Propósitos del matrimonio II

      Dice el libro titulado "The Faith of Mil­lions", p. 483, "El control de la natalidad por medio de la abstención parcial o completa no se prohibe", pero Pablo dice, "No os neguéis el uno al otro" excepto para ocuparse en la oración. No dice Pablo, "A no ser por algún tiempo para evitar la concepción". El clero ro­mano no respeta lo que la Biblia dice, sino que hace sus propias leyes.

      La misma cita dice, "Pero la prevención de la concepción por medios contraceptivos, medios no naturales, de frustrar el propósito principal por el cual la relación conyugal fue ordenada por Dios es penosamente inmoral". Pero ¿qué saben los sacerdotes católicos de "lo natural"? Ellos mismos obran en contra de la naturaleza con respecto al matrimonio, prohi­biendo casarse (1 Cor. 7:2; 1 Tim. 4:3). Lo que es natural y correcto según la Biblia es que para evitar la fornicación los que no tienen don de continencia deben casarse. ¿Tienen don de continencia todos los sacerdotes católicos? Claro que no.

      En cuanto a lo que es natural y aceptable con Dios Pablo dice, "No os neguéis el uno al otro". Pero ¿qué dice la ley católica? "Negad el uno al otro" ("la abstención parcial o completa no se prohibe"). La Iglesia Católica no lo pro­hibe, pero el Espíritu Santo lo prohibe "a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia". ¿A quién creeremos, a las autoridades católicas o al Espíritu Santo?

      ¿Es "natural" abstenerse para evitar la concepción? Es el medio menos natural que todos los medios para el control de natalidad. Si es pecado evitar la concepción, entonces es pecado la abstención del acto sexual.

      El clero romano recomienda -- o, por lo menos, permite -- la abstención del "deber conyugal" durante los días del mes cuando hay más probabilidad de la concepción, pero estos son los días cuando el esposo debe prestar más atención a lo que Pablo dice en 1 Cor. 7:5 ("No os neguéis"), porque son los días del mes cuando el deseo sexual de la esposa es más in­tenso y, por lo tanto, el tiempo cuando no sería nada "natural" abstenerse. Al contrario, sería pura frustración para ella. El Catecismo habla de frustrar el propósito del matrimonio, y luego en el mismo párrafo recomienda -- en su igno­rancia y rebelión contra la palabra de Dios -- lo que produce la frustración más grande (la abs­tención sexual).

¿Cuántos hijos?

      El que legisla sobre esto es presuntuoso, haciendo lo que la Biblia no hace. No le toca a nadie decidirlo por otros. Cada matrimonio lo decidirá según sus propias circunstancias con la inteligencia que Dios les da. La crianza de hijos es una gran responsabilidad. La religión ro­mana prohibe arbitrariamente el control de na­talidad. Después de causar tanta pobreza, ig­norancia y miseria para su propio pueblo, los directores de esta falsa religión promueve estas condiciones deplorables enseñando a su gente que debe tener hijos hasta el límite biológico.

      Pablo dice (1 Tim. 5:8), "si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un in­crédulo". El cristiano considera esto antes de tener familia. Es un escándalo engendrar hijos que tendrán que ser cuidados por otros (parientes, el gobierno, organizaciones benévolas, etc.).

      ¿Qué derecho tiene el hombre con pro­blemas de salud e incapaz de trabajar de en­gendrar hijos sin límite? ¿Es correcto que éste tenga hijos que no puede alimentar y vestir? Hay muchos hombres sin el don de continencia que, por varias razones, no pueden ganar sufi­ciente dinero para sostener una familia grande. ¿Tiene misericordia de ellos la Iglesia Ro­mana? ¿Permite a los tales casarse y satisfacer su apetito sexual para no caer en fornicación, sin tener hijos que no pueden sostener? Si hay tal excepción en los dogmas católicos, ¿dónde se halla?

      ¿Debe la mujer enferma que no tiene fuerza para cuidar de hijos seguir concibiendo y dando a luz? Hay muchos casos en que los médicos dicen francamente que para ciertas mujeres el parto puede ser peligroso, pero en estos casos el único remedio ofrecido por el clero es la abstención, aunque viole 1 Cor. 7:5.

      Recuérdese que el hombre es hecho a la imagen de Dios y, por eso, tiene inteligencia. Dios quiere que el hombre sea juicioso y no in­sensato. Una mujer cuya salud no le permite tener familia grande puede ser fiel esposa y compañera de su marido. El marido cristiano considera a su esposa. 1 Ped. 3:7, "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabia­mente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil". Si la salud de la esposa no permite que tenga hijos, el marido cristiano acepta esto. Si el médico dice que la mujer corre riesgo si concibe otra vez, ¿qué dirá el marido cristiano?

      1 Tim. 2:15, la mujer "se salvará engen­drando hijos", pero es necesario que se con­sidere su condición física y mental. Es nece­sario tomar muy en cuenta las enfermedades del corazón, de los riñones, de la sangre, etc. que debilitan tanto a la mujer. La diabetes es enfermedad muy peligrosa.

      ¿Cómo seguirá teniendo hijos la mujer casada con un borracho u otro hombre irresponsable? ¿Se requiere que ella tenga hi­jos sabiendo que no hay quien los cuide? Re­quiere Dios que tal mujer cumpla con el deber conyugal, pero hay medios disponibles para evitar la concepción. Según el catolicismo es pecado usar contraceptivos, pero no es pecado tener hijos aunque no haya manera de cuidar de ellos.

      (Aquí quiero agregar que yo comprendo perfectamente que entre la gente hispana se recogen los niños que necesitan cuidado. Mu­chos abuelos y tíos recogen los hijitos de sus hijos y sobrinos que no pueden cuidar de ellos. Pero a pesar de la buena voluntad de tales abuelos y tíos, esto no es el plan de Dios. Dios no quiere que los hijos sean criados por los abuelos, sino por sus propios padres. Dice Gén. 2:24 que los que se casan deben dejar padre y madre. Deben tener su propia familia, y deben cuidar de sus propios hijos.)

      Además, hay enfermedades y debilidades que se transmiten de padres a hijos. A veces el matrimonio sabe que si tienen hijos, heredarán ciertos defectos. Si son condiciones pasajeras, los médicos recomiendan que esperen por un tiempo, por ejemplo, por un año antes de tener hijo. Los doctores recomiendan que en el caso de la mujer que sufra de la tuberculosis se evite la concepción por un año después de estar ella completamente sana. ¿Qué hace la pareja, pues, durante el tiempo en que la mujer no debe, por razones de salud, concebir? Dice el cura, "abstenerse", pero ¿qué dice Pablo? (1 Cor. 7:5). Si no se sigue la recomendación del médico y la mujer concibe, es casi cierto que el infante contraiga la enfermedad de su madre por causa del íntimo contacto.

      ¿Quién dirá con toda sinceridad que el consejo del médico debe ignorarse? ¿Quiere Dios que usemos la inteligencia que El nos da y que consideremos el bienestar físico (y mental) de los hijos? ¿Quiere Dios que en tales casos la pareja debe abstenerse por un año o más? Re­cuérdese que si no es pecado el control de na­talidad bajo algunas circunstancias, entonces no es en sí pecado. Nadie tiene el derecho de imponer tal ley. Si alguno afirma que el abste­nerse en tales caso es el plan de Dios ¿dónde está el texto que lo enseña y cómo se evita el choque con 1 Cor. 7:2,5? No debemos ir más allá de lo que está escrito.

      El catolicismo tiene gran influencia sobre mucha gente, no solamente sobre católicos, sino también sobre los que lo han dejado. Hasta hermanos en Cristo siguen afectados. El prejuicio con respecto a este tema es enorme. Es necesario distinguir entre las leyes católicas y la enseñanza bíblica.

      Otro problema serio es que los defectos mentales se transmiten de padres a hijos. Muchas personas que están enfermas mental­mente quieren casarse. ¿No se aplica 1 Cor. 7:2,9 a los tales? Claro que sí. ¿Pueden ellos cometer fornicación con la aprobación de Dios? Si no, ¿cuál es el remedio si no es 1 Cor. 7:2,9? ¿Deben los tales procrear o usar contra­ceptivos? Si es pecado emplear contraceptivos, entonces es pecado para todos, y aun los que están enfermos mentalmente no deben usarlos.

1 Corintios 7:7, 25-40

      También hay circunstancias en las que no es bueno aumentar las responsabilidades. Pablo habla de "la necesidad que apremia". En Mat. 24:19 Jesús predice la destrucción de Jerusalén y agrega, "Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!" ¿Por qué? Por el cuidado causado por las responsabilidades de familia. Pablo explica en los v. 32-34 que los casados tienen cuidado el uno del otro. ¿Cuántas hermanas son infieles al Señor por tener tantos hijos? Desde luego, los hijos no son culpables, pero Pablo mismo re­conoce y dice que por tener cuidado de los seres amados y por querer agradarlos uno puede tener menos cuidado de las cosas del Señor. Nadie puede negarlo; muchísimas per­sonas descuidan sus deberes espirituales por estar tan ocupadas y preocupadas con la fa­milia.

      Tampoco se puede negar que Pablo en este capítulo dice que debemos limitar las responsabilidades familiares para no descuidar el bienestar espiritual. Muchas personas -- mayormente las hermanas -- son estorbadas por tener familias grandes. Tales hermanas deben recibir mucha ayuda de sus maridos y de los hijos mayores para que no sufran espiri­tualmente. Los hijos deben ser bendición y no estorbo espiritual. Todos los que invitan a la gente a asistir a las reuniones de la iglesia saben que muchísimas mujeres creen que no pueden asistir por causa de sus hijos.

Tito 2:5

      Las mujeres deben ser "cuidadosas de su casa". El trabajo de la mujer es mucho y exi­gente. Algunas mujeres pueden hacer más que otras, pero toda mujer tiene su límite. Muchas mujeres viven cansadas y desanimadas, hasta abrumadas y desesperadas. Algunas dejan la casa sucia y desordenada. Hay madres con mu­chos hijos que viven muy felices -- y así debe ser -- pero hay otras muchas que se sienten oprimidas por tener tanta familia. Parecen ser víctimas de un sistema insoportable. Esto no conviene. Todo niño merece buena comida, ropa limpia, el cuidado de su salud, educación formal y, sobre todo, instrucción espiritual y la disciplina (Efes. 6:4). Los niños dejados solos llegan a ser ladrones. La herencia de Dios llega a ser la herencia de Satanás. Por lo tanto, cada pareja necesita tomar en serio lo que significa tener hijos. Deben cuidar de los hijos que Dios les dé, pero deben usar su inteligencia para de­cidir cuántos hijos puedan criar  en manera responsable.

Conclusión

      1. Gén. 1:27, 28, "varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad ...", pero antes de eso Dios dijo, "No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él". El hombre necesita compañera. El apetito sexual se satisface en el matrimonio. No se puede decir que esto es meramente incidental a la procreación. 1 Cor. 7:1-5 aclara bien este asunto; el marido y la esposa deben cumplir con el deber conyugal, para evitar la forni­cación. Así es el plan de Dios.

      2. El matrimonio no es un sacramento. La iglesia no debe hacer ordenanzas sobre el asunto. Los decretos del clero romano son pre­ceptos humanos y no valen nada (Mat. 15:9). Las leyes humanas invalidan las leyes de Dios (Mat. 15:3).

      3. La enseñanza católica de que el abste­nerse del acto sexual es el único medio de con­trolar la natalidad no es bíblica. Hemos probado que lo que se llama "natural" no lo es, sino es violación de 1 Cor. 7:5.

      4. No es correcto enseñar que la ley de Dios requiere que al casarse los esposos deben procrear hijos hasta su límite biológico (generalmente, un hijo cada año). Si algún matrimonio quiere tener un hijo cada año, es cosa de ellos. Hay muchas familias grandes que son muy felices. No decimos nada en este artículo para criticar a las familias grandes, con tal que sean responsables.

      5. Pero el propósito de este estudio es con­denar los reglamentos de hombres. La en­señanza de la Iglesia Católica no se basa en la Biblia, sino en su propia teología. El fruto de la religión católica es la ignorancia, la supersti­ción, la pobreza y la miseria pero sigue en­señando que es pecado limitar la familia (excepto por medio de abstenerse sexual­mente); es decir, la pobre gente católica sigue obligada a perpetuar su miseria, por causa del prejuicio de sus líderes.

      6. 1 Tim. 5:8, el hombre debe "proveer para los suyos". Si algún hombre quiere tener hijos, si quiere recibir esta gran bendición de Dios, debe considerar bien su capacidad para proveer techo, alimentos, ropa, educación, etc. para sus hijos. Hay factores importantes de salud -- tanto del padre como de la madre -- que tomarse en cuenta. La mujer cristiana debe considerar seriamente la disposición del marido de trabajar y proveer para los suyos. El marido cristiano debe tomar en cuenta la acti­tud de su esposa con respecto a ser cuidadosa de la casa (Tito 2:5).

      7. En fin, todos deben emplear la in­teligencia que Dios dio al hombre cuando El le creó a su imagen.

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