INTRODUCCIÓN.
A. La palabra “disciplina” es usada por algunos
hermanos para hablar de la enseñanza bíblica sobre el plan de salvación para
corregir al hermano que haya pecado y no quiere arrepentirse para ser
restaurado. Desde luego, me refiero a 1 Corintios 5 y 2 Tesalonicenses 3:6, 14.
B. Para todo tema bíblico debemos usar lenguaje
bíblico. 1 Pedro 4:11,
Si
alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios”. No debemos usar la palabra
“disciplina” y dejar que cada iglesia la defina a su modo convirtiéndola en algo
no bíblico.
C. Mucho
cuidado con la palabra “disciplina” porque este término no se usa en ningún
texto bíblico relacionado al tema, es decir, la palabra “disciplina” no se
usa en los textos que se citan sobre el llamado “proceso de disciplina” en la
iglesia. Traduce la palabra “paideuo,
instruir a niños, enseñar … corrija en 2 Tim. 2:25. Este verbo se usa de
disciplina familiar como en Heb 12:6, 7, 10”. En este último texto se refiere a
las aflicciones y tribulaciones que los hermanos sufrían como cristianos (Heb.
10:32-35; Hech.14:22).
El “proceso” bíblico explicado en 1 Corintios 5 y 2 Tesalonicenses 3:6, 14
(También en Romanos 16:17).
A. Primero, los hermanos espirituales deben hacer
todo lo posible por restaurar al
hermano. Gálatas 6:1, “Hermanos,
si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales,
restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que
tú también seas tentado”. Romanos 15:14, “…podéis amonestaros los unos a los
otros”.
B.
Si no se arrepiente, hay que aplicar 1 Cor. 5:4, 5, “En
el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el
poder de nuestro Señor Jesucristo, 5 el tal sea entregado a
Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el
día del Señor Jesús... Os he escrito por carta, que no os
juntéis con los fornicarios; 10 no absolutamente con los
fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los
idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. 11 Más
bien os escribí que no os juntéis con (LBLA, “no andar en compañía de”)
ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o
maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis”. En reunión
de la iglesia se identifica al hermano incorregible y se anuncia que desde ese
momento todos los miembros de la iglesia deberían evitar la asociación con él.
“Con el tal ni aun comáis”.
C. La Biblia no especifica el tiempo necesario para
exhortarle y restaurarle, pero los hermanos espirituales sabrán cuando hayan
hecho el esfuerzo necesario para este propósito y cuando se den cuenta que sus
esfuerzos son rechazados, es tiempo para aplicar 1 Cor. 5:4, 5.
D. También
2 Tesalonicenses 3:6, “que os apartéis de todo hermano que ande
desordenadamente… 3:14, 15, “Si
alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y
no os juntéis con él (LBLA, “no os asociéis con él”), para que se
avergüence. 15 Mas no lo tengáis por enemigo, sino
amonestadle como a hermano”. El único contacto con el hermano indicado debe
ser solamente para amonestarle.
Todos los miembros deben continuar con esta acción
solamente hasta que el hermano se
arrepienta y confiese su pecado.
E. Estos textos no dicen “disciplinarlo”. Dicen “os
apartéis de”, “no tener compañía con”, “no asociarse con”. Obviamente tiene
que ver simple y sencillamente con no asociarse con él. “Con el tal ni aun
comáis”. Nos conviene usar lenguaje bíblico.
F. La acción prescrita por 1 Corintios 5 y 2 Tesalonicenses 3 se llama
epitimía. 2 Corintios 2:6, “Le basta
a tal persona esta reprensión (epitimía)
hecha por muchos”.
La Biblia de las Américas la traduce “castigo”. La acción de la iglesia de
públicamente señalar (identificar) al hermano fornicario, entregándolo a Satanás
y luego la acción de los miembros de la iglesia de apartarse socialmente del
hermano fornicario, no tener compañía con él, no asociarse con él se llama
epitimía (reprensión, castigo).
G. Este es
el único castigo involucrado en la acción de la iglesia (como
congregación y como miembros individuales) y es para que el fornicario se
avergüence, se arrepienta, confiese su pecado y sea perdonado y restaurado al
Señor y la iglesia. Es parte integral del
plan de salvación.
Unos conceptos erróneos y contrarios al plan de Dios de castigar al fornicario
para restaurarle.
A. Concepto
erróneo: Si un hermano reconoce su
pecado y pide perdón a Dios, la iglesia no le debe perdonar, le debe
disciplinar. La disciplina es un proceso que no se debe omitir. Si un hermano
comete pecado y se retira de la iglesia, no se le disciplina, porque no ACEPTÓ
la disciplina. Pero si el dia de mañana, o años después, ese hermano se
arrepiente y pide perdón y quiere regresar a la iglesia entonces debe ser
sometido a un proceso de disciplina, no se le perdona, se le disciplina y debe
él estar dispuesto a que se le discipline. Es un requisito para otorgarle el
perdón.
¡Este
es concepto católico! Es pura penitencia (“pena que impone el confesor al
penitente para satisfacción del pecado”).
La Biblia enseña que si el hermano se arrepiente y
pide perdón todos deben perdonarle
inmediatamente. 2 Corintios
2:6-8, “Le basta a tal persona esta reprensión hecha por
muchos; 7 así que, al contrario, vosotros más bien
debéis perdonarle y consolarle, para
que no sea consumido de demasiada tristeza. 8 Por lo cual os
ruego que confirméis el amor para con él”. Si los miembros no perdonan al
hermano que se arrepienta y confiese su pecado,
entonces ellos mismos no serán
perdonados por el Señor (Mateo 6:15).
Este concepto erróneo de la llamada “disciplina”
es puro catolicismo. Si el
fornicario se arrepiente y pide perdón por su pecado,
es salvo. Someterle a un proceso de
“disciplina” es penitencia. La
iglesia que haga esto está en pecado. No están sujetos a la ley de Cristo
sino que se constituyen ellos mismos en legisladores. Esta es ley de la
iglesia (el cuerpo) y no de la cabeza, Cristo. No hay nada en los
textos bíblicos que enseñen tal cosa. Es pura ley humana que se basa en
el catolicismo o en la práctica de las cortes civiles que arbitrariamente
determinan el castigo o el tiempo de “probación” del criminal.
El Espíritu Santo enseña (a través de Pablo) que si
el hermano que haya caído en pecado no puede ser restaurado por hermanos
espirituales, entonces en plena reunión de la iglesia el hermano se entregue a
Satanás para salvar su alma y luego todos los miembros deberían evitarlo
socialmente, no tener compañía con él, no asociarse con él, ni aun comáis
con él, para que se avergüence y se arrepienta.
Repito: este es el castigo enseñado por
la Biblia, y es el ÚNICO CASTIGO enseñado por la Biblia.
Pero si se arrepiente y confiesa su pecado todos
deben perdonarle inmediatamente y recibirle como hermano amado. Si no lo
hacen, ellos mismos están en pecado porque pueden causar su caída
total y ellos serán responsables y culpables de haber destruido a su hermano.
Pablo dice enfáticamente “debéis perdonarle y consolarle, para que no sea
consumido de demasiada tristeza” (2 Cor. 2:6-8) y se pierda.
B.
Concepto erróneo:
La disciplina consiste en que ese hermano
o hermana asista a las reuniones de la iglesia, pero sin tener comunión con él,
no puede participar de la santa cena y nadie de los miembros debe hablarle, o
saludarle. Ese hermano debe aguantar el rechazo de todos.
Es en extremo absurdo este “proceso”. ¿Para qué
asistir a los servicios? ¿Puede cantar, orar, oír el sermón, ofrendar? ¿Cuántos
fornicarios no arrepentidos quieren asistir a los servicios? Y si quiere
asistir, esto indica que se ha arrepentido. Cuando él diga a la iglesia que se
ha arrepentido y confiesa su pecado, entonces puede participar en todo el
servicio, cantando, orando, ofrendando y participando de la cena. Si él viene a
los servicios arrepentido y confiesa su pecado, los que le digan que él no puede
participar de la cena del Señor
están pecando.
Los hermanos que exijan tal “disciplina” están
rotundamente equivocados. Este “proceso”, aparte de ser antibíblico, es
completamente falto de amor fraternal y promueve la división y destrucción de
almas y, como digo, la iglesia misma incurre en grave pecado (se convierte en
iglesia Católica).
C.
Concepto
erróneo:
La iglesia tendrá en disciplina al hermano por un tiempo
indefinido. Hasta que se determine que ya fue suficiente y que el hermano
muestre frutos de arrepentimiento. Por lo general son unos tres o cuatro meses
de disciplina. Ese hermano debe asistir regularmente a las reuniones y soportar
que nadie le salude como una muestra de su arrepentimiento. Cuando la Iglesia
considere que ya cumplió con el proceso de disciplina se anuncia públicamente
que el hermano ha sido perdonado y se le devuelve la comunión.
Jamás he leído peor perversión de la doctrina de Cristo de parte de mis
hermanos. Esto no es cuestión de opinión ni de interpretación. Más bien es
PECADO, la iglesia que practique esta llamada “disciplina”
está pecando. Es como si la iglesia
pervirtiera la cena del Señor, la ofrenda o usara instrumentos de música; es
decir, tal supuesta “disciplina” es
corrupción de la enseñanza de 1 Cor. 5 y 2 Tes. 3 sobre el apartarse de un
hermano que haya caído en pecado para que se avergüence y se arrepienta,
confiese su pecado y vuelva al Señor.
D. Concepto
erróneo:
La disciplina es para que el hermano reflexione y medite sobre lo que hizo.
La supuesta “disciplina” descrita en los párrafos
arriba no produce la reflexión y la meditación sobre lo que hizo, sino reflexión
sobre el pecado de meter la penitencia en la iglesia de Cristo.
El apartarse, no tener compañía con él, sí tiene ese
propósito, pero cuando el hermano se haya reflexionado y meditado sobre su
pecado y se arrepiente y confiese su pecado, Dios le perdona y es salvo. Ya se
acaba el apartarse y el no asociarse con él debe ser restaurado con todo amor a
la comunión de la iglesia. Cuando el hermano vuelva arrepentido a la iglesia y
confiese su pecado,
si la iglesia no le perdona para recibirlo como amado
hermano, entonces la iglesia está en grave pecado y debe arrepentirse y pedir
perdón.
E. Concepto erróneo:
¿Qué pasa si un
hermano arrepentido que pide perdón y puesto en disciplina llega a morir antes
de que la iglesia le perdone? La respuesta que se da es que ese no es asunto
nuestro, esa ya es cuestión entre Dios y el hermano que cometió el pecado, que a
nosotros Dios nos dice que le disciplinemos y no podemos pasar por alto ese
proceso.
Cuando el hermano se arrepienta y confiese su pecado es perdonado por Dios y
será salvo, pero la iglesia que rehúse perdonarle está en pecado y en lugar de
preocuparse por la posible muerte del hermano bajo consideración, más bien
deberían preocuparse por sus propias almas que serán perdidas si no se
arrepienten.
F.
Concepto erróneo:
Se cita el caso del
fornicario de Corinto, 2da Corintios 2:7 dice: "así que, al contrario, vosotros
más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada
tristeza". Se enseña que aquí hay un caso de un fornicario, a quien se le
disciplinó, y después de un tiempo considerable el cual aquí no se especifica,
se le otorgó el perdón. Esto es necesario hacer siempre para destrucción de la
carne y para que el espíritu sea salvo en el dia del Señor.
Los que enseñen esto saben “más de lo que está
escrito” (1 Cor. 4:6). No hablan como la Biblia habla (1 Ped. 4:11). No hay nada
en 2 Cor. 2:6-8 que indique un plazo de tiempo para la supuesta “disciplina”
del ex fornicario. Tan pronto él se arrepienta y confiese su pecado Dios le
perdona y la iglesia debe perdonarle o de otro modo los pecadores son la iglesia
misma y el fornicario que estaba perdido ya está salvo, viva o muera.
Conclusión
Este tema tiene que ver con el plan de salvación.
Para ser salvo de los pecados pasados, es necesario oír el evangelio, creer en
Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo), arrepentirse de los pecados, confesar que
Cristo es el Hijo de Dios (Dios el Hijo), ser bautizado para remisión de
pecados.
El hermano que haya caído en pecado debe arrepentirse, confesar su pecado y
pedir perdón.
El hermano que haya pecado y no se arrepiente, debe ser exhortado (amonestado)
para que vuelva al Señor y si no quiere hacerlo, en plena reunión la iglesia
debe entregarlo a Satanás y los miembros deben evitar toda asociación para que
se avergüence. Si esto produce el arrepentimiento y él confiesa su pecado,
entonces la iglesia debe perdonarle y recibirle como hermano, animándole y
consolándole. Con esto se termina el “castigo” (el no asociarse con él).
Los conceptos erróneos (humanos, antibíblicos) deben ser abandonados. El proceso
de penitencia es puro catolicismo.