¿Por Que Somos Tentados Tanto?

Introducción.

     A. Santiago 1:14 nos dice. No te­nemos que dudar. Hay explicación fácil.

     B. En primer lugar, Dios no nos tienta, Sant. 1:13.

     C. La explicación: "cada uno es ten­tado, cuando de su propia concupiscencia (deseos malos), es atraído y seducido".

I. Nadie Es Forzado A Pecar.

     A. El hombre quiere culpar a otro(s) por sus pecados.

     1. Adán culpó a la mujer, Gén. 3:12.

          2. La mujer culpó a la serpiente, Gén. 3:13.

          3. El rey Saúl culpó al pueblo, 1 Sam. 15:15.

     B. Siempre se buscan pretextos para no acusar al culpable de su pecado. Con­sidérense las siguientes excusas: 

         1. "Los jóvenes pecan porque son jóvenes". (Si hay responsabilidad, es de los padres, de la escuela, del gobierno, etc.)

         2. "Los pobres pecan porque son po­bres". (La sociedad entera tiene la culpa por su pobreza, y sobre todo el gobierno. El único remedio es que el gobierno gaste más dinero en ellos).

        3. "Los homosexuales están enfermos; es simplemente su naturaleza que ellos opten por otro estilo de vida".

     C. ¿Tuvo que pecar Faraón? ¿No en­dureció su corazón Jehová?

1. Sí, Jehová endureció su corazón (Ex. 7:13; 9:12; etc.).

           2. Pero también dice la Biblia que Faraón endureció su propio corazón (8:15,32; 9:34; 1 Sam. 6:6).

           3. ¿Cómo lo hizo Dios? Por su pa­labra, por su mandamiento. Le dio un mandamiento que no le gustó. Pero Faraón no fue forzado por Dios a endure­cer su corazón, sino lo hizo por su propia voluntad rebelde.

     D. Judas no fue forzado a pecar.

         1. Jesús sabía que Judas le iba a traicionar, Jn. 13:21 (como también sabía que Pedro le iba a negar, v. 38).

        2. Judas voluntariamente cometió pecado. El pensó mal contra Cristo, pero Dios "lo encaminó a bien" (Véase Gén. 50:20).

     E. Así tampoco nosotros somos forzados a pecar.

         1. Se dice frecuentemente "Fulano me hizo enojar".

         2. También se dice "El diablo me lo hizo hacer".

    3. Es que nadie quiere aceptar la res­ponsabilidad por sus pecados.

     F. Las doctrinas falsas de que el hom­bre haya nacido con pecado original o con la depravación total, y por eso peca, es otra táctica del diablo para echar la culpa en otros, aun en Dios.

     G. Pero Santiago da la verdadera razón. El explica la fuente del pecado.

II. Hay Pecado En El Corazón Primero, Luego En La Conducta.

     A. Judas pecó primero en su corazón. Hubo engaño e hipocresía en su corazón. Mat. 26:21, dice Cristo, "Uno de vosotros me va a entregar", y Judas dice (v. 25), "¿Soy yo, Maestro?"  

         1. ¿Decimos que no somos capaces de traicionar a Jesús?

    2. Si hay engaño, hipocresía y avaricia en el corazón, sólo falta el momento opor­tuno, la tentación "apropiada", y haríamos cosa semejante.

     B. Pedro negó a Jesús por cobardía. Su corazón no era completamente recto delante de Dios. Jesús sabía antemano que Pedro le negaría.

         1. ¿No lo haríamos nosotros?

         2. Si nos falta convicción fuerte y el valor necesario para apoyarla, bien po­dríamos hacer algo semejante. Hay muchas maneras de traicionar o negar a Jesús. Muchos lo hacen, y otros muchos son capaces de hacerlo.

        3. Conviene examinar el corazón con mucho cuidado. ¿Podríamos en verdad re­sistir todo ataque del diablo, o somos ca­paces de negar a Jesús?

     C. Acán desobedeció el mandamiento de Dios con respecto a los despojos de Jericó (Jos. 6:17,18). Jos. 7:21 dice "Pues vi entre los despojos... lo cual codicié y tomé". Aquí está el proceso: Vi, Codicié, Tomé.

         1. ¿No hubiéramos hecho tal cosa? ¿No somos capaces de hacerlo?

         2. Si amamos cosas materiales, si las codiciamos, sí somos capaces.

         3. ¿Cuántos hermanos cada domingo ofrendan a Dios sobrantes después de gas­tar casi todo el salario (o ganancia) para sí mismos?

     D. David "vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa", la codicié, "ya la tomó", "y él durmió con ella" (2 Sam. 11:2-4). La ley de Moisés dijo "No codiciarás la mujer de tu prójimo" (Ex. 20:17); también "No cometerás adulterio" (v. 14).

        1. El primer pecado ocurrió en el corazón, el segundo en el acto físico. Si no guardamos limpio el corazón somos ca­paces de hacer lo que David hizo. Por lo tanto, "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida".

       2. Sal. 51 es el salmo de arrepen­timiento; observe cómo David habla de su corazón. Es la fuente del problema.

     E. Los hermanos de José cometieron un acto horrible contra su hermano: lo vendieron como un esclavo.

         1. Pero ¿dónde comenzó el pro­blema? Gén. 37:4, "le aborrecían"; V. 11, "le tenían envidia".

         2. Lo mismo los judíos: Mat. 27:18, Pilato "sabía que por envidia le habían en­tregado".

         3. Si hay envidia en nuestro corazón, somos capaces de cosas semejantes. Pero, recuerde que la envidia en sí es pecado.

F. Todo aquel que aborrece a su her­mano es homicida, 1 Jn. 3:15.

         1. Es por esto que el N. T. lo condena. Ya es homicida en los ojos de Dios (y Dios conoce el corazón).

         2. En realidad al que aborrece sólo le falta oportunidad. En un momento muy apropiado, si no hay temor de ser descu­bierto y castigado, puede fácilmente matar.

Conclusión:

     A. La fuente, pues, de la tentación es el deseo malo en el corazón. "Cada uno es tentado cuando de su propia concupiscen­cia es atraído y seducido"

     B. El corazón es la fuente del mal (Mat. 15:19; Mar. 7:21-23).

     C. Jesús enseñó la corrupción interna de los fariseos y escribas: "porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia... sois semejantes a sepulcros blanquea­dos, que por fuera, a la verdad, se mues­tran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda in­mundicia" (Mat. 23:25,27,28).

     D. Gál. 5:19-21 es una lista de las obras de la carne. Observe que no sólo

son adulterio, homicidio, etc., sino tam­bién envidias, celos, iras, etc.

     E. Por lo tanto, debemos dar mucha atención al corazón, sus pensamientos, deseos, y propósitos.

     F. La carne es el enemigo "dentro de las puertas". Es el aliado de Satanás. Co­opera con Satanás. Si abrigamos en el corazón deseos malos (avaricia, codicia, envidia, odio, etc.) le damos un arma po­tente que usar contra nosotros. La carne "abre la puerta" para que Satanás pueda entrar en el corazón (Juan 13:27; Hech. 5:3) para destruirnos.

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