Temo por vosotros
Por Josué I. Hernández
“Temo
por vosotros, que quizá en vano he trabajado por vosotros” (Gal. 4:11).
En su primer viaje de predicación desde Antioquía, Pablo viajó a la región de
Galacia, y varias iglesias fueron establecidas por la gracia de Dios (Hech.
13,14). Pocos años después, el apóstol estaba preocupado por el bienestar
espiritual de los gálatas (Gal. 4:11,19,20), y les escribió una carta de
amonestación.
El amoroso apóstol no quería que sus amados gálatas se perdieran (Gal. 5:7). Y,
como buen cristiano, permanecía atento y preocupado (cf. 2 Cor. 11:28).
"No temió a los gálatas sino por o acerca de ellos; temió
que ellos se perdieran por mezclar el judaísmo con el evangelio. Pablo temía por
ellos porque se preocupaban mucho por "los días" pero no se preocupaban por "la
verdad del evangelio". Temía por ellos porque al principio "corríais bien" pero
ahora "Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó" –
W. Partain, Notas sobre Gálatas.
Pablo temía por ellos,
debido a que obedecían un evangelio diferente (1:6-9).
Habían aceptado “otro evangelio”, no completamente nuevo, pero siempre
pervertido. ¿Qué sucedió? Tal vez no prestaron la atención debida al verdadero
evangelio. Tal vez se relajaron y dejaron de crecer en el conocimiento del Señor
(cf. Os. 4:6; Heb. 5:12; 2 Ped. 3:18). Quizás no amaban debidamente la verdad, o
no podían distinguirla del error (2 Tes. 2:8-13).
Nosotros también debemos temer la influencia de los falsos maestros (Gal.4:4)
que predican otro evangelio (Gal. 1:6) y a otro Jesús (2 Cor. 11:4). Debemos
temer por los hermanos mal informados e inestables (cf. Ef. 4:14).
Pablo temía por ellos,
porque actuaban insensatamente (3:1,3)
Los gálatas actuaban como necios (gr. “anóetos), sin razón en la sabiduría de
Dios. No entendían porque no usaban la mente. Procedían carentes de sentido en
una indigna falta de entendimiento. Todo esto porque habían sido fascinados (gr.
“bakaíno”), es decir, “embrujados”, o “hechizados”, por el judaísmo y la
carnalidad.
Nosotros también debemos temer por los hermanos que no usan su mente, o razón,
para pensar bíblicamente. Debemos temer por los hermanos hechizados por las
filosofías del secularismo y la carnalidad.
Pablo temía por ellos,
porque estaban volviendo a la esclavitud (4:9; 5:1)
Los gálatas eran libres en Cristo (2:4; 4:31; 5:1,13), pero estaban eligiendo
recluirse en un cautiverio bajo la antigua ley.
Nosotros también debemos temer por los hermanos que están regresando al
cautiverio del pecado y la ignorancia (2 Ped. 2:19,20).
Pablo temía por ellos,
porque habían dejado de apreciar la verdad (4:16)
A los gálatas no les gustaba la predicación franca y honesta de Pablo. No les
gustaba la verdad que los haría libres.
Nosotros también debemos temer por los hermanos que no aprecian la predicación
sencilla y honesta, y que desprecian oír acerca de la ropa inmodesta, el
matrimonio, repudio y segundas nupcias, la responsabilidad en la iglesia local,
y la moralidad según Dios.
Pablo temía por ellos,
porque deseaban algo distinto de Cristo (4:21)
Algunos gálatas anhelaban regresar bajo la ley de Moisés (4:10). Ya no estaban
apegados bajo el fundamento del evangelio de Cristo.
Nosotros también debemos temer por los hermanos que están cuestionando los
rudimentos del evangelio.
Pablo temía por ellos,
porque estaban cayendo de la gracia (5:2-4)
Los gálatas caían de la gracia procurando justificarse bajo un sistema diferente
del único evangelio de Jesucristo.
Nosotros también debemos temer por los hermanos que están cayendo de la gracia,
y debemos esforzarnos por traerlos nuevamente a Cristo (Gal. 6:1,2; Sant.
5:19,20; Jud. 22,23).
Pablo temía por ellos,
porque dejaron de correr bien (5:7)
Los gálatas permitieron los obstáculos que les impedían correr, y así, ya no
obedecían a la verdad del Señor. Ahora, eran desobedientes.
Nosotros también debemos temer por los hermanos que están dejando de correr (cf.
Heb. 12:1,2).
Pablo temía por ellos,
porque andaban según la carne, y no según el Espíritu (5:13-6:10)
Los gálatas andaban por la carne. No sólo dejaban la doctrina de Cristo, sino
que también se estaban dedicando a la carnalidad, la inmoralidad.
Nosotros también debemos temer por los hermanos que andan según la carne y no
según el Espíritu.
Debemos temer por los hermanos
Debemos temer por la iglesia del Señor, y preocuparnos por el bienestar
espiritual de nuestros hermanos (2 Ped. 2:1; 1 Jn. 4:1) y debemos expresar
nuestra preocupación (Jud. 3; cf. Gal. 2:3-5: 6:10). Podemos seguir el ejemplo
de Pablo (cf. 1 Cor. 4:16; 11:1; Gal. 6:16; Fil. 3:17; 4:9).
Debemos temer por los hermanos que anteponen su amistad a la sincera fidelidad a
Cristo (cf. Mat. 10:37; 2 Jn. 9-11), a pesar de que el amigo es un falso maestro
o cristiano divisionista.
Debemos temer por los hermanos que no quieren aceptar las doctrinas más básicas
de la fe, como, por ejemplo, el arrepentimiento y confesión de pecados, la
deidad de Cristo, la creación en seis días literales y consecutivos, el infierno
eterno, los límites de la comunión.
Debemos temer por la mundanalidad que ha invadido a la iglesia del Señor (2 Tim.
4:10). Hermanos participan sin vergüenza de la ropa inmodesta, el baile moderno,
la bebida social, la blasfemia y la murmuración. Y, a la vez, son demasiados los
hermanos que viendo tales cosas no señalan el error.
La apostasía demanda un sentir de temor por la sincera preocupación, así como
Pablo por los gálatas.
La fidelidad a Cristo demanda una reacción por amor a los hermanos. ¿Cómo estás
reaccionando tu? ¿Temes por tus hermanos?