Jesucristo: Debía ser en todo semejante a sus hermanos

Introducción.

      1. Heb. 2:17, “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo”.

      2. Fil. 2:7, “hecho semejante a los hombres”.

I. ¿Cómo es semejante a nosotros?

      A. Llegó a ser hombre. Jn 4:29, “Ved a un hombre”; Jn 8:40, “Procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad”; Jn 10:33, “tú, siendo hombre, te haces Dios”.

      B. Mat 4:2 tuvo hambre; Jn 4:7; 19:28 tuvo sed; Mat 8:24, tuvo sueño; Jn 11:35 Jesús lloró; Heb 2:18, padeció siendo tentado; 12:2 sufrió (Mat 27:26, azotado, v 30 le golpeaban).

      C. El tuvo todos los deseos y apetitos normales del hombre, pero no hay texto alguno que diga que Jesús tuviera deseos y apetitos pecaminosos.

      D. Heb. 2:14, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”. Participó de “carne y sangre” quiere decir que  “me preparaste cuerpo” (Heb. 10:5) para que pudiera morir para expiar los pecados del hombre. Jn. 1:14, “El Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros”.

      E. 1 Cor. 15:50, “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”; es decir, el cuerpo humano de carne y sangre no puede ir al cielo, pues tiene que ser transformado, vers. 53, 54.

      F. Algunos argumentan diciendo, “Pero el hombre está compuesto de ‘espíritu, alma y cuerpo’ y Cristo, siendo semejante al hombre, tuvo que tener cuerpo y espíritu”. Desde luego, pero no tuvo dos espíritus (espíritu divino y espíritu humano). Fue hecho semejante al hombre; ¿tiene el hombre dos espíritus? Tampoco Cristo.

II. Semejante pero no idéntico.

      A. Heb. 2:14, “debía ser en todo semejante a sus hermanos”, pero “semejante” no quiere decir “idéntico”.

      B. Llegó a ser hombre, era “semejante” a nosotros porque era carne y sangre, pero no era "exactamente” como nosotros, porque era Dios. Mat. 1:23, “Emanuel .. Dios con nosotros”. Col. 2:9, “toda la plenitud de la Deidad”.

      B. Si Jesucristo hubiera sido exactamente como nosotros, idéntico a nosotros, habría tenido espíritu creado como nosotros. Cuando nacimos Dios formó un espíritu en nosotros (Zacarías 12:1, “forma el espíritu del hombre dentro de él”), pero Cristo ya era Espíritu.  Dios no formó otro espíritu en El. No hubo dos espíritus en el cuerpo de Cristo. El Espíritu divino no compartió el cuerpo de Jesús con un espíritu humano. El, siendo Espíritu (el Verbo, Jn. 1:14) fue hecho carne (Dios le preparó un cuerpo, Heb. 10:5).

      C. Muchas cosas se afirman de Jesucristo que no se afirman del hombre:  p. ej.,  Jn. 3:31, “el de arriba viene, es sobre todos”; Jn. 8:23, “Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo”;  Jn. 14:9, “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.  8  Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.  9  Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” Cuando la gente nos ve a nosotros ¿ven al Padre? Por lo tanto, El era “semejante” a nosotros, pero no “idéntico” a nosotros.

      E. Heb. 1:3, “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia”. La naturaleza de Cristo no era idéntico a la del hombre; más bien, era idéntico a la naturaleza de Dios, “la imagen misma de su sustancia”. Col. 1:15, “El es la imagen del Dios invisible”.

III. ¿Por qué semejante a nosotros?

      A. Heb 2:14,17; 10:5 llegó a ser carne y sangre para morir por nosotros, para expiar nuestros pecados.

      B. Heb 2:17; 4:15; 7:26 para ser nuestro Sumo Sacerdote.

      C. 1 Ped 2:21-23 para ser ejemplo perfecto para nosotros.

          1. De cómo resistir a Satanás, Mat 4:4,7,10.

          2. De cómo ser obediente en todo, Heb 5:8, 9.

          3. De no volver mal por mal, sino de volver bien por mal, Luc. 23:34; 1 Ped. 2:20-23.

IV. Heb 4:15 puede compadecerse de nuestras debilidades

      A. Las debilidades de este texto no eran debilidades espirituales, sino las debilidades normales del hombre como ser físico y mortal, sujeto a toda clase de enfermedades, aflicciones y sufrimientos.

      B. 2 Cor. 13:4 fue crucificado en debilidad, porque su cuerpo estaba sujeto al sufrimiento; como el cuerpo de todo hombre era mortal. El murió literalmente. Había debilidad física en El como en nosotros.

      C. Fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero no como hombre pecador. No había en El ninguna debilidad pecaminosa. “Sin pecado”, es decir, aparte del pecado, excluido el pecado, separado del pecado (7:26). Nunca pecó (1 Ped. 2:22). No tuvo pensamientos pecaminosos.

V. No fue tentado según la tentación de Sant 1:14.

      A. Jesucristo no fue atraído por el pecado como los demás hombres. No fue tentado (seducido) por el mal (Sant. 1:13), como los demás hombres, porque no había concupiscencia en El. “Cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”. Esto no tiene aplicación en la vida de Cristo.

      B. Jesucristo no fue tentado como pecador. La Biblia no dice que el pecado era atractivo para El. Para la mayoría de los cristianos la homosexualidad y la borrachera no son pecados atractivos; más bien, son acciones repulsivas, repugnantes. De esa misma manera todo pecado era y es repulsivo y repugnante ante los ojos de Cristo. No hay texto alguno que enseñe que El en alguna ocasión quisiera pecar. Si alguien duda de esto, que busque el texto y nombre el pecado. No se debe afirmar que las tentaciones de Mat. 4:1-11 fueran atractivas para Cristo. El tuvo hambre pero no se puede decir que El quisiera convertir las piedras en pan. Si hubiera querido producir pan, lo habría hecho sin convertir piedras en pan. El es el Creador y de la nada puede hacer pan.

      C. El fue tentado en el sentido de ser probado. Muchos textos dicen que Dios y Cristo fueron “tentados”, pero en el sentido de ser probados, y las pruebas no eran atractivas sino molestas. Núm. 14:22, “me han tentado ya diez veces”. ¿Qué tan atractivas eran estas pruebas para Dios? Más bien, eran provocaciones.  Muchos textos dicen que los fariseos y otros tentaron a Jesús (Mat. 16:1; 19:3; Mar. 89:11; 10:2, etc.). ¿Qué tan atractivas o deseables eran estas tentaciones?

      D. “Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”. Atraído, llevado, LBLA; arrastrado (VM); carried away (NASB). Jesús nunca fue atraído y seducido por el pecado.

      E. “Concupiscencia” (epitumia) puede traducirse “deseos” y se usa de deseos buenos (Luc. 22:22; Fil 1:23; 1 Tim 3:1); por eso, algunos aplican el texto a Jesús, pero nadie es llevado o arrastrado y engañado por sus buenos deseos.  Primero, los deseos buenos tienen que convertirse en malos deseos,  y entonces engañan y arrastran. Los deseos normales de Jesús nunca se convirtieron en concupiscencias (deseos carnales).

          1. Compárense otros textos que hablan de “sus propias concupiscencias” (2 Tim 4:3; 1 Ped 1:14; 2 Ped 3:3; Judas 18); es obvio que son los deseos malos de uno, deseos que han sido creados y cultivados por el hombre mismo. Jesús nunca hizo tal cosa.

          2. Algunos citan 1 Jn 2:16, diciendo que Jesús fue tentado a través de estas tres avenidas, pero los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no provienen del Padre (no son deseos buenos, normales y sanos), sino del mundo. No se puede aplicar este texto a Jesús. El no tenía los deseos carnales.

          3. En todas las tentaciones que El soportó, no había nada dentro de El que respondiera al pecado.

          F. Jesús fue tentado muchas veces: Mat 4:1-11; 16:1; 19:3; 22:18, 35; Jn 8:6; pero nunca fue atraído y seducido. La tentación o prueba vino de fuera. Santiago habla de la tentación que surge de dentro de uno que atrae y seduce. ¿En qué tentación estaba atraído o arrastrado y seducido (engañado)? Jesús no fue tentado de esta manera. Jesús no tuvo concupiscencias, pasiones, deseos malos. La palabra “tentar” también significa “poner a prueba”. Heb 2:18, la tentación de Jesús fue causa de sufrimiento, no una atracción hacia el pecado.

Conclusión.

          A. Así, pues, Cristo debía ser semejante a nosotros en el sentido de llegar a ser carne y sangre (Heb. 2:17). Ocupó un cuerpo humano para morir por nosotros (Heb. 10:4, 5). “Semejante” no quiere decir “idéntico”.

          B. Fue tentado en todo según nuestra semejanza (Heb. 4:15), la semejanza explicada en Heb. 2:17.

          C. Este texto no dice que Cristo fue tentado como todo pecador (borracho, adúltero, homosexual, etc.). Y no significa que El codiciaba mujeres. La Biblia no dice que Jesús quería pecar.

          D. Sant. 1:14; 1 Jn. 2:15, 16, etc. no deben citarse para ilustrar las tentaciones de Jesús.

          E. El fue tentado en el sentido de ser probado, pero la Biblia no dice que el pecado, cualquier pecado, era atractivo o deseable para El y no debemos enseñar o predicar tal cosa.

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