Perseverancia de los santos

Por Josué I. Hernández

 

La perseverancia de los santos es una doctrina calvinista que se explica de la siguiente forma: “A quienes Dios ha aceptado en su Amado, y que han sido llamados eficazmente y santificados por su Espíritu, no pueden caer ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente han de perseverar en él hasta el fin, y serán salvados eternamente” (Confesión de Westminster, XVII, 1).

 

“aquellos que están realmente, genuinamente convertidos sí se mantendrán, no perderán su salvación, porque creemos que si la tienes nunca la pierdes. Y si la pierdes, nunca la tuviste” (R. C. Sproul, “Perseverancia de los santos”).

 

Según podemos entender, esta doctrina del calvinismo enseña que los verdaderos cristianos no podrían caer total y definitivamente de la gracia, es decir, no podrían volver a una condición perdida a pesar de sus acciones (cf. Heb. 10:26-31).

 

Ciertamente, los verdaderos cristianos deben confiar en que han sido hechos salvos en Cristo y disfrutar de la seguridad de la vida eterna que les será conferida en el día postrero (cf. Fil. 4:4-9; 2 Tim. 4:8; 1 Jn. 4:17,18; 5:13), sin embargo, la Biblia no afirma que el cristiano que se vuelva desobediente o deliberadamente pecador podrá disfrutar de la comunión con Dios y la vida eterna (cf. 1 Jn. 1:6; 2:6).

 

La pregunta no es “¿puede el fiel cristiano perderse?”. La pregunta es, “¿Qué sucederá con el cristiano que se vuelve profano, que se vuelve al mundo, y se endurece en el engaño del pecado?”.

 

El peligro de la apostasía

 

Donde el calvinismo afirma que el cristiano legítimo no podría apostatar completamente, o definitivamente, la Biblia afirma lo contrario. No debemos ir demasiado lejos para entender que el concepto de apostasía no existiría, en su aplicación al pueblo de Dios, si tal cosa fuera una instancia imposible. Dicho de otra manera, el concepto mismo de apostasía, tal como es usado en la Biblia, contradice a la teología reformada y le da un golpe mortal.

 

“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10:11,12).

 

“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron” (Heb. 2:1-3).

 

“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado” (Heb. 3:12,13).

 

Si el cristiano no podría caer de la gracia (cf. Gal. 5:4), ¿qué significan las muchas advertencias del Nuevo Testamento para que el cristiano se esfuerce para no caer del estado de salvación (ej. 2 Ped. 1:10,11; 3:17,18; Jud. 1:21)? La Biblia enseña que el cristiano puede endurecerse por el engaño del pecado, volverse un impío, es decir, apostatar (cf. Luc. 8:13: 1 Tim. 4:1; 2 Tim. 4:10; 2 Jn. 9).

 

Ejemplos de apostasía

 

A la vez que la Biblia advierte al pueblo de Dios sobre la apostasía, también indica ejemplos que ilustran el peligro de apartarse de la buena senda (Mat. 7:13,14).

 

“manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar” (1 Tim. 1:19,20).

 

Himeneo y Alejandro habían naufragado en cuanto a la fe, e incluso, fueron entregados a Satanás. Pablo indica con mucha claridad que ya no estaban en una condición, o estado, de salvación. Sin embargo, podían aprender y arrepentirse, “para que aprendan a no blasfemar”. Piénselo detenidamente, ¿de qué manera podría quedar más claro que Himeneo y Alejandro estaban perdidos a menos que se arrepintieran?

 

“De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (Gal. 5:4).   

 

Aquellos que alguna vez estuvieron en un estado de salvación plena, de gracia plena, de comunión plena con Dios, se apartaron del Señor, “De Cristo os habéis separado” (LBLA), y cayeron de la gracia. Alguno podría sugerir que “a pesar de caer de la gracia no habían perdido su justificación, porque estaban en un estado de elección y justicia ante Dios”. Pero, si alguno está desligado de Cristo, está fuera de la redención en Cristo (Rom. 3:24), fuera de todas las bendiciones en Cristo (Ef. 1:3) y fuera de la elección en Cristo (Ef. 1:4). No hay salvación aparte de Cristo (Jn. 14:6; Hech. 4:12).

 

El calvinista admite que el legítimo cristiano podría caer en pecado, pero no admitiría que el verdadero cristiano podría perder su justificación y elección. El credo impide al calvinista entender que la elección es condicional a la permanencia en Cristo, y que la permanencia en Cristo es condicional a la obediencia (cf. Gal. 1:6; 3:1; 3:27; 5:4). No obstante, la Biblia enseña que los gálatas se apartaron de Cristo y cayeron de la gracia, perdiendo así su estado de justificación y toda bendición en Cristo. Pero, los gálatas podían arrepentirse y ser salvos (1 Jn. 1:9).

 

Conclusión

 

La Biblia no solo enseña que es posible que el santo caiga de la gracia, también enseña que algunos santos cayeron de la gracia perdiendo así su estado de justificación. A su vez, la Biblia nos habla de santos fieles y fuertes que velaron y lucharon para no caer, “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:26,27).

 

¿Qué estamos haciendo? ¿Estamos procurando mantener un credo y una tradición? ¿Respondemos nuestras preguntas con las sagradas Escrituras o cuestionamos las sagradas Escrituras con nuestras preguntas? Dios sabe y juzgará.