LA PREDESTINACIÓN CALVINISTA ES FALSA

 

¿Qué Es La Predestinación Calvinista?

         El calvinismo es básicamente la enseñanza de Agustín, uno de los llamados “padres de la iglesia” del cuarto y quinto siglos, consolidada y sistematizada por Juan Calvino.

         Supuestamente promueve su principal objetivo: que la gloria sea únicamente de Dios y para hacer esto niega el libre albedrío de la humanidad. Según esta torcida teología el convertir al hombre en un mero títere sin libre albedrío glorifica a Dios. ¡Qué tontería! Dios es glorificado cuando su criatura, hombre, creado a la imagen de Dios, voluntariamente y con todo amor, le obedece y le sirve. Dios es deshonrado cuando su criatura hombre voluntariamente le desobedece y  rechaza.

         El Calvinismo presenta al mundo "otro evangelio" aparte del evangelio predicado por los apóstoles (Gál. 1:8,9). Enseña que antes de la fundación del mundo Dios eligió o predestinó a cierto número de hombres para vida eterna y cierto número de hombres para condenación. Esta lla­mada "elección" se hace incondicionalmente (es decir, sin tomar en cuenta la obediencia o desobediencia, la sujeción o rebeldía de los hombres). (El Calvinista dice que Dios no predestinó a nadie para perdición, pero si  Dios predestinó a ciertos hombres para salvación, el único destino que había para los demás era y es la perdición. ¿Por qué no quieren admitir esta verdad obvia? Si tienen vergüenza de su doctrina deben renunciarla.

         En cuanto a que Dios predestinó a ciertos hombres para la vida eterna, los proponentes del Calvinismo dicen que no es una doctrina de Calvino sino  del apóstol Pablo. Ellos tuercen los escritos de Pablo (2 Ped. 3:16) cuyo propósito era explicar a todos (mayormente a los hermanos judíos) que desde la fundación del mundo el plan de redención era para todos (judíos y gentiles). Ese plan predeterminado era que hubiese un pueblo especial compuesto de los redimidos de todas las naciones que sería para la alabanza de su gloria.

 

         Aquí damos la explicación correcta de los textos principales que son malinterpretados (torcidos) por Calvinistas. Estas explicaciones están en “Notas Sobre Efesios” (por este servidor) y “Notas Sobre Romanos” por el hno. Bill H. Reeves.

     Eph 1:4  según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,

-         Nos escogió ¿cómo, para qué? Para que fuésemos santos. ¿Quiénes? Todos los que obedezcan al evangelio (Mateo 28:19).

     Eph 1:5  en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,

-         Los judíos creían que solamente ellos podían ser “hijos” de Dios, pero Dios había predeterminado desde antes de la fundación del mundo que habría hijos de Dios entre los hombres de todas las naciones.

         "según nos escogió ... predesti­nado ..." Lo que Dios hace es lo que El siempre pensaba hacer. Dios no hace nada por casualidad. Este texto y muchos otros indican claramente que el plan de Dios es más antiguo que el mundo. No fue cosa originada paso por paso en el primer siglo. Todo detalle era y es parte de su plan original. Aun antes de Abraham y Moisés Dios pensaba salvar tanto a los gentiles como a los judíos, y a ambos desligados de la ley de Moisés y de la circuncisión. Esto es lo que Dios predestinó.

          -- "antes de la fundación del mundo". La Biblia afirma que antes de la fundación del mundo:

          A. Cristo fue "destinado" a ofrecerse a sí mismo como cordero de Dios (1 Ped. 1:20; Hech. 2:23; 4:28).

          B. Dios "predestinó" su sabiduría (el evangelio), (1 Cor. 2:7); y su "propósito eterno" (Efes. 3:10,11).

          C. "Nos escogió para que fuésemos san­tos y sin mancha" (Efes. 1:4), "para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo (Romanos 8:29); nos ha "escogido desde el principio para salvación, me­diante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad" (2 Tesalon. 2:13).

          D. "preparó de antemano" las "buenas obras" en que debemos andar (Efes. 2:10).

          El "escogimiento" del ver. 4 y la "predestinación" de los vers. 5 y 11 no tienen que ver absolutamente nada con la "predestinación individual e incondicional" enseñada por Agustín y Juan Calvino. La elección es mencionada por Pablo  en muchos textos para hacer notorio el hecho de que ahora en la iglesia todos los obedientes, tanto los gentiles como los judíos, tienen bendi­ciones y herencia. En Deut. .7:6 Dios le recordó a su pueblo que a ellos (los is­raelitas) y solamente a ellos perteneció el nombre de "pueblo especial": "Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios:. Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra".

          Pero ahora los escogidos o elegidos son los cristianos, tanto gentiles como judíos. Pablo emplea estos términos fre­cuentemente en sus cartas (véanse Rom. 8:33; Col. 3:12; 1 Tim. 5:21; 2 Tim. 2:10; Tito 1:1; 1 Tesalon. 1:4). Pedro también: 1 Ped. 1:2; 2 Ped. 1:10.

          La predestinación calvinista (que en realidad es el concepto pervertido de Agustín debido a la enseñanza gnóstica que había aceptado por muchos años) se basa en la supuesta depravación total del hom­bre desde su nacimiento (véase 2:1-5, no­tas). Esta doctrina es una vil mentira y es un engaño que ha cegado a millones de personas que piensan que están glorificando a Dios por medio de despreciar al hombre.

         El pecado de Adán fue atribuido o contado a ADÁN. Los pecados míos son atribuidos a mi persona. Solamente un horrible monstruo atribuiría los pecados de una persona a otra persona. Acusar a Dios de tal cosa es pura blasfemia contra Él. ¡Imagínese! Acusar a Dios de formar un espíritu depravado y corrupto en un bebé dulce e inocente.

          El punto clave que Pablo enfatiza es que todos los obedientes son los "escogidos", según el plan eterno de Dios, y esto no tiene nada que ver con alguna supuesta selección arbitraria de indivi­duos, hecha incondicionalmente.

          Dios predestinó a cierta clase de gente, a la gente dispuesta para aceptar su divina invitación a través del evangelio, "para ser adoptados hijos suyos", para que "fuésemos santos y sin mancha", y "conformes a la imagen de su Hijo".

          A esta disposición de mente o volun­tad, Jesús se refiere en Juan 10:16, "También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor". En verdad, uno de los propósitos princi­pales de esta carta a los efesios es desa­rrollar e ilustrar el tema de juntar a los cristianos gentiles ("otras ovejas") en el mismo rebaño con los cristianos judíos.

          Dice Hechos 18:9,10 que "el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad". Esto lo dijo no con referencia a conversos, sino con res­pecto a los dispuestos a oír y a obedecer. A estos y a todos los que tengan esta acti­tud Dios antes conoció (favoreció), y los predestinó para que fuesen hechos con­forme a la ima­gen de su Hijo, y a éstos llamó por medio del evangelio (2 Tesalon. 2:14), y a estos justificó (perdonó), y los glorificó (Rom. 8:29,30).

          La recompensa para este pueblo es el reino celestial. "Cuando el Hijo del Hom­bre venga en su gloria ... dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo" (Mat. 25:31-34).

          -- "adoptados hijos", para ser herederos legales con todos los derechos y privilegios de un hijo. Cuando un hombre adopta a un hijo, le da su nombre y lo trata en todas las cosas como si fuera su hijo natural. Pablo emplea este término para enseñar que no somos hijos de Dios por ge­neración, sino por la regeneración. Somos hijos de Dios por medio de una relación espiritual, habiendo sido redimi­dos por Cristo (Gál. 3:26 - 4:7). El Espíritu Santo nos ayuda a través de su Palabra a desa­rrollar la mente filial (Rom. 8:12-14).

          El plan de Dios, antes de la fundación del mundo, tenía el diseño y propósito de juntar un pueblo especial que estuviera con El para siempre en el cielo. Este plan incluyó a los hombres de todas las na­ciones. Este pueblo, la iglesia de Cristo, sería adoptado por Dios para ser sus hijos, herederos de todas las bendiciones espiri­tuales en Cristo.

          Efesios 1:6 -- "para alabanza". La iglesia, que es el cumplimiento del plan eterno de Dios (3:11), existe para la alabanza de Dios (3:21). El nombre de Dios es mag­nificado y alabado por su pueblo.

         Calvinistas insisten en que la “elección” (la predestinación) se hace incondicionalmente, es lo que Pablo enseña en Romanos. Aquí presentamos la explicación correcta de estos textos.

     Rom 9:8  Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.

         -No aprovechaba la carne, sino la promesa. Tuvo Abraham hijos según la carne (leyes naturales).Pero Dios rechazó a Ismael (y después a los otros hijos) y escogió al hijo según la promesa (nacimiento sobrenatural). Como Dios no contó por descendencia los hijos carnales, sino los descendientes del hijo de promesa, Isaac (tipo de Cristo), así ahora Dios cuenta por descendencia de Abraham a los hijos de Dios por su fe en Cristo Jesús (Gá1. 3:26-29; Juan 1:12,13; Gá1. 4:28).

     Rom 9:9  Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.(B)

         -- La confirmación de lo dicho en el versículo anterior. Ismael fue hijo según la carne, e Isaac según la promesa; los judíos eran descendientes de Abraham según la carne, los cristianos según la promesa (Gén. 12:3; 22:18 más Gá1. 3:16).

     Rom 9:10  Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre

          -- “Y no sólo esto,” es decir, no solamente en el caso de Abraham fueron los hijos de promesa contados como hijos, sino también en el caso de Isaac.

         --“de uno.” Esaú y Jacob tuvieron el mismo padre. Los judíos podrían decir, que Dios con razón escogió a Isaac y no a Ismael, porque Isaac era el hijo legítimo mientras que Ismael tuvo otra madre. Pero en este caso, los dos hijos son de los mismos padres. Y Dios no escogió al primer nacido, a Esaú.

     Rom 9:11  (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),

         -- La base del escogimiento de Dios en este caso no fueron los hechos de los dos hijos, porque fue hecho el escogimiento aun antes de nacer ellos. Dios iba realizando sus planes según su propio juicio y derecho, aparte de consideraciones humanas. (Por escoger así Dios a Jacob y no a Esaú no se quejaron los judíos. Así que tampoco deberían quejarse de que escogiera Dios a su pueblo por el evangelio, o sea según la promesa y no la carne).

     Rom 9:12  se le dijo: El mayor servirá al menor.(C)

         -- El mayor era Esaú y el menor (el segundo nacido) Jacob. Así determinó Dios hacer, aunque no fue según plan u orden humano. Este es el argumento que Pablo está probando con aplicación del llamamiento de Dios por el evangelio. Esta profecía no tuvo su cumplimiento en estos dos individuos. La elección o salvación eterna de individuos no es el punto bajo  consideración (según afirma el calvinismo). En cuanto a los individuos, el menor tuvo miedo del mayor y le sirvió en un sentido (Gén. 32,33). Esta profecía tuvo que ver con dos naciones (Gén. 25:23), Israel y Edom. Edom (el “mayor”) servía a Israel (al “menor”) -- 1 Crón. 18:12,13; 2 Sam. 8:14.

     Rom 9:13  Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.(D)

         -- Esto está escrito en Malaquías 1:2,3. No le fue dicho a Rebeca antes de nacer los gemelos, sino centenares de años después de muertos ellos. “Amó” a Jacob (a la nación judaica) en el sentido de preferirle para la descendencia escogida, y “aborreció” a Esaú (a la nación edomita) en el sentido de no preferirle. El sentido de “aborrecer” es “amar menos.” “Amar” al uno y “aborrecer” al otro es una manera oriental de mostrar un contraste. En Gén. 29:33 vemos que Lea era “aborrecida” (Versión Antigua), pero en 29:30 vemos que la razón era que Jacob amó a Raquel “más que a Lea.” Raquel era la preferida de Jacob. Lo mismo tenemos en Mateo 10:37 y Luc. 14:26. Tenemos que preferir a Cristo en lugar de a los padres. Dios amó a Jacob en el sentido de preferir escogerle como padre de la nación prometida, y aborreció a Esaú en el sentido de no escogerle. Esta profecía de Malaquías tuvo que ver con dos naciones, 1:1-4, no con dos individuos. El calvinismo ignora el contexto por completo.  El escoger Dios a Jacob, en lugar de a Esaú, sirvió para mostrar que Dios no es controlado por conceptos humanos de actividad.

         Rom. 9:14-- Si Dios era libre para escoger a los judíos y no a los edomitas (descendientes de Esaú), y no hubo injusticia en eso (pues los judíos estaban de perfecto acuerdo con ese escogimiento), ¿por qué sería injusto Dios en sus demás escogimientos, referentes al evangelio? ¡En ninguna manera hay injusticia con Dios! El judío inconverso no tendría razón al acusar a Dios de injusticia por haber escogido salvar al mundo por el evangelio que es para todo hombre.

         Rom. 9:15-- La misma Escritura de los judíos prueba que no es injusto en sus escogimientos. Se cita Ex. 33:19. El mismo Moisés no mereció este hecho de Dios, sino fue según la gracia de Dios (versículo 17). Decidió Dios mostrarle su gloria porque en su gracia quiso tener misericordia de Moisés. El punto es que no se le obliga a Dios a tener misericordia, sino que es según su libre voluntad. Ahora, la misericordia de Dios no es incondicional. Es de su voluntad tener misericordia según términos (aunque ni así es obligación). ¿De quiénes quiere Dios tener misericordia? ¡Proverbios 28:13 nos dice! (Véanse también Isa. 55:7; Ex. 20:5,6; Tito 3:5; etcétera).

         Rom. 9:16-- La misericordia de Dios para nuestra salvación no depende de la voluntad, deseo o idea de hombres, ni aun de sus obras (de mérito). Dios ha seguido los consejos de su propia voluntad y mente. Los judíos quisieron obligarle a Dios a salvarles según sus propias ideas y obras, y mayormente según la consideración de su raza. Luego quisieron obligar a los gentiles a circuncidarse (identificarse como judíos en la carne) para poder alcanzar la misericordia de Dios. Pero todos los escogimientos de Dios, en la preparación del evangelio salvador, fueron según sus propios planes, y estos escogimientos no tuvieron nada que ver con la salvación o perdición eterna de ningún individuo.

 

         La Biblia habla de la presciencia de Dios. Creemos de todo corazón que Dios sabe todo, su conocimiento no es limitado en ninguna forma. El habla del futuro como si fuera historia. Pero la predesti­nación calvinista no se refiere a la pre­sciencia de Dios, sino a que Dios predes­tinó o predeterminó la salvación o la perdición de cada individuo. Hay gran diferencia entre la presciencia de Dios, y la teoría de que Dios haya predetermi­nado y prefijado el destino final de cada individuo que jamás haya nacido o que nacerá en el futuro.

 

         Calvinistas dicen que Dios no predeterminó la perdición de cada individuo. Dicen que por haber pecado Adán todos los seres humanos nacen en un estado de condenación. Tuercen Romanos 3:10-18 para probar esta falsa doctrina. Aquí presentamos estos textos con la explicación correcta:

     Rom. 3:10  Como está escrito:  No hay justo, ni aun uno;

         -- Pablo apela a las Escrituras de los judíos, a una autoridad que no podrían negar. Véanse Sal. 14; Sal. 53.

         --“justo,” es decir, en el sentido absoluto de nunca haber pecado, pero esto no significa que el hombre haya nacido así. Pablo describe la condición del hombre que habiendo llegado a la edad responsable desobedece a Dios y sigue a Satanás.

     Rom. 3:11  No hay quien entienda,  No hay quien busque a Dios.  

         -- “entienda.” No entendían que el sistema mosaico era temporal y no permanente (Heb. 9:1-10; 10:1). Eran ellos "guías ciegos de ciegos" (Mat. 15:14), y quitaban la "llave de la ciencia" (Luc. 11:52).

         --“busque a Dios.” Los judíos buscaban justificarse delante de los hombres y tener su gloria (Luc. 16:15; Juan 5:44; 12:43).

     Rom. 3:12  Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;  No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.

         -- “se desviaron.” ¡No nacieron malos! (El hombre nace inocente, pero ya de edad de responsabilidad, si escoge pecar, se desvía de la verdad. La doctrina de “pecado original” es 100% falsa.)

         --“haga lo bueno,” en el sentido absoluto de hacer solamente lo bueno sin excepción, no pecando en nada.

     Rom 3:13  Sepulcro abierto es su garganta;  Con su lengua engañan.(C)  Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Rom 3:14  Su boca está llena de maldición y de amargura.(E)

         -- Su hablar era ofensivo, blasfemando, jurando y engañando. Véanse Sal. 5:9; 140:3; 10:7.

     Rom 3:15  Sus pies se apresuran para derramar sangre;  

     -- Se refiere al homicidio. Véase Isa. 59:7.

     Rom 3:16  Quebranto y desventura hay en sus caminos;  

         -- Destruían reputación o cualquier cosa de valor. Eran raza turbulenta.

     Rom 3:17  Y no conocieron camino de paz.(F)

-- No sabían vivir en paz con Dios ni con los hombres. (Véase Luc. 19:41-44).

     Rom 3:18  No hay temor de Dios delante de sus ojos.(G)

         -- Donde no hay temor de Dios, no hay de nada, y entra toda clase de pecado. Véase Sal. 36:1.

         El Calvinismo enseña que por esa razón (es decir, que todos nacen con pecado original o depravación total), entonces es necesaria una obra todopoderosa del Espíritu Santo para sacar de la muerte a pecadores.  Y esto es lo que hace Dios, pero la verdadera obra todopoderosa del Espíritu Santo para sacar de la muerte a los pecadores es el evangelio, el poder de Dios para salvación (Rom. 1:16) y es necesario obedecer al evangelio para escapar de la muerte. Hechos 2:38; 1 Pedro 1:22, 23; 4:17; 2 Thess. 1:7-9.

         El Calvinista tuerce Eph_2:1    Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” para “probar” que el hombre nace pecador, pero el v. 2 dice, “en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo.” No NACIERON así sino que ANDUVIERON así.

         El Calvinista “explica” cómo se lleva a cabo esta supuesta “obra de regeneración” y quien la inicia citando Eph 2:4  “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, Eph 2:5  aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo(A) (por gracia sois salvos), Eph 2:6  y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”.

         Lo que vemos en este texto es que Dios llevó a cabo según su propósito la salvación de su pueblo, tanto gentil como judío.

         Efesios 2:4-6 queda bien ilustrado en los casos de conversión en Hechos de los Apóstoles. Hechos 2:38-47, los 3000; Hechos 8, los samaritanos y el eunuco; Hechos 9, 22, Saulo de Tarso; Hechos 10, Cornelio; Hechos 16 Lidia y el carcelero; Hechos 18:8, los corintios; Hechos 19, los mismos efesios. Lutero y Calvino no hicieron caso a estos ejemplos divinos y optaron por enseñar la mentira del diablo de la supuesta “salvación por la fe sola”.  Es “otro evangelio”, Gál. 1:8, 9 que lleva a la perdición.

         Dios sí ha predestinado o prede­terminado algunas cosas, y es importante estudiar los textos que lo afirman (Romanos 8:28-30; Efes. 1:4-11), pero no ha predestinado la salvación o perdición de ciertos individuos sin tomar en cuenta la voluntad y el carácter de ellos.

         Dios es Soberano, pero he explicado ampliamente en las explicaciones de los textos de Efesios y Romanos  para ver que Dios predeterminó que habría un pueblo redimido y santo de todas las naciones (tanto de gentiles como de judíos). De esto habla en los siguientes textos:

     Rom 9:14  ¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera.

         Si Dios era libre para escoger a los judíos y no a los edomitas (descendientes de Esaú), y no hubo injusticia en eso (pues los judíos estaban de perfecto acuerdo con ese escogimiento), ¿por qué sería injusto Dios en sus demás escogimientos, referentes al evangelio? ¡En ninguna manera hay injusticia con Dios! El judío inconverso no tendría razón al acusar a Dios de injusticia por haber escogido salvar al mundo por el evangelio que es para todo hombre.

     Rom 9:15  Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.(E)

         La misma Escritura de los judíos prueba que no es injusto en sus escogimientos. Se cita Ex. 33:19. El mismo Moisés no mereció este hecho de Dios, sino fue según la gracia de Dios (versículo 17). Decidió Dios mostrarle su gloria porque en su gracia quiso tener misericordia de Moisés. El punto es que no se le obliga a Dios a tener misericordia, sino que es según su libre voluntad. Ahora bien, la misericordia de Dios no es incondicional. Es de su voluntad tener misericordia según términos (aunque ni así es obligación). ¿De quiénes quiere Dios tener misericordia? ¡Proverbios 28:13 nos dice! (Véanse también Isa. 55:7; Ex. 20:5,6; Tito 3:5; etcétera).

     Rom 9:16  Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.  La misericordia de Dios para nuestra salvación no depende de la voluntad, deseo o idea de hombres, ni aun de sus obras (de mérito). Dios ha seguido los consejos de su propia voluntad y mente. Los judíos quisieron obligarle a Dios a salvarles según sus propias ideas y obras, y mayormente según la consideración de su raza. Luego quisieron obligar a los gentiles a circuncidarse (identificarse como judíos en la carne) para poder alcanzar la misericordia de Dios. Pero todos los escogimientos de Dios, en la preparación del evangelio salvador, fueron según sus propios planes, y estos  escogimientos no tuvieron nada que ver con la salvación o perdición eterna de ningún individuo.

     Rom 9:17  Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.(F)

     Rom 9:18  De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

         Como Dios es libre para mostrar misericordia (según las condiciones o términos estipulados), es libre para “endurecer” al que no se conforma con dichas condiciones. Dios escoge para sus propósitos según el carácter de la persona. Para el propósito de mostrar su poder ante las naciones, escogió a un hombre desobediente y sin temor de Dios (Faraón), y le endureció al poner delante de él la oportunidad y la ocasión de desobediencia. La demanda de Dios por medio de Moisés de que dejara ir a los judíos (Ex 5:1, etcétera) sirvió a Faraón de ocasión y de oportunidad para resistir a Dios, desafiando al poder de Dios. Varias veces en la narración vemos que él endureció su corazón (Ex. 8:15,32; 9:34). Pablo dice que Dios lo endureció (véanse también Ex. 4:21; 9:12), pero en el sentido de presentar la ocasión y oportunidad a Faraón de mostrar su corazón obstinado. La ocasión no es responsable por los hechos del hombre. La victoria de Dios sobre Faraón demostró al mundo el poder de Dios. Dios es libre para tener misericordia de los que le obedecen y endurecer a los desobedientes. Nadie puede obligar a Dios que sea de otra manera. Los judíos pudieron ver este punto según su propia historia, pero lo rechazaban en cuanto al evangelio que, según el escogimiento de Dios, por él pueden ser salvos todos los hombres y aparte de él no hay salvación para nadie.

     Rom 9:19  Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?

         El caso no era como la objeción de este versículo declara. Si Dios tuviera misericordia

del hombre, o endureciera arbitrariamente a él, aparte de la voluntad y los hechos de éste, entonces nos parecería injusto Dios. Pero no es así. La misericordia de Dios no es incondicional. El destino del hombre no es según algún decreto absoluto aparte de la agencia del hombre. Dios ofrece la salvación eterna a todo el mundo, aunque determina los términos de ella aparte de la voluntad del hombre. Dios no inculpa al hombre en el asunto de los escogimientos de Dios para lograr la salvación del hombre. Le inculpa solamente cuando no obedece los términos de salvación. Igualmente endurece (permitiendo ocasiones y oportunidades para esto) solamente al que rechaza su benignidad y atesora para sí mismo ira (2:4-8; 2 Ped. 3:9-15). Nadie tiene que resistir a la voluntad de Dios, pero si lo hace, a éste Dios le inculpa. La objeción de este versículo representa a Dios y al caso del evangelio.

     Rom 9:20  Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?(G)

         Altercar con Dios es la cumbre de la irreverencia de parte del hombre. La pregunta del versículo 19 acusa a Dios de ser injusto. Dios no es injusto. ¿Quién es el hombre que acuse a Dios de usar métodos injustos en su tratamiento del hombre? El hombre es quien determina su carácter, conformándose a la voluntad de su Creador (y así venir a ser objeto de la misericordia de Dios), o rechazando la voluntad de él (y así venir a ser objeto de su ira). (Véanse los capítulos 38-41 de Job, en cuanto a discutir con Dios. Véanse también Isa. 29:16; 45:9).

     Rom 9:21  ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?

         Dios es el alfarero y los hombres el barro. Dios es libre para hacer uso de los hombres según su deseo. Ahora, el uso que él hace depende del hombre, y no de algún decreto absoluto y arbitrario de parte de Dios, según enseña el calvinismo. (Véanse 2 Tim. 2:20,21; Jer. 18:1- 12). Dios quiere que sean salvos todos los hombres (1 Tim. 2:4). Es libre para determinar los términos por los cuales el hombre puede alcanzar la honra y misericordia de Dios (2:6,7; Tito 3:5) como “vaso para honra,” y si los ignora alcanza la ira de Dios como “vaso para deshonra.” Dios es libre para determinar sus usos del hombre, y el hombre para obedecer o desobedecer. Dios no tiene que salvar a nadie, pero libremente escoge salvar por medio del evangelio. El hombre es libre para escoger qué clase de vaso ser.

     Rom 9:22  ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,

         Quién puede oponerse a que Dios no muestre su ira contra el pecador obstinado? (1:18). Pero, el deseo de Dios es que no perezca nadie (2 Ped. 3:9; 1 Tim. 2:4). Por eso es paciente (2 Ped. 3:9) con el pecador. Pero si el pecador se prepara a sí mismo por medio de su espíritu rebelde, como vaso para deshonra, Dios le puede usar para el fin de mostrar su ira y hacer notorio su poder. Así fue en el caso de Faraón. Faraón endureció su corazón (2:5— “por tu dureza y por tu corazón no arrepentido”), y la paciencia (2:4) de Dios le soportó hasta por fin destruirle. La frase, “los vasos de ira,” como también la frase en el versículo siguiente, “los vasos de misericordia,” se refieren a una categoría de gente, y no a ciertos individuos en particular. El calvinismo ignora esto y aplica mal la frase para promover su doctrina de “predestinación incondicional.”

     Rom 9:23  y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,

     Rom 9:24  a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

         Los judíos se prepararon, como nación, para destrucción (1 Tes. 2:15,16), y perecieron como nación cuando el ejército de Tito destruyó a Jerusalén (70 d. J.C.). Mostró Dios su ira y poder en la nación judaica. Los judíos se prepararon para esto. Por otra parte, hizo notorias las riquezas de su gloria, trayendo las bendiciones del evangelio sobre vasos de misericordia: judíos y gentiles salvos por la gracia de Dios. --“esto es, a nosotros.” Significa a la iglesia, el cuerpo de redimidos.

         Toda la teología originada por Agustín se basa en el concepto bien errado del “pecado original”. Es pura invención de Agustín para justificar su vida de tanta perdición y para mezclar el gnosticismo con el evangelio. Es cierto que Pelagio estaba errado pero eso no es justificación para ir al otro extremo y enseñar que el hombre por ser tan pecador no es capaz de hacer nada para aceptar la salvación que Cristo ofrece. Lo mismo Lutero, por oponerse tan fuertemente a las obras católicas fue al extremo de rechazar aun las obras claramente requeridas por Cristo y el Espíritu Santo. Todos los extremos son obras de Satanás.