DOS MUJERES-
HIJO VIVO, HIJO MUERTO
1 REYES
3:16-28
1 Reyes 3:5. Cuando Salomón llegó a ser rey Dios le dijo,
“Pide lo que quieras que yo te dé”.
1 Reyes 3:9. Pidió sabiduría. “Da, pues, a tu siervo
corazón entendido para juzgar a tu pueblo”.
1 Reyes 3:10, “Y agradó delante del Señor que Salomón
pidiese esto”. V. 12, “Te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha
habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú”.
Salomón
pidió sabiduría de Dios y este caso es uno de los primeros ejemplos de la
sabiduría que Dios le dio.
En 1 Reyes 3:16-28, dos prostitutas acudieron al rey
Salomón con una disputa sobre un niño vivo y otro muerto. Ambas mujeres vivían
en la misma casa y habían dado a luz a hijos varones. Uno de los bebés murió, y
la madre cambió a su bebé muerto por el bebé de la otra mujer mientras dormía. A
la mañana siguiente, la mujer cuyo hijo había muerto afirmó que el niño vivo era
suyo, mientras que la otra mujer afirmó que el niño vivo era suyo. El rey
Salomón ordenó que el niño vivo fuera cortado por la mitad y que cada mujer
recibiera la mitad del niño. La
verdadera madre del niño le rogó a Salomón que le diera
el niño vivo a la otra mujer en lugar de matarlo, y Salomón declaró que ella era
la verdadera madre..
El hijo de una de estas dos mujeres fue sofocado por su
madre (se acostó sobre él). La cuestión presentada a Salomón era cuál de las dos
mujeres era la madre del hijo vivo.
¿No pudo Salomón preguntar a las personas que conocían a
estas dos mujeres y habían visto sus hijitos?
Si otros hubieran visto los hijos es muy posible que no los
habían observado con cuidado para poder testificar acerca de cuál hijo
pertenecía a cuál madre.
El texto indica que el veredicto del caso estaba en manos
de estas dos mujeres.
¿Podía Salomón resolver el problema basándose en cuál madre
el hijo amó más? No, ni tampoco podía decidir el caso basándose sobre cuál de
las mujeres amó al hijo vivo más que la otra.
¿No pudo haber decidido el caso echando suerte? Obviamente
Salomón no tenía confianza en ese método. Además, es muy posible que Salomón ya
había decidido cuál era la madre del hijo vivo, porque la actitud de ellas, el
tono de voz, la expresión de rostros, etc. testifican. También testificó el
descuido de la madre que “se acostó sobre él”.
El factor principal era la actitud de las dos madres cuando
Salomón habló de dividir al hijo vivo.
Con razón el pueblo temió al rey porque esa demostración de
sabiduría era evidencia clara que Dios estaba con él.
16En
aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de
él.
17Y
dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa,
y yo di a luz estando con ella en la casa.
18Aconteció
al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos
nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa.
19Y
una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.
20Y
se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva
durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto.
21Y
cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que
estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo
había dado a luz.
22Entonces
la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la
otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así
hablaban delante del rey.
23El
rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y
la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive.
24Y
dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada.
25En
seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y
la otra mitad a la otra.
26Entonces
la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le
conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no
lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo.
27Entonces
el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su
madre.
28Y
todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque
vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.”