Sin lugar a dudas los hermanos que son clasificados por Pablo como los débiles en la fe se consideraban a sí mismos como los más fuertes. Algún hermano puede ser muy fuerte para promover sus opiniones en lugar de promover la palabra de Dios. Existía en los días de Pablo y existe ahora el peligro de que algún hermano trate de im­poner sus propias opiniones sobre otros hermanos. La palabra "juzgar" (Rom. 14:3, 4, 10) tiene que ver con esto.

 

    C. ¿Cuál es el deber del hermano fuerte según Rom. 14 y 15?

        1. Rom. 14:1 dice, "Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones". El hermano fuerte debe recibir al hermano débil en plena comunión. Debe acep­tarlo en todo sentido. No debe hacer acepción de personas; no debe discriminar al hermano débil en nada. Debe recibirlo con propósito sano. No debe recibirlo de labios solamente. No debe recibirlo para despreciarlo, ni para burlarse de sus opiniones. Tal conducta tendría el resultado negativo de confirmarlo más en sus creencias o de desanimarlo.

        2. Tampoco debe dejar que la opinión del hermano débil sea el criterio de la iglesia. No debe dejar que la iglesia se sujete a los requisitos y prohibiciones dictados por la conciencia del hermano débil. La conciencia del hermano débil debe ser el cri­terio para él solo, pero no debe ser la guía de la iglesia.

        3. Pablo no dice, "convertid", sino "recibid". Es muy im­portante esta observación. Si leemos con cuidado el capitulo 14 de Romanos, aprendemos que Pablo enfatiza la comunión, la paz y el amor (especialmente en los vers. 17-19). No le encarga al hermano fuerte a que convierta al hermano débil. La per­sona que no aprende esto, pierde una de las lecciones princi­pales del capitulo. Dice el ver. 5, "Cada uno (tanto el débil como el fuerte) esté plenamente convencido en su propia mente", es decir, que cada uno resuelva para sí mismo cuál será el curso mejor, lo más propio para él. No dice Pablo, "Para que haya plena unidad entre ustedes, quiero que el hermano fuerte convenza cuanto antes al hermano débil". Es precisamente lo que Pablo prohibe: "Recibid ... pero no para contender sobre opiniones". También dice en el ver. 22, "¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios". ¿De qué fe habla? De "la fe" bajo consideración en este capítulo, desde el ver. 1: la creencia en cuanto a comidas y días especiales. Pablo no dice que el hermano débil debiera abandonar cuanto antes sus creencias, sino que "esté plenamente convencido en su propia mente" para estar tranquilo en su alma, y prohíbe que el hermano fuerte lo inquiete con contenciones. También el fuerte debe tener su fe como cosa privada (ver. 22), entre él y su Dios, y no abusar de su libertad.

        4. El hermano fuerte no debe menospreciar al hermano débil (ver. 3). Como dijo Pablo en el ver. 1, debe recibirlo con todo cariño, para disfrutar de la plena comunión con él, sin ningún desprecio. Las creencias del hermano débil son para él mismo, para su propia vida, y no hacen ningún daño en la igle­sia si las guarda como "propiedad personal". El hermano débil en este texto se considera como hermano sincero, concienzudo y merecedor del respeto de todos.

        5. No debe causar que el hermano débil caiga.

            a. Dice Pablo en el ver. 14, "Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para él que piensa que algo es inmundo, para él lo es".

           b. En el ver. 15 agrega, "Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió". La palabra "contristado" no se refiere a la sencilla des­aprobación que el hermano débil sienta, sino a la tristeza cau­sada por el desprecio (vers. 3, 10). Desde luego, un hermano débil se siente molesto si otros no están de acuerdo con él y no aceptan sus opiniones, pero el amor sólo requiere que el her­mano fuerte lo reciba, que no lo menosprecie y que no sea tropiezo para el hermano débil. Pablo no enseña que la iglesia debiera someterse a las ideas del hermano débil para no con­tristarlo. Si fuera así, entonces no habría nada de libertad para nadie. Todos estaríamos obligados a conformarnos a las opi­niones de los más débiles en la iglesia. ¿A cuáles deberíamos someternos? Hay una gran variedad de opiniones y los que tienen opiniones no están de acuerdo.

           c. ¿Qué significa la palabra "ofenderse". El ver. 21 dice, (según el texto Valera revisada), "Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite". La version hispano-americana y La Biblia de las Américas y otras dicen sencillamente, "que haga tropezar a tu hermano". Pero de cualquier manera, la palabra "ofenderse" (skandalizo) no significa "desagradar" sino "hacer tropezar". Puede ser que la conducta del hermano fuerte desagrade al hermano débil (éste se ofende en el sentido de resentirse y sen­tir molestias), pero Pablo no emplea ninguna palabra con tal significado. El habla de poner un tropiezo delante del hermano débil que puede resultar en su perdición. 1 Cor. 8:10-13 explica bien esta enseñanza y pone una ilustración. ¿Como podemos nosotros hacer aplicación de esta enseñanza de Pablo? Si algún hermano o hermana tiene alguna convicción semejante a estas cosas mencionadas en Rom. 14 y 1 Cor. 8, debe vivir de acuerdo con su convicción. Si alguien en la iglesia le critica o le induce a hacer la cosa condenada por su conciencia, hace que él o ella peque. Si en cualquier forma causamos que un hermano actúe en contra de su conciencia, somos responsables delante de Dios de su caída. En 1 Cor. 8:10 enseña Pablo que el ejemplo de un hermano con conocimiento puede causar la caída del hermano débil, pero obsérvese lo extremo del caso: un hermano se atreve a sentarse "a la mesa en un lugar de ídolos". Este texto no puede citarse para condenar al hermano que aprovecha su libertad porque Pablo claramente enseña que se puede disfru­tar de ella. Léase 1 Cor. 10:25-27.

 

IV. ¿Cuál es el deber del hermano débil?

   

    A. "Esté plenamente convencido en su propia mente" es otra cosa requerida por Pablo del hermano débil. Debe tener una creencia bien definida en su propia mente y luego su conducta debe ser consecuente con aquella creencia. Dice el ver. 23, "Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado". De­bido a las creencias y prácticas pasadas de su vida, algunos hermanos sienten la necesidad de creer, hacer o dejar de hacer ciertas cosas que no son enseñadas o prohibidas por la ley de Cristo (están "habituados hasta aquí ..." a cierto modo de creer y hacer). Por lo tanto, en su caso lo importante es que sean con­secuentes con su conciencia. De otro modo, pecan.

   

    B. Debe hacerlo para el Señor. Dice el ver. 6, "El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios". El hermano sincero no tendrá otro propósito; solamente quiere agradar al Señor. Pero el hermano débil que comienza a juzgar a su hermano (el siervo ajeno, el siervo de otro), obligándole a sujetarse a dichas opiniones, en­tonces con esto pone en tela de juicio su propósito. ¿Quiere en verdad agradar al Señor? o ¿simplemente quiere sujetar a sus hermanos a sus opiniones? Recuérdese que el hermano débil requiere o prohíbe (por lo menos para sí mismo) algo o algunas cosas que la ley de Cristo no requiere ni prohíbe. Es correcto que el hermano débil viva de acuerdo a su conciencia, pero peca si obliga a otro hermano a aceptar tales requisitos o pro­hibiciones. Si él mismo lo hace para el Señor, bien, pero si trata de imponerlo sobre el siervo ajeno, peca.

 

    C. No debe juzgar al hermano fuerte. Dice Pablo en Rom. 14: 3, 4, "El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio Señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme". Otra vez en el ver. 10, "Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano?" El hermano débil en la fe no debe juzgar a los hermanos que no están de acuerdo con él. El hermano débil tiene sus propios pensamientos, escrúpulos y opiniones. Es posible que se sienta inquieto al ver que otros hermanos no viven en conformidad con sus conceptos de la vida consagrada. Es tentado, pues, a juzgar a otros hermanos como mundanos, infieles, y no disciplinarios. Puede creer que les falta santidad. Esto causa muchos problemas. El hermano débil a veces juzga a los demás; los critica, les exhorta, les regaña, y trata de imponer sobre otros las normas de vida que él ha acep­tado para sí mismo, y esto inquieta a otros en la congregación. A veces los miembros que no aceptan ciertas opiniones, son in­timidados, amenazados, clasificados como mundanos y forzados a conformarse o a salir.

    D. Que sus opiniones no lleguen a ser "mandamientos y doctri­nas de hombres". Colosenses 2:16-23 demuestra el resultado cuando Rom. 14:3, 4, 10 no se obedece. En Rom. 14 Pablo em­plea ternura en su enseñanza, pero en Col. 2: 16-23 insiste en que los cristianos de Colosas y de todo lugar no acepten el yugo de tales opiniones. Al comparar los dos textos se ve que el problema mencionado en Rom. 14 se había agravado en Colosas, y que tales opiniones llegaron a ser una filosofía o re­ligión humanas (ver. 8) de "mandamientos y doctrinas de hom­bres". En Rom. 14:3 dice Pablo al hermano débil, "no juzgue" en cuanto a comida y días especiales. En Col. 2:16 dice, "nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta ..." En  Col. 2:20, pregunta "¿por qué ... os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformi­dad a mandamientos y doctrinas de hombres) ..." En Col. 2:23 dice que las prohibiciones ascéticas sí tienen "cierta reputación de sabiduría en culto voluntario", es decir, culto o servicio que tiene su origen en la voluntad humana y arbitrario creado por la mente humana para alimentar el orgullo de la carne. En Colosas pues los hermanos "débiles" tenían opiniones propias (no reveladas en el evangelio), como las que estamos estu­diando en Rom. 14, pero sí juzgaban a los demás.

        1. A estos Pablo dice enfáticamente: "nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días ... Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad ..." Los mandamientos y las prohibiciones de los débiles habían llegado a ser "mandamientos y doctrinas de hombres".

        2. En Mat. 15:1-14 Jesús denuncia tales reglamentos. ¡Qué fácil es que un hermano débil -- al igual que los fariseos -- imponga sus opiniones sobre los demás. Las opiniones que se guardan como propiedad personal no hacen daño a nadie, ni al dueño de ellas, ni a los demás. ¿Qué mal habrá en que alguno se lave las manos antes de comer, aunque lo haga como acto religioso? Si es simplemente una práctica privada, otros no son afectados. Pero cuando tales opiniones se propagan con fervor y se promueven como reglamentos necesarios para otros, en­tonces resulta una plaga de desavenencias que causan la di­visión.

        3. En Colosas estas opiniones, combinadas con ciertos erro­res (ver. 18), llegaron a ser "filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimen­tos del mundo, y no según Cristo" (ver. 8). En Colosas las opi­niones de los hombres llegaron a ser más importantes que el evangelio de Cristo. Esto indica el peligro del egoísmo y orgullo que acompañan las opiniones de hombres. ¡Qué tragedia cuando las opiniones se propagan con arrogancia! Si las opi­niones de algún hermano débil llegan a ser "mandamientos y doctrinas de hombres", tanto él como los hermanos que se suje­tan a él pueden perderse.

        4. Ahora bien, antes de dejar este texto (Col. 2), que sea bien entendido que reconocemos perfectamente que la herejía en Colosas incluía varias cosas, tanto paganas como judaicas. No estamos afirmando que el problema en Colosas era sola­mente el de Rom. 14 (en forma exagerada o agravada). El ver. 18 claramente habla de "culto a los ángeles", que no es asunto inocente en sí sino un error grave. Ademas, Col. 2:9, 10 fue es­crito para exponer un error acerca de la persona de Cristo. De hecho, es obvio que en esta carta Pablo combatió varios errores del gnosticismo incipiente que mezclaba la filosofía pagana con el ju­daísmo. Pero sea lo que fuera la fuente de los mandamientos humanos, el problema es lo mismo. Los mandamientos y pro­hibiciones humanos deben ser rechazados, no importa de donde vengan. Vienen del paganismo, del judaísmo, del catoli­cismo, del pentecostalismo, del adventismo, del protestantismo, etc., y aun de iglesias de Cristo. Los que vienen de hermanos en Cristo no son mejores que los que proceden del gnosticismo: son "cosas que todas se destruyen con el uso", y "no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne".

        5. Obsérvese que en medio de esta discusión de "filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres" (ver. 8), de algunos errores de los gnósticos (negaron la Deidad de Jesucristo; enseñaron el culto a los ángeles, etc.) y de que la ley de Moisés ya quedó clavada a la cruz (ver. 14), Pablo dice, "nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días ..." (ver. 16) y condena los "preceptos tales como: no manejes, ni gustes, ni aun toques, etc." El no dice en Col. 2 que un hermano no puede abstenerse de algunos alimentos si su conciencia así lo dicta. Tampoco dice que un hermano peca si somete su cuerpo a "duro trato". Los escrúpulos y las ideas de santidad de tal hermano son protegidos y defendidos por Pablo, con tal que no se impongan sobre otros. Pero cuando las opiniones se pro­pagan como reglamentos necesarios para otros, entonces Pablo ya no lo defiende sino que lo denuncia. Ahora defiende a los hermanos que son amenazados e intimidados por la imposición de tales opiniones humanas.

 

V. La aplicación apropiada de Rom. 14 hoy en día.

    A. Puede haber casos idénticos a los de Rom. 14, porque es posible que las personas convertidas del judaísmo, del catoli­cismo, del adventismo y de otras religiones tengan escrúpulos en cuanto a ciertas comidas y ciertos días. También hay muchos conceptos ascéticos en el mundo religioso ahora. Las ideas del ascetismo que fueron enseñadas y practicadas por los esenios y gnósticos dieron origen a la vida monástica, a la prohibición del matrimonio, y a las penitencias y penas del catolicismo. Tam­bién la "severa santidad" del pentecostalismo viene de la misma familia de conceptos ascéticos. Todos estos conceptos proceden del gnosticismo que propagaba la idea de que el cuerpo es malo y debe ser cas­tigado. El propósito del "duro trato" del cuerpo es para librar al espíritu, pero solamente cría orgullo. Muchos hermanos en Cristo, convertidos del catolicismo, pentecostalismo, etc. y "habituados hasta aquí" a tales conceptos ascéticos, los per­petúan en la iglesia.

 

    B. La proposición básica de Rom. 14 es que las creencias y prácticas de hermanos que no son reveladas claramente en la ley de Cristo deben ser propiedad personal. La voluntad del Señor se nos revela en el Nuevo Testamento por medio de:

        1. Declaraciones explícitas.

        2. Declaraciones implícitas de las cuales se sacan inferen­cias necesarias.

        3. Mandamientos que claramente son para los santos de todo lugar hasta el fin del mundo.

        4. Ejemplos que claramente deben ser imitados por los santos de todo lugar hasta el fin del mundo.

 

    C. Las demás creencias son opiniones. Las creencias que no se revelan a través de alguna de estas cuatro maneras son opiniones como las que se mencionan en Rom. 14. Son "propiedad privada". Si éstas no contradicen las enseñanzas reveladas claramente en el Nuevo Testamento y solamente se aplican en la vida del dueño de ellas, no habrá problema.

 

Romanos 14

 

    (En el año 1989 salió entre los hermanos conservadores una nueva interpretación de Romanos 14, con el propósito de defender la comunión con el hermano Homer Hailey quien escribió un libro titulado, "The Divorced And Remarried Who Would Come to God" ("Los que se han divorciado y vuelto a casarse que vendrían a Dios"). El objetivo de muchos hermanos, pues, es abrir las puertas de comunión a todos los hermanos que enseñen error sobre el divorcio y segundas nupcias. Desde luego, sólo Dios sabe cuántos errores estarán dispuestos a aceptar en el futuro. El siguiente estudio del capítulo tiene que ver con ese problema).

 

I. El tema del capítulo.

    A. 14:1-5, Trata de cuestiones de comer alimentos (p. ej., no comer la carne de puerco), y de guardar días (p. ej., no trabajar en día sábado).

    B. El hermano débil no era pecaminoso, inmoral, infiel, sino que tenía dudas, escrúpulos, opiniones con respecto a estas prácticas.

    C. La ley de Cristo permite que se coma de todo (1 Tim. 4:1-5), y la ley que hablaba del sábado, etc. se había clavado a la cruz (Col. 2:14-17), pero la conciencia del hermano débil no le dejaba disfrutar de su libertad en Cristo.

 

II. ¿Cuáles son las instrucciones de Pablo en este capítulo?

    14:1-3, No contender con el hermano débil sobre tales cosas, pues no importan. Sobre esto Pablo no pone límite; es decir, no deberían contender sobre tales cosas nunca. (Este es un punto clave en este estudio).

    Si fuera asunto de la fe (Gál. 3:25; Judas 3), sería necesario corregir al hermano débil, pero no lo es y éste puede seguir creyendo y practicando de esa manera hasta la muerte sin afectar su salvación.

    Los hermanos deben recibir los unos a los otros, pues, aunque haya diferencia de opinión con respecto a los alimentos y los días y otras cosas semejantes.

    14:3 Que el hermano fuerte no menosprecie al hno. débil.

    14:3, 10, 13 Que hermano débil no juzgue (condene) al hermano fuerte.

    14:13, 20 Que el uso de la libertad no cause tropiezos; es decir, que el hermano fuerte no anime (ni por palabra ni por ejemplo) al hermano débil a violar su conciencia.

    14:19 Seguir lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.

    14:22 Que la práctica de tales cosas sea entre el individuo y Dios.

    14:23 Que el hermano débil no viole su conciencia.

    15:1 Que los fuertes soporten las flaquezas de los débiles.

 

III. La interpretación correcta de este capítulo.

    A. Somos libres de la esclavitud de las opiniones humanas.

    B. Se puede o no comer alimentos, y guardar o no ciertos días.

    C. No son asuntos doctrinales, sino asuntos de opinión, de la convicción individual (14:5. 22).

    D. Los dos lados son aceptables: 14:3 Dios recibe a los dos; 14:6 cada uno practica o no practica estas cosas para el Señor.

    E. 14:14 Estas prácticas no son inmundas en sí mismas; 14:16 la práctica de ellas se llama "vuestro bien".

    F. 14:20 Todas las cosas (de este contexto) son limpias (no pecaminosas).

    G. No le importa a Dios si uno come o no, si guarda días festivos o no.

    H. Estas son cosas que ni se requieren, ni se prohíben.

    I. Sobre tales cosas no hay revelación; por eso, son opiniones.

    J. No contender, pues, ni juzgar o menospreciar 14:3, 4, 10, 13.

    K. No poner tropiezo (hacer caer), 14:13, 15, 19, 20, 21; un ejemplo de poner tropiezo sería insistir en que el hermano débil coma la carne de puerco o que trabaje en día sábado. Esto sería tropiezo para él, porque al hacerlo viola su conciencia y esto es pecado (14:23). Para ver otro ejemplo de poner tropiezo, véase 1 Cor 8:10-13, tema semejante.

    L. Que la conciencia sea la guía en tales asuntos (14:5, 22, 23). El hermano débil no debe violar su conciencia.

 

IV. El uso incorrecto de este capítulo.

    A. Rom. 14 no enseña que somos libres para escoger asuntos de la fe, Gál. 3:25; Judas 3.

    B. La fe: 1) Verdades y mandamientos específicos; 2) ejemplos aprobados; 3) inferencias necesarias. La conciencia no puede ser la guía en asuntos de la fe.

    C. 14:5, "juzga iguales todos los días", p. ej., los días que tenían importancia para los israelitas, bajo la ley de Moisés, como el sábado. ¿Quiere decir que está bien que participemos de la cena el día lunes? Claro que no. Rom. 14 no tiene nada que ver con el asunto del día indicado para participar de la cena. Esta verdad se ha revelado por medio del ejemplo apostólico (Hech. 20:7).

    D. Otro diría que el usar instrumentos de música en el culto no viola su conciencia, pero esta práctica no es asunto de opinión, porque las Escrituras dicen que debemos cantar (Efes. 5:19; Col. 3:16).

    E. El asunto del divorcio y segundas nupcias no se trata en Rom. 14, porque en Mat. 5:32; 19:9 Jesús enseña claramente que el que se divorcia de su esposa no por fornicación y se casa con otra adultera. Esto es asunto de la fe, revelada de la manera más explícita. El hermano Ed Harrell enseña la verdad con respecto al institucionalismo, la iglesia patrocinadora, y aun sobre el divorcio y segundas nupcias, pero enseña error acerca de Romanos 14, pues él afirmó en Christianity Magazine, mayo de 1989, página 6, que Romanos 14 enseña que hermanos tienen el derecho de "no estar de acuerdo acerca de instrucciones escriturales, aun en asuntos de notable importancia moral y doctrinal" ("even in matters of considerable moral and doctrinal import"). Dijo esto para probar que debemos tener comunión con los que enseñan error sobre el divorcio y segundas nupcias (por lo menos, con el hermano Homer Hailey). Escribió 17 artículos para probar esto y concluyó diciendo que Romanos 14 justifica un ambiente que "tolera enseñanzas y prácticas contradictorias con respecto a importantes cuestiones morales y doctrinales" ("tolerates contradictory teachings and practices on important moral y doctrinal questions"), (Christianity Magazine, mayo de 1990, página 6).

    F. El hermano Rubel Shelley es un predicador ultraliberal de Nashville, Tennessee, y muy amigo del hermano Harris Goodwin, editor de La Voz Eterna. Shelley aprueba muchas prácticas no bíblicas y tiene plena comunión con la Iglesia Cristiana. Con respecto a Romanos 14 él dice que sin abandonar "las verdades del evangelio del primer orden, es decir, cuestiones que se relacionan directamente con el significado de Cristo y su muerte expiadora, debemos dejar de tildar de apóstata y de negar o retirar la comunión sobre verdades del segundo o tercer orden". Según Shelley el beber alcohol socialmente es una verdad del segundo orden, y el tocar instrumentos de música en el culto es una verdad del tercer orden ("A Call to Action", Restoration Forum XII - ACU, Abilene, Texas, Nov. 1-3, 1995).

    G. Si Rom. 14 cubriera toda doctrina religiosa, entonces la opinión de cada persona sería la ley y el Nuevo Testamento no sería la ley para nosotros.

 

V. ¿Por qué dicen algunos que Romanos trata de doctrina (asuntos de la fe)?

    A. Rom. 14:4 dice, "Para su propio señor está en pie, o cae". Argumentan algunos, pues, que esto prueba que el capítulo tiene que ver con asuntos de la fe porque con respecto a las cosas tratadas el hermano fuerte pudo caer (pecar). Afirman, pues, que al comer, el hermano fuerte pecó.

        1. Pablo no dice tal cosa. Por el contrario dice en todo el capítulo que son cosas que no importan, que no eran asuntos de pecado.

        2. Al decir, "está en pie, o cae", está diciendo simplemente que el hermano débil no es el juez del hermano fuerte, sino que éste será juzgado por su Señor, que el hermano débil no decide (juzga) si el fuerte está bien (está de pie) o está mal (cae), porque el hermano fuerte no es el siervo del hermano débil, sino un siervo ajeno, o sea, siervo del Señor.

    B. Argumentan que Rom. 14 trata de doctrina, porque Dios "le ha recibido"  (tiempo pasado) al hermano fuerte, pero que al comer había caído (pecado), y que el hermano débil debería recibirlo aunque había caído en pecado.

        1. Los hermanos que "explican" este texto de esta manera tienen sangre sectaria, porque argumentan exactamente como los testigos, adventistas y mormones.

        2. Esto es precisamente lo opuesto de lo que Pablo está diciendo, porque en todo el capítulo insiste en que ni el débil ni el fuerte peca, que si el débil no come no peca, y que si el fuerte come no peca. Véase el análisis  del capítulo dado arriba.

        3. Pablo no dice que el fuerte cayó, sino que sólo el Señor (no el débil) le juzga, que sólo el Señor dirá si está en pie o cae, y en lugar de decir que cayó dijo, "estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme". Estará firme con respecto a comer de todo.

        4. ¿En qué quería el hermano débil juzgar a su hermano? No le acusaba de algún pecado que le hiciera caer, pero esto es precisamente lo que algunos hermanos hacen en su argumentación: juzgan (condenan) al hermano fuerte, diciendo que él cayó (pecó) por haber comido, y esto es precisamente lo que Pablo prohibió. El dijo al débil: No le juzgue. Y ahora algunos hermanos lo hacen. Desobedecen al apóstol Pablo (al Espíritu Santo).

 

VI. Creen que el hermano débil debe ser enseñado y corregido para madurar y dejar su error o su práctica mala.

    A. Por eso dije que uno de los puntos claves en este texto es que el hermano fuerte no debería contender con el hermano débil, nunca. Pablo no dijo, "No contender con él" por tres meses o por seis meses. No dijo "Espere hasta que sea más confirmado", sino simplemente, "No contender" con él. Punto.

    B. El hermano débil puede seguir en su creencia y en su práctica hasta la muerte.

    C. Dios recibió al hermano débil y, por eso, el hermano fuerte debe recibirlo sin contender sobre opiniones, es decir, sin tratar de convencerle o convertirle. Pero la enseñanza errónea (moderna) de algunos hermanos sobre Rom. 14 requiere que el hermano errado sea instruido y con el tiempo convencido de su error, que es necesario recibirlo en su error y en su pecado como "niño" y luego corregirlo. Cierto hermano dijo que los ex católicos recién convertidos pueden por algún tiempo seguir adorando a María, que hay que tener paciencia con ellos.

    D. Según esta doctrina falsa, pues, hay que recibir a los hermanos que enseñan error sobre el divorcio y segundas nupcias (este es el tema que es el corazón de la controversia y el motivo para la invención de esta nueva doctrina) y al mismo tiempo hay que aceptar a las parejas que están viviendo en adulterio, porque si tenemos comunión con los que enseñan la doctrina falsa, hay que tener comunión también con los que práctican esa doctrina.

   

VII. Estos hermanos ponen límites a su interpretación.

    A. Dicen que es enseñanza sólo para los hermanos, pues no quieren tener comunión con los sectarios en su error, pero ¿qué dice Rom 2:11? Dios no hace acepción de personas. Dios no dice que los sectarios no pueden enseñar error pero que los hermanos sí lo pueden hacer.

    B. Argumentan que podemos tener comunión con hermanos que enseñan error sólo que sean sinceros. Esto ha sido el corazón del argumento del hermano Ed Harrell acerca del hermano Homer Hailey, que él es muy sincero y, por eso, debemos tener comunión con él aunque enseñe error. Este concepto requiere que tengamos comunión con todo el mundo, porque sólo Dios conoce el corazón del hombre (Jn. 2:24, 25; Hech. 1:24; 1 Cor. 2:11). Estos hermanos "conservadores" que usan mal Rom. 14 no abogan por la comunión con los sectarios, ni con los hermanos liberales (institucionales); por lo tanto, según su doctrina, tienen que concluir que todos estos son insinceros. ¿Puede un hombre ser sincero y al mismo tiempo equivocado? Hech. 23:1.

    C. Entonces, si algún hermano sincero está equivocado ¿a qué se debe? Dicen que esto sucede porque la revelación no está clara sobre el tema bajo consideración. Entonces, si los hermanos sinceros están equivocados, ¿Dios tendrá la culpa?

    D. Otro límite que ponen a su interpretación es que sólo tiene que ver con el individual y no con la congregación. Dicen esto para no justificar la comunión con los liberales que enseñan errores que afectan la congregación, como el uso incorrecto de la ofrenda, pero si se acepta esta interpretación de errónea de Rom. 14, entonces la congregación tendrá comunión con los que enseñan error sobre el divorcio y segundas nupcias y, para ser consecuentes, tendrán que aceptar la práctica de ese error; es decir, se aceptarán en la membresía a las parejas que viven en adulterio.

    E. Otro límite que ponen a su doctrina es que el hermano sincero equivocado no promueva su error. Quieren decir con esto que no lo predique en el púlpito. Pero como ya se mencionó: el hermano Homer Hailey ¡ha publicado un libro para enseñar y propagar su error! Varios hermanos de El Salvador recibieron a Raymundo González, Mike Méndez y Mel Rose diciendo que estos hermanos no enseñan error sobre el divorcio y segundas nupcias en el púlpito, pero aceptaban que enseñaran su error en las casas, y de esa manera varias congregaciones aceptaron su error. ¿Qué dice 2 Jn 9-11?


 

Conclusión.

    A. En la misma carta (Rom 16:17), Pablo dice que debemos señalar a los que no enseñan la verdad y apartarnos de ellos. Por eso, Rom. 14:1 no se refiere a los que enseñan error. Más bien, el tema del capítulo es: aceptar a este hermano porque Dios le ha recibido.

    B. ¿Por qué se usa mal Rom 14? Siempre ha sido el texto predilecto de los que promueven la llamada "unidad en la diversidad". Algunos lo han citado para justificar la comunión con la Iglesia Cristiana y otros que se han apartado del Restoration Movement (el movimiento o esfuerzo del siglo pasado para restaurar el orden bíblico).

    C. Pero últimamente se ha citado para aprobar la comunión con un gran número de hermanos (mayormente del noroeste de Estados Unidos y Canadá) que tergiversan Mat. 5:32; 19:9, diciendo que esta enseñanza no es para los inconversos, o que el adulterio de estos textos no es sexual sino simplemente legal (los trámites de divorciarse y volver a casarse). Enseñan estos errores absurdos para tener comunión con los que viven en adulterio.

    D. Tales hermanos dicen que muchos no entienden los puntos conflictivos con respecto al divorcio y segundas nupcias, que siempre ha habido confusión con respecto a este tema, etc., pero hay "puntos conflictivos" también con respecto al reino, la autonomía de la iglesia local, el uso de la ofrenda, la música instrumental en el culto y docenas de otros temas. Pero no es que sea difícil entender Mat 5:32; 19:9; Rom 7:3, sino que muchos simplemente no están dispuestos a aceptar lo que el Nuevo Testamento enseña sobre el asunto.

    E. Tambien dicen -- y con esto confunden a muchos hermanos -- que la cuestión del divorcio y segundas nupcias debe ser tratada como la hermandad trata la cuestión del velo (la cubierta) de la mujer. Dicen que el uso del velo no es asunto de opinión, sino de la fe para algunos, pero el velo es cuestión de la conciencia de cada hermana; es decir, la hermana que se convence que debe usar el velo debe usarlo. Tiene que ver con la convicción o conciencia de cada mujer. Seguramente Dios recibe a la hermana que usa el velo como recibe a la hermana que no lo usa, pero Dios no recibe al adúltero (Heb. 13:4). Los que comparan el uso del velo con los que viven en adulterio insultan a todas las hermanas, porque el usar o no usar el velo no es en ningún sentido como el adulterio.

    F. El torcer Rom. 14 es en la actualidad el enemigo número uno de la iglesia, porque abre las compuertas para todas las doctrinas y prácticas erróneas.

 

* * * * * * * * * * * * * * *

 

 

Al Estudio Anterior: Estudiar y usar bien la Palabra: Página número 5
Libros Index
Al Siguiente Estudio: Estudiar y usar bien la Palabra: Página número 7