Las Bendiciones Espirituales En Cristo

(Esta es la Sexta Lección de una serie de siete lecciones para la obra personal)

Introducción.

    A. "Bendito sea el Dios y Padre de nues­tro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual ... en Cristo", Efes. 1:3.

    B. Dios nos da la vida, la salud, el ali­mento, etc. a todos, Hech. 14:17; 17:25, 28.

    C. Pero sus bendiciones espirituales son para sus hijos, 1 Cor. 3:20,21.

    D. Considérense algunas de estas ben­diciones:

I. La Salvación. ¿Qué significa?

    A. Significa: (1) que el perdido es ha­llado, Luc. 15:24; (2) que el culpable es perdonado, Hech. 2:38; (3) que el escla­vizado es rescatado, 1 Ped. 1:18; (4) que el vendido al pecado es redimido, Ef. 1:7; (5) que el caído es justificado Rom. 5:1; (6) que para los condenados ya no hay conde­nación, Rom. 8:1.

    B. Heb. 2:3 habla de "una salvación tan grande". Es más grande que la salvación de Noé y su casa, Heb. 11:7; es más grande que la salvación de Lot, Gén. 19:17; es más grande que la liberación de los israeli­tas de la esclavitud en Egipto.

    C. Los que descuidan esta salvación tan grande no reconocen lo serio del pecado.

II. La Reconciliación con Dios.

    A. Efes. 2:1-12 describe la condición del hombre sin Cristo: "cuando estabais muer­tos en vuestros pecados ... estabais sin Cristo ... sin esperanza y sin Dios en el mundo"; también Col. 1:21, "erais en otro tiempo ... enemigos ... ahora os ha recon­ciliado".

    B. Pero Cristo abolió las "enemistades" y efectuó la reconciliación, vers. 14-16.

III. El Compañerismo Entre Hermanos en Cristo.

    A. Tenemos paz con Dios, y también paz entre los hijos de Dios, Efes. 2:16.

    B. "Habiendo purificado vuestras almas ... para el amor fraternal", 1 Ped. 1:22.

    C. "Amad a los hermanos", 1 Ped. 2:17; 3:8, 9; 1 Juan 3:14-18; 4:7, 20.

    D. Debemos formar lazos fuertes con los hermanos. Somos miembros del mismo cuerpo (1 Cor. 12:13-27); "conciudadanos", "coherederos, co­partícipes", Efes. 3:6.

IV. La Relación Especial Que Sostenemos Con Dios.

    A. "bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo", Mat. 28:19. La palabra "en" (eis) indica que estamos en Dios, 1 Jn. 3:24; es decir, tenemos comunión con Dios, o sea, par­ticipamos de las cosas celestiales.

    B. "si alguno está en Cristo, nueva criatura es", 2 Cor. 5:17.

    C. Los bautizados son añadidos a la iglesia, Hech. 2:47; trasladados al reino, Col. 1:13.

    D. Esta relación ilustrada: somos ovejas de su rebaño; somos piedras vivas en su templo; somos miembros de su cuerpo; somos la esposa de Cristo.

V. Dios Oye Las Oraciones De Los Que Están En Cristo. ¡Qué bendición!

    A. Todos dicen "Señor, Señor"; ¡Cuántos rezan el llamado "Padre Nues­tro"! pero léase con cuidado lo que Jesús dice en Mat. 7:21-23; Luc. 6:46; Jn. 14:15, 23.

    B. Dios nos oye si guardamos sus man­damientos, si hacemos las cosas que son agradables delante de El, y si pedimos conforme a su voluntad, 1 Juan 3:22; 5:14.

VI. Otra Bendición Espiritual Es La Con­ciencia Limpia.

    A. Algunos tienen "cauterizada la con­ciencia", 1 Tim. 4:2; hablando de los co­rrompidos e incrédulos, Pablo dice, "hasta su mente y su conciencia están corrompi­das", Tito 2:15. Una conciencia corrom­pida nos estorba espiritualmente.

    B. Pero ahora, bautizados en Cristo tenemos una buena conciencia (1 Ped. 3:21), y nos acercamos a Dios con corazón sincero, "en plena certidumbre de fe, pu­rificados los corazones de mala concien­cia, y lavados los cuerpos con agua pura", Heb. 10:22. Ahora tenemos paz y tran­quilidad, Fil. 4:6,7.

VII. El Contentamiento Es Otra Bendi­ción Espiritual De Mucha Importancia.

    A. Podemos decir con Pablo: "he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación ... Todo lo puedo en Cristo que me fortalece", Fil. 4:11-13.

    B. El contentamiento no se encuentra en las cosas mundanas. El libro de Ecle­siastés hace bien clara esta verdad. Sin Dios todo es vanidad de vanidades.

VIII. La Esperanza Es Otra Bendición Espiritual.

    A. La palabra "esperanza" significa de­seo y también la expectación de recibir la salvación.

    B. Los cristianos se han vestido "con la esperanza de salvación como yelmo", 1 Tes. 5:8. Ningún soldado romano hubiera peleado sin su yelmo con el cual protegía su cabeza.

    C. La esperanza es la "segura y firme ancla del alma", Heb. 6:18, 19.

Conclusión:

    A. Recuérdese siempre que estas ben­diciones se hallan solamente en Cristo.

    B. Hay una gran diferencia entre los que gozan de estas bendiciones y los que no las poseen. 1 Ped. 2:9, 10 describe un pueblo especial de Dios.

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