SOMOS SALVOS POR LAS OBRAS -- PERO ¿POR CUÁLES?
Introducción.
A. Efesios 2:8, 9, “Porque por gracia sois salvos
por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no
por obras, para que nadie se gloríe”.
B. Santiago 2:24, “Vosotros
veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente
por la fe”. Martín Lutero, disgustado con las obras de la Iglesia Católica y
malinterpretando el libro de Santiago que dice que el hombre es justificado por
las obras, rechazó este libro bíblico (lo incluyó con los libros Apócrifos).
También Lutero agregó la palabra “sola” después de la palabra “fe” en Rom. 3:28,
“el hombre es justificado por fe (sola)…”
C. Los pastores evangélicos dicen que Efesios 2:8, 9 habla de la salvación
(justificación) del pecador y que
Santiago 2:24 no habla de la salvación (justificación) del pecador sino de la
justificación del cristiano.
Dicen que Santiago no
habla de la justificación ante Dios,
pero Sant. 2:14 contradice esta
falsa doctrina: “¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene
obras? ¿Podrá la fe SALVARLE?” Tanto
Santiago como Pablo hablan de la misma cosa, la
salvación. La palabra
justificación quiere decir
salvación.
D. En este estudio examinamos los textos que hablan de
las obras que no salvan y las obras qué sí salvan.
I. Según los pastores evangélicos hay “fe inactiva” (fe que no obra) y “fe
activa” (fe que sí obra).
A. Según ellos la fe que salva al pecador es inactiva, no obra,
sino solamente confía en el Señor pero que hay otra clase de fe, la fe
del cristiano que sí es activa, obedece y obra. Creen que Pablo habla de la
primera fe y que Santiago habla de la otra clase de fe.
B. Pero la Biblia no enseña dos clases de fe salvadora. La fe que
no obedece (no obra) es “fe muerta” (Sant. 2:26, “Porque como el cuerpo sin
espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”).
C. Según la enseñanza de los pastores evangélicos el hombre es salvo por
una fe que no obra (fe muerta según Santiago), y luego como cristiano tiene una
fe viva que sí obra. Enseñan esto para tratar de ser consecuentes con el error
del supuesto pecado original. Dicen que el hombre, habiendo heredado el pecado
de Adán y teniendo naturaleza corrupta no tiene libre albedrío y que no puede
hacer nada (ni siquiera creer) para ser salvo hasta que haya sido regenerado por
el Espíritu Santo. Todo esto es pura ficción, invención humana, para disminuir o
eliminar la responsabilidad y la culpabilidad del hombre. Cuando Adán pecó hubo
cambio de su relación con Dios (Isa.
59:1, 2), pero no hubo cambio de su
naturaleza. Es pura mentira enseñar que cuando Adán
pecó, él perdió la llamada “gracia capacitadora” (enabling grace) y el
libre albedrío. SIEMPRE Adán y sus descendientes podían y pueden obedecer o
desobedecer a Dios.
D. Si Dios requiere del hijo de Dios una fe viva, fe obediente que obra,
entonces sin duda Dios requiere una fe viva, fe obediente que obra para llegar a
ser hijo de Dios.
II. Clases de fe según la Biblia.
A. La fe que es simplemente la aceptación mental de cierto testimonio.
Por ejemplo, Juan 7:5, “ni aun sus
hermanos creían en él”; 12:37, “a pesar de que había hecho tantas señales
delante de ellos, no creían en él”; 12:42, “aun de los gobernantes, muchos
creyeron en él, pero a causa de los fariseos no lo confesaban”; también Sant.
2:19, “los demonios creen, y tiemblan”. Esta es la “fe muerta” de Sant. 2:26, la
fe que no obra, no obedece y, por eso, no salva (Sant. 2:14).
B. Otra clase de fe es la fe comprensiva que incluye la
convicción, la confianza y la
obediencia. Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado
a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna”; Efes. 2:8, “Por gracia sois salvos por medio de la fe”. En estos
textos la palabra fe equivale a la obediencia al evangelio. Compárense
Hech. 11:18, “a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida”; Rom.
10:10, “con la boca se confiesa para salvación”; 1 Ped. 3:21, “el bautismo … nos
salva”. En estos textos una parte del
plan de salvación representa todo el plan, todos los pasos de obediencia.
Nadie cree que el arrepentimiento es el único paso necesario para ser salvo, y
nadie cree que el bautismo es el único paso necesario para ser salvo.
Igualmente, la fe no es el único paso en el plan de salvación.
C. También en algunos textos la palabra “fe” equivale al evangelio.
Hech. 6:7, “muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (igual a 2 Tesal. 1:8; 1
Ped. 4:17); Rom. 5:1, “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios
por medio de nuestro Señor Jesucristo”; Judas 3, “contendáis ardientemente por
la fe que ha sido una vez dada a los santos”.
III. Según la Biblia hay tres clases de obras.
A. Obras de la ley de Moisés.
Rom. 3:28, “el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”; Gál. 3:2,
“¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?”
Romanos 3:20, “ya que por las obras de la ley ningún
ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el
conocimiento del pecado”. Obviamente en la carta a los romanos Pablo escribe de
las obras de la ley de Moisés: 2:21-29, no hurtar, no adulterar; 7:8, no
codiciar … habla del judío, 2:28, 29; 3:29, judíos … Por lo tanto, Rom. 3:20
se refiere a “las obras de la ley” de Moisés.
Romanos 9:32, “¿Por qué? Porque iban tras ella no por
fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de
tropiezo”. ¿Quiénes? 9:31, “Israel” (9:4, israelitas). Otra vez, muy obviamente
se refiere a las obras de ley de Moisés.
Gálatas 2:16, 21 “sabiendo que el hombre no es justificado por las
obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído
en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de
la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado… No
desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por
demás murió Cristo”. ¿De qué habla Pablo? Del problema de obligar a los hermanos
gentiles a “judaizar” (ser circuncisos y ser judíos). La controversia principal
tenía que ver con la circuncisión, un mandamiento de la ley de Moisés. En este
texto Pablo habla del contraste entre el ser justificado por la fe de Cristo que
es el evangelio y el ser “justificado” por la ley de Moisés. Judas 3,
“contendáis ardientemente por la fe una vez dada a los santos” (la fe = el
evangelio; véase también Hech. 6:7, “obedecían a la fe”).
Gálatas 3:10, “Porque todos los que dependen de las obras de la ley
están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere
en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas”. Pablo cita
Deut. 27:26 y se refiere a la obligación del judío de guardar toda la ley de
Moisés, pero
nadie (excepto Cristo) lo hizo, sino que todos pecaron (Rom. 3:23) y, por lo
tanto, no podían ser justificados por la ley de Moisés, sino que todos
necesitaron el perdón de Dios.
B. Obras que se hacen aparte del
evangelio. Tito 3:5, “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho …”; Efes. 2:8, 9, “sois salvos por medio de la fe … no por
obras, para que nadie se gloríe”. Estas “obras” no son las
obras del evangelio (la obediencia al evangelio). Son obras aparte del
evangelio, aparte de las obras requeridas por Cristo y los apóstoles.
El caso de Cornelio es buen ejemplo de tales obras. Hech. 10:2, 22, era hombre
de muy buenas cualidades y obras pero tuvo que oír el evangelio y obedecerlo
para ser salvo (Hech. 11:14; 10:48).
Para ser salvos por esta clase de obras tendríamos que llevar una vida
perfecta sin pecar nunca. Si tales
obras fueran perfectas y si nunca hubiéramos pecado, entonces seríamos
merecedores de la justificación por
obras simple y sencillamente por no haber pecado. No sería cuestión
de “salvación” porque no estaríamos perdidos. No sería cuestión de ser
justificados porque por no haber pecado no necesitaríamos justificación.
Además, como dice Pablo, podríamos
gloriarnos (jactarnos) de ello
(Efes. 2:9). La justificación sería
deuda (Rom. 4:4).
C. Obras de obediencia. Hech.
10:35, “en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”;
1 Tes. 1:3, “la obra de vuestra fe”; Sant. 2:24, “el hombre es
justificado por las obras, y no solamente por la fe”. Santiago presenta
ejemplos de la fe y es muy obvio que la palabra “obras” equivale a
“obediencia”. Véase La Biblia de Las Américas que traduce correctamente la
palabra apeithon en Juan 3:36, “El
que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que
no obedece al Hijo no verá la vida,
sino que la ira de Dios permanece sobre él”. 2 Tesal 1:8, Cristo viene “en llama
de fuego, para dar retribución a los que no … obedecen al evangelio de nuestro
Señor Jesucristo”.
Los pastores evangélicos insisten en que el bautismo es una obra y que en
cuanto a la salvación del pecado queda excluido por la expresión “no por obras”
de Efes. 2:9. Entonces, según esta clase de “razonar”
Romanos 4:4
puede traducirse
de la siguiente manera: “Pero al que es bautizado, no se le cuenta el salario
como gracia, sino como deuda”. ¡Imagínese! ¿Dios nos DEBE la salvación porque
fuimos bautizados?
Tal enseñanza falsa tuerce la enseñanza de Pablo (véase 2 Ped. 3:16).
La palabra “torcer” (strebloo)
significa poner la Escritura sobre el instrumento de tortura y la giran
(tuercen) hasta que enseñe lo que quieran escuchar, las doctrinas de los hombres
(Mateo 15:8, 9).
También emplean la palabra “legalista” para aumentar el prejuicio contra
el bautismo. Al insistir nosotros en la importancia de obedecer este
mandamiento de Cristo y los apóstoles nos llaman “legalistas” y “fariseos”.
En realidad para los falsos maestros la obediencia del pecador a los
mandamientos de Cristo y los apóstoles es LEGALISMO (algo despreciable, odiable,
porque sugiere que al bautizarse uno quiere salvarse solo). Pero no son nada
consecuentes porque ellos mismos enseñan el legalismo, porque según ellos
después de ser salvo por la fe sola,
el cristiano debe obedecer y obrar. Enseñan
que el bautismo es mandamiento para cristianos (los ya salvos), como la cena del
Señor, la ofrenda, etc., pero si el bautismo es legalismo para el pecador,
entonces es legalismo para el cristiano. Todo lo que enseñan sobre el llamado
“legalismo” es pura insensatez.
IV. Muchos textos hablan de las obras o de buenas obras y es muy obvio que equivalen a la obediencia a la voluntad (mandamientos) de Dios.
Marcos
14:6, “Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho”.
¿Usted sinceramente piensa que en realidad esa buena obra que ella hizo
no tuvo nada que ver con su salvación (justificación ante Dios)?
Colosenses 1:10, “para que andéis como es digno del Señor, agradándole en
todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento
de Dios”. Pero ¿por qué llevar fruto en toda buena obra si no las obras no nos
salvan? ¿Si en el Día Final no somos juzgados por las obras sino solamente por
la fe (una fe muerta)?
1 Tesal. 1:3, “acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de
la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra
constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo”. Si “la obra de vuestra
fe” no salva, ¿qué tal el trabajo de vuestro amor? ¿No tiene nada que ver con la
salvación? ¿El amor sí cuenta pero el trabajo del amor es insignificante? ¿Quién
puede creer tal cosa?
2 Tesal. 1:11, “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para
que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito
de bondad y toda obra de fe con su poder”.
1 Tim.
2:9, 10, “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa
decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni
vestidos costosos, 10 sino con buenas obras, como corresponde
a mujeres que profesan piedad”.
1 Tim. 5:9, 10, “Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta
años, que haya sido esposa de un solo marido,10 que tenga
testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la
hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los
afligidos; si ha practicado toda buena obra”.
1 Tim. 6:17-19, “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni
pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios
vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos,
generosos; 19 atesorando para sí buen fundamento para lo por
venir, que echen mano de la vida eterna”. Este texto describe las buenas obras
como relacionadas con “dadivosos, generosos”; es decir, las buenas obras son el
fruto llevado por personas dadivosas y generosas. Pero ¿nada de esto tiene que
ver con la salvación? ¿No somos salvos por las obras?
2 Tim. 2:21, “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será
instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda
buena obra.
2 Tim. 3:16-17, “Toda la Escritura es inspirada por
Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia,17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado (equipado) para toda buena obra.
Tito 2:7, “ presentándote tú en todo como ejemplo de buenas
obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad,
Tito 2:14, “ quien se dio a sí mismo por
nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio,
celoso de buenas obras.
Tito 3:1, “Recuérdales que se sujeten a los
gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena
obra. 8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con
firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras.
Estas cosas son buenas y útiles a los hombres. 14 Y aprendan también los
nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que
no sean sin fruto.
Heb. 10:24, “Y considerémonos unos a otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras;”
Heb. 13:20, 21 “Y el Dios de paz que
resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las
ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21 os haga aptos en toda
obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es
agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de
los siglos. Amén.
Santiago 1:25, “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la
libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la
obra, éste será bienaventurado en lo que hace”.
1 Ped. 2:12, manteniendo buena vuestra manera de vivir
entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores,
glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas
obras.
Apoc. 2, 3, “Conozco tus obras …”
Efesios 2:8, 9, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie
se gloríe”. ¿No somos salvos por las obras de estos muchos textos mencionados en
este estudio? Indudablemente eran y son el fruto de la obediencia a la ley de
Cristo y, por eso, necesarias para la salvación. Los que apliquen la expresión
“no por obras” a los mandamientos y las obras del evangelio (la ley de Cristo,
la ley del Nuevo Testamento) representan mal a Pablo y darán cuenta a Dios en el
Día Final.
V. Indudable e irrefutablemente
somos salvos por las obras.
Santiago 2:20-26 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la
fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras
Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No
ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las
obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y
le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 24 Vosotros
veis, pues, que el hombre es justificado
por las obras, y no solamente por la fe. 25 Asimismo también
Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros
y los envió por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu
está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. Es falsa doctrina
enseñar que Abraham y Rahab no eran justificados ante Dios, sino solamente ante
los hombres. Tal enseñanza hace burla de lo que Santiago dice. Los que enseñan
tal cosa son como Lutero que de manera tajante rechazó al libro de Santiago,
colocándolo con los libros apócrifos (no inspirados).
Mateo 25:35-46, En el Día Final todos “serán reunidas delante de él todas
las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas
de los cabritos” y ¿qué dirá Jesus en Aquel Días acerca de las buenas obras? ¿Y
a los de su derecha Cristo dirá “Venid benditos … heredad el reino… porque
tenéis una bonita fe muerta”? ¿Y también dirá, “hicisteis buenas obras
para impresionar a los hombres y
justificarse delante de ellos”?
Si las buenas obras no cuentan con Dios para la salvación del alma, ¿por
qué dirá Cristo a los que no le dieron de comer y beber, ni le visitaron
en sus aflicciones, “apartaos de mí al fuego eterno”? ¡Qué horrible castigo para
los que no hicieran buenas obras para justificarse delante de los hombres!
Este texto enseña indudablemente que el hombre será justificado (salvo) o
condenado por lo que haya hecho o por lo que haya dejado de hacer. ¿Cómo pueden
los pastores evangélicos leer y citar tales textos y seguir enseñando que no
somos salvos (justificados ante Dios) por las buenas obras? Es lo mismo que
afirmar que no importa si somos obedientes o desobedientes a los mandamientos de
Cristo y los apóstoles.
Hechos 9:36, “Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que
traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en
limosnas que hacía”. ¿Pero sus buenas obras no tenían nada que ver con su
salvación? Si fue salva por la fe sola ¿por qué mencionar sus buenas obras?
Cuando Pablo dice “no por obras” ¿se refería a las buenas obras como las de
Dorcas? ¿Quién se atrevería a decir a esta amada hermana, “¡Tranquílate! No te
apures, no trabajes tanto, porque todas tus buenas obras son nada más para
justificarte ante los hombres pero no tienen nada que ver con tu justificación
ante Dios”?
Apoc. 14:13, “Oí una voz que desde el cielo me decía:
Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor.
Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos
siguen”. Pero si las obras no tienen nada que ver con la salvación ¿por qué
dice la Biblia que las obras de los mueren en el Señor “con ellos siguen”? Este
texto dice enfáticamente que sus obras serán recompensadas y la
influencia positiva de ellas seguirá trabajando.
Apoc. 19:7-9, “Gocémonos
y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su
esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de
lino fino, limpio y resplandeciente; porque
el lino fino es las acciones justas de
los santos”. ¿Qué significa el “lino fino”? “Las acciones justas de los
santos”. Estas acciones justas son sus obras. Acciones y obras son la misma
cosa.
¿Cómo se viste la esposa (la iglesia)? ¿Su vestido es “la fe sola”? ¿El
“lino fino” es “la fe sola”? Hay ropa apropiada para la boda y Apoc. 19:8 la
describe como “las acciones justas de
los santos”. ¿Se acuerda de aquel que fue a la boda sin llevar ropa
apropiada? (Mateo 22:1-13). ¿Qué pasó con él? Apoc. 16:15 habla de
aquel “que guarda sus ropas”. Si las obras no tienen nada que ver con la
salvación, ¿qué son las ropas de bodas que el cristiano debe guardar?
No, amados hermanos y amigos, cuando Pablo dice
que no somos salvos por obras él no habla de las obras del evangelio, las
obras del Nuevo Testamento, las obras de “la perfecta ley, la de la libertad”
(Sant. 1:25). Más bien él habla de las obras de la ley de Moisés o las obras
aparte del evangelio, obras que la gente haga sin obedecer al evangelio de
Cristo.
¿Las obras no importan? Claro que sí importan porque todos serán juzgados
“conforme a sus obras” (acciones, actividades, lo que hayan hecho o dicho, como
también lo que hayan dejado de hacer o decir).
Rom. 2:6,
“el cual pagará a cada uno conforme a sus obras”. Si las obras no tienen
nada que ver con la salvación, ¿por qué “pagará a cada uno
conforme a sus obras”?
2 Cor. 5:10, “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante
el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras
estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.
Mateo 12:37, “por tus palabras serás justificado, y por tus palabras
serás condenado”.