Perseverancia de los santos
La perseverancia de los santos es
una doctrina calvinista que se explica de la siguiente forma: “A quienes Dios ha
aceptado en su Amado, y que han sido llamados eficazmente y santificados por su
Espíritu, no pueden caer ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino
que ciertamente han de perseverar en él hasta el fin, y serán salvados
eternamente” (Confesión de Westminster, XVII, 1).
“aquellos que están realmente,
genuinamente convertidos sí se mantendrán, no perderán su salvación, porque
creemos que si la tienes nunca la pierdes. Y si la pierdes, nunca la tuviste”
(R. C. Sproul, “Perseverancia de los santos”).
Según podemos entender, esta
doctrina del calvinismo enseña que los verdaderos cristianos no podrían caer
total y definitivamente de la gracia, es decir, no podrían volver a una
condición perdida a pesar de sus acciones (cf. Heb. 10:26-31).
Ciertamente, los verdaderos
cristianos deben confiar en que han sido hechos salvos en Cristo y disfrutar de
la seguridad de la vida eterna que les será conferida en el día postrero (cf.
Fil. 4:4-9; 2 Tim. 4:8; 1 Jn. 4:17,18; 5:13), sin embargo, la Biblia no afirma
que el cristiano que se vuelva desobediente o deliberadamente pecador podrá
disfrutar de la comunión con Dios y la vida eterna (cf. 1 Jn. 1:6; 2:6).
La pregunta no es “¿puede
el fiel cristiano perderse?”. La pregunta es, “¿Qué sucederá con el cristiano
que se vuelve profano, que se vuelve al mundo, y se endurece en el engaño del
pecado?”.
El peligro de la apostasía
Donde el calvinismo afirma que el
cristiano legítimo no podría apostatar completamente, o definitivamente, la
Biblia afirma lo contrario. No debemos ir demasiado lejos para entender que el
concepto de apostasía no existiría, en su aplicación al pueblo de Dios, si tal
cosa fuera una instancia imposible. Dicho de otra manera, el concepto mismo de
apostasía, tal como es usado en la Biblia, contradice a la teología reformada y
le da un golpe mortal.
“Y estas
cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a
nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que
piensa estar firme, mire que no caiga”
(1 Cor. 10:11,12).
“Por tanto,
es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea
que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue
firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo
escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo
sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron”
(Heb. 2:1-3).
“Mirad,
hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para
apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre
tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño
del pecado”
(Heb. 3:12,13).
Si el cristiano no podría caer de
la gracia (cf. Gal. 5:4), ¿qué significan las muchas advertencias del Nuevo
Testamento para que el cristiano se esfuerce para no caer del estado de
salvación (ej. 2 Ped. 1:10,11; 3:17,18; Jud. 1:21)? La Biblia enseña que el
cristiano puede endurecerse por el engaño del pecado, volverse un impío, es
decir, apostatar (cf. Luc. 8:13: 1 Tim. 4:1; 2 Tim. 4:10; 2 Jn. 9).
Ejemplos de apostasía
A la vez que la Biblia advierte al
pueblo de Dios sobre la apostasía, también indica ejemplos que ilustran el
peligro de apartarse de la buena senda (Mat. 7:13,14).
“manteniendo la fe y buena
conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, de los
cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a
no blasfemar” (1 Tim.
1:19,20).
Himeneo y Alejandro habían
naufragado en cuanto a la fe, e incluso, fueron entregados a Satanás. Pablo
indica con mucha claridad que ya no estaban en una condición, o estado, de
salvación. Sin embargo, podían aprender y arrepentirse, “para que aprendan a
no blasfemar”. Piénselo detenidamente, ¿de qué manera podría quedar más
claro que Himeneo y Alejandro estaban perdidos a menos que se arrepintieran?
“De Cristo os desligasteis, los
que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído”
(Gal. 5:4).
Aquellos que alguna vez estuvieron
en un estado de salvación plena, de gracia plena, de comunión plena con Dios, se
apartaron del Señor, “De Cristo os habéis separado” (LBLA), y cayeron de
la gracia. Alguno podría sugerir que “a pesar de caer de la gracia no habían
perdido su justificación, porque estaban en un estado de elección y justicia
ante Dios”. Pero, si alguno está desligado de Cristo, está fuera de la redención
en Cristo (Rom. 3:24), fuera de todas las bendiciones en Cristo (Ef. 1:3) y
fuera de la elección en Cristo (Ef. 1:4). No hay salvación aparte de Cristo (Jn.
14:6; Hech. 4:12).
El calvinista admite que el
legítimo cristiano podría caer en pecado, pero no admitiría que el verdadero
cristiano podría perder su justificación y elección. El credo impide al
calvinista entender que la elección es condicional a la permanencia en Cristo, y
que la permanencia en Cristo es condicional a la obediencia (cf. Gal. 1:6; 3:1;
3:27; 5:4). No obstante, la Biblia enseña que los gálatas se apartaron de Cristo
y cayeron de la gracia, perdiendo así su estado de justificación y toda
bendición en Cristo. Pero, los gálatas podían arrepentirse y ser salvos (1 Jn.
1:9).
Conclusión
La Biblia no
solo enseña que es posible que el santo caiga de la gracia, también enseña que
algunos santos cayeron de la gracia perdiendo así su estado de justificación. A
su vez, la Biblia nos habla de santos fieles y fuertes que velaron y lucharon
para no caer, “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de
esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo
pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo
venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:26,27).
¿Qué estamos
haciendo? ¿Estamos procurando mantener un credo y una tradición? ¿Respondemos
nuestras preguntas con las sagradas Escrituras o cuestionamos las sagradas
Escrituras con nuestras preguntas? Dios sabe y juzgará.