Hechos 17

 

17:1 -- Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, -- Esta ciudad importante existe en la actualidad (se llama Saloniki). "Era un centro estratégico para la difusión del evangelio, como Pablo dijo más tarde, porque fue divulgado desde Tesalónica por toda Macedonia y Acaya (1 Ts. 1:8)" (ATR).

          -- donde había una sinagoga de los judíos. -- Posiblemente este texto indica que no había sinagoga en las otras dos ciudades. Había gran ventaja en llegar primero a la sinagoga, pues allí se reunían no solamente los judíos sino también los "prosélitos temerosos de Dios" (13:43), "los griegos temerosos de Dios" (17:4), y "mujeres piadosas y distinguidas" (13:50). Los principales de las sinagogas invitaban a Pablo y a sus compañeros a enseñar (13:15).

 

17:2 -- Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos. -- Véase Luc. 4:16, la misma expresión; la costumbre de Pablo siempre era lo mismo: ir primero al judío (por eso, a la sinagoga), y al mismo tiempo aprovechar el interés de los prosélitos de la puerta (los temerosos de Dios) y de mujeres piadosas. Como dice en 1 Tes. 2:2, "pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición". De esta manera el siervo de Dios debe proceder de una obra a otra, de una prueba a otra, de una victoria a otra (Lange).

          -- y por tres días de reposo discutió con ellos. -- Lucas no repite los argumentos de Pablo porque sin duda el sermón predicado en Antioquía de Pisidia (13:15-41) fue el mensaje básico que predicó en todas las sinagogas.

          La palabra discutir traduce la palabra dialegomai. En Hech 20:7 se traduce "enseñaba" ("hablaba", LBLA). Depende, pues, de su uso; puede ser simplemente pronunciar un discurso o sermón, 24:25, "disertar", o como en 17:2, 17; 18:4, 19; 19:8, 9, discutir o disputar. Dice Pablo que "tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición" (1 Tes. 2:2).

          No solamente es permisible, pues, que los evangelistas prediquen o discutan (debatan) con otros sobre temas bíblicos, sino que es obligatorio que lo hagan -- cuando sea necesario -- para imitar el ejemplo apostólico de predicar y defender la verdad. En el primer siglo tanto judíos como gentiles se oponían a la verdad como en la actualidad lo hacen los católicos, los protestantes (evangélicos), los mormones, los testigos del Atalaya, etc., y todos los incrédulos y mundanos.

          Por tres sábados Pablo discutió en las sinagogas, pero en 1 Tes. 2:9 dice, "os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día (el oficio de él era hacer tiendas, 18:3), para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios". Véase también 2 Tes. 3:8, 9.

          Pablo demostró mucha paciencia en Tesalónica (como en muchos otros lugares). Sin duda se cansaba de escuchar repetidas veces las mismas disputas y contradicciones de los judíos. Con todo el corazón Pablo anhelaba su salvación (Rom. 9:1-3; 10:1), pero ellos solamente querían callarlo. Los azotes que recibió en Filipos (y otros lugares) le hacían sufrir físicamente, pero le dolían también los "azotes" del prejuicio que tanto les cegaba.

 

17:3 -- declarando (explicando, LBLA; lit. abriendo) y exponiendo (presentando evidencia, LBLA) por medio de las Escrituras. -- Sólo Lucas usa la palabra "abrir" de esta manera; véase Luc. 24:32, 45, "cuando nos abría las Escrituras ... les abrió el entendimiento"; "el Señor abrió el corazón de" Lidia, Hech. 16:14; Pablo, al igual que Jesús, abría las Escrituras para poder abrir el entendimiento del pueblo al significado de las Escrituras.

          -- que era necesario que el Cristo padeciese. -- Pablo tuvo que abrir (explicar) esta doctrina para los judíos, porque era nueva para ellos. Desde luego, tenían los profetas y podían leer tales textos como Isa. 53, pero los leían con los ojos cerrados, los oídos tapados (Mat. 13:15), y con el velo sobre su corazón (2 Cor. 3:15). Jesús personalmente abrió este tema varias veces, Mat. 16:21; Luc. 24:25-27; Jn. 12:34. Pedro lo abrió, Hech. 3:18; también Pablo lo abrió repetidas veces, 26:23; 1 Cor. 15:2, 3, etc.

          Los judíos no esperaban al Cristo que iba a sufrir, sino solamente al Cristo que iba a ser glorificado. Esta verdad era un tropezadero para ellos (1 Cor. 1:23), porque no querían creer que su Mesías había de sufrir (mucho menos en una cruz romana), sino que vendría para ocupar un trono literal, como el de David y de Salomón, y para ser el gran Conquistador que quitaría el yugo de Roma. Sin embargo, la necesidad del padecimiento (la muerte) del Mesías -- como revelado por los profetas -- era la premisa principal de la predicación de los apóstoles. Hasta el día de hoy esta verdad -- todavía revelada por sus profetas -- es un tropezadero para los judíos.

          ¿Qué pensaban y qué piensan los judíos al leer tales textos como Isa. 53 que hablan del Mesías que iba a sufrir? Dicen que el texto se refiere a la nación de Israel que sufría entre las naciones. Entonces ¿era la nación de Israel el Mesías de Israel?

          Repetidas veces Jesucristo afirmó la necesidad de su muerte (Mat. 16:22; Luc. 18:34; 24:21-25, 46; Jn. 12:32, 33). Al hablar a los judíos los apóstoles iban directamente a las Escrituras para convencer al pueblo de esta verdad básica. Hech. 2:23, "a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios" (es decir, Cristo murió conforme a lo que Dios había planeado; también lo había anunciado; 3:18, "Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer" (los judíos no entendían esto porque no les convenía); 8:32, 33, el eunuco leía el capítulo 53 de Isaías acerca de la muerte del Mesías; 13:27, "los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle". Así era la predicación de los apóstoles en todas las sinagogas, porque no había salvación para los judíos a menos que se convencieran de esta verdad.

          Ahora bien, los judíos anhelaban la venida del reino del Mesías, y Pablo predicó en Tesalónica el reino de Cristo. Les acusaron de predicar "que hay otro rey, Jesús" (17:7); "os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria" (1 Tes. 2:12); "para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios" (2 Tes. 1:5).

          -- y resucitase de los muertos; -- desde luego, el Mesías no iba a quedarse en el sepulcro, sino que resucitaría conforme al mensaje de los profetas.

          -- y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. -- (Véase 1 Cor. 2:1, 2). Por último, tenían que convencerles que Jesús de Nazaret era aquel Mesías que iba a venir al mundo para morir por los pecados del hombre. Esto fue establecido por "pruebas indubitables" (1:3). Como dice Barnes, tales argumentos podían incluir las siguientes cosas: que El nació en Belén, Miqueas 5:2; que era de la tribu de Judá, Gén. 49:10; que descendió de Isaí y de la línea real de David, Isa. 11:1, 10; que vino según el tiempo indicado, Dan. 9:24-27; que cumplió la profecía de Isa. 53; que las señales que hizo comprobaron que era el Cristo, el Hijo de Dios, Jn. 20:30, 31; y que su resurrección de los muertos, confirmada por muchos testigos competentes, probó que El es el Mesías.

          En cuanto a la manera de anunciar el evangelio a ellos Pablo dice lo siguiente: 1 Tes. 2:2, "tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios"; 2:8, "... entregaros ... el evangelio"; 2:9, "os predicamos el evangelio de Dios". Lo hizo con poder: 1 Tes. 1:5, "el evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre".

          En cuanto a los tesalonicenses, "os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo" (2 Tes. 2:14); "os llamó a su reino y gloria" (1 Tes. 2:12); "Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo" (1 Tes. 1:6); "os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero" (1 Tes. 1:9); "de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor" (1 Tes. 1:8); entre ellos la palabra de Dios corría y era glorificada (2 Tes. 3:1).

 

17:4 -- Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas. -- Dice Lucas que "algunos" judíos y "gran número" de griegos se convirtieron. Las cartas de Pablo a la iglesia de Tesalónica indican que era una iglesia compuesta principalmente de gentiles. No hay cita alguna del Antiguo Testamento en estas cartas, y en cuanto a su conversión Pablo dice, "os convertisteis de los ídolos a Dios" (1 Tes. 1:9). ¡Qué contraste entre la esperanza viva del cristiano y la desesperación de los que no tienen esperanza (1 Tes. 4:13)!

          -- y de los griegos piadosos (temerosos de Dios, LBLA ) gran número. -- Los "temerosos de Dios" eran los prosélitos de la puerta, es decir, gentiles piadosos como Cornelio (Hech. 10:1, 2, 22) que asistían a la sinagoga, creían en Dios, oraban a Dios, etc., pero que no fueron circuncidados.

          -- y mujeres nobles (principales, LBLA) no pocas. --  (Compárese 1 Cor. 1:26-28). Las mujeres principales de Hech. 13:50 fueron movidas para oponerse a Pablo, pero aquí simpatizan con el evangelio. Como estas mujeres se convencieron que la enseñanza del Antiguo Testamento era muy superior a los oráculos de los dioses, ahora también se convencen de la verdad del evangelio.

                  

17:5 -- Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, (llenos de envidia, LBLA) -- (compárese 13:45). Tenían celos porque muchos de los que asistían a la sinagoga "se juntaron con Pablo y Silas". Es muy posible que 1 Tes. 2:3-10 sea refutación de algunas de sus acusaciones contra él.

          -- tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, (hombres malvados de la plaza pública, LBLA). -- Aquí se congregaban las pandillas de haraganes, hombres desocupados y ociosos. Tales hombres están dispuestos a hacer por dinero casi cualquier cosa. La iglesia de Tesalónica tuvo problema con algunos ociosos (2 Tes. 3:11, "oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno").

          -- y juntando una turba alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. -- Jasón había puesto su casa a la disposición de Pablo y Silas. Querían "sacarlos al pueblo"; o llevarlos delante del gobierno de la ciudad, o sujetarlos a la violencia de la turba.

 

17:6 -- Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad. -- La palabra "autoridades" es politarchas; los oficiales de Tesalónica (una ciudad libre) eran diferentes de los de Filipos (una colonia romana). Siendo autónoma Tesalónica escogía sus propios gobernantes y los títulos de estos no eran iguales a los oficiales romanos. Ya que la palabra politarchas no aparece en la literatura griega, algunos han dicho que Lucas cometió un error, pero resulta que esta palabra se encontró inscrita en un arco de la ciudad, y actualmente está en el Museo Británico.

          -- gritando: Estos que trastornan (han revolucionado) el mundo entero también han venido acá. -- Es verdad que el evangelio causa problemas porque expone el pecado y el error y lo condena, pero esta acusación es mucho más grave porque sugiere agitación revolucionaria subversiva. ¡Qué hipocresía! Los judíos persiguen a los apóstoles, provocando tumultos en cada ciudad, y luego se atreven a acusar a éstos de ser los culpables de tales agitaciones revolucionarias.

          En inglés la palabra "trastornar" se traduce "turn upside down" (tornar lo de arriba abajo). La verdad es que el pecado trastorna el mundo, y el evangelio lo vuelve a su posición recta.

 

17:7 -- a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. -- De los que oían a Pablo -- fueran judíos o fueran gentiles -- nadie podía entender que el reino de Cristo era de este mundo y que El quería usurpar a César. Por eso, dijeron esto con malicia. La conducta de los judíos demuestra que ellos estaban en bancarrota espiritual; su judaísmo no les había ayudado. El carácter de ellos era igual o peor que el de los gentiles, pues habían ocupado a los hombres más viles no para atacar a los gentiles sino para atacar a otros judíos -- hermanos de raza -- simplemente porque éstos afirmaban que su Mesías había venido.

          Esta acusación indica que Pablo había predicado el reino de Cristo (Hech. 8:12). Los judíos decían la misma cosa para convencer a Pilato de que debería crucificar a Jesús (Luc. 23:2). Véase también Jn. 19:15. En su primera carta a esta iglesia Pablo dijo, "que os llamó a su reino y gloria" (1 Tes. 2:12). La palabra "iglesia" significa los "llamados"; por eso, la iglesia es el reino.

 

17:8 -- Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. -- Pablo y Silas no estuvieron presentes para refutar la acusación, y aunque hubieran estado presentes, una turba no escucha a nadie. Cuando las autoridades oyeron esta acusación, estaban preocupados, porque eran responsables ante el procónsul por el buen orden de la ciudad. También tenían que defender el honor del emperador.

 

17:9 -- Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron. -- Jasón se hizo responsable delante de las autoridades de la conducta de Pablo, Silas y los hermanos, es decir, de que no hubiera más problemas. Pablo les escribió después (1 Tes. 2:17, 18) diciendo que quería visitarles pero que "Satanás nos estorbó".

 

17:10 -- Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. -- Esto suena como su escape de Damasco (9:23-25). Sin duda su vida estaba en gran peligro. Véase 1 Tes. 2:15,16. El relato de Lucas es muy breve. No da descripción alguna de este viaje de unos 100 kilómetros, aunque lo hicieron de noche (nos recuerda de 2 Cor. 11:26, "en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones").

          Después (20:4) leemos de Aristarco y Segundo, hermanos de Tesalónica, que acompañaron a Pablo a Jerusalén, y Aristarco le acompañó a Roma (27:2). Las dos cartas de Pablo a esta iglesia nos explica mucho acerca de ellos. Sufrieron mucha persecución (1 Tes. 2:14; 3:3-5; 2 Tes. 1:6,7). En cuanto a problemas internos, algunos no entendían la cuestión de la segunda venida de Cristo y en las dos cartas Pablo les enseña y exhorta sobre el tema.

          -- Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. -- Aunque esto había resultado en mucha persecución para Pablo en otros pueblo, vuelve a hacer lo mismo en Berea.

 

17:11 -- Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica. -- Dice 1 Cor. 1:26, "Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios ... poderosos ... nobles", es decir, bien nacido (como el v. 4, "mujeres nobles", y el "hombre noble" de Luc. 19:12), pero los de Berea eran nobles de corazón y de carácter.

          -- pues recibieron la palabra con toda solicitud (con pronta disposición, VHA), -- prothumía, buena voluntad, buena disposición (dispuesto), 2 Cor. 8:11, "buena voluntad" (LBLA); v. 12, "voluntad dispuesta"; v. 19, "buena voluntad"; 9:2, "buena voluntad". Escuchaban atenta y respetuosamente a lo que decían los evangelistas. Esta fue una experiencia muy rara para Pablo y Silas. En Tesalónica la mayoría de los judíos eran esclavos de su prejuicio. No tenían "buena voluntad" sino envidia y rechazaron y maltrataron a los siervos de Dios (como también los de Antioquía de Pisidia, 13:45). Los de Berea no eran esclavos del prejuicio como los otros.

          -- escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. -- 4:9; 12:19, interrogar (en sentido judicial); investigar, examinar las Escrituras por sí mismos. Jn. 5:39, "Escudriñad las Escrituras". Al escuchar a Pablo y Silas, los judíos nobles de Berea no reaccionaron con hostilidad como sus hermanos de Tesalónica y Antioquía de Pisidia. Tampoco manifestaron indiferencia fría hacia la predicación, sino que abrían las Escrituras para estudiar. Probablemente la mayor parte de ellos tuvieran que hacerlo en la sinagoga, pues los judíos no tenían la dicha de poseer cada quien su propio ejemplar de todos los libros (rollos) de las Escrituras. Los de Berea toman su lugar con Cornelio, Lidia y otros que prestaron atención reverente a la palabra de Dios. Hech. 17:11 se ha citado miles de veces como un ejemplo excelente para los que oyen el evangelio.

          Lamentablemente la mayoría de los hombres aceptan su religión -- la cosa más importante de su vida -- sin examinarla. La aceptan porque la heredan de sus padres, porque los sacerdotes o pastores les aseguran que es la verdad, o por otro motivo, pero no por haber hecho personalmente una investigación cuidadosa de ella "para ver si estas cosas eran así".

          El clero romano cita 2 Ped. 1:20, "que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada", y afirma que el hombre no puede estudiar y entender las Escrituras por sí mismo. En primer lugar, Pedro no dijo tal cosa. El v. 21 explica el v. 20: "porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo"; es decir, Pedro no se refiere al estudio de las Escrituras, sino al origen de las Escrituras. Al decir "interpretación privada" él quiere decir que los escritores de las Escrituras no escribieron sus propias ideas. También la actitud de Pablo confirma que le agradó a Dios lo que hicieron los de Berea (Pablo no les reprendió diciendo, "Dejen de estudiar las Escrituras porque no pueden entenderlas"). Lucas alaba a los de Berea (eran "nobles") por escudriñar las Escrituras y por pensar por sí mismos.

          Pero el derecho (la obligación) de cada persona de escudriñar las Escrituras y pensar por sí misma no significa que cada persona pueda interpretar las Escrituras como le convenga. La verdad no es relativa sino absoluta; no se puede decir que lo que cada quien piense o quiera es verdad para él. La verdad no es subjetiva sino objetiva. Es locura decir que todo el mundo tiene el derecho de interpretar las Escrituras a su modo o que no importa lo que uno crea sólo que sea sincero, etc. Lo que aprendemos en este texto es que todo el mundo tiene el derecho y el deber de buscar y encontrar la verdad divina.

          Sin duda, la presentación de Pablo y Silas era muy convincente y lo que decían les interesaba mucho a los de Berea, pero éstos querían estar seguros de lo que aceptaban. No querían que su fe se basara en la mera palabra de los hombres, sino en lo que las Escrituras dicen. La predicación que agrada a Dios anima a los oyentes a ser estudiantes diligentes de las Escrituras. "Estas cosas" eran los mismos temas que predicaban en todas las sinagogas (17:3).

          Uno de los pecados más grandes del hombre es rehusar examinar la predicación del evangelio puro a la luz de las Escrituras. El comentario de McGarvey sobre esto es muy bueno: "Un pecado común entre los humanos es el negarse a examinar cándidamente y con paciencia las demandas del evangelio. Habiendo caído en el error por sus tradiciones, los judíos resistían con pasión y tumulto todo esfuerzo por darles la verdadera luz; y desde entonces su insensatez ha sido imitada tanto por los incrédulos como por los partidarios del error religioso. Si tales gentes viven y mueren ignorando la verdad, y a consecuencia de ello mueren descuidando el deber, su ignorancia, en lugar de excusarles, será uno de sus pecados principales. Apenas habrá mayor pecado que el taparnos los oídos cuando Dios nos habla, o cerrar los ojos para no ver la verdad que El nos brinda".

 

17:12 -- Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres. -- En Tesalónica "algunos" de los judíos creyeron (y "gran número" de los griegos), pero en Berea "creyeron muchos de ellos" (judíos). Pablo no predicó mejor en Berea; la diferencia fue que los oyentes tenían "buena voluntad" para escuchar y examinar el mensaje a la luz de las Escrituras. "Muchos de ellos" creyeron porque "muchos de ellos" oyeron la palabra, pues "la fe viene por el oír y el oír por la palabra de Cristo" (Rom. 10:17). En otros pueblos el pueblo no creyó porque se negó a escuchar.

 

17:13 -- Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron (para agitar y alborotar, LBLA) a las multitudes. -- Dice la Versión Hispanoamericana, "excitando y perturbando"; dice la Versión Moderna, "incitando y turbando"; "Agitando a las multitudes como un terremoto (4:31) y perturbándolas como un tornado (17:8) ... Esta tranquila y noble ciudad se vio en un torbellino de agitación por los ataques provocados por los emisarios judíos que llegaban de Tesalónica" (ATR). "Las noticias de la buena recepción del Evangelio en Berea llegaron a Tesalónica, llenando a los creyentes de gozo y excitando el odio rabioso de los judíos recalcitrantes". (Trenchard). Pablo es el que "atrae el relámpago" (Lenski). Imitaron a los de Antioquía de Pisidia y de Iconio que fueron hasta Listra para seguir persiguiendo a Pablo (14:19).

          Seguramente estos judíos de Tesalónica se sentían muy confiados debido a lo que lograron hacer en su propio pueblo contra Pablo. Parece que la malicia amargada de los judíos fanatizados no tenía límite. Eran bien enterados de las supersticiones y prejuicios de los gentiles y sabían perfectamente cómo manipularles para llevar a cabo sus propósitos diabólicos contra Pablo.

          Si los cristianos trabajaran con el mismo celo demostrado por los oponentes de la fe, podrían convertir mucha gente.

 

17:14 -- Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí. -- Otra vez Pablo tuvo que salir rápidamente. Pablo hubiera querido seguir trabajando mucho más tiempo en Macedonia, pero en cada pueblo su estancia fue corta. Sin embargo, esta obra del diablo produjo mucho fruto positivo para el evangelio, porque debido a esta persecución severa, Pablo estaba obligado a llevar el evangelio más pronto a otros lugares. "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien" (Gén. 50:20). Al salir de ese país, seguramente Pablo se regocijaba por haber establecido la iglesia en tres ciudades importantes de Macedonia.

          Otra vez observamos que solamente Pablo sale, dejando a sus compañeros con la nueva iglesia para confirmarles. Parece que los judíos perseguidores solamente querían destruir a Pablo. La última vez que Timoteo fue mencionado él estuvo en Filipos; parece que se juntó con Pablo en Berea. Sin duda la fuerza e influencia de las iglesias de Macedonia (Filipos, Tesalónica, Berea) se debe en gran parte a la obra de los compañeros de Pablo.

                  

17:15 -- Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron. -- Probablemente los hermanos de Berea acompañaron a Pablo para su protección y posiblemente por conocer esa área mejor que él. Probablemente habían hecho este viaje muchas veces. Es muy hermoso observar cómo los hermanos (aunque nuevos en la fe) manifestaban su solicitud por el bienestar de Pablo; de esa manera demostraban su gratitud hacia él y hacia Dios.

          Según 1 Tes. 3:1,2, Pablo decidió quedarse solo en Atenas y enviar a Timoteo a Tesalónica para establecer a los hermanos. Probablemente Timoteo no había ido a Tesalónica y su presencia no causó problema. Después Timoteo y Silas se juntan otra vez con Pablo en Corinto.

 

17:16 -- Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría (llena de ídolos, LBLA). -- Al ver tantos ídolos Pablo no era como un turista que pensaba en su valor artístico, sino que la gran mentira de ellos le causó indignación. La palabra "enardecer" significa irritar o provocar; dice el margen de la LBLA, indignaba. Aparece en 1 Cor. 13:5, "no se irrita". Esta palabra se usa en 15:39 para describir el "desacuerdo" entre Pablo y Bernabé ("desavenencia", VHA). La idolatría de Atenas le molestaba y le irritaba. En lugar de ser indiferente hacia la superstición e ignorancia de esa gente le deprimía. Todo cristiano debe compartir la actitud de Pablo porque el mundo todavía está lleno de varias clases de ídolos (1 Jn. 5:21; Col. 3:5, etc.)

          "Pausanias dice que Atenas tenía más imágenes que todo el resto de Grecia. Plinio dice que en la época de Nerón Atenas tenía más de 30.000 estatuas públicas, además de una cantidad incalculable en las casas. Petronio se burla de que era más fácil en Atenas encontrar a un dios que a un hombre" (ATR).

          Ahora Pablo tiene otra clase de desafío: ha peleado contra el prejuicio que fanatizaba a los judíos y contra los griegos agitados por los judíos, pero en Atenas la oposición es diferente, pues empieza la batalla contra la filosofía griega. 1 Cor. 1:18-21 fue escrito acerca de los tales.

 

17:17 -- Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos. -- Pablo discutía con cualquiera que estuviera dispuesto a discutir con él. Lucas no dice con qué éxito.

          -- Y en la plaza cada día con los que concurrían. -- De esta manera la indignación que Pablo sentía le movía a discutir con la gente; es decir, no simplemente habló acerca de ellos, sino que se dirigió directamente hacia ellos.

 

17:18 -- Y algunos filósofos de los epicúreos. -- Dice Larousse que la palabra epicúreo significa el "que sigue la doctrina de Epicuro. Fig. Que sólo busca el placer". "Epicuro, filósofo griego (341-270 a. de J. C.) enseñaba que el placer es el fin supremo del hombre, y que todos nuestros esfuerzos deben tender a conseguirlo. El placer no consistía, sin embargo, en los goces materiales de los sentidos, sino en el cultivo del espíritu y la práctica de la virtud". Dice el Nuevo diccionario bíblico ilustrado, Vila-Escuain, "Su teoría era que el objetivo de la vida humana debía ser el de experimentar emociones placenteras, y que el epítome de la felicidad era la tranquilidad apacible de la mente. Su clave era la experiencia, no la verdad. Pablo intentó hacer volver el pensamiento de los atenienses de sus filosofías inventadas, y de sus ídolos hechos de manos, al Dios único y verdadero (Hch. 17:18)".

          Epicuro hablaba del placer bueno, pero sus seguidores buscaban placeres carnales (véanse 1 Cor. 15:32; Tito 2:11,12).

          -- Y de los estoicos disputaban con él. -- Los estoicos eran seguidores del filósofo Zenón (340 - 265 a. de J. C). "Estoicismo. Fig. Austeridad, dominio sobre la propia sensibilidad: soportar sus males con estoicismo ... Es célebre su moral, que hace residir el bien soberano en obedecer sólo a la razón, y en ser indiferente al placer o al dolor" (Larousse). "Debían conducirse por el intelecto, y no se tenía que dar consideración ni a los placeres ni a los sufrimientos corporales. Las características fundamentales de los estoicos eran el panteísmo, el fatalismo, y el orgullo" (Vila).

          Los estoicos eran panteístas (Dios es el alma del mundo y el mundo es Dios); decían que todo es gobernado por el destino (eran fatalistas, es decir, "lo que será será", que todos los sucesos de la vida fueron predestinados). Zenón enseñaba que el dominio propio contribuía al bienestar y que las pasiones y afectos deberían ser suprimidos. Eran indiferentes hacia el placer y el dolor (véase Rom. 12:15).

          Estas dos escuelas de pensamiento trataban de explicar el propósito de la vida. Es interesante comparar el efecto de estas filosofías con el fruto de la revelación de Dios. A pesar de todas su flaquezas, la civilización judaica era relativamente moral, mientras que la civilización pagana se describe en Rom. 1:18-32 como totalmente corrupta.

          -- y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? -- Con esta palabra muy despreciativa (literalmente, recolector de semillas) acusaban a Pablo de ser un plagiario que recogía fragmentos de sabiduría de otros, o un charlatán que revendía las sobras de la filosofía.

          -- Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. -- "nuevos dioses" (literalmente, demonios extranjeros), objetos de adoración. Posiblemente entendieran que Jesús era como uno de sus "demonios" y que la resurrección era alguna especie de diosa.

                  

17:19 -- Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? -- Pablo predicó a Cristo en las sinagogas, delante de autoridades civiles y militares, y en esta oportunidad delante del más elevado tribunal de la cultura griega.

 

17:20, 21 -- Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) -- El criterio de ellos no era la verdad, sino la novedad. Así son muchos hoy en día; compárese el tiempo dedicado a leer el periódico con el tiempo dedicado a leer la Biblia. Uno de sus oradores dijo que el emblema de la ciudad debía ser una gran lengua. Otro dijo que eran víctimas de sus propios oídos.

          El evangelio siempre es "nuevo" para los que no lo han oído y también lo es para los que lo han oído por años. Es un mensaje duradero. Sin embargo, hay personas que tienen "comezón de oír" algo diferente, algún evangelio nuevo. Algunos se cansan y se aburren de los servicios y de la predicación sencilla de la cruz. El problema es que los que están enamorados de alguna filosofía u otra enseñanza humana difícilmente seguirán año tras año escuchando el evangelio antiguo.

 

17:22 -- Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos. -- Literalmente, eran muy temerosos de los demonios (grandes héroes que al morir fueron deificados). Tenían miedo de ofenderles; por eso fielmente les ofrecían sacrificios, adornaban sus estatuas, etc.

          Para los griegos que oyeron el evangelio y quedaron incrédulos, Cristo era el "demonio" de los cristianos. También este fenómeno explica el origen de los "santos" de los católicos; éstos equivalen a los "demonios" de los griegos, porque según la tradición católica, los personajes que eran muy santos durante la vida fueron "canonizados" cuando murieron. Esto corresponde a la deificación de los héroes griegos, porque a los "santos" católicos se ora, se pide favores, se prende velas, etc. de la misma manera que los griegos oraban y sacrificaban a sus "demonios".

          Pablo no podía abrir las Escrituras y hablar del Mesías. Tuvo que comenzar donde estaban sus oyentes, y paso por paso, llevarles al conocimiento primero de Dios y luego de Cristo.

 

17:23 -- porque pasando y mirando vuestros santuarios (objetos de vuestra adoración, LBLA), hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO (a dios no conocido, LBLA, margen). Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. -- Sus santuarios u objetos de adoración eran sus templos, altares, estatuas, etc. Los atenienses tenían miedo de ser castigados por algún dios a quien no conocieran; por eso erigían altares "A dios no conocido". "Durante una plaga Epiménides aconsejó el sacrificio de una oveja al dios apropiado, quienquiera que fuera" (ATR). Se dice que durante esa plaga, el profeta Epiménides soltó muchas ovejas en la ciudad y dondequiera que una oveja se detuviera, en ese lugar era ofrecida al ídolo más cercano; si no había altar cercano, entonces erigían altar y se le ponía el rótulo, "A dios no conocido". (Esta es solamente una de las explicaciones ofrecidas de este fenómeno).

          Lo que Pablo dice, pues, significa que él no estaba predicando dioses nuevos o extranjeros, porque en cuanto al Dios a quien él predicaba, ellos ya lo estaban adorando sin conocerle, sin saber su nombre, pero Pablo le conocía y sabía su Nombre, sus atributos, lo que hace para bendecir al hombre, y lo que hace para salvar sus almas. Si escuchaban a Pablo el dios no conocido llegaría a ser el Dios conocido y podrían adorarle con entendimiento.

          "Con este golpe maestro echa a un lado cualquier idea de violación de la ley romana o de sospechas de herejía, y demanda su aceptación de su nuevo evangelio, un giro consumadamente diestro" (ATR).

          Con esto quería convencerles que el Dios a quién él anunciaba se puede conocer.   El discurso de Pablo acerca del "Dios no conocido" se puede bosquejar de la siguiente manera:

                   El carácter del Dios no conocido.

I. Creador de todo, v. 24-26.

          A. Hizo todas las cosas.

          B. Es el Señor del cielo y de la tierra.

          C. No mora en templos hechos por manos humanas.

          D. No es servido por manos de hombres.

          E. Es el Originador de las naciones.

II. Está al alcance de todos, v. 27-29.

          A. En El vivimos, nos movemos, somos.

          B. Somos linaje de Dios.

III. El da salvación a todos, v. 30, 31.

          A. Los tiempos de ignorancia ya pasaron.

          B. Todos deben arrepentirse.

          C. Porque habrá juicio universal.

 

          Israel no conocía a Dios (Isa. 1:3). Creían que Dios podía ser comprado (Miqueas 6:6-8); con esa actitud daban prueba de que no conocían a Dios.

          En la actualidad muchos no conocen a Dios. Algunos creen que Dios es como el hombre (Sal. 50:21); por eso no lo conocen. Los mormones no conocen a Dios, porque creen que El tiene carne y hueso. Los que creen que Dios no cumple su palabra (2 Ped. 3:3-10) no lo conocen. Los que creen que pueden esconderse de Dios (Gén. 3:8-10) no lo conocen. Los que creen que pueden escapar de Dios (recuérdese el ejemplo del profeta Jonás), o escapar de su juicio (Sal. 139:7-12) no lo conocen.

          Jesús dice (Jn. 17:3), "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado". En el Día Final, los que no conocen a Dios serán castigados (2 Tes. 1:7-9).

 

17:24 -- El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, -- Pablo dice "El Dios", el único Dios verdadero, el Dios vivo; es decir, en realidad no hay dios del sol, otro de la luna, otro del mar, etc., sino que hay un solo Dios vivo. Los filósofos griegos rechazaban la creación especial por algún dios.

          -- siendo Señor del cielo y de la tierra, -- Es el Gobernador del mundo, El es el Creador y El cuida de sus criaturas. Los filósofos materialistas no creían nada de eso. Para ellos los dioses no se preocupaban por la gente.

          -- no habita en templos hechos por manos humanas. -- Esta verdad fue un golpe fuerte contra los templos hermosos de Atenas (por ej., el Partenón, tan estimado por sus oyentes). Es cierto que Salomón construyó un templo según los planos que Dios había entregado a David, pero el mismo Salomón entendía que Dios "no habita en templos hechos por manos humanas" (véase 1 Reyes 8:27,28). Era simplemente un símbolo que recordaba a los israelitas de la presencia de Dios entre su pueblo.

 

17:25 -- ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; -- Los dioses paganos fueron hechos por los hombres, y llevados por los hombres. Necesitaban de todo y eran servidos por sus feligreses, pero el hombre es quien verdaderamente tiene necesidad y el Dios vivo la suple.

          -- pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. -- Dios es la fuente de la vida. No solamente es el Creador sino también el Sostenedor de la vida. Los filósofos griegos no creían que los dioses daban vida al hombre.

 

17:26 -- Y de una sangre (de uno, LBLA) ha hecho todo el linaje de los hombres (todas las naciones del mundo, LBLA). -- En esta frase Pablo afirma la relación estrecha entre el único Dios vivo y el hombre. El creó al primer hombre del cual han procedido todas las naciones del mundo.

          Este concepto chocó con el orgullo vano de los atenienses, pues se creían superiores a los demás, pero los científicos (antropólogos) concuerdan con Pablo, pues todos saben que la raza humana es una y todas las diferencias son superficiales.

          -- para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos (sus tiempos señalados, LBLA), y los límites de su habitación; -- En 14:17 Pablo habló de la sucesión de las estaciones del año como prueba del cuidado de Dios, pero este texto es más amplio; se refiere a los tiempos de prosperidad y de adversidad de las varias naciones del mundo. Según Dan. 4:17, Dios es el Supremo Gobernador de todas las naciones; El quita y pone reyes. También el Dios vivo establece las fronteras de las naciones del mundo. Desde luego, los filósofos griegos no creían este concepto de la historia del hombre. Dios hace lo que los dioses nacionales de los griegos no hacían: El gobierna el mundo.

 

17:27 -- para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, -- El gran propósito de todo lo que Dios hace es para que los hombres le busquen. El bien soberano del hombre no es el placer (como enseñaban los epicúreos), ni la indiferencia hacia el placer y el dolor (como enseñaban los estoicos), sino el buscar y encontrar (conocer) a Dios (Jn. 17:3). Es natural que el hombre busque a Dios, porque Dios es el Creador y Sostenedor del hombre. Muchos creen que han encontrado a Dios en la naturaleza (adoran el sol, la luna, las estrellas, animales, etc. Rom. 1:23-25). Los filisteos confiaban en Dagón, pero cuando cayó no pudo levantarse, mucho menos hacer grandes maravillas (Jueces. 16:23; 1 Sam. 5:1-7). Muchos creen que las "virgencitas" pueden hacer milagros pero son simplemente estatuas inmóviles sin poder alguno.

          El verdadero Dios puede ser hallado. Los gentiles "palpaban" porque no tenían las Escrituras, pero comenzando ese mismo día podían hallarle. Dios es revelado en su Hijo (Jn. 14:9). La mente de Dios es revelada por el Espíritu en los escritos de los apóstoles inspirados (1 Cor. 2:10-16).

          -- aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. -- Los epicúreos decían que los dioses estaban muy lejos de los hombres y que no podían preocuparse por sus problemas.

          No es la voluntad de Dios que los hombres batallen para encontrarlo. ¿Cuál es la actitud del padre terrenal? ¿Quiere que sus hijos tengan que palpar como un ciego e ir a tientas buscándole? ¿Quiere el padre terrenal que sus hijos lo llamen el padre no conocido?

 

17:28 -- Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; -- Aquí está la prueba de que Dios no está lejos de nosotros. De hecho, el hombre es totalmente dependiente de Dios; sin El, el hombre no puede vivir. Los filósofos griegos negaban que los dioses ejercían control providencial sobre los asuntos humanos.

          -- como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. -- Es cita de Aratus (270 a. de J. C.), nativo de Cilicia (el país de Pablo). Seguramente los filósofos podían ver que Pablo no era un "palabrero", sino un hombre de letras.

 

17:29 -- Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. -- Estos materiales se usaban para hacer ídolos, estatuas, imágenes, etc. para los dioses de Atenas. Los hombres hacen sus dioses a la imagen del hombre, pero sus propios escritores habían dicho que "linaje suyo somos". Todos saben que los hijos se parecen a sus padres; por eso, si los hombres no son piedras y palos, y si el hombre es linaje de Dios, entonces Dios tampoco es hecho de piedras y palos.

          La triste verdad es que los idólatras rechazan la afirmación de Gén. 1:26 (el hombre fue hecho a la imagen de Dios) y hacen sus dioses a la imagen de ellos mismos.

 

17:30 -- Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia. -- Ahora Pablo usa la artillería pesada del evangelio: exige el arrepentimiento de todos (compárense 2:38; 3:19; 24:25).         En Rom. 3:25 Pablo dice, "a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados"; esto no significa que los pecados de los judíos no se tomaron en cuenta, sino que los pecados no habían recibido todo el castigo que merecían. De la misma manera, Hech. 17:30 no significa que Dios no tomaba en cuenta los pecados de los gentiles (véase Rom. 1:18-28), sino que no eran plenamente castigados. Al sufrir en la cruz Jesucristo recibió el pleno golpe que los pecados del mundo merecían (1 Ped. 2:24).

          Cuando Pablo habló de la ignorancia de los atenienses, éstos no podían quejarse, porque ellos mismos habían erigido el altar con la inscripción, "AL DIOS NO CONOCIDO".

          -- ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan. -- Los dioses paganos no exigían el arrepentimiento porque eran peores que sus adoradores, pero el verdadero Dios -- el único Dios vivo -- demanda que todos (y esto incluye a estos epicúreos y estoicos) se arrepientan. Dios requiere que los filósofos griegos -- aun los miembros de este tribunal -- se arrepientan. El epicúreo buscaba el placer y no estaba nada dispuesto a cambiar y el estoico era totalmente indiferente hacia las consecuencias de sus "pecados", pero de todos Dios demanda el arrepentimiento. Mat. 3:2; 4:17; Luc. 13:3, 5; Hech. 2:38; 3:19; 26:20.

          Aquí está otra prueba de la existencia del Dios verdadero: El exige el arrepentimiento. Los dioses hechos por los hombres -- hechos a la imagen del hombre -- nunca exigen el arrepentimiento. ¿Por qué inventaría el hombre algún dios que le condenara? No tiene sentido hacerlo y no lo hace. Sólo el Dios Vivo -- el Dios no hecho a la imagen del hombre -- exige el arrepentimiento.

          De la misma manera una prueba innegable de la inspiración de la Biblia es que ésta condena al hombre. Si los hombres hubieran escrito la Biblia, no habrían escrito textos que les condenan por sus pecados. De hecho, ni habrían hablado de pecados, porque el hombre no quiere condenarse a sí mismo sino justificarse a sí mismo.

 

17:31 -- por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia. -- Los filósofos no sabían nada de un juicio final, ni mucho menos de un juicio con justicia, pero ellos mismos serán juzgados por el Juez Justo. Según ellos, sus dioses compartían todos los pecados de la gente (eran más pecadores que la gente).

          Muchos textos hablan claramente de Aquel Día (un día fijo): Rom. 2:15,16; 1 Cor. 1:8; 3:13; 2 Cor. 1:14; Fil. 1:6,10; 2:16; 1 Tes. 5:2,4; 2 Tes. 1:10; 2:2; 2 Tim. 1:12,18; 4:8. El pensar acerca del Juicio Final nos mueve a arrepentirnos. En este discurso la primera vez que Pablo habla de Jesús, no habla de Belén ni del Calvario, sino del Juicio Final.

          Dios "ha establecido" este día. Jesús dijo, "A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado" (Luc. 22:22); dijo Pedro que Jesús fue "entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios" (Hech. 2:23); en este mismo discurso en Atenas Pablo dijo que "les ha prefijado el orden de los tiempos" (v. 26). Es de suma importancia tener presente lo que Dios ha "establecido" o "determinado".

          -- por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. -- Compárense 10:42; Jn. 5:22-29; 2 Tim. 4:1. Cuando Dios resucitó a Cristo de los muertos, nos dio la "fe", la base (prueba o evidencia) para creer que Cristo será el Juez.

                  

17:32 -- Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. -- Pablo termina donde comenzó, hablando de Jesús y la resurrección (ver. 18).

          Parece que Pablo no tuvo la oportunidad de presentar las "pruebas indubitables" de la resurrección de Jesucristo. Apenas estaba llegando al corazón de su tema cuando dejaron de escuchar. Le habían escuchado aunque denunciaba la idolatría; esto indica que su "religión" era muy superficial. Eran muy "religiosos" (tenían muchísimas imágenes, estatuas, etc.), pero tenían muy poca fe en sus "demonios".

          Sin embargo, siendo materialistas (como los saduceos), tenían mucho celo por su filosofía que negaba el estado futuro. Así es que reaccionaron inmediatamente al oír la palabra "resurrección" porque eso afectó su opinión predilecta, su prejuicio fuerte, su partido personal.

          Negaban la inmortalidad del alma; decían que el alma es material y que cuando el hombre muere su alma queda aniquilada. Desde luego, decían que después de la muerte no hay recompensa ni castigo. Para los griegos el cuerpo era el enemigo (la cárcel) del espíritu. Por eso, no querían saber nada de la resurrección del cuerpo.

          Los "testigos" del Atalaya también son materialistas; su tema predilecta es que al morir el hombre, muere también su alma y espíritu. También les gusta mucho argumentar que la tierra es eterna, otra vez demostrando su actitud materialista.

          La mayoría de la gente de este mundo tiene su "hasta aquí" en cuanto a escuchar la palabra de Dios. Hech. 7:51-54, los judíos escucharon a Esteban hasta que les reprendió por su dureza de corazón; 22:22, "le oyeron hasta esta palabra" (la resurrección). Muchos "evangélicos" escucharán hasta que se mencione la necesidad del bautismo; algunos hermanos escucharán hasta que se predique sobre la ofrenda, o  sobre el divorcio y segundas nupcias, o sobre las instituciones de la iglesia; hay hermanas que escucharán hasta que se predique sobre la modestia o hasta que se condene la obra diabólica de las feministas.

 

17:33 -- Y así Pablo salió de en medio de ellos. -- Les había expuesto el camino para salir de su religión y filosofía inválidas, y les ofrecía el conocimiento del único Dios vivo. Les hubiera explicado mucho más acerca de Cristo y la salvación que El trae al hombre, pero al oír sobre la resurrección solamente pensaron en hacerlo callar.

 

17:34 -- Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos. -- De estos no sabemos más.

 

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