Cómo reprender

1 Tim. 5:1, 2

Introducción.

            A. Pablo exhorta a Timoteo en cuanto a su propia vida y su doctrina, 1 Tim. 4:12-16. Termina la exhortación diciendo, “haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyere”.

            C. Ahora sigue hablando de cómo Timoteo puede salvar a otros, reprendiendo y corregiéndoles.

I. ¿Por qué dice Pablo, “no reprendas al anciano”?

            A. La palabra reprender en 1 Tim. 5:1 es epiplesso, golpear a, y de ahí reprender. Por eso, LBLA dice “no reprendas con dureza”.

            B. “La idea es la de castigar con palabras, usando de lenguaje áspero, severo, riguroso … El error en cualquier persona necesita corrección, pero nunca conviene la reprensión de esta clase” (BHR). Aunque algún hermano anciano haya caído en pecado o error, no es correcto que el joven evangelista le reprenda con palabras violentas.

            C. Compárese Col. 3:19, “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas … 21  Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”. No conviene que el evangelista emplee palabras ásperas y crueles para exhortar a los miembros, sean ancianos o jóvenes. Tal lenguaje no persuade a nadie a ser más santo.

            D. A veces los evangelistas jóvenes, llenos de celo y entusiasmo,  pierden la paciencia con los hermanos ancianos, pensando que ya con los años que tengan deben ser más sabios y responsables. Lamentablemente algunos no crecen en la sabiduría sino sólo en años (DDW). Por causa de la impaciencia los evangelistas jóvenes se disgustan con otros, y reprenden de una manera muy ofensiva. Es como el caso de padres que, estando muy enojados, castigan con dureza a sus hijos, y con eso los provocan a la ira (Efes. 6:4). ¿Qué queremos hacer? ¿Ayudar o sólo herir?

            E. Sin embargo, a pesar de la actitud de los hermanos de edad, los hermanos jóvenes deben ser respetuosos, y siempre debe tener cuidado de su propia actitud, de no mostrar un espíritu de superioridad.

            F. “Al anciano …” Después, en este mismo capítulo (5:19), Pablo habla de los ancianos que son los obispos de la congregación, pero aquí habla de ancianos, ancianas, jóvenes y las más jóvenes; es obvio, pues, que al decir anciano él se refiere a los hombres avanzados en años. En la iglesia hay miembros ancianos y jóvenes (5:9-11; Tito 2:2-8; 1 Ped. 5:5). Timoteo era un miembro joven (4:12).

            G. “Sino exhórtale como a padre”. Hay mucha diferencia entre exhortar y reprender con dureza. El evangelista joven debería tratar a los hermanos ancianos como si fueran sus propios padres. Lev. 19:32, “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová”. Al exhortar y reprender a los ancianos, debería tratarlos con respeto y honor para animarlos. Los orientales, aún en la actualidad, tienen mucho respeto por sus ancianos y son muy bondadosos hacia ellos. Job 19:18, “Aun los muchachos me menospreciaron;  Al levantarme, hablaban contra mí”. Prov. 20:20, “Al que maldice a su padre o a su madre,  Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa”. Prov. 30:17, “El ojo que escarnece a su padre  Y menosprecia la enseñanza de la madre,  Los cuervos de la cañada lo saquen,  Y lo devoren los hijos del águila”.

                        1. Es muy importante enseñar a nuestros hijos pequeños a respetar a los adultos y sobre todo a los ancianos. Por ejemplo,  al entrar los ancianos en la casa, ¿se levantan los niños y jóvenes? ¿Les invitan a sentarse y les ofrecen asientos? ¿Son los ancianos pura molestia para los niños y jóvenes? (Si es así, ¿qué pensarán cuando lleguen a ser ancianos ellos mismos?).

II. Reprender a los más jóvenes como a hermanos.

            A. La iglesia es una familia. Los que son añadidos a la iglesia son hermanos, porque han nacido otra vez y son hijos de Dios.

            B. Así pues, ¿cómo hablamos a nuestros propios hermanos? De esa manera debemos exhortar a los hermanos jóvenes de la iglesia. No conviene hablarles como si fueran desconocidos o enemigos.

                        1. Le conviene al evangelista recordar lo que Pablo dice en Rom. 13:3, “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.

                        2. También Gál. 6:1, “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”.

            C. Tal vez haya aun más tentación de “reprender con dureza” a los jóvenes, pero lo que Pablo dice con respecto a los ancianos (“no reprendas con dureza”) se aplica a todos (ancianos, ancianas, jóvenes y las más jóvenes).

            D. Los jóvenes que asisten a los servicios y, por la mayor parte, son miembros de la iglesia, necesitan exhortación en lugar de reprensión dura, pues ellos también se pueden desanimar.

            E. Debemos reconocer que muchos de los jóvenes cristianos luchan con valentía contra las “pasiones juveniles” y se esfuerzan por seguir “la justicia, la fe, el amor y la paz”  (2 Tim. 2:22).

III. Reprender a las hermanas ancianas como a madres.

            A. El evangelista debe hablar a las hermanas de más edad como habla a su propia madre. Aunque tenga que reprenderlas por alguna falta o error, lo puede hacer con afecto. Si el evangelista tiene que exhortar a su propia madre, ¿por eso tiene que dejar de amarla?

            B. ¿Quién sería capaz de exhortar con severidad o aspereza a su propia madre?

IV. Reprender a las más jóvenes como a hermanas.

            A. 1 Tim. 5:21, “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad”. Todos los miembros, los ancianos y las ancianas, los jóvenes y las más jóvenes deben ser reprendidos si cometen pecado o caen en algún error.

            B. ¡Con qué respeto y ternura habla el hombre con su propia hermana! Que esto sea la regla a seguir al exhortar a una hermana más joven.

            C. Con toda pureza. 1 Tim. 4:12, sé ejemplo de los creyentes en … pureza. Muchos evangelistas se han destruido a sí mismo por haber ignorado esta exhortación.

            D. El evangelista no sólo tiene que evitar una conducta no apropiada, sino que tiene que tener mucho cuidado de no dar ocasión a los que buscan ocasión contra él. Aun en la iglesia hay personas que mil veces prefieren hablar acerca de conducta “sospechosa” en lugar de ir con el evangelista y hablar con él personalmente. En esta carta Pablo habla de las tendencias ascéticas (4:1-5), y tales hermanos son muy “estrictos”, y buscan diligentemente cualquier relajamiento moral, mayormente en los evangelistas. El evangelista (y todo cristiano) tiene que guardarse no sólo del mal, sino también de cualquier conducta que tenga la apariencia del mal. 1 Tes. 5:22, “Absteneos de toda especie de mal”.

            E. Aquí cabe lo que Pablo dice en 2 Cor. 8:20, “evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos,  21  procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres”.

V. Otros textos enseñan que debemos reprendernos los unos a los otros.

            A. Se usa mucho el verbo elencho que significa convencer, reconvenir, reprender.

                        1. Mat. 18:15, “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, vé y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 16  Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos (Dt. 17. 6; 19. 15.} conste toda palabra.  17  Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano”.

                        2. Luc. 3:19, “Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho,  20  sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel”.

                        3. Jn. 3:20, “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas (expuestas, LBLA)”. Jn. 8:9, “acusados por su conciencia”. Jn. 4:46, “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado (me prueba que tengo pecado, LBLA)?” Jn. 16:8, “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”.

                        4. Efes. 5:11, “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas”.

                        5. 1 Tim. 5:20, “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman”.

                        6. Tito 1:13, “Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe”.

                        7. Tito 2:15, “Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie”.

            B. Otro verbo que se traduce “reprender” se usa en 2 Tim. 4:2. Epitamao, “que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”.

            C. 2 Tim. 3:16, 17, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir (reprender, LBLA), para corregir, para instruir en justicia,  17  a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

VI. Es reprender es un acto de amor.

            A. Es necesario corregir el pecado en todos; por eso, en este texto Pablo habla de ancianos, ancianas, jóvenes o jovencitas.

            B. Prov. 27:6, “Fieles son las heridas del que ama;  Pero importunos los besos del que aborrece” (p. ej., Judas). El que nos alabe no es necesariamente nuestro amigo, y el que nos exhorte y reprenda no es necesariamente nuestro enemigo. Al hermano que le ame y sienta la necesidad de reprenderle no le da gusto hacerlo. (Si le da gusto, no le ama). 2 Cor. 2:4, “Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que supieseis cuán grande es el amor que os tengo”. Entonces hubo mucho regocijo cuando se dio cuenta del buen resultado de su carta  (2 Cor. 7:6-10). Si callamos y dejamos que nuestros seres queridos y amigos pierdan sus almas, ¿los amamos?

            C. 2 Sam. 12:1-7, “tú eres el hombre”. Sin duda esto le dolió a David, pero surtió efectos (Sal. 51).

            D. Gál. 4:16, “¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?”

            E. Heb. 12:7-11, nuestros padres nos amaron y nos disciplinaron. Así también Dios disciplina a sus hijos porque los ama.

            F. Perdemos todas las bendiciones de la iglesia si toleramos el pecado entre los miembros.

                        1. Muchas personas se salvan por que algún hermano o hermana les amó y les exhortó y reprendió.

                        2. También, por lo mismo, muchos evitan problemas graves; por ejemplo, los que pensaban entrar en un matrimonio pecaminoso.

            G. Por lo tanto, el reprender con amor es necesario y es un acto de amor que da resultados muy sanos.

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