ROMANOS 12:6, 7 “TENIENDO DONES… USÉMOSLOS
… SI DE SERVICIO, EN SERVIR”
Romanos
12:6, 7, “De
manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada … úsese
conforme a la medida de la fe; … si de servicio, en servir”.
“La
medida de fe que Dios repartió a
cada uno” corresponde a la “función”
del versículo 4. Se refiere a los dones espirituales como profecía y también a
los dones ordinarios que reciban de Dios para servirle. No se refiere a
“oficiales” con títulos. Los dueños de estos dones no deben tener más alto
concepto de sí que el que deben tener (v. 3).
Son dones de función. El
poseer tales dones no promueve el orgullo carnal que resulta en la exaltación de
las personas que los posean.
La
enseñanza de Pablo en estos versículos enfatiza la necesidad de
diligencia
en el uso de cualquier don que uno haya
recibido de Dios.
Romanos 12:11,
”En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo
al Señor”. Perezosos = okneros,
negligente (Mateo 25:26); Hebreos 6:11,
nothroi, perezosos, indolentes,
Todo miembro es útil si reconoce y usa
su don diligentemente como Caleb (Josué 14:14, “había seguido cumplidamente a
Jehová”).
Romanos
12:4,5, “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero
no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos,
somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”. Este texto
enseña la importancia de la unidad.
Los miembros de la congregación deben
cooperar los unos con los otros para que la obra esté
bien coordinada.
Efesios 4:15, 16, “siguiendo
la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí
por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de
cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
Ningún
miembro sobra. Cada miembro necesita los demás miembros, son
mutuamente dependientes el uno del otro.
No tenemos la misma función. ¿Todos
los miembros del cuerpo físico pueden ver, oír, oler, caminar? Tampoco en el
cuerpo de Cristo no todos pueden ser ancianos y diáconos (hay requisitos, 1
Timoteo 3, Tito 1). No todos pueden predicar. No todos pueden dirigir himnos.
1 Corintios 12:14-22 – este texto debe
ser estudiado con mucho cuidado en conexión con el estudio de Romanos 12:3-8.
No hay
rivalidad entre los miembros del
cuerpo físico y no debe haber rivalidad entre los miembros del cuerpo de Cristo.
Somos interdependientes los unos de
los otros.
Por lo
tanto, debemos buscar la edificación
el uno del otro en lugar de ser superior
el uno al otro.
Romanos 12:6,
De manera que, teniendo diferentes
dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme
a la medida de la fe;
El que reciba este don debe entregar el
mensaje revelado exactamente como se ha revelado por el Espíritu Santo, sin
cambiarlo. No quitar ni agregar. No meter opiniones. Simplemente revelar la
Palabra de Dios.
Los
que tenían dones del Espíritu Santo
podían descuidarlos. 1 Timoteo 4:14;
2 Timoteo 1:6. Asimismo los dones ordinarios pueden (pero no deben) ser
descuidados.
Romanos 12:7, o
si de servicio, en servir;
Los
textos que hablan de “unos y otros”: Véanse sermones sobre estos textos en
la página web de waynepartain.com y en el libro de este servidor, “Sermones y
Artículos I y II” (os améis unos a otros … sed afectuosos … saludar …servir …
exhortar …amonestar …sobrellevar cargas … etc.)
Saludar.
Para algunos miembros de la iglesia este mandamiento es opcional o de poca
importancia, pero es requerido por Pablo varias veces (Romanos 16:16; 1 Cor.
16:20; 1 Tesalonicenses 5:26.) A pesar de esta instrucción bíblica, hay miembros
que llegan tarde a los servicios y aparentemente no les interesa nada el saludar
a los hermanos. Aun los que llegan a la mera hora de comenzar el servicio no
pueden saludar a otros sin interrumpir el servicio.
El
saludar bien es muestra de amor y afecto. Requiere tiempo, Lucas 10:4.
Romanos 12:10, “Sed afectuosos unos
con otros con amor fraternal” (La Biblia de las Américas).
Otro servicio es el mostrar misericordia
con alegría (Romanos 12:8). Este servicio implica preocupación por hermanos
enfermos, débiles, desanimados, etc.
Hebreos 12:12, 13, “Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas
paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se
salga del camino, sino que sea sanado”.
Cristo
dice que al visitar a “mis hermanos más pequeños” le visitamos a Él Mismo (Mateo
25:34-46).
Con alegría, porque es mejor no
hacerlo si lo va a hacer de mala gana. Le cuesta al enfermo o debilitado ser
placentero y si algún hermano le visita de mal humor y platica de sus propios
problemas, tal “ministerio” no anima sino desanima más al enfermo. ¿Qué pensará
el enfermo si el visitante le dice, “qué lástima que tenga esa enfermedad, mi
hermano murió de ese mal el año pasado”?
Es necesario hacerlo con prudencia.
La familia del enfermo nos puede decir su condición y la hora más conveniente
para una visita. Nunca conviene una visita larga. Tampoco conviene la visita de
la persona que habla y habla sin fin cansando y aburriendo al enfermo. ¿Qué dirá
el enfermo después de la visita de los tales? “¡Oh qué fastidio es esto!”
Hechos
6, dos ministerios,
predicar y servir mesas, los dos son necesarios….
Ministerio de benevolencia. Hechos 9:39, Dorcas; Hechos 12:25; 11:29, 30
(Romanos 15:30, 31),
llevaron
ayuda a los hermanos necesitados de Judea de parte de los hermanos de Antioquía.
1 Corintios 16:3, mensajeros de las
iglesias.
Otro
ministerio importante es la
hospitalidad. Romanos 16:23; 3 Juan 5, 6. Esto incluye no solamente el
hospedaje sino también el ayudarles para gastos de viaje (“encaminarlos”).
Visitantes que nos acompañan en los
servicios de culto. Es muy posible que sean “buena tierra” que reciba la
palabra (Mateo 13:23). Hay que
aprovechar al máximo su visita. En esto
todos los miembros de la congregación están involucrados. Deben saludarles,
pedir y apuntar su nombre, dirección, teléfono, estar seguro que tienen Biblia e
himnario para los servicios y después del servicio regalarles folletos/tratados
y animarles a volver. Entonces no olvidarles. Más bien mantener el contacto
llamándoles, visitándoles, ofreciendo estudios bíblicos en su hogar.
Todo miembro debe participar en el
ministerio del evangelismo personal. Todo miembro sabe lo que él mismo ha
hecho para obedecer al evangelio y si no sabe bien los textos para cada paso de
la obediencia, debe aprenderlos cuanto antes y estar listo y dispuesto a
conversar con cualquiera sobre la necesidad de obedecer al evangelio (2
Tesalonicenses 1:7, 8; 1 Pedro 4:17).
Folletos, tratados. Un ministerio o
servicio de suma importancia es el preparar y repartir folletos y tratados.
Esto es un ministerio, una función del
cuerpo, en la cual todo miembro puede participar. Es indispensable que todo
miembro reconozca la fuerza de la página impresa para suplementar la predicación
pública, las clases bíblicas y su obra personal de enseñar. Toda congregación,
por pequeña sea, puede y debe repartir miles y miles de tales estudios impresos.
Los tales trabajan día y noche, no se cansan, no se desaniman y han logrado la
conversión de muchas almas.
Ministerio de imprimir folletos,
tratados. Muchas congregaciones tienen copiadoras y sólo falta que ciertos
miembros se encarguen de hacer copias de tales estudios. Debe haber un
compromiso fijo porque lo que es deber de todos no es el deber de nadie.
Normalmente el predicador escribe tales estudios pero puede haber otros miembros
capacitados para la tarea.
Conclusión:
El servicio o
ministerio de este texto no se limita a la obra de los evangelistas, ancianos y
diáconos, porque todo miembro del cuerpo tiene su función importante.
Unos y otros. No dejemos de leer y
estudiar estos textos frecuentemente y observar cómo cada miembro debe
preocuparse por los demás para servirles, exhortarles, animarles, mostrarles
misericordia, etc.
Asistir fielmente, llegando a la reunión
temprano para poder saludar los unos a los otros. Todo miembro debe
preocuparse por los que falten y hacer todo lo posible para animarles a ser
fieles.
No
descuidar a los visitantes.
Bien pueden
ser la buena tierra que reciba la palabra para ser salvos. Merecen la atención
de todos.
Escribir, imprimir y repartir folletos y
tratados, no uno que otro sino miles, no de vez en cuando sino
constantemente.
La misión de la iglesia es ganar almas,
1 Timoteo 3:15. Todo miembro debe cooperar en todo esfuerzo para lograr este
propósito.
No seamos negligentes, indolentes,
perezosos, Romanos 12:11.