Hechos 16

 

16:1 -- Después llegó a Derbe y a Listra. -- ¡A Derbe y a Listra! donde tanto habían sufrido. Pero hubo mucho fruto. Esta visita ocurre unos tres o cuatro años después del primer viaje.

          -- Y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo. -- Pablo le llama su "hijo" (discípulo), 1 Cor. 4:17; 1 Tim. 1:2; 2 Tim. 1:2. Posiblemente fue convertido por Pablo en el primer viaje. Su madre y abuela eran cristianas, 2 Tim. 1:5; 3:15. Dice el Espíritu Santo que el papel principal de la mujer es ser madre (y abuela), 1 Tim. 5:14; Tito 2:3-5. Parece que la mayoría de las mujeres modernas quieren otra carrera; quieren ser profesionales y tener su propio salario, para adquirir más posesiones materiales, pero no hay trabajo más importante que el criar a los hijos en el temor de Dios.

          Léanse 1 Cor. 4:16, 17; 1 Tes. 3:2; 2 Tim 1:4; Filip. 2:20 para ver lo que Pablo pensaba de Timoteo. Pablo nunca estuvo decepcionado por haberlo escogido como compañero.

          -- Hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego. -- Dice Pablo (2 Tim. 1:5) dice que se madre se llamó Eunice.

 

16:2 -- y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio (del cual hablaban elogiosamente, LBLA). -- Hermanos de dos pueblos lo conocían y estimaban. "De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas" (Prov. 22:1). Luc. 2:52, "Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres"; véanse 1 Tim. 4:12, 16; 3:7; 5:3, para ver la importancia del testimonio. Sin esto el evangelista, el anciano, el "cristiano" no es nada. Por no tener buen testimonio muchos evangelistas manchan el nombre de Cristo. Para conocer a cierto hermano, pregunte a los que lo conocen.

 

16:3 -- Quiso Pablo que éste fuese con él. -- En su primera carta a Timoteo (1:18) Pablo habla de "las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti". Parece que estas profecías indicaban que la selección de Timoteo como compañero de Pablo era de Dios también. Pablo le impartió a Timoteo algún don espiritual (2 Tim. 1:5) con (en presencia de) algunos ancianos (1 Tim. 4:14); este don "fue dado mediante profecía". Esto indica la importancia de buscar hermanos jóvenes que se puedan entrenar para la obra.

          ¿Cómo han de ser entrenados estos? ¿En algún instituto? ¿En una "Escuela Bíblica para Predicadores"? La Biblia no habla de tal cosa. Este plan se originó con el sectarismo y su propósito es educar y entrenar predicadores "profesionales" para ser pastores de iglesias. Tales escuelas o seminarios enseñan materias seculares junto con temas bíblicos, pero el Señor no le dio a su iglesia el trabajo de enseñar materias seculares. Los institutos o "escuelas bíblicas" de los hermanos liberales carecen de autoridad bíblica.

          El plan de Dios se ve en Mar. 3:14, "Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar"; Jesús era la "escuela bíblica" para los apóstoles. Estando con El, aprendieron su enseñanza y aprendieron cómo predicar. De la misma manera Pablo entrenó a Timoteo, a Tito y a otros hermanos jóvenes, pues estuvieron con él, y de él aprendieron la doctrina de Cristo y cómo predicar. El plan de Dios se ve claramente en 2 Tim. 2:2, "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros". Este plan es demasiado sencillo para hermanos liberales, porque éstos buscan la exaltación de hombres. Quieren títulos ("cartones"). Quieren ser llamados "misioneros" y otros nombres que no se encuentran en la Biblia. Quieren el señorío condenado por Cristo (Mat. 20:25-28; 2 Cor. 1:24; 1 Ped. 5:3).

          -- y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque sabían que su padre era griego. -- Pablo circuncidó a Timoteo y rehusó que Tito fuera circuncidado. ¿Había inconsecuencia en eso? De ninguna manera. Pablo dijo a los gálatas, "He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo" (Gál. 5:2). En Gálatas 5 él habla de "los que por la ley os justificáis" (ver. 4). La circuncisión de Timoteo no tenía nada que ver con su salvación, sino con su nacionalidad como judío. Sin la circuncisión el judío no era judío en cuanto a su nacionalidad.

          Como observa McGarvey, la circuncisión no se originó con la ley de Moisés, sino con Abraham (Jn. 7:22). La obligación de practicarlo no se originó con la ley y, por eso, la abrogación de la ley no lo invalidó. Pero lo importante es que todos entiendan que "en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor" (Gál. 5:6).

          Siendo medio judío y medio griego Timoteo podía tener buena entrada entre judíos y griegos, pero para trabajar con los judíos tenía que ser circuncidado, porque éstos no hubieran tenido respeto por un judío incircunciso. Por lo tanto, aunque no era necesaria la circuncisión para la salvación de Timoteo, la incircuncisión hubiera sido un tropiezo para él entre los judíos. Era necesaria la circuncisión para que él pudiera entrar en hogares judíos y en la sinagoga como judío. Cuando fue circuncidado, el prejuicio de los judíos contra él fue eliminado.

          La actitud de Pablo sobre tal asunto se ve en 1 Cor. 9:20, "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos". Sin duda Timoteo estaba de acuerdo con Pablo en esto, porque era fiel "hijo" (discípulo) de él.

          Compárese la diferencia entre Timoteo y Tito en cuanto a la circuncisión: dice Pablo a los gálatas (2:3-5), "Pero ni aun Tito, que estaba conmigo, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego. Y { esto fue} por causa de los falsos hermanos que se habían infiltrado para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, a fin de someternos a esclavitud, a los cuales ni por un momento cedimos, para no someternos, a fin de que la verdad del evangelio permanezca con vosotros" (Gál. 2:3-5, LBLA). La circuncisión de Tito, un griego, hubiera indicado que para ser salvos (y para ser cristianos) los gentiles tienen que convertirse en judíos. Véase Hech. 15:1, 5. Los judaizantes decían que la circuncisión era necesaria para la salvación y, por eso, Pablo no lo permitió. Si Pablo hubiera permitido tal doctrina y práctica, los gentiles (nosotros) habríamos sido simplemente otra secta de los judíos; es decir, aparte de la secta de los fariseos y la secta de los saduceos, habría existido también la secta de los cristianos (la iglesia de Cristo judía).

 

16:4 -- Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén. -- Véase 15:29. La palabra "ordenanzas" viene de la palabra dogma; se traduce "decretos" en Hech. 17:7; Efes. 2:15; y Col. 2:14. Se traduce "edicto" en Luc. 2:1. Indudablemente estas ordenanzas tenían la fuerza de autoridad apostólica; eran cosas "necesarias" o "esenciales" (LBLA), (Hech. 15:28).

          Desde luego, esto no da autoridad a los ancianos no inspirados a legislar. Hoy en día los ancianos, al igual que todos los miembros de la iglesia, deben someterse a la enseñanza de los hombres inspirados del primer siglo.

          -- para que las guardasen. -- Decretos divinos se entregan para que la iglesia los guarde; de otro modo no tenían valor. Muchos alaban el evangelio, pero el evangelio de Cristo no tiene valor alguno para los que no lo obedecen. Todas las enseñanzas de Cristo se han entregado a los hombres para que las guardasen.

 

16:5 -- Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día. -- Era necesario remover el obstáculo puesto por los hermanos judíos que querían imponer la ley de Moisés (mayormente la circuncisión) sobre los conversos gentiles. Este requisito humano hubiera impedido la evangelización, porque los gentiles hubieran rechazado ese yugo. Al aceptar ese requisito los gentiles no se hubieran convertido en cristianos sino en judíos. Muchos de los gentiles que con gozo aceptaban el evangelio no hubieran aceptado el yugo de la ley de Moisés.

          Pero cuando se quitó ese obstáculo -- ese tropiezo -- entonces las iglesias eran confirmadas en la fe y aumentaban en número. Si se evitan problemas, escándalos y divisiones, la iglesia crece. Es indispensable que los problemas se resuelvan pronto, antes de que sean grandes y más complicados.

          Otra lección que se debe aprender aquí es que cuando los predicadores imponentes obligan a los miembros a aceptar sus opiniones humanas -- como si fueran la ley de Cristo -- esclavizan a los miembros y esto también sirve como tropiezo para la obra. Es indispensable que los que predican y enseñan sepan distinguir entre la ley de Cristo y las opiniones humanas.

 

16:6 -- les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia. -- Compárese 21:4, "ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén". El Espíritu Santo podía dar instrucciones directamente a Pablo (como, por ejemplo, en 18:9, "Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche"), o por medio de profetas (13:1, 2; 21:4).

          Aquí vemos otro texto que revela la personalidad del Espíritu Santo. El no es simplemente una "fuerza" como dicen los materialistas, sino una persona que habla, enseña, prohíbe, etc.

          Este texto bien ilustra lo que dicen Jer. 10:23 y Prov. 16:9; el hombre propone pero el Señor dispone.

          Probablemente Pablo y su compañeros pensaban predicar en Efeso, Smirna, Sardis, etc. porque había muchos judíos en medio de estas ciudades paganas.

 

16:7 -- y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. -- El Espíritu Santo los dirigió hacia los campos blancos de Europa (compárese Jn. 4:35). Después Pablo sí predicó en Asia (Hech. 18:19; 19:10; 20:31). También la Palabra fue predicada en Bitinia (1 Ped. 1:1). Sin embargo, el Espíritu Santo quería que fueran primero a Europa.

          Dice LBLA, "el Espíritu de Jesús", dando a entender que el Espíritu no procede solamente del Padre, sino también del Hijo (Jn. 16:7).

 

16:8 -- descendieron a Troas. -- Véase el mapa; Troas era una ciudad marítima, un puerto importante de Asia Menor.

 

16:9 -- Y se le mostró a Pablo una visión de noche. -- Seguramente Pablo y sus compañeros querían saber a dónde Dios quería enviarles, porque les había prohibido predicar en los lugares donde pensaban ir. Aquí están en Troas, pero ¿querrá Dios que prediquen allí?

          -- un varón macedonio estaba en pie, rogándole. -- Grecia estaba compuesto en aquellos tiempos de Macedonia y Acaya (1 Tes. 1:7). Algunos dicen que Pablo sabía que este varón era macedonio por su vestidura o su habla, pero ¿por qué suponer esto? El dice, "Pasa a Macedonia y ayúdanos".

          -- y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. -- ¿Ayudar de qué manera? ¿Con ayuda benévola? No, sino con el evangelio de Cristo, la gran necesidad de todas las naciones.

          Los esfuerzos de Pablo y sus compañeros en el segundo viaje se dedicaron en gran parte a esa área.

          Dios no nos dirige ahora de esa manera, pero no es difícil saber de campos blancos. Por ejemplo, en esta época varios países de Europa Oriental han renunciado al comunismo y hay buenas oportunidades de enseñarles el evangelio.

 

16:10 -- Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia. -- Aquí Lucas se incluye a sí mismo entre la compañía de evangelistas, y lo que se reporta es de un testigo ocular. (El dice "nosotros" en este capítulo, vers. 10-17; después en 20:5-21:25; y otra vez en 27:2-28:16). Nos gustaría saber de la conversión de "Lucas el médico amado" (Col. 4:14), de cómo Pablo sabía de él y otros detalles, pero Hechos es un relato breve y no trata de satisfacer la curiosidad de los lectores acerca de tales detalles. Después del versículo 17 ya no se incluye a sí mismo y vuelve a decir "ellos" (Pablo y Silas) hasta Hech. 20:5-6, posiblemente indicando que él se quedara en Filipos, pero de esto no sabemos nada. En seguida procuraron ir a Macedonia. Compárese Gál. 1:16, al saber la voluntad de Dios Pablo no consultó con hombres ni puso excusas. No altercó con el Señor, sino que "en seguida" salieron.

          -- dando por cierto (persuadidos, LBLA); -- dice la Versión New American Standard, "concluding" (concluyendo). En Hech. 9:22 se traduce, "demostrando", es decir, probando. Esta expresión indica, pues, que ellos concluyeron o infirieron (la Versión Hispanoamericana) o sacaron la conclusión de la implicación de la visión. Este caso es otro ejemplo de la enseñanza que se aprende por medio de la inferencia necesaria. El Espíritu no les dijo explícitamente que fueran a Macedonia, sino que les mostró su voluntad en una visión. Compárese Hech. 10:28, "me mostró". El Señor no siempre enseña su voluntad por medio de lenguaje explícito, sino que también emplea lenguaje implícito (por ejemplo, parábolas, proverbios, alegorías, etc.) y aun por visiones. Recuérdese Hech. 15 como  un ejemplo muy claro e importante de cómo se aprendió la voluntad de Dios por el proceso de la inferencia necesaria (véanse notas sobre ese capítulo). La inferencia necesaria no es "razonamiento humano", como muchos hermanos liberales afirman, sino que es la enseñanza de Dios entregada no explícita sino implícitamente.

          Sin embargo, tales inferencias tienen que ser necesarias (lógicas e ineludibles). Este medio de enseñar no da licencia para cualquier conclusión que el lector quiera sacar. Por ejemplo, muchos "evangélicos" sacan la conclusión de que había infantes en la "casa" de Cornelio y en la del carcelero de Filipos, pero tal conclusión no es una inferencia "necesaria". Más bien, es pura suposición. También los hermanos liberales sacan la conclusión de que los ancianos mencionados en Hech. 11:30 eran los de Jerusalén, y que éstos eran ancianos patrocinadores, pero tal inferencia no es necesaria sino pura suposición.

          -- que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio. --  Ahora Pablo entendía por qué el Espíritu Santo no les permitió "hablar la palabra en Asia".

          El pronombre "nos" indica que ahora Lucas les acompaña. El habla de Troas en este texto (16:8) sin explicar si Pablo y otros predicaron allí, pero en 20:6, 7 habla de la iglesia de Troas. Nos preguntamos si tal vez Lucas mismo la hubiera establecido. Es posible, porque allí lo encontraron Pablo y compañeros.

          Hoy en día los hermanos liberales hablan mucho del "ministerio médico". En Panamá, en Guatemala y en otros países hay centros médicos para entrenar personal y para ministrar a los enfermos. Muchas iglesias envían médicos, enfermeras y otro personal con los evangelistas a los campos donde quieren evangelizar. Dicen que para ayudar el alma de la gente es necesario primero dar atención a su necesidad física. Aun citan este texto como prueba de que Pablo y compañeros llevaron consigo a un médico. Es verdad que Lucas era "el médico amado" (Col. 4:14), pero trabajaba con Pablo como evangelista. El mismo es el autor de Hechos y no dice nada de un "ministerio médico" auspiciado por las iglesias de Cristo. El "ministerio médico" es la práctica de los que predican el "evangelio social" (dicen que ministran a todo el hombre, cuerpo, mente y alma). Hechos de los Apóstoles no habla del "evangelio social"; es, pues, "otro evangelio" (Gál. 1:8, 9). Desde luego, todo cristiano debe ser benévolo para con todos, pero el papel de la iglesia es espiritual y no incluye la construcción de hospitales, clínicas, escuelas, asilos para niños, etc. Los sectarios tienen que predicar un "evangelio social" y establecer toda clase de institución para propósitos humanitarios, porque no conocen el evangelio verdadero que salva el alma.

          Cuando predicamos el evangelio, ayudamos a la gente. Es la "ayuda" principal que necesitan. Como dice el hermano Frank L. Cox (According to Luke, pág. 111), esta súplica fue la súplica de un hombre herido que quería el bálsamo sanador del Buen Samaritano, la súplica del esclavo que quería un Redentor (Rom. 6:17, 18), la súplica del ciego que quería ver la luz del conocimiento de Dios (Mat. 4:16; 5:8), la voz del enfermo que llamaba al Gran Médico (Isa. 1:6), la voz del pueblo hambriento llamando por el pan de vida (Jn. 6:48-51).

          Este texto nos enseña que en algunos campos hay más oportunidades que en otros, o que hay más urgencia en algún campo que en otro. No seremos guiados directamente por el Espíritu Santo, pero Dios espera que usemos el buen juicio en la selección del campo en que trabajemos.

 

16:11 -- Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis. -- Conviene localizar estos lugares en el mapa, y consultar diccionarios bíblicos para saber más de ellos. "Navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas" (20:6); pero este texto (16:11) indica un viento favorable. Seguramente el Señor estaba con ellos, llevándolos rápidamente hacia su destino.

 

16:12 -- y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia. -- Mejor, una ciudad principal (LBLA). Las ciudades principales eran Tesalónica y Anfípolis, pero Filipos también era una ciudad principal, porque era "una colonia", esencialmente una guarnición militar para defender las fronteras y mantener buen orden. Se gobernaba sola, no pagaba tributos a Roma y gozaba de "todos los privilegios de la ciudadanía romana, como la exención de azotes, libertad de arresto excepto en casos extremados, y el derecho a apelar al emperador" (ATR). Desde luego, los filipenses apreciaban su ciudadanía y Pablo aprovecha esto al escribirles para hablar de la importancia de nuestra ciudadanía celestial (Fil. 3:20, 21).

          -- Y estuvimos en aquella ciudad algunos días. -- Los siguientes versículos describen sus actividades allí.

 

16:13 -- Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río. -- Las ciudades tenían murallas para protección; por eso se entraba y se salía por la puerta de la ciudad.

          -- Donde solía hacerse la oración (donde pensábamos que habría un lugar de oración (LBLA). -- Para establecer una sinagoga era necesario tener diez cabezas de familia; de otro modo, los judíos que hubiera en cierto lugar se reunían para orar. Sin duda, Pablo y compañeros se informaron acerca de tal lugar y se dirigieron hacia allá.

          -- Y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. --  Parece que en esta ciudad había solamente mujeres que adoraban según la ley de Moisés.

 

16:14 -- Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura. -- "Púrpura. Una sustancia colorante que se extrae de diversas especies de moluscos ... Debido a lo elevado de su precio, sólo los ricos y magistrados vestían de púrpura ... Los soberanos se adornaban de púrpura, incluso los de Madián (Jue. 8:26); Jesús fue escarnecido con un manto de púrpura (Mr. 15:17)". (Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado). Véase Luc. 16:19. Había, pues, mucha ganancia en el negocio de vender púrpura. Lidia tenía una casa adecuada para recibir a Pablo y sus compañeros (Silas, Timoteo, Lucas).

          -- De la ciudad de Tiatira, -- una ciudad famosa por el arte de teñir. Inscripciones encontradas allí indican que había un sindicato de vendedores de púrpura.

          -- Que adoraba a Dios. -- Esta expresión indica que Lidia era una "temerosa de Dios" (prosélito de la puerta). Aunque seguramente Lidia sacaba buena ganancia de su negocio, ella dejó que sus competidores tuvieran toda la ganancia en el día de reposo mientras que ella y su casa adoraban a Dios. Ella no dejó de adorar a Dios por no haber una sinagoga en Filipos, ni por falta de varones que dirigieran el culto. Varios comentaristas observan que el 'hombre de Macedonia' resultó ser un grupo de mujeres.

          -- Estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella. -- Según Mateo 13:15 los que no están dispuestos a oír la Palabra tienen su corazón cerrado con pasador fuerte. Dios le abrió el corazón de Lidia de la misma manera que lo hace con todos: a través de la predicación de la Palabra (Rom. 10:17). Dios le abrió el corazón por medio de corregir cualquier concepto erróneo que ella tuviera acerca del Mesías y su reino; es decir, le abrió el entendimiento explicando las profecías que hablaban de Cristo (compárese Luc. 24:26, 27, 44, 45). El corazón de Lidia no estaba cerrado por causa del endurecimiento de una vida pecaminosa, ni mucho menos por haber nacido depravada (McGarvey), sino solamente por causa de no haber oído la explicación del significado correcto de las profecías y de su cumplimiento.

          Los carismáticos y sus simpatizadores creen que este texto enseña una operación directa del Espíritu Santo sobre el corazón de la gente. Tales intérpretes deben ver este evento desde el punto de vista de Lucas. Si Dios no hubiera dirigido a Pablo y compañeros a este lugar, habrían seguido en sus labores en Asia, y Lidia y sus compañeras -- mujeres muy sinceras que fielmente oraban a Dios -- habrían seguido en su ignorancia y en sus pecados. Para Lucas todo el asunto obviamente era el trabajo de Dios y, por eso, él usó este lenguaje. Pero al decir que Dios abrió el corazón de Lidia no desacreditó de manera alguna la necesidad de la predicación que ella oía. Dios no hizo para Lidia algo especial que no hizo por otros oyentes. Lo mismo se podría decir del eunuco, de Cornelio, del carcelero, etc. Todos tenían que oír el evangelio y a través del evangelio Dios abrió sus corazones. El Señor abrió su corazón, pues, por medio de dirigir los pasos de los predicadores hacia ella, para que ella pudiera oír el evangelio. (McGarvey dedica mucho espacio para desarrollar este tema hermoso).

          -- Para que estuviese atenta a lo que Pablo decía (para que recibiera lo que Pablo decía, LBLA). -- La frase "para que estuviese atenta" significa que ella recibió lo que Pablo dijo para ponerlo en práctica. Lucas ya había dicho que ella "estaba oyendo"; al decir "para que estuviese atenta" no es repetición de "estaba oyendo". La palabra es prosechein y puede significar "guardaos" (Mat. 6:1; 7:15, Luc. 17:3; 1 Tim. 4:1), pero también significa "ocúpate" (1 Tim. 4:13) y "sirvió" (Heb. 7:13). Lucas ya había dicho que ella estaba oyendo; por eso, al usar la palabra prosechein, quiere decir que ella ponía en práctica lo que oía, es decir, la recibió y la obedeció; el ver. 15 se refiere al bautismo como una de las cosas que ella recibió y puso en práctica. En realidad, pues, esta palabra significa que ella obedeció al evangelio. El pensamiento principal del ver. 15 es la hospitalidad de Lidia después de su bautismo.

          Dios oyó la oración de Lidia como oyó la oración de Cornelio. Dios se da cuenta de tales personas dondequiera que estén y creemos de todo corazón que Dios interviene para que haya contacto entre éstos y algún fiel cristiano para que puedan llegar al conocimiento pleno de la verdad para ser salvos. Ha habido muchísimos casos muy interesantes de esto.

          Con razón Dios dirigió los pasos de Pablo y compañeros hacia este grupo de mujeres, como dirigió los pasos de Felipe hacia el eunuco y los pasos de Pedro hacia Cornelio, etc.

 

16:15 -- Y cuando fue bautizada, y su familia. -- Lucas no dice que Pablo les predicó acerca del bautismo, pero este versículo indica que al predicar el evangelio siempre se incluye el mandamiento de bautizarse, de acuerdo con Marcos 16:16; Hech. 2:38; Gál. 3:26, 27. Lo mismo ocurrió en Samaria: cuando Felipe les predicó a Cristo, "se bautizaban hombres y mujeres" (Hech. 8:5, 12), y cuando "le anunció el evangelio de Jesús" al eunuco, éste dijo, "Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?" (Hech. 8:35, 36).

          Muchos "evangélicos" enseñan que la palabra "familia" indica que también se bautizaron infantes, pero el texto ni siquiera dice que Lidia estuviera casada, mucho menos que tuviera hijos y que estos fueran infantes. En primer lugar, Lucas simplemente dice oikos, cuyo significado original es el edificio, la casa, como en el ver. 15 ("en mi casa"), y también incluye a los moradores de la casa, pero éstos podían ser empleados(as), siervos(as) -- por ejemplo, las mujeres que trabajaban por ella en su negocio -- o soldados (como en el caso de Cornelio y su casa).

          No se niega que la mayoría de las casas o familias tienen hijos menores de edad -- y, desde luego, en muchas familias hay infantes -- pero el llamado "bautizo infantil" se basa en la pura suposición y contradice todos los textos que requieren la fe, el arrepentimiento y la confesión de fe antes del bautismo. El bautismo es para remisión de pecados y los infantes no tienen pecado (1 Jn. 3:4; Mat. 18:3; 19:14). No heredan los pecados de sus padres (Ezeq. 18:20).

          -- Nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos. --  Lidia sabía que estos evangelistas no vivían en Filipos, y que tenían que buscar donde quedarse. Aunque tuvieran dinero para quedarse en algún "hotel" (hostal) o mesón, tales lugares no eran semejantes a los hoteles (o pensiones o casas de huéspedes, etc.) de tiempos modernos.

          Pablo tenía espíritu de independencia (Hech. 20:34, 35, etc.) y no quería ser carga para nadie, pero Lidia les dijo, "Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad a mi casa, y posad"; es decir, "Si no aceptan mi hospitalidad, esto indica que no creen que soy fiel". Entonces, ¿cómo podrían los hermanos rehusar su hospitalidad?

 

16:16 -- nos salió al encuentro una muchacha (esclava, LBLA) que tenía espíritu de adivinación. -- Véanse Deut. 18:10; 1 Sam. 28:9; Ezeq. 13:6; Miq. 3:11.

 

16:17 -- siguiendo a Pablo y a nosotros, -- como los endemoniados fueron atraídos a Jesús. Son siervos del Dios Altísimo. (Compárense Mar. 5:7; Luc. 4:41; 8:28. Véase Sant. 2:19). Os anuncian el (un, margen, LBLA) camino de salvación. --  Compárese Hech. 4:12.

 

16:18 -- lo hacía por muchos días. -- ¿Por qué toleraba esto el apóstol Pablo? Pablo bien sabía la consecuencia de echar fuera el demonio.

          -- Mas desagradando a Pablo. -- Aunque la muchacha decía la verdad, Pablo no quería esa clase de ayuda. Efes. 5:11; 2 Cor. 6:14-17.

          -- Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. --  Compárese Luc. 8:29; Mar. 16:17.

          -- Y salió en aquella misma hora. -- Esta demostración del poder de Dios valía mucho más que el testimonio de la muchacha con espíritu inmundo.

 

16:19 -- Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia. -- Cuando el espíritu salió, también salió la esperanza de su ganancia. Deberían haberse regocijado al ver que la muchacha fue liberada del espíritu malo, pero ellos no se preocupaban por el bienestar de ella, sino solamente por la ganancia material. Compárese el endemoniado gadareno (Mat. 9:28-34). Hay dos ejemplos de persecución levantada contra los apóstoles por los gentiles (aquí en Hech. 16. 19 y otra vez en Hech. 19:23) y en los dos casos tenía que ver con perder dinero.

          -- Prendieron a Pablo y a Silas. No llamaron a la policía, sino que ellos mismos los prendieron.

          -- Y los trajeron al foro (la plaza, LBLA), ante las autoridades. Siendo Filipos una colonia romana, probablemente la plaza era semejante al foro romano.

 

16:20 -- Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad. --  No era necesario especificar sus cargos, porque con solamente decir que eran "judíos" ya bastaba para que fueran condenados por la gente. Entre los romanos y griegos del imperio había mucho prejuicio contra ellos. Compárese Hech. 18:2, "Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma".

 

16:21 -- y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. -- Con orgullo dicen "pues somos romanos" (y éstos son judíos). La palabra "costumbres" se refiere a los ritos religiosos o formas de adorar (compárese Hech. 6:14). No era lícito introducir religiones nuevas. Desde luego, no les importaba el bienestar de la esclava endemoniada.

 

16:22 -- Y se agolpó el pueblo contra ellos (La multitud se levantó a una contra ellos, LBLA). -- Siempre había mucha gente en el foro. Probablemente la mera mención del nombre "judíos" era suficiente para causar esta reacción violenta del pueblo contra los hermanos.

          -- Y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. -- Comúnmente los verdugos rasgaban la ropa de los condenados, pero en este caso los mismos magistrados lo hicieron. Tres veces Pablo fue azotado con varas (2 Cor. 11:25). De su experiencia en Filipos dice Pablo, "pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos", 1 Tes. 2:2.

 

16:23 -- Después de haberles azotado mucho (después de darles muchos azotes, LBLA). -- Los judíos empleaban un azote de cuero. No podían dar más de los cuarenta azotes, pero los romanos no tenían tal ley.

16:24 -- El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. -- "Celdas pestilenciales, frías y húmedas, de donde se excluía toda luz, y en donde se oxidaban las cadenas en los presos ... (el cepo era) un instrumento de tortura, así como de reclusión, hecha de madera, rodeada de hierro, con agujeros para los pies, los que se apartaban el uno del otro según la severidad deseada" (JFB). No podían sentarse ni acostarse.

 

16:25 -- Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; -- De esta manera demostraban su fuerza y madurez espiritual. Pablo nunca dejó que las prisiones estorbaran su ministerio (Fil. 7, 13, 17; Col. 4:10, 18; Filemón 10; Efes. 6:10).

          No estaban enojados ni disgustados por causa de la injusticia que habían sufrido. En lugar de murmurar, oraban y cantaban himnos a Dios. En lugar de quejarse contra Dios, lo alababan. El enojo, el disgusto y el odio no nos permiten orar y cantar himnos. "Orad sin cesar" (1 Tes. 5:17), aunque sea en la cárcel a medianoche. "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Fil. 4:6).

          -- y los presos los oían (escuchaban, LBLA). -- Dios los oían y también los presos los oían. ¡Cómo les habrá extrañado el sonido de oraciones y cantos que salía del calaboso de más adentro! Sin duda, aun antes del terremoto estos presos estaban favorablemente impresionados con Pablo y Silas. ¿Qué clase de hombres serán estos que después de sostener azotes, no solamente no maldicen, sino que oran y cantan himnos?

 

16:26 -- Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. -- De esta manera Dios contestó sus oraciones, para vindicar el evangelio y sus mensajeros. Compárese 4:31. Esta es la tercera vez que Dios libra a sus siervos de la cárcel (5:19; 12:7-11; 16:26).

 

16:27 -- Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. -- 12:19; 27:42. No había perdón para los que dejaban escapar a sus presos.

 

16:28 -- Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. -- Pablo se encarga de la situación, como lo hizo durante el naufragio (27:21-44).

 

16:29 -- El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; -- El carcelero entendía que el terremoto y sus efectos tenía que ver con el Dios de los dos hombres que cantaban himnos y oraban y, por lo tanto, acude a ellos.

 

16:30 -- y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? -- ¿Qué tanto sabría el carcelero de estos hombres y su mensaje? Ya por algún tiempo habían predicado el evangelio en Filipos, pero dice el ver. 32, "Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa".

          "A la puesta del sol, al echar fríamente dentro del calabozo a los apóstoles, poco le importaban, ni la salvación que sabía andaban proclamando; porque entonces se hallaba en medio de luz y salud y todo le iba bien; pero a media noche que había estado a medio palmo de la muerte, le sobrevino un cambio tan repentino como el terremoto, y cayó temblando a los pies de sus presos. Hemos olvidado a los otros presos; hasta Lucas tan absorto en la excitación del carcelero, no nos dice lo que pasó con ellos. Podemos colegir que se quedaron paralizados de temor al estarse quietos en sus lugares hasta que Pablo y Silas fueron sacados y la puerta exterior se afianzó" (McGarvey).

 

16:31 -- Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y será salvo, tú y tu casa. -- La pregunta del carcelero no tenía que ver con la salvación física, porque los presos no habían escapado y, por eso, él no estaba en ningún peligro. La respuesta de Pablo hace claro el significado de su pregunta.

          Los que insisten en que Pablo enseña la salvación por la fe sola rehúsan leer el resto del texto (16:32-34).

 

16:32 -- Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. -- Rom. 10:17, la Palabra de Dios es la fuente de la fe (4:29, 31; 8:25; 13:46; 14:25; 15:36).

          Le hablaron la Palabra del Señor antes de que el carcelero les lavara las heridas (ver. 33).

 

16:33 -- Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. -- El carcelero manifestó su arrepentimiento al lavarles las heridas. Antes de su conversión afligió a los hermanos, pero ahora ministra para aliviarles el dolor.

          ¿Qué tan pronto debe la gente bautizarse? Cuando cree (compárese 8:12,37; 18:8). ¿Para qué esperar? Si alguno cree en Cristo, aunque se arrepienta y le confiese, todavía está en sus pecados; si muere así, muere en sus pecados.

          El oír, el creer, el arrepentirse y el confesar a Cristo son pasos esenciales, pero es necesario tomar el paso final -- el bautismo -- para obtener el perdón de pecados. Compárese Naamán (2 Reyes 5:14); después de zambullirse tres veces o cinco veces o seis veces, todavía era leproso, pero al zambullirse la séptima vez, "su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio". Por esta causa, se bautizó el carcelero "en seguida". Si no se hubiera bautizado esa misma hora de la noche, no se habría regocijado esa misma hora de la noche.

          Dicen algunos evangélicos que este texto prueba que el bautismo no es inmersión, porque a esa hora y en ese lugar no hubiera sido posible sumergirles. Pero, ¿dónde fueron bautizados? Estuvieron en la cárcel, pero "tomándolos" a otra parte "les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos"; después los llevó a su casa. Por eso, no estuvieron en la cárcel ni en la casa. Obviamente fueron a un lugar donde había suficiente agua para bautizarlos (sumergirles). La palabra "bautizar" significa sumergir y no tiene nada que ver con la aspersión.

 

16:34 -- Y llevándolos a su casa, les puso la mesa. -- ¿Hacía cuánto tiempo que estarían en ayunos? No tenían alguna fuerza sobrenatural para soportar tales desvelos y ayunos, sino que sufrieron como hombres. 2 Cor. 11:27, "en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos"; este lenguaje bien describe el sufrimiento de Pablo y Silas en la cárcel de Filipos.

          Pablo y Silas le habían dado comida espiritual y ahora el carcelero les da comida física. Solamente el evangelio glorioso de Cristo puede efectuar una serie de eventos tan interesantes como éstos: los encarcelados que habían sido echados al calabozo interior por el carcelero llegan a ser huéspedes honrados del mismo carcelero, y la crueldad se convierte en bondad.

          ¡Qué sabrosa la comida cuando la conciencia está limpia! Pablo y Silas podían comer con gusto por haber sufrido por Cristo y por haber cumplido con su deber, y el carcelero podía comer con gusto por haber obedecido al evangelio.

          -- Y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. -- Compárese Hech. 2:46; Rom. 14:17. Es importante observar que el regocijo no viene antes sino después del bautismo. Según los evangélicos, el que cree es salvo, se regocija en su salvación y después -- y puede ser mucho después -- se bautiza como una demostración de su fe y salvación. El plan de los evangélicos no se encuentra en ningún texto bíblico. El carcelero se regocijó cuando se bautizó porque en ese acto de obediencia sus pecados fueron perdonados. Cuando fue bautizado, salió de las tinieblas, y fue traslado al reino de Cristo (Col. 1:13). Tenía mucha razón para regocijarse. Hech. 8:39, cuando el eunuco se bautizó, "siguió gozoso su camino".

          Los de su casa que fueron bautizados habían sido instruidos (ver. 32) y habían creído. No caben infantes en este cuadro.

          Pero nos conviene mencionar otra cosa antes de dejar esta escena hermosa: este nuevo hermano y su familia podían regocijarse de que todavía él estaba con vida física, porque recuérdese que él llegó al extremo de sacar "la espada y se iba a matar" (ver. 27), pero esa crisis pasó.

 

16:35 -- Cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres. -- Ahora Pablo y Silas están otra vez en la cárcel. Los "alguaciles" (literalmente, portadores de varas) probablemente eran los mismos que les habían azotado. Según el ver. 23, dieron la orden de que "los guardase con seguridad", y ahora dicen "Suelta a aquellos hombres". ¿Qué causó el cambio de parecer? ¿El terremoto? Es muy posible que éste se limitara a la cárcel; no hay evidencia de que ellos supieran del fenómeno. ¿Reconocían que habían actuado precipitadamente al azotarles sin examinar las acu­saciones? McGarvey piensa que les azotaron y encarcelaron simplemente para aplacar al pueblo y que ahora no había razón para su encarcelamiento. Lucas no dice, pero se observa la urgencia del asunto al leer, "cuando fue de día"; esto parece indicar que ya estaban decididos y sólo esperaban la luz del día.

          Sin duda, los magistrados pensaban que Pablo y Silas estarían muy dispuestos a salir pronto de la cárcel y de la ciudad y ya no habría mayor problema.

 

16:36 -- Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz. -- Estas palabras del carcelero -- ahora un hermano en Cristo -- son palabras de buena voluntad y de bendición (15:33; Luc. 7:50; 8:48). Desde luego, Pablo y Silas serían bien recibidos en la casa del carcelero, pero a éste le dio gusto que ellos pudieran salir de la cárcel.

 

16:37 -- Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos (obsérvese ahora cada palabra empleada por Pablo, porque cada palabra es significativa. En primer lugar, nos azotaron, un castigo que causaba grande sufrimiento y que podía haber causado la muerte) públicamente (acto muy vergonzoso) sin sentencia judicial (mejor, como dice LBLA, sin hacernos juicio, porque la expresión "sin sentencia judicial" implica que habría sido lícito azotarles si hubieran sido culpables y esto no era cierto en el caso de ciudadanos romanos, pero los oficiales ni siquiera investigaron ni permitieron que los acusados hablaran en su propia defensa; esto fue un crimen en sí, una violación seria de la justicia romana) siendo ciudadanos romanos (Pablo era ciudadano romano de nacimiento, Hechos 22:28. Aquí se oye el eco del ver. 21, "somos romanos"; el nombre romano de Silas era Silvano, 2 Cor. 1:19; 1 Tes. 1:1. "La Lex Valeria del 509 a.C. y la Lex Porcia del 248 a.C. declaraban criminal golpear a un ciudadano romano era un crimen; azotarlo, un escándalo; darle muerte era un parricidio ... La falsa pretensión de ciudadanía romana era un delito capital", ATR) nos echaron en la cárcel (como criminales comunes).

          Alguien dirá, ¿Pero por qué no declararon Pablo y Silas que eran romanos cuando fueron prendidos? Por no explicar esto, ¿no fue la consecuencia culpa suya? La respuesta es sencilla: ¿Quién puede afirmar que ellos no declararon su ciudadanía? En esos momentos ¿qué esperanza había de que se les hiciera caso? La turba no oye ni piensa. Como dijo Pablo, les azotaron "sin sentencia judicial"; no se les permitió presentar su caso. Compárese Hech. 22:24-29; en esa ocasión le prestaron atención.

          Lo que Pablo hace ahora es para el bien del evangelio y para el bien de la iglesia. No convenía que el reporte circulara a otros pueblos de que ellos fueran castigados por algo que merecían. La conclusión de este asunto fue muy favorable para Pablo y Silas, para el evangelio y para la iglesia de Filipos. Si acaso otros pueblos llegaran a enterar de este evento, se darían cuenta de que los oficiales de Filipos reconocieron su error y públicamente vindicaron a los hermanos, y también que éstos no insistieron en sujetar a los oficiales al castigo que sus hechos merecían (Rom. 12:19).

          También esta acción de Pablo servía para que los oficiales no volvieran a someterse a las demandas del pueblo alborotado.

          --       ¿Y ahora nos echan encubiertamente? -- ¿Nos azotaron públicamente, etc. y ahora nos sueltan en secreto?

          -- No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. --  Públicamente los maltrataron y públicamente habían de reconocer su error. Pablo no buscó la venganza personal, sino el honor y respeto para la iglesia. Lo que los magistrados hicieron fue una afrenta contra el evangelio predicado por Pablo y contra la iglesia que él había establecido. Para la completa vindicación de Pablo y Silas, y al mismo tiempo del evangelio y de la iglesia, Pablo insistió en que los oficiales indicaran públicamente que no Pablo y Silas sino ellos mismos estaban mal.

 

16:38 -- Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados. -- ¡Cinco acusaciones serias hechas por Pablo contra ellos! El acusado llega a ser el acusador. Las acusaciones contra Pablo y Silas eran sin fundamento y totalmente necias, pero las acusaciones hechas por Pablo contra los magistrados eran gravísimas. Si Pablo hubiera querido destruirlos, él podría haberlo hecho.

          -- Los cuales tuvieron miedo al oir que eran romanos. - Es decir, al darse cuenta de que no simplemente habían maltratado a "Estos hombres, siendo judíos", sino que habían cometido el pecado imperdonable de abusar de ciudadanos romanos. ¡Con mucha razón tuvieron miedo! "Claudio 'privó a la ciudad de Rodas de sus libertades por haber crucificado a algún ciudadano romano' (Rackham)" (citado por ATR).

 

16:39 -- Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad. -- (Mat. 8:34). El tiempo del verbo "pidieron" es el imperfecto activo, es decir, les "rogaban", persistían en pedirles; en efecto, estaban pidiendo por sus propias vidas. No podían expulsarlos, sino solamente pedir que se fueran. Que sepamos Pablo no les prometió nada. Por seguro no pensaba salir luego.

 

16:40 -- Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron. -- No tenían prisa; no iban a salir sin una despedida apropiada de los hermanos. Vemos en el ver. 15 que eran huéspedes de Lidia y probablemente la iglesia se reunía allí también. Recuérdese que Pablo y Silas predicaron en Filipos por "muchos días" (ver. 18). Lucas no dice cuántos se bautizaron aparte de Lidia y su casa y el carcelero y su casa.

          Véase 14:22. Los nuevos cristianos necesitan de mucha confirmación, edificación y consolación. Pablo siempre se preocupaba por las iglesias que había establecido (2 Cor. 11:28).

          -- Y se fueron. -- No "se fueron" por causa de lo que los oficiales dijeron, sino simplemente porque ya habían terminado su obra en Filipos.

          Lucas dice que "se fueron". Se supone, pues, que por lo pronto él se quedó en Filipos (vuelve a decir "nos" y "nosotros" en 20:5, 6). Al leer de ancianos y diáconos en Filipos (Fil. 1:1), de la comunión que esta iglesia tenía con Pablo en el evangelio (1:5; 4:14-16), y de otras características sobresalientes de esa iglesia, recordamos que ésta tuvo la valiosa ayuda de Lucas (y posiblemente por un tiempo la ayuda de Timoteo) durante un tiempo importante en su desarrollo.

 

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