Jesucristo no tuvo dos espíritus

Introducción.

      A. 1 Ped. 4:11, “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios”. Es necesario recordar este mandamiento cuando predicamos a Cristo.

      B. 1 Tim. 3:16, “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:  Dios fue manifestado en carne,  Justificado en el Espíritu,  Visto de los ángeles,  Predicado a los gentiles,  Creído en el mundo,  Recibido arriba en gloria”. Lo que era misterio acerca de Cristo se ha revelado en el Nuevo Testamento, pero tenemos que limitarnos a lo revelado, evitando toda especulación.

      C. Para dar más énfasis a la humanidad de Cristo, algunos hermanos enseñan que cuando Jesucristo murió en la cruz, El entregó su “espíritu humano” al Padre, pero El dijo (Luc. 23:46), “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

          1. No dijo “mi espíritu humano”. Tampoco dijo “mis espíritus”, sino simplemente “mi espíritu”.

          2. Si hubiera tenido dos espíritus, los dos habrían tenido que abandonar el cuerpo cuando murió. Entonces, Jesús habría dicho, “Padre en tus manos encomiendo mis dos espíritus”.

          3. Al hablar del espíritu de Jesucristo, la Biblia siempre habla en singular: Véanse Mar. 8:12, “gimiendo en su espíritu”; Jn. 11:33, “se conmovió profundamente en el espíritu” (LBLA); Jn. 13:21, “se conmovió en (el) espíritu”. No hay texto alguno que hable de los “espíritus” de Jesucristo. Por eso, la Biblia no dice, como algunos hermanos afirman, que Jesucristo tuvo dos espíritus, un espíritu divino y otro espíritu humano.

      D. Es muy importante enfatizar la humanidad de Cristo, pero no conviene dejar de hablar “conforme a las palabras de Dios” para hacerlo.

I. Consecuencias de tal doctrina.

      A. Si Jesucristo hubiera tenido dos espíritus, entonces habría sido dos personas, pero la Biblia siempre habla de El (no Ellos). Jesucristo era una sola persona.

      B. Si hubiera tenido dos espíritus, todavía tendría dos espíritus, porque espíritus no mueren.

      C. Si hubiera tenido dos espíritus, el espíritu humano habría sido creado por Dios para El. Zacarías 12:1, “Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él”. La Biblia no dice que Dios creó un espíritu humano para Cristo.

      D. 1 Cor. 2:8, “la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”. ¿Quién fue crucificado por nosotros? El “Señor de gloria”.  Si un mero hombre (con “espíritu humano”) hubiera muerto en la cruz, no habría expiación de los pecados.

II. Jesucristo fue “hecho semejante a los hombres”.

          A. Fil. 2:7, “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. No se despojó de sus atributos divinos ni del uso de ellos (como afirman algunos hermanos), sino que “se despojó a sí mismo”; es decir, se humilló de esa manera. En el mismo versículo Pablo explica el significado de “despojarse”; quiere decir que tomó “forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. No tiene nada que ver con dejar o no usar atributos divinos.

      B. Heb. 2:14, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo … 17  Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo”.     

          1. Pero si hubiera tenido dos espíritus, no habría sido “semejante a sus hermanos”, porque ningún hombre tiene dos espíritus.

                   2. Participamos de carne y sangre, por lo cual El también participo de lo mismo. De esa manera es semejante al hombre.

III. Semejante, pero no idéntico.

      A. No idéntico en su nacimiento, pues El nació de una virgen.

      B. No idéntico en su conocimiento. El conocía lo que ningún hombre conoce,

pues leía los pensamientos de la gente, Mat. 9:4; Jn. 2:24, “Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos,  25  y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre”. Sabía que había descendido del cielo, quién lo entregaría, que iba a morir en una cruz, que resucitaría al tercer día y que volvería al Padre. Nadie tiene conocimiento de su vida futura ni de su muerte.

      C. No idéntico porque era adorado, perdonaba pecados, dijo “Antes que Abraham fuese Yo Soy” (Jn. 8:58), identificándose con el Padre (Ex. 3:14).

 

IV. No idéntico en cuanto a las tentaciones.

      A. Heb. 4:15, “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado (probado) en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. La palabra tentado (peirasmos) significa tanto “probar” como “tentar” (seducir al pecado).

          1. Fue tentado en todo según nuestra semejanza (2:14-17); es decir, como hombre, con todas sus apetitos normales y debilidades humanas.

          2. Pero no fue tentado como hombre pecador. En eso Jesucristo era muy diferente, pues todos nosotros hemos pecado (Rom. 3:23; Ecles. 7:20), pero El nunca pecó. Heb. 4:15 dice “pero sin pecado”; es decir, literalmente, “excluido el pecado” (Lacueva). Heb. 7:26, “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos”. Jesús se asociaba constantemente con pecadores, pero en cuanto a su vida, estaba apartado de los pecadores. 1 Ped. 2:22, “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca”. También se asociaba a diario con varias mujeres, pero entre todas las acusaciones lanzadas contra El nunca le acusaron de conducta impropia hacia ellas. Cuando El preguntó (Jn. 8:36), “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?” nadie respondió.

          3. Heb. 2:18, “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”. Las tentaciones (pruebas) de Jesús eran mentiras, preguntas capciosas, insultos, azotes, corona de espinos, clavado a una cruz romana; causaron sufrimiento.

          4. Jn. 14:30, “viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”, no tuvo ningún poder sobre El.

      B. Sant. 1:13, “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;  14  sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”.

          1. Dios no puede ser tentado por el mal. La palabra “tentado” aquí significa “seducido a hacer mal”. “Dios no puede ser tentado” porque la perfecta santidad es uno de los atributos de Dios.

          2. Pero fue “tentado” en el sentido de ser “probado” muchas veces. Núm. 14:22. Así también Jesús fue “tentado” (probado) por los fariseos y escribas muchas veces (Mat. 16:1; 19:3; 22:35, etc.).

          3. Sant. 1:14, “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”. Este versículo describe la tentación de los demás hombres, pero la Biblia no dice que Jesucristo tenía concupiscencia.

          4. La palabra concupiscencia (epitumia) se usa en sentido malo en 2 Tim. 4:3; 1 Ped 1:14; 2 Ped. 3:3; 1 Jn 2:16; Judas 18.

          5. Algunos hermanos aplican este texto (Sant. 1:14) a Jesucristo, pero las Escrituras no dicen que Jesucristo fue “atraído y seducido” por la concupiscencia. Nosotros sí, pero Jesús no.

          6. Algunos argumentan que la palabra epitumia se usa en sentido bueno en algunos textos. Es cierto. P. ej., Luc. 22:15, “¡Cuanto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!”; Fil. 1:23, “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”; 1 Tim. 3:1, “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea”, etc. En estos textos se puede ver claramente que son deseos buenos, pero la palabra se usa en sentido malo en muchos textos y cuando el texto se refiere a “sus propias”, obviamente son deseos malos. Véanse 2 Tim. 4:3; Sant. 1:14; 2 Ped. 3:3; Judas 16.

          7. La Biblia no dice que Jesús fue tentado por “todo lo que hay en el mundo,

los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida” que “no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Jn. 2:16). No son los deseos normales que vienen del Padre.

          8. Y no dice que Jesús fue tentado cuando de su propia concupiscencia fue atraído y seducido (Sant. 1:14).

V. Jesucristo, siendo Espíritu, no tuvo necesidad de “espíritu humano”.

      A. Todo lo que es el espíritu del hombre proviene de Dios y, por eso, es divino. El hombre es un ser espiritual, hecho a la imagen de Dios; por eso, somos semejantes a Dios, (Gén. 1:26). Somos linaje de Dios (Hech. 17:29); Dios es el Padre de nuestros espíritus (Heb. 12:9); el espíritu del hombre vuelve a Dios cuando muere (Ecles. 12:7). B. En cuanto a espíritu, pues, Cristo ya era semejante a nosotros. El siempre ha sido Espíritu y nosotros somos espíritu.

      C. Además, Cristo, siendo Dios, ya poseía todas las cualidades del espíritu humano cuando El vino a la tierra, porque todas las cualidades de nuestro espíritu vienen de Dios (y Cristo es Dios el Hijo). ¿Por qué pues enseñar que Dios tuvo que crear otro espíritu, un espíritu humano, para El cuando ya poseía todos los atributos del espíritu humano?

          C. Puesto que Jesucristo ya tenía todos los atributos del espíritu humano, ¿qué le faltó para ser hombre? Un cuerpo. Jn. 1:14, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”; Heb. 2:17, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo … debía ser en todo semejante a sus hermanos”; Heb.10:5, “Por lo cual, entrando en el mundo dice:  Sacrificio y ofrenda no quisiste;  Mas me preparaste cuerpo”; Fil. 2:7, “hecho semejante a los hombres”.

      D. Al venir al mundo (nacer de una virgen) el Verbo ya era Espíritu y, por eso, sólo era necesario tener cuerpo para ser semejantes a nosotros.

Conclusión.

          A. La Biblia no enseña, pues, que Jesús tuvo dos espíritus para poder ser como nosotros.

          B. 1 Ped. 4:11, “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios”.

Al Estudio Anterior: La Deidad de Cristo
Sermones Index
Al Siguiente Estudio: Acercarse a Dios