El ministerio glorioso

2 Corintios 3:7-11

Introducción.

            A. 2 Cor. 3:1, “¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?”

            B. La primera respuesta es que los corintios eran su carta de recomendación (3:1-3).

            C. La segunda respuesta es que él es recomendado por el ministerio glorioso del Nuevo Pacto en contraste con la gloria del ministerio de Moisés bajo el Antiguo Pacto.

            D. 3:4, “Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;  5  no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,  6  el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto”.  Al hablar de ser bien recomendado, humildemente lo atribuye no a sí mismo sino al Señor.

I. Características del Nuevo Pacto.

            A. 3:6, “no de la letra, sino del espíritu (Espíritu, LBLA), porque la letra mata, mas el espíritu (Espíritu, LBLA) vivifica”.

            B. “La letra” es la ley de Moisés; “el espíritu” (Espíritu, LBLA; 3:18) es el evangelio.

                        1. La expresión, “la letra mata, mas el espíritu vivifica” es un texto que muchos tuercen diciendo que “la letra” es lo que la Biblia dice, y que “el espíritu” es la interpretación  de cada persona de acuerdo a su propio razonamiento subjetivo (su intuición, imaginación, opinión o sentimiento).

                        2. Pero es obvio que “la letra” es la ley de Moisés porque Pablo habla de “el ministerio de muerte grabado con letras en piedras” (v. 7). Se refiere a los diez mandamientos grabados en piedra.

II. El contraste entre la gloria del Antiguo Pacto y la del Nuevo Pacto.

            A. Es por esto que el ministerio de Pablo es glorioso. El contraste es significativo y muy importante.

            B. El ministerio del Antiguo Pacto es un ministerio de muerte, porque sólo condenaba a los pecadores sin proveer para ellos un salvador.

            C. El ministerio del Nuevo Pacto es un ministerio de justificación, porque a través de Cristo nuestro Salvador todos pueden ser justificados de sus pecados.

III. Pablo afirma que el ministerio de Moisés era con gloria.

            A. Para ilustrar lo glorioso de su ministerio, primero habla de la gloria del ministerio de Moisés, pues en este ministerio algunos de los hermanos de Corinto se gloriaban. Pablo trata de este problema mayormente en la carta a las iglesias de Galacia, pero también en otras cartas (Rom., 2 Cor., Gál., Efes., Col., 1 y 2 Tim., Tito).

            B. Pablo no se avergonzaba del ministerio de Moisés. Habla de él con respeto y reverencia. 3:7, dice que el ministerio de Moisés “fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro”. Ex. 34:29, “Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.  30  Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él”.

            C. En realidad los enemigos de Pablo que profesaban lealtad a Moisés adulteraban no solamente el evangelio, sino también la ley de Moisés, porque no la usaban correctamente. 1 Tim. 1:8, “Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente”. Nunca fue el plan de Dios de que ciertos mandamientos y reglamentos de la ley de Moisés se mezclaran con el evangelio. Adulteraban la palabra tanto del Antiguo Testamento como la del Nuevo Testamento (4:2).

IV. Pero el ministerio de Moisés era “ministerio de muerte”.

            A. 3:7, “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, …”; 3:9, “Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación”.

                        1. Se llamaba “ministerio de muerte” y “ministerio de condenación” porque condenaba al pecador y no había Salvador.

                        2. Ofrecían sacrificios de animales para expiar los pecados; sin embargo, leemos en  Heb. 10:3, “Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; 4  porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados”.

            B. En este sentido Pablo habla de “la letra” que “mata”. 3:6, “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”.

V. El ministerio de justificación es más glorioso que el ministerio de la condenación.

            A. 3:7, “los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,  8  ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?  9  Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.  10  Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.  11  Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece”.

            B. El ministerio de Pablo era el ministerio del Espíritu (el ministerio de justificación) y tiene más gloria porque sus efectos son más gloriosos. Ofrece una esperanza que no había bajo el ministerio de condenación. 3:12, “Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza 13  y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido”.

            C. La gloria del ministerio de muerte no era duradera, pero la gloria del ministerio de justificación permanece. 3:11, “Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece”.

Conclusión.

            A. Por esta razón (su confianza en la gloria permanente de su ministerio) Pablo usaba “de mucha franqueza” (3:12).

            B. 3:13, “y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.  14  Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.  15  Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos”.

            C. Sin embargo, 3:16, “cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará”, y son transformados a la imagen de Cristo, 3:16-18.

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