Recibíos los Unos a los Otros

Romanos 15:7

Introducción.

A.   "Unos y Otros". Este sermón es otro en la serie de lecciones sobre los textos "Unos y Otros". Estos sermones tienen el propósito de promover mejores relaciones entre hermanos.

B.   Hay hermanos que predican la misma doctrina -- la sana doctrina de Cristo --cuya relación unos con otros no es lo que debe ser.

C.     Los textos que se examinan en este sermón nos exhortan a tener el mismo sen­tir los unos para con los otros.

I. Un Mismo Sentir Según Cristo Jesús

A.   Romanos 15:5,6, "Y que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener el mismo sentir los unos para con los otros conforme a Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz (con una boca) glori­fiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo".

B.   "Tener el mismo sentir" significa di­rigir la mente hacia la misma cosa, pensar la misma cosa.

C.   Los corintios. 1 Cor. 1:10-17, "Os ruego ... que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divi­siones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente". 2 Cor. 13:11, "por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros".

D.   Los filipenses. Fil. 2:2, "completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa". Fil. 2:5, "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús". Fil.    3:16, "sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa". Fil. 4:2, "Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor".

E.   Hech. 2:42-46; 4:32. Había una bella unidad en la iglesia en Jerusalén. Una "multitud" de hermanos tenía "un corazón y un alma". Todos los cristianos verdaderos tienen el mismo propósito y el mismo deseo: quieren ser salvos y quieren adorar y servir a Dios ahora y para siem­pre. El cuerpo físico tiene muchos miem­bros pero solamente un corazón. Así tam­bién la iglesia. Los miembros de la iglesia pertenecen los unos a los otros. Están unidos. Están ligados con un vínculo (lazo) fuerte. Los de Jerusalén "estaban juntos" (Hech. 2:44), física y espiritualmente.

II. Soportar (sobrellevar)

A. Fuertes y débiles. Rom. 15: 1, "Así que, los que somos fuertes debemos so-portar (sobrellevar) las flaquezas de los débiles". Las palabras "fuerte" y "débil", usadas por Pablo en Rom. 14 y 15, tienen que ver con asuntos de conciencia (de du­das, de escrúpulos, etc. 14:1).

1. El hermano "fuerte" es aquel que entiende el asunto de libertad y la aprovecha. Dice Rom. 14:2-5 que el fuerte "cree que se ha de comer de todo" y "juzga iguales todos los días". El hermano "fuerte" no debe menospreciar al hermano "débil". "Exoutheneo, hacer de ningún valor ... considerar como nada, despreciar total y absolutamente, tratar con desprecio. Rom. 14:3". "Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones" (Rom. 14:1). "Recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios" (Rom. 15:7). Las cuestiones de opinión no deben afectar la comunión entre hermanos, pero el hermano "fuerte" está en gran peligro de abusar de su libertad. Muchos creen que tienen libertad para establecer iglesias patrocinadoras, instituciones de la iglesia y construir centros de recreo con los fondos de la iglesia. Otros creen que tienen libertad para llevar ropa indecente (traje de baño, shorts, minifaldas, ropa muy ajustada al cuerpo), beber con moderación, etc. Muchos hermanos aceptan toda violación de Mat. 5:31,32; 19:9 bajo el encabezado de "libertad en Cristo".

2.    El hermano "débil" es aquel que "come legumbres" y "hace diferencia entre día y día". Se llama "débil en la fe" porque no cree que tiene la libertad de comer ciertas comidas ni de considerar como iguales todos los días. Este hermano es exhortado a no juzgar (condenar) al her­mano "fuerte". Los hermanos "débiles" son, a veces, muy imponentes. Quieren imponer sus opiniones o escrúpulos sobre los otros hermanos.

3.    Pero esta cuestión bien ilustra la relación correcta entre hermanos. El v. 7 dice "Por tanto, recibíos los a los otros". Este texto repite Rom. 14:1, "Recibid al débil en la fe, pero no para contender so­bre opiniones".

4.    Gál. 6:1,2 también dice "sobrellevad los unos las cargas de los otros". Las "cargas" de este texto son las tentaciones (v. 1). Efes. 4:2, "con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor".

D. Agradar los unos a los otros, v. 1-4, "y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo".

1. ¡Cómo se olvida este texto!
¿Cuántos hermanos imitan a Cristo en agradar, no a sí mismo, sino a los her­manos?

2.  V. 4, "las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron". ¿Cuáles? Las que hablaron acer­ca de los "vituperios" que Cristo sufrió. ¿Para nuestra enseñanza en qué sentido? De que también nosotros debemos ser sacrificados y sufrir injurias por la causa de Cristo (1 Cor. 6:7).

3.    Gál. 1:10, no agradar a otros en el sentido de comprometernos con el error. Rom. 15:1-7 no se refiere a los asuntos de doctrina, sino a los asuntos de opinión y de libertad.

E. Unánimes, véanse Hech. 1:14; 2:1,46; Rom. 12:16; Fil. 1:27.

1.  Una misma mente, 1 Cor. 1:10, "perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer", basán­donos y uniéndonos sobre las palabras de Cristo entregadas por los apóstoles (Jn. 17:8,14). Debemos estar perfectamente unidos aunque haya diferencias en asuntos de opinión. Pablo dice claramente en Rom. 14:1; 15:7 que debemos recibirnos (tener plena comunión unos con otros) aunque haya alguna diferencia de opinión.

2.  En clases bíblicas, en la junta de varones, y en toda actividad de la iglesia, es necesario que tengamos una misma mente. Léanse con cuidado los textos que dicen que los hermanos estaban "unánimes". No conviene el votar en la junta de varones para que la mayoría de­cida algo. Es muy importante que haya paciencia, que todo asunto se trate ampliamente para que estén unánimes todos.

3.  1 Cor. 1:10 dice que para evitar la división, "que habléis todos una misma cosa" y, desde luego, la "una misma cosa" que hablamos debe ser la palabra de Dios. Pablo no dice que para evitar o corregir la división debemos callar, sino que debemos "hablar". Pablo no dice, "no hagan caso de sus diferencias". No dice, "cada uno crea lo que quiera sólo que no se discutan los desacuerdos". El remedio es sencillo: que todos hablen, pero que hablen la palabra de Dios y que no prediquen los mandamientos, tradiciones, y opiniones de los hombres aunque sean hermanos en Cristo.

F. Para glorificar a Dios.

 

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