Mateo 7:12, La regla de oro


I. "Así que".

          A. "Por eso" (BAS). "Por tanto" (VM). Son palabras que indican una conclusión de lo antes dicho, pero ¿conclusión de qué? De toda la enseñanza del Sermón del Monte que tiene que ver con relaciones correctas entre los hombres (y mayormente entre hermanos). En este texto (como también en Mat. 5:7-9; 13-16; 28; 32; 33-37) Jesús habla de nuestra relación con todos los hombres; en 5:38-48 se refiere a nuestra relación con los enemigos; en 5:22, 23, 24 como también en 7:3, 4 se refiere a nuestra relación con los hermanos. En 7:9-11 se refiere a la relación entre padres e hijos.

          B. Mat. 7:12, "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos". "Por eso, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos" (BAS). Dice Luc. 6:31, "Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos". En Luc. 6:31 esta enseñanza aparece dentro de la enseñanza sobre el amor hacia los enemigos. El ver. 30 dice, "A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva", y el ver. 32 dice, "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?" Esto indica, pues, que la enseñanza de Mat. 7:12 es la conclusión de la enseñanza de Mat. 5:38-48, y, lógicamente, de toda la enseñanza del sermón sobre relaciones humanas.

II. La importancia de la "regla de oro".

          A. Esta "Regla de Oro" expresa un principio fundamental del reino de los cielos. Los ciudadanos del reino de los cielos la practican.

          B. Es la base fundamental de nuestra relación con otros.

          C. Es una expresión de la voluntad de Dios. Con esta regla Dios nos gobierna. Si no aceptamos esta regla rechazamos la voluntad de Dios. La mayoría de los problemas entre los hermanos son causados por desobedecerla.

          D. No debemos ser guiados por los deseos e impulsos de la carne (Gál. 5:19-21), sino por esta regla. Aceptaremos esta regla si somos guiados por el Espíritu.

III. ¿Cómo queremos que otros nos traten a nosotros?

          A. Que esto sea la regla de nuestra vida, es decir, tratemos a otros como queremos ser tratados. Desde luego, esta regla implica conducta razonable y responsable; por ejemplo, el criminal diría al juez, "No me castigue, porque usted no quiere ser castigado", pero el cristiano acepta el castigo del crimen como justo aunque él mismo sea el culpable (Mat. 5:26; Hech. 25:11, "Si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehuso morir"). Pero el punto es que el discípulo de Jesús debe ser guiado por un fuerte deseo de aprender y seguir la voluntad de Dios; sobre esta base debe hacer con otros como quiere que hagan con él. (El cristiano quiere que otros también hagan la voluntad de Dios).

          B. Mat. 22:39, "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Básicamente la enseñanza de este texto equivale a la enseñanza de Mat. 7:12. Si tratamos a otros como queremos ser tratados, esto indica que amamos a otros como a nosotros mismos. Estos mandamientos (7:12; 22:39) son tanto positivos como negativos. No debemos hacer con otros lo que no queremos que hagan con nosotros pero debemos hacer con ellos lo que queremos que ellos hagan con nosotros. No se trata de filosofía humana, ni de buena psicología. No se refiere a lo que sea bueno para el negocio. Los hombres del mundo que no conocen a Cristo nunca pueden practicar la Regla de Oro (Juan 15:5), porque no son movidos por el amor divino.

                   1. Mat. 25:35, 36. ¿Cómo queremos ser tratados cuando estamos enfermos, necesitados, etc.? ¿Hacemos con otros como queremos que hagan con nosotros? Debemos aplicar esta regla y hacer toda clase de buenas obras (Luc. 10:25-37; Gál. 2:9; 6:10; Efes. 4:28; Tito 3:1, 8; Sant. 1:27; 2:14-26, etc.).

                   2. Sant. 5:19-21. Si estuviéramos todavía en los pecados, ¿nos gustaría que otros hicieran esfuerzos por rescatarnos? Entonces, debemos hacer todo lo posible por rescatar a los que están perdidos. Si nosotros nunca hubiéramos escuchado la predicación del evangelio puro, ¿cuál sería nuestra necesidad?


          C. Rom. 13:8-10, "El amor no hace mal al prójimo" (no adulterar, no matar, no hurtar, no mentir, no codiciar). No queremos que otros practiquen tales cosas contra nosotros; por lo tanto, no debemos practicarlas contra ellos. A esta lista podemos agregar muchas otras cosas (toda clase de conducta mala): no calumniar, no chismear, no envidiar, no juzgar (en el sentido prohibido por Mat. 7:1-5), no burlarse, etc. Nos conviene meditar mucho sobre esto y eliminar tales cosas de nuestra conducta. El amor no hace mal al prójimo.

          D. Sant. 2:8, 9, "Amarás a tu prójimo como a ti mismo ... pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado".

          E. Efes. 5:28, "Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia". Col. 3:19, "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos (amargos, crueles) con ellas". Los maridos que abusan de sus esposas desobedecen Mat. 7:12 y Mat. 22:39. Muchos maridos se disgustan con otros (el patrón, los clientes, los vecinos, etc.) y quieren pelear pero, por temor de pelear con ellos, gritan y pegan a sus esposas. ¡Tales hombres son cobardes débiles, y tal conducta es carnalidad! Se puede agregar también que muchas mujeres abusan de sus esposos, gritándoles, regañándoles y queriendo mandar. Dice 1 Ped. 3:7, "Vosotros, maridos, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo".

IV. "Esto es la ley y los profetas".

          A. Mat. 7:12 es un resumen breve de la conducta humana requerida por Dios desde el principio del mundo. Compárese 1 Tim. 1:5, "Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida". Jesús habla del propósito de la ley y los profetas.

          B. Este hermoso texto es una regla breve, un resumen compacto no solamente de las enseñanzas entregadas en este sermón, sino también del contenido de la ley y los profetas. Es como cápsula (condensación) de ellas, una expresión abreviada de todo lo que la ley y los profetas requieren con respecto a las relaciones humanas. Es la esencia destilada de su enseñanza. Es una regla bien práctica y fácil de recordar.

          C. Es imperativo que este versículo se aprenda y que se aplique a las actividades diarias que afectan nuestra relación con otros. En cualquier momento de las actividades diarias nos conviene preguntarnos "¿Cómo quisiera yo mismo ser tratado en tal circunstancia?" Esta pregunta me ayuda a decidir correctamente cómo debo tratar a otros.

          D. Si esta enseñanza se practicara, se resolvería toda clase de problema en el hogar, en la iglesia y en todas las relaciones humanas.

          E. Esta frase comprueba que Mat. 7:12 equivale a Mat. 22:39, porque en cada texto Jesús termina diciendo así se cumplen la ley y los profetas; es decir, el propósito de la ley y los profetas es que los hombres practiquen esto.

IV. Nuestra relación con Dios depende de nuestra relación con los hombres.

          A. Mat. 6:12, "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". Véanse los ver. 14, 15; Mat. 18:23-35.

          B. 1 Jn. 4:8, "El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor". El ver. 20 dice, "Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? ... El que ama a Dios ame también a su hermano".

          C. Mat. 5:23, 24 nos enseña claramente que no podemos seguir ofreciendo servicio aceptable a Dios si estamos mal con el hermano.

          D. Por lo tanto, nos urge recordar cada día esta hermosa enseñanza, esta regla de oro. No debemos volver mal por mal, sino que debemos ser pacientes, benignos, misericordiosos, y dispuestos a perdonar.

Preguntas sobre Mateo 7:12

          1. Dice Jesús "Así qué" ("por eso"), indicando una conclusión. ¿es conclusión de qué?

          2. ¿Cuál es la relación entre este texto y la enseñanza de Mat. 5:7-9? ¿la de Mat. 5:22-24? ¿la de Mat. 5:43-48?

          3. Compárese Mat. 7:12 con Luc. 6:31. En este último texto ¿qué dice el verso que lo precede (ver. 30) y el verso que lo sigue (ver. 32)?

          4. Si no seguimos esta regla de oro, ¿qué regla seguimos?

          5. Compárense Mat. 22:39 y Mat. 7:12. ¿Qué tienen en común estos dos textos?

          6. ¿Cree usted que el samaritano (Luc. 10:25-37) practicó la regla de oro? Explíquese su respuesta.

          7. Estúdiense los siguientes textos para hacer aplicación de la regla de oro: Mat. 25:35-37; Efes. 4:28; Sant. 1:27; 2:14-26; 5:19-21.

          8. ¿Cómo aplica este principio el apóstol Pablo en Rom. 13:8-10?

          9. Explíquese la aplicación de la regla de oro en la familia (entre esposos, y entre padres e hijos). Véase Efes. 5:22-6:4.

          10. ¿Por qué dice Jesús que "esto es la ley y los profetas"?

          11. Esta enseñanza (Mat. 7:12) se refiere a nuestra relación con otros, pero ¿cómo afecta nuestra relación con Dios? Véase Mat. 5:23, 24; 6:12; 1 Jn. 4:8, 20.


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