TRES TEXTOS SOBRE LO ESENCIAL DEL BAUTISMO
TORCIDOS (TORTURADOS) POR FALSOS MAESTROS
Extraña mucho que los que profesen ser maestros supuestamente bien preparados
para interpretar la Biblia tengan tanto prejuicio contra el bautismo, un
sencillo mandamiento de Cristo y el Espíritu Santo. Desde luego, esto es otro
fruto corrupto del Calvinismo que bajo el pretexto de exaltar la Soberanía de
Dios (sin entender lo que es la Soberanía de Dios) y, por eso, enseñar la
salvación por la fe sola.
En este estudio examinamos tres textos que los oponentes del bautismo tuercen
para enseñar que el bautismo no es esencial para la salvación.
I. MARCOS 16:15, 16,
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El
que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado”. Jesús dice que ALGUIEN “será salvo”. ¿Quién es?
Algunas versiones de la Biblia indican que Marcos 16:9-20 no se encuentra en dos
manuscritos confiables (sin explicar que sí se encuentra en 2000 otros
manuscritos confiables). Los que enseñen que el bautismo no es necesario
para ser salvos se aprovechan de la omisión de este texto en dos manuscritos,
pensando que les ayuda a probar el error que enseñan sobre el bautismo.
Los que dicen que este texto es dudoso (o espurio) se basan en el hecho que dos
manuscritos del cuarto siglo -- el Vaticanus (B) y el Sinaiticus (Aleph) -- omiten
estos versículos, terminando el capítulo de manera abrupta con las palabras, “ni
decían nada a nadie, porque tenían miedo”. Pero Aleph omite también Juan
21:24, dejando este libro sin terminación y B omite Lucas 23:34 (“Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen.”) A omite la confesión del
hombre que nació ciego (Juan 9:38). Con esto vemos que no conviene llegar a una
conclusión irrevocable de que Marcos 16:9-20 debiera ser omitido de la Biblia.
Es cierto que estos dos manuscritos antiguos y competentes omiten Marcos 16:9-20
pero también es cierto que hay unos 2000 manuscritos que lo incluyen.
Un detalle muy interesante es que el manuscrito Vaticanus estaba escrito
en tres columnas y dejó un espacio en blanco después de Marcos 16:8 indicando la
omisión de los versículos 9-20. Recuérdese que estos manuscritos no eran los
originales, sino copias de ellos. Obviamente por algún motivo desconocido el
escribano del manuscrito Vaticanus simplemente no terminó ese libro.
También omiten Juan 7:53 – 8:11, pero los que se oponen a Marcos 16:9-20 no
dicen nada de las muchas versiones que incluyen Juan 7:53 – 8:11. Esto indica el
prejuicio de los que se oponen a Marcos 16:9-20.
Otros dos manuscritos casi tan antiguos como A y B son Alexandrinus y Ephraemi
Rescriptus sí contienen Marcos 16:9-20. Pregunta: ¿Los versículos 9-20 son
adición no autorizada a estos dos manuscritos o son omisión no autorizada de los
otros dos manuscritos? El espacio dejado en blanco del Vaticanus es
evidencia convincente que esta última explicación es la correcta.
Además, los manuscritos “unciales” (escritos con letras mayúsculas) de los
primeros siglos (aun el segundo), como, por ejemplo, el manuscrito Antiguo
Latín, el Siriaco, el Peshita y la Vulgata confirman
la autenticidad de Marcos 16:9-20. Es importante observar que estamos hablando
de manuscritos y versiones que salieron dentro de un siglo después del
manuscrito original de Marcos. La existencia de Marcos 16:9-20 en las versiones es
evidencia muy fuerte de la existencia de ese texto en los manuscritos
originales. Ireneo (170 d. de J. C.), famoso predicador y autor, citó
Marcos 16:9-20 casi 200 años antes de aparecer los manuscritos Vaticanus y
Sinaiticus.
Otro “argumento” de los oponentes del bautismo para perdón de pecados es como
sigue: Marcos 16:16 dice que el que no crea será condenado pero no dice
que el que no se bautice será condenado. Obviamente el que no crea tampoco se
arrepentirá, ni confesará a Cristo, ni mucho menos ser bautizado. Marcos
16:16 nombra dos requisitos para ser salvo pero nombra un solo requisito para
ser condenado.
Una sencilla ilustración se puede usar para ayudar en este estudio. Si la mujer
dice a su hijo, “Ve a la tienda y compra pan y te doy un dulce, pero si no vas a
la tienda te castigo”. El hijo entiende que debe hacer dos cosas: ir a la tienda
y comprar pan para recibir su dulce y si no va a la tienda será castigado. En
este caso ¿para qué hablar de comprar pan? Por no ir a la tienda sería
castigado. Lo mismo con el creer y ser bautizado. Si uno no cree es por demás
hablar del bautismo.
Otra ilustración sencilla pero muy significativa es que la conjunción copulativa
(“y”) conecta (coordina) la fe y el bautismo. Son como dos vagones de tren que,
desde luego, van en la misma dirección. Las dos cosas van hacia la
salvación. No es posible que uno de los “vagones” (la fe) vaya hacia adelante y
el otro “vagón” (el bautismo) vaya hacia atrás. Enseñar que uno crea para ser
salvo y luego se bautice porque ya fue salvo no solamente contradice la
enseñanza de Cristo sino que tambiénhace burla de la gramática.
II. HECHOS 2:38,
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada
uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo”. En este texto ¿QUIÉNES son mandados a
bautizarse?
Muy obviamente Pedro (el Espíritu Santo) requiere que TODOS se
arrepientan y se bauticen para el perdón de los pecados.
Sin embargo, hay maestros religiosos que se oponen fuertemente a lo esencial del
bautismo para el perdón de pecados.
Un ejemplo sobresaliente es el comentario del Sr. A. T. Robertson (Bautista)
(“Imágenes verbales en el Nuevo Testamento): Hechos 2:38, “Arrepentíos.
Dad la vuelta … Y bautícese cada uno de vosotros. Cambio de número de
plural a singular, y de persona de segunda a tercera. Este cambio señala un
intervalo aquí en el pensamiento que la traducción no preserva. Lo primero, que
se debe hacer es un cambio radical y total de corazón y vida. Luego, que cada
uno sea bautizado después de que este cambio haya tomado lugar”.
Sin embargo, recuérdese que según doctrina bautista el arrepentimiento no
puede ser para el perdón de pecados, porque según ellos el arrepentimientoprecede
a la fe y la salvación es por la fe sola. Por eso, ellos tienen que meter
la fe en ese “intervalo” entre el arrepentimiento y el bautismo. Por lo
tanto, según la doctrina bautista, cuando los judíos preguntaron “¿Qué haremos?”
Pedro les contestó, “Arrepentíos” y luego en el intervalo que sigue, deben CREER
en Cristo para obtener el perdón de pecados y luego si les gusta ser
bautizados para ser miembros de la Iglesia Bautista. Esto es lo que se llama
“torcer” (torturar) Escritura (2 Ped. 3:16).
Según Robertson y la doctrina bautista el apóstol Pedro dice a todos,
“arrepentíos” y luego después de un “intervalo” en el cual el
pueblo podía creer en Cristo (otro detalle que no aparece en la traducción),
entonces por último si les conviene, que cada uno sea bautizado. Dice que el
“intervalo” se implica en el verbo pero que no está traducido (y desde luego
según esa interpretación torturada el creer se implica en el verbo también pero
no está traducido). ¿Por cuánto tiempo duró este “intervalo” imaginario de
Robertson? Me imagino que el intervalo haya sido de muy poco tiempo. Seguramente
no duró hasta otro día porque el v. 41 dice, “Así que, los que recibieron
su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil
personas”. Entonces ¿cuánto tiempo duró ese “intervalo”? ¿Cuánto tiempo
necesitaron para creer? Entonces, según doctrina bautista hay que haber votación
de parte de los miembros para decidir quiénes puedan ser bautizados. No había
iglesia todavía pero supongo que los 120 tuvieran que votar sobre los candidatos
(¿?).
Tales razonamientos humanos son totalmente extraños y ajenos al
texto sagrado. Es pura insensatez enseñar que hubiera “intervalo” después de
arrepentirse y antes del bautismo. Igualmente es insensatez enseñar que los
judíos estuvieran obligados a arrepentirse antes de creer en Cristo.
El
cambiar de plural (vosotros) a singular (cada uno de vosotros) no tiene nada
que ver con “intervalo”, sino que pone énfasis sobre el deber individual de
TODOS “VOSOTROS” de ser bautizados. Al decir “cada uno” todavía habla de los
mismos pero de manera distributiva para enfatizar el deber de
TODOS. El decir “cada uno de vosotros” era como decir “TODOS VOSOTROS, sin
excepción”.
Dice el v. 37, “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a
Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Ahora Pedro
contesta a los que preguntaron “¿qué haremos?” “Arrepentíos (vosotros)”.
¿Quiénes? Obviamente los que preguntaron “¿qué haremos?” y sigue hablando a
los mismos diciendo, “y bautícese cada uno de vosotros”. ¿Quiénes son
los “vosotros” de este texto? Todavía los mismos que habían preguntado
“¿qué haremos?” Pedro dijo, “cada uno DE VOSOTROS”.
Según la enseñanza de Robertson Pedro hubiera hablado a dos grupos distintos
de “vosotros”. Mandó el arrepentimiento para un grupo de “vosotros” y el
bautismo para cada uno de otro grupo de “vosotros”. Tal enseñanza torturosa
insulta la inteligencia de sus lectores. Su “explicación” es un desastre y
bien ilustra la desesperación de falsos maestros para defender el Calvinismo.
Aman a Calvino y desprecian al apóstol Pedro y al Espíritu Santo.
Robertson abandona su erudición para ser genuino bautista. Hay solamente uno
grupo de “vosotros” en Hechos 2:37, 38, y todos, cada uno de ellos, habían
de arrepentirse y bautizarse para perdón de pecados.
Eis. Otro problema muy grande para los que se oponen al
bautismo como esencial para salvación es la preposición eis indicando para, hacia
adelante, entrar en, el fin, o sea, propósito. Dice el Sr. Robertson
que las palabras eis aphesin hamartion (“para perdón de los pecados”)
pueden expresar propósito … Pero existe otro empleo que es un griego tan
correcto como lo es el de emplear eis para propósito” y cita Mateo 10:41
como ejemplo: “el que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de
profeta recibirá…” El griego dice (literalmente), “El recibe a un profeta por (eis) nombre
de profeta …”; es decir, la recepción de la recompensa ocurre en la esfera
indicada por el nombre del profeta. Por eso, la idea es que uno recibe a un
profeta hacia o para esa recepción. Así es que como siempre eis no
mira hacia atrás sino hacia adelante.
Otro ejemplo es Mat. 12:41, los Nínive “se arrepintieron a (eis) la
predicación de Jonás” (y su predicación era que si no se arrepintieran serían
destruidos en 40 días). Dice Robertson que “Se arrepintieron debido a la
predicación de Jonás”; es decir, por causa de la predicación de Jonás,
pero más bien, los de Nínive se arrepintieron hacia lo que Jonás predicó,
o sea, hacia el evitar la destrucción. Se arrepintieron con ese propósito. Otra
vez eis no mira hacia atrás sino hacia adelante.
Esta preposición (eis) aparece nueve veces en Hechos 2 y no significa en
ningún texto “por causa de”. Por ejemplo, Hechos 2:20, “El sol se convertirá en
(eis)tinieblas y la luna en (eis) sangre”. V. 34, “David no subió
a (eis) los cielos”.
Pero el texto que ilustra perfectamente el significado de la expresión eis
aphesin hamartion (“para perdón de los pecados”) se encuentra en Mateo
26:28, “esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para
remisión de los pecados”. Esta frase en el griego (como en las traducciones)
es idéntica, palabra por palabra, en Mateo 26:28 y Hechos 2:38, y todos
sabemos que Jesús derramó su sangre para obtener para nosotros el perdón
de los pecados y la misma frase, palabra por palabra, en Hechos 2:38 significa
que el bautismo es para obtener remisión de los pecados. Si somos
bautizados porque los pecados ya fueron remitidos, entonces Cristo derramó su
sangre porque los pecados ya fueron remitidos.
La ilustración que usamos para Marcos 16:16 se aplica aquí también. La
conjunción copulativa (“y”) conecta (coordina) el arrepentimiento y el bautismo.
Son como dos vagones de tren que, desde luego, van en la misma dirección.
Las dos cosas van hacia el perdón de pecados. No es posible que uno de los
“vagones” (el arrepentimiento) vaya hacia adelante y el otro “vagón” (el
bautismo) vaya hacia atrás. Enseñar que uno se arrepiente para ser
salvo y luego se bautiza porque ya fue salvo no solamente contradice la
enseñanza del apóstol Pedro (el Espíritu Santo) sino que también hace burla
de la gramática.
Antes de dejar la cuestión de los comentarios del Bautista A. T. Robertson, es
justo que mencionemos que otros eruditos bautistas enseñan la verdad sobre
este texto. Por ejemplo, “Commentary On Acts” por H. B. Hackett. El cita
Luc. 3:3 y Mateo 26:28 como prueba. Otro es Dr. Wilmarth. Con énfasis él se
opone a la traducción de eis como “por causa de”. También tengo otras
citas de eruditos bautistas y otros evangélicos que enseñan la verdad sobre
Hechos 2:38. Estos rehúsan dan prioridad a su teología Calvinista. La
honestidad les obliga a dar primer lugar a su erudición como intérpretes del
griego.
Para concluir este punto, tengo una lista de 50 versiones (en inglés) que
traducen eis en Hechos 2:38 como para (“for, into, unto, in order,
etc.”) pero nunca por causa de (“because of”). Aparece 1747 veces en el
N. T. y NUNCA se traduce “por causa de” (siempre mira hacia adelante, nunca mira
atrás).
III. HECHOS 10, 11. CASO DE CORNELIO.
Los bautistas y otros evangélicos hablan aun más confiadamente cuando se trata
de Cornelio. Están bien seguros que él ya era cristiano cuando fue bautizado en
agua, porque antes de bautizarse recibió al Espíritu Santo.
Una de las primeras “pruebas” citadas es Juan 14:17, “el Espíritu de verdad, al
cual el mundo no puede recibir”. Usan mal este texto, porque Juan habla de
“recibir” en el sentido de entender y conocer. Es lo que Pablo dice en 1
Cor. 2:14, que no perciben las cosas del Espíritu. Además, Juan habla
mucho del “mundo” en este libro como los oponentes y perseguidores de los
discípulos de Cristo y no es nada correcto poner a Cornelio en esta categoría (Hechos
10:2, 22).
Los que afirman que Cornelio era salvo antes de bautizarse en agua citan Hechos
10:44, “Mientras aún hablaba Pedro estas
palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso”. Luego,
en Hech. 10:47, 48 leemos, “¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que
no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como
nosotros?
Y mandó bautizarles …”. Sacan la conclusión errónea de que antes de caer el
Espíritu Santo sobre Cornelio y su casa ellos ya creyeron en Cristo y,
por eso, ya eran salvos por la fe sola.
Palabras claves en este texto son “aun hablaba Pedro”. Es muy obvio que el
fenómeno de venir el Espíritu Santo sobre Cornelio y su casa ocurrió cuando Pedro
hablaba, o sea, durante su discurso.
Este es el relato de Lucas y dos cosas deben observarse con cuidado: 1) Lucas sí
dice que “aun hablaba Pedro” pero no especificó exactamente cuándo,
o en qué parte de su discurso bajó el Espíritu Santo; y 2) tampoco dice que
Cornelio y su casa ya habían creído en Cristo antes de venir el Espíritu Santo.
Lucas no dice que cayó el Espíritu después de hablar Pedro “estas
palabras”.
Los que insisten en que Cornelio y casa ya eran salvos antes de ser bautizados suponen (afirman
sin prueba) que ellos ya habían oído el mensaje de Pedro y que ya eran creyentes
y, por lo tanto, según doctrina evangélica, ya eran salvos (cristianos) cuando
fueron bautizados.
Pero Lucas también relata la explicación de Pedro mismo (Hechos
11:13-15), que un ángel le había dicho a Cornelio que Pedro “te hablará
palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. Y cuando comencé a
hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos”. Pedro hace algo que Lucas no
hace en Hechos 10:44. Pedro sí especifica exactamente cuándo ocurrió la
venida del Espíritu Santo. Dice que ocurrió “cuando comencé a hablar”.
No hay conflicto alguno entre lo que Pedro dice en Hech. 11:15 y lo que Lucas
dice en Hech. 10:44, porque Lucas sí dice que Pedro “aun hablaba” pero no
especifica exactamente cuándo (durante el discurso) vino el Espíritu
Santo.
Si Pedro apenas comenzó a
predicar a Cristo cuando vino el Espíritu Santo, entonces obviamente Cornelio y
su casa todavía no habían oído “palabras por las cuales serás salvo” y, por lo
tanto, no creían en Cristo porque no habían oído el evangelio (Rom. 10:17).
Otra confusión grande de muchos tiene que ver con el propósito del don del
Espíritu Santo que recibieron Cornelio y su casa. Recuérdese que Pedro llevó
a seis hermanos judíos consigo porque antes de esta fecha nunca había predicado
el evangelio a los gentiles. ANTES de hacerlo era necesario que esos hermanos
judíos fueran testigos de la manifestación de la aprobación de Dios.
Obsérvese con cuidado lo que pasó “cuando Pedro subió a Jerusalén” (Hechos
11:2). Dice el v. 1, “Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea,
que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Y cuando Pedro
subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión,
diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido
con ellos?”
Luego
Hechos 11:4 es texto clave: “Entonces comenzó Pedro a contarles POR ORDEN lo
sucedido …” El ORDEN de los eventos era sumamente importante, porque antes de
predicar Pedro a los gentiles era necesario que los seis hermanos judíos
(Hechos 11:12) fueran testigos de que Dios dio su aprobación al evento. De
otro modo hubiera sido imposible que Pedro explicara sus acciones. Pero
repito: los seis hermanos judíos eran testigos de que ANTES DE LA
PREDICACIÓN DEL EVANGELIO A LOS GENTILES DIOS LES ENVIÓ AL ESPIRITU SANTO Y
ELLOS HABLARON EN LENGUAS, claramente indicando que sí aprobaba lo que Pedro
hacía.
Entonces era indispensable que esto ocurriera cuando apenas Pedro COMENZÓ
a predicarles. Este detalle no era urgente en el relato de Lucas (Hechos 10:44).
Era suficiente simplemente explicar que este milagro ocurrió cuando Pedro
hablaba, pero para la defensa de Pedro ante los hermanos judíos de Jerusalén era
IMPRESCINDIBLE establecer el hecho de que Dios había recibido permiso de Dios
para predicar a los gentiles. El tuvo que convencerles que él actuaba bajo las
instrucciones de Dios y con su plena aprobación (demostrada por enviar al
Espíritu Santo sobre Cornelio y su casa).
Por lo tanto, entendiendo el obvio propósito del bautismo de Cornelio y
su casa con el Espíritu Santo, no es en ningún sentido necesario suponer que ya
hubieran sido salvos antes de bautizarse en agua (Hechos 10:48).
Por último, hay que reconocer que si se enseña que Cornelio ya era salvo antes
de bautizarse en agua, esto contradice lo que el mismo Pedro ya había dicho
claramente el día de Pentecostés, que el bautismo en agua es para perdón de los
pecados (Hechos 2:38) y lo que escribió en su primera epístola, que el bautismo
nos salva (1 Pedro 3:21).