Requisitos domésticos para los obispos

1 Tim. 3:2,4,5

I. Es necesario que el obispo sea marido de una sola mujer.

            A. Si tiene que ser marido, tiene que ser hombre y no puede ser mujer. La mujer no puede, pues, desempeñar el papel de obispo de la iglesia. Compárese 2:11, 12.

            B. Tiene que ser hombre casado. El catolicismo prohíbe que sus obispos se casen, mostrando de esta manera que esta religión pertenece a la apostasía predicha en 4:1-3.

            C. Casi todo el mundo religioso cree que el predicador o “ministro” es el pastor de la iglesia, pero también piensa que el predicador puede ser soltero. El predicador o evangelista sí puede ser soltero, pero el evangelista soltero no puede ser uno de los obispos. “¿Cómo puede el obispo tener hijos y gobernar su casa (ver. 4, 5) sin ser hombre casado? Su obra en gran parte consiste en ‘cuidar de la iglesia de Dios’ (ver. 5). Para poder hacer esto tiene que ser hombre que ya haya demostrado la capacidad de hacer esto por medio de haber gobernado bien su propia casa (ver. 5)” (BHR).

            D. No puede ser bígamo o polígamo, sino el marido de una sola mujer.

            E. “Pablo no dice ‘que haya sido casado una sola vez’. El texto griego dice literalmente, ‘Es necesario … ser … marido de una mujer’. Pablo no condena las segundas nupcias en sí (Rom. 7:3; 1 Cor. 7:39; 1 Tim. 5:14)” (BHR).

                        1. Por eso, este requisito no excluye al viudo que vuelva a casarse. El es “marido de una sola mujer” y llena este requisito.

                        2. Otro caso semejante es el hermano que haya repudiado a su esposa por causa de fornicación y vuelto a casarse (Mat. 19:9). Este también es “marido de una sola mujer” y llena el requisito de este texto.

II. “Que gobierne bien su casa (Hech. 16:15,34), que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad”.

            A. Que gobierne, proistamenon, “lit. ‘estar de pie ante’, y, de ahí, conducir, ocuparse de (indicándose atención y diligencia)”. “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” 5:17; “el que preside, con solicitud”, Rom. 12:8; “que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan”, 1 Tes. 5:12. Lamentablemente en muchos hogares la mujer gobierna y en otros los hijos gobiernan; desde luego, los hombres que permitan tal perversión del plan de Dios no califican para ser ancianos.

                        1. Dice Prov. 29:15 que “el hijo consentido avergonzará a su madre”, pero también avergonzará a su padre, porque el tener hijos consentidos muestra que no califica para ser obispo. Si la iglesia escogiera para obispos a los hermanos que consientan a sus hijos, éstos consentirían también a los miembros de la iglesia, permitiendo el error y prácticas mundanas.

                        2. Los obispos deben ser hombres valientes para enseñar la verdad que a veces no es nada popular, exponer el error, condenar el pecado y disciplinar a los miembros desobedientes. Por eso, si algún hermano no tiene valor para disciplinar a sus propios hijos, no califica para anciano.

                        3. De hecho, el padre que no disciplina a sus hijos contribuye a su desobediencia. 1 Sam. 3:13, Dios dice acerca de Elí, “Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado”.

            B. “Que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?” El hermano que llene este requisito para pastor es fiel al Señor, es un buen ejemplo y ejerce la autoridad en su familia. El es la cabeza, el director (Efes. 5:24-25; 6:4). El provee para su familia (5:8), no solamente alimento, ropa, techo, etc., sino también la instrucción y la disciplina necesarias.

            C. Tito 1:6, “tenga hijos creyentes (pista)”.

                        1. A veces esta palabra se traduce fiel(es); es decir, cumplidos, confiables (dignos de confianza), firmes y, como dice la segunda parte de Tito 1:6, “no acusados de disolución ni de rebeldía”. Dice Larousse, “Que llena sus compromisos: fiel a sus juramentos. (Sinónimo, Leal). Constante, perseverante: fiel a sus costumbres... Exacto ….Seguro … Honrado: criado fiel”. Compárense los siguientes textos: Mat. 25:21, 23, "Bien, buen siervo y fiel"; Luc. 16:11.12,  “Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?” Hech. 16:15, "Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor"; 1 Cor. 4:2, "que cada uno sea hallado fiel"; 1 Tim. 1:12, "me tuvo por fiel"; 1 Cor. 4:17, "Timoteo ... fiel en el Señor"; Gál. 3:9, "los de la fe son bendecidos con el fiel Abraham" (Interlineal, F. Lacueva; American Standard Version) (véanse también Efes. 6:21; 2 Tim. 2:2). Por eso, esta palabra puede describir la fidelidad de los hijos a su padre. Este punto no debe ser omitido en este estudio. Pablo habla del gobierno del padre y de la necesidad de tener a sus hijos en sujeción; por lo tanto, es lógico que al hablar de los hijos se enfatice su obediencia o fidelidad al Padre.

                        2. Pero también se traduce creyente(s): Hech. 16:1, "Timoteo, hijo de una mujer judía creyente"; 2 Cor. 6:15, "¿O qué parte el creyente con el incrédulo?"; 1 Tim. 5:16, "Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas ... "; 1 Tim. 6:2, "Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos"; aquí obviamente estos amos no son simplemente fieles, sino creyentes (cristianos) porque son hermanos; (véanse también 1 Tim. 4:3, 10; Hech. 10:45, obviamente "los fieles de la circuncisión" eran cristianos). Por lo tanto, la palabra pista puede ser traducida, creyentes, como en 1 Tim. 6:2 ("amos creyentes").

             D. “Con toda honestidad (dignidad, LBLA)” (2:2; 3:8, 11; Tito 2:2, 7, "serios"), con toda gravedad, porque el criar hijos es una obligación solemne. Los padres deben tomar muy en serio esta responsabilidad.

III. Pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?

            A. En el hogar, el lugar de prueba, el hombre muestra que es capaz de cuidar de la iglesia. El hermano que no instruya ni discipline a sus hijos descuidarían las mismas cosas si fuera anciano en la iglesia.

            B. Posiblemente el hermano que reúna el requisito doméstico para ser obispo no podrá reunir otros requisitos. Son escasos los hermanos que reúnen este requisito (el doméstico) y, por eso, la congregación con mucho deseo de estar organizada de acuerdo con el patrón bíblico debe evitar el error de escoger a tal hermano para anciano si no reúne los otros requisitos.

            C. Tengamos presente que la expresión, “gobernar su  propia casa” es, básicamente, un requisito doméstico. No es, en primer término, un requisito espiritual, sino doméstico. El hombre muestra que puede gobernar la casa de Dios porque puede gobernar su propia casa. Este es el sencillo punto de este requisito, pero a veces durante el estudio de los requisitos para obispos parece que este pensamiento se olvida, porque todo el énfasis está sobre la capacidad del hermano de convertir a sus hijos en lugar de gobernarlos y tenerlos en sujeción; es decir, el gobernar su casa se explica como el equivalente de convertir a sus hijos.

                        1. Pero piénselo por un momento: Si Pablo hubiera querido enfatizar la habilidad del hermano para persuadir a sus hijos a ser cristianos, habría dicho simplemente, “que haya convertido a todos sus hijos en cristianos”. ¿Por qué no lo dijo?

                        2. Hay muchos miles de padres no cristianos que gobiernan bien a sus hijos en cuanto a tenerlos sujetos y que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Básicamente este requisito no es espiritual sino doméstico. Al gobernar su casa el hombre muestra que podría gobernar la casa de Dios.

            D. “Que no estén acusados de disolución ni de rebeldía”. En nuestra época es cada vez más difícil criar a los hijos "en disciplina y amonestación del Señor" (Efes. 6:4), porque los jóvenes tienen que vivir en un ambiente de mucha disolución y rebeldía. Son perseguidos los jóvenes cristianos que no se conforman a las actitudes y prácticas populares.

IV.  ¿Es necesario que el hermano tenga más de un hijo creyente?

            A. No, porque el sustantivo hijos es un término genérico e incluye uno o más; es decir, el singular se incluye en el plural: p. ej., (1) 2:15, “se salvará engendrando hijos”; hay mujeres que pueden tener un solo hijo. (2) 5:4, 10, “si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres”; si alguna viuda tiene un solo hijo o un solo nieto, este hijo o este nieto debería cuidar de ella. (3) Tito 1:6, “tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía”; ¿califica si tiene sólo un hijo acusado de disolución o de rebeldía? ¿Tiene que tener dos hijos acusados de estos pecados para que esté descalificado para anciano? (4) Efes. 6:4, "no provoquéis a vuestros hijos, sino criadlos, etc."; sin duda alguna esta enseñanza es para los padres que tengan solamente un hijo. (5) "¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos?" (Gén. 21:7); dice hijos aunque Sara tuvo solamente un hijo. (6) "Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija" (Núm. 27:8); desde luego, si hubiera tenido un solo hijo, la herencia habría sido de él. (7) "Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano" (Mat. 22:24); con un solo hijo habría tenido descendencia. Estos textos son suficientes para probar que el singular se incluye en el plural. El punto a estudiar no tiene que ver con cuántos hijos el hombre tenga, sino con la cuestión de qué ha hecho con el o los que tenga.

V. ¿Es necesario que todos sus hijos sean creyentes? No.

            A. Hay padres con hijos creyentes que tienen hijos pequeños no bautizados.

            B. Hay padres cuyos hijos están en sujeción a él que no obedecen al evangelio de Dios. Al obedecer al evangelio, los hijos no se someten a la autoridad de su padre terrenal, sino a la del Padre Celestial. Su padre terrenal no requiere que sus hijos obedezcan al evangelio. Es posible que algunos hijos hayan obedecido al evangelio por temor de sus padres terrenales, pero esto no agrada a Dios.

            B. Hay padres cuyos hijos no perseveran en la fe, sino que caen en error doctrinal o vuelven al mundo. Algunos citan Prov. 22:6 (“Instruye al niño en su camino,  Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”) para probar que el hijo bien instruido en la verdad no se apartará del Señor y que, por eso, si el hijo se aparta del camino, el padre tiene la culpa. De esta manera los padres son cargados con toda la responsabilidad de la vida del hijo aun cuando éste sea adulto.

                        1. Tal interpretación contradice Isa. 1:2, pues aun Dios dice, “Crié hijos … y se rebelaron contra mí”. Tal interpretación casi es el equivalente de la doctrina de la llamada “perseverancia de los santos” (o “una vez salvo siempre salvo”).

                        2. ¿Qué enseña Prov. 22:6? Dice literalmente, “Dé instrucción al hijo conforme a su camino, para que cuando fuere viejo no se apartara de él” (K-D). Es un modismo o hebraísmo que simplemente expresa la regla general de que si el joven es entrenado según su camino (su naturaleza, temperamento y aptitudes), él seguirá por ese camino. No es correcto culpar al padre por todas las decisiones malas tomadas por los hijos ya grandes, pues éstos tienen libre albedrío.

            C. ¿Puede calificar para anciano el hermano que tenga hijos creyentes si tiene otros hijos no creyentes? ¿Qué dice el texto? No dice, “que no tenga hijos no creyentes”, sino que “tenga hijos creyentes”. Sí, puede calificar pues, con tal que los no creyentes no sean acusados de disolución y rebeldía.

                        1. Pablo no habla aquí simplemente de algún hijo que no quiera asistir a los servicios o que no obedezca al evangelio. Las palabras que él usa son términos feos y fuertes. La palabra disolución (asotia) significa “prodigalidad” (recuérdese el hijo pródigo) o “desenfreno” (Efes. 5:18, “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución (desenfreno, FL)”; “no en acusación de libertinaje” (ATR). La palabra rebeldía (anupotakta), “contumaces” (VM), “porfiado” (Larousse); “desorden público” (ATR).

                        2. Recuérdese el estudio de arriba sobre la palabra pista (fieles o creyentes), y que los dos términos caben en estos textos en 1 Timoteo y Tito. En una familia puede haber hijos fieles al padre (no acusados de disolución ni de rebeldía), como también puede haber hijos creyentes.

                        3. ¿Puede un hombre no cristiano gobernar bien su casa y tener a sus hijos en sujeción? Claro que sí. Hay muchos miles de hombres que lo hacen. ¿Pueden los hijos de un padre no cristiano ser fieles (como el siervo de Mat. 24:45; o los siervos de Mat. 25:21, 23)? Claro que sí. Entonces, ¿por qué no tendrá nada que ver la fidelidad de los hijos a sus padres en 1 Tim. 3:4, 5 y Tito 1:6? Lamentablemente, a veces los hermanos discuten mucho la cuestión de “hijos creyentes” sin tomar en cuenta este punto básico, pero los textos citados arriba (Mat. 25:21, 23; Hech. 16:15; etc.) nos obligan a considerar este significado. No es cuestión de escoger entre “fieles” y “creyentes” porque en este contexto caben los dos significados.

                        4. Puede que un buen hermano esté gobernando bien su casa, teniendo a sus hijos en sujeción, y que algunos obedezcan al evangelio y otros no. Por su buen ejemplo y por su enseñanza él logra convertir a algunos de sus hijos, pero él no puede obligar a sus hijos a que obedezcan al evangelio. El hecho de que alguno de ellos no obedezca al evangelio no prueba que él no puede gobernar su casa. El padre puede obligar a sus hijos a estar sujetos. ¿Puede obligarles a obedecer al evangelio?

                        5. Los ancianos no pueden obligar a los miembros a ser fieles. Pueden ser buenos ejemplos, enseñar, guiar, proteger, disciplinar, etc., pueden no pueden obligar a los miembros a que sean fieles.

Conclusión.

            A. Hay iglesias que nunca escogen ancianos porque exageran el requisito de que los hermanos tengan hijos creyentes. No conviene disminuir este requisito, pero tampoco conviene verlo como el único requisito. Más bien, hay que estudiarlo y aplicarlo correctamente.

            B. Los requisitos domésticos son importantes, pero también son importantes los requisitos de que los ancianos no sean iracundos ni pendencieros, sino amables, apacibles etc. La necesidad principal en cuanto al liderazgo de las iglesias es que haya hermanos maduros y espirituales que simplemente pueden congeniar. Si los hermanos escogidos por la iglesia para ser ancianos no se llevan bien, obviamente no pueden servir como ancianos. Los hermanos que prefieran pelear en vez de trabajar en armonía no deben ser escogidos para ser obispos.

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