LA CANANEA
Mateo 15:21 -- Saliendo Jesús de allí, se fue a la región
de Tiro y de Sidón. – Esta es la
primera vez que salió de Palestina para andar en un país extranjero. Algunos
suponen que no salió de Palestina, pero Mar. 7:31 dice, “31 Volviendo a
salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la
región de Decápolis”. Mar. 7, “24 Levantándose de allí, se fue a la región
de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese”.
Jesús
no entró en Tiro y Sidón para predicar, sino porque quería tener tiempo para
relajarse y descansar de las actividades de las semanas pasadas en Galilea. Sin
embargo, Marcos añade la frase, “pero no pudo quedar oculto”. Le sobró fama (Mat.
4:24), y aun allí lo conocían.
15:22 -- Y he aquí una mujer cananea (Mar. 7, “25 cuya hija tenía un espíritu
inmundo, luego que oyó de él ... 26 La mujer era griega, y
sirofenicia de nación; que había salido de aquella región;) clamaba,
diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, (9:27; 12:23; 20:30; 21:9, 15; este
nombre equivale a Mesías. Ella tenía mucha fe en Cristo, v. 28) ten
misericordia de mí! Mi hija (hijita, Mar. 7:25, V. M.) es gravemente atormentada
por un demonio (muy endemoniada). – Dijo, “ten misericordia de mí”, pero en
realidad pedía por su hija; una madre fiel sufre cuando sus hijos sufren. Hace
suyo propio el caso de su hija.
Como esta madre y su hija fueron inseparables, así también
deben ser los discípulos de Cristo.
Romanos 12:5, “Gozad con los que se gozan; llorad con los
que lloran”.
Ejemplo de Cristo. Isaías 53:4 Cristo “sufrió nuestros
dolores”. Mateo 8:17, “Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras
dolencias”. Durante su ministerio
personal siempre demostraba mucha compasión por los afligidos y enfermos.
Los demonios atormentaban a sus víctimas
física y mentalmente, pero no podían hacerles pecar.
Eran imparciales, pues en este caso estaba atormentando a una niña gentil.
Mateo 15:23, “Pero Jesús no le respondió palabra.” – ¿Por qué la demora en responderle?
Compárese Mateo 9:27, “Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando
voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! 28 Y
llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo
hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. 29 Entonces les tocó los ojos,
diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho”.
Que sepamos Jesús no dijo nada a estos dos ciegos en el
camino. Después, “llegado a la casa”, les hizo caso y abrió sus ojos. Juan 6:5,
“Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a
Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? 6 Pero esto
decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer”.
Caso de Lázaro. Juan 11:6, “Cuando (Jesús) oyó, pues que
(Lázaro) estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba”. Juan
11:15. “y me alegro por vosotros de
no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él”.
Jesús
probaba la fe de la gente, y dejaba que la fe se desarrollara.
En este caso dejó que la fe de esta mujer se expresara. Si Jesús hubiera sanado
su hija inmediatamente, no habríamos tenido la hermosa expresión de humildad y
fe de los vv. 26, 27. “El silencio de Dios nunca debe ser interpretado como
indicación de que Él no está dispuesto a contestar nuestras oraciones. Aun
cuando Él calla, posiblemente esté arreglando la misma respuesta que deseamos.
Su silencio puede indicar su deseo de que nosotros aprendamos la disciplina de
la oración paciente y el esperar humilde. Dios contesta nuestras oraciones pero
tal vez no lo hace de acuerdo al programa de tiempo que tratamos de imponer
sobre El” (Fowler); “El efecto fue desarrollar, esforzar, y manifestar su fe”
(Burton).
Entonces acercándose sus discípulos (probablemente
los doce), le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. Sin
duda Jesús ya sabía lo que iba a hacer (como en los textos citados arriba), pero
los apóstoles no comprendían nada de eso. Tal vez ellos dicen esto en base a que
“Jesús no le respondía palabra”. Al principio Jesús “no le respondió palabra”,
pero no la despidió.
Jesús
no vino al mundo para predicar a todas las naciones. Ese ministerio sería
llevado a cabo por los apóstoles después (Mateo 28:19).
Jesús nació, vivió, trabajó y sufrió entre los de su propia nación, los judíos,
pero al mismo tiempo estaba entrenando a los apóstoles para que trabajaran entre
todas las naciones. Dijo claramente a los judíos que tenía “otras ovejas que no
son de este redil”; se refiere a los gentiles. Jn. 10:16, También tengo
otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi
voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. Pero como Juan dice, Jn. 1, “11
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” aunque El trabajó casi
exclusivamente entre ellos. ¿Cuánto más lo habrían rechazado si hubiera
trabajado igualmente entre los gentiles?
15:25 -- Entonces ella vino y se postró ante él, (era mujer muy
humilde; adoró a Cristo, véase 14:33, notas) diciendo: ¡Señor, socórreme! (Este
es otro ejemplo de la importunidad -- perseverar en oración --
enseñada por Jesús en Luc. 11:5-8, “Les
dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le
dice: Amigo, préstame tres panes,
6porque
un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante;
7y
aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está
cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos?
8Os
digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su
importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.”
También Lucas 18:1-8, “También
les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no
desmayar,
2diciendo:
Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
3Había
también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme
justicia de mi adversario.
4Y
él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni
temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
5sin
embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo
de continuo, me agote la paciencia.
6Y
dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7¿Y
acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se
tardará en responderles?
8Os
digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?”
En
tales casos de importunidad vemos la diferencia entre la verdadera oración que
agrada a Dios y la oración como mera formalidad.
Sea en privado o sea en la reunión de la iglesia, si vamos a “tener oración”,
nos conviene orar – la expresión sincera y ferviente del corazón -- y
no simplemente “decir una oración”. Esta mujer bien sabía que Cristo era su
única esperanza y nosotros ¿que? ¿tenemos otra?).
26 Respondiendo él, dijo: No está
bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. (Jesús
no dice “perros” como en 7:6, “No deis lo santo a los perros”, sino que usa
la forma diminutiva, “perrillos”, animal de casa, mascota. Jesús no
compartió el prejuicio de los judíos contra los gentiles como se puede ver en
8:10-12; Luc. 4:25, 26)
27 Y ella dijo: Sí, Señor (debemos siempre estar
de acuerdo con el Señor no importa lo que nos diga); pero aun los perrillos
(debajo de la mesa, Mar. 7:28) comen de las migajas que caen de la mesa de sus
amos (aun durante la comida. Ella aceptó que Jesús fue enviado a los judíos,
pero aunque estaba sumisa a lo que Él decía, buscaba otra verdad, otro aspecto
de su voluntad para seguir apelando a Él por su hija. Por eso, su argumento
fue que aun durante su ministerio a los judíos, podría dar “migajas” a un pobre
gentil. Esta mujer era humilde pero también muy lista. Al decir “perrillo”
Jesús “le dio a la mujer un asidero argumentativo lo cual ella no demoró en
agarrar” (McGarvey). Ella no manifestó resentimiento ni preguntó, “¿por
qué”. No negó lo que Jesús dijo, pero simplemente aprovechó esta buena
oportunidad para expresar su humildad y fe. ¿Por qué no se ofendió ella? ¿Por
qué no dijo como muchos dicen en semejante caso, “Muy bien, si no quiere
ayudarme y sólo quiere insultarme, es cosa suya, ya me voy”? Porque esta mujer
no era egoísta, sino que amaba a su hija fervientemente y por esa razón tuvo un
propósito firme y singular: quería de todo corazón que Jesús sanara a mi hija;
por esa razón persistió.
15:28 -- Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; (8:10, “ni aun
en Israel he hallado tanta fe”
Mateo 8:5-13;la
fe excepcional de otro gentil. “Entrando
Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,
6y
diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente
atormentado.
7Y
Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
8Respondió
el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente
dí la palabra, y mi criado sanará.
9Porque
también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo
a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
10Al
oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que
ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y
del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los
cielos;
12mas
los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro
y el crujir de dientes.
13Entonces
Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue
sanado en aquella misma hora.”
OTRO EJEMPLO de fe grande y excepcional de una mujer gentil
es RAHAB, que tenía más fe que los israelitas. Josué 2:9-11, “Sé que Jehová os
ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y
todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.
10Porque
hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros
cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los
amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales
habéis destruido.
11Oyendo
esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno
por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y
abajo en la tierra.”
La fe de esta mujer venció varios
obstáculos: los discípulos dicen, “despídela”;
Jesús no le hizo caso; luego dio respuesta negativa. Hablaba con Jesús como
Jacob hablaba al ángel: Génesis 32:26, “No te dejaré, si no me bendices”. “El
mundo está siempre admirando y alabando la grandeza, pero la de
inteligencia o imaginación, la de ambición o fuerza de carácter,
hermosura o amabilidad, la de descubrimientos, posesiones o conquistas;
aquí tenemos la más noble alabanza de la más verdadera grandeza”
(Burton).
-- hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. (8:13;
9:22).