Notas sobre Filipenses

 

Copyright, 1988

By Wayne Partain

Derechos Reservados

 

 

Versiones citadas

 

El texto de Filipenses – Versión Valera Revisada (1960)

La Biblia de las Américas (BAS)

Versión Moderna (VM)

Versión Hispano-americana (VHA)

Antigua Versión Valera (AVV)

Versión Nacar-Colunga (VNC)

 

Léxicos, Diccionarios y Estudios de Palabras Citados

 

Greek-English Lexicon of the New Testament por Grimm-Thayer (Thayer)

Diccionario expositivo de palabras del N. T. por W. E. Vine (WEV)

Imágenes verbales en el Nuevo Testamento por A. T. Robertson (ATR)

Word Studies in the New Testament por Marvin Vincent (MV)

Nuevo Léxico Griego-Español por McKibben-Stockwell-Rivas

A Greek-English Lexicon of the N. T. por Bauer-Arndt-Gingrich (AG)

Pequeño Larousse por Ramón García-Pelayo y Gross

 

Comentarios citados

 

Comentario Exegético y Explicativo de la Biblia por Jamieson, Fausset and Brown (JFB)

Notes on the New Testament por Albert Barnes (AB)

The Interpretation of Philippians por William Hendriksen (WH)

Commentary on the Holy Scriptures por John Peter Lange (JPL)

El Nuevo Testamento Comentado por William Barclay (WB)

A Commentary on the New Testament Epistles por David Lipscom (DL)

Bible Handbook por Henry H. Halley (HHH)

Filipenses, Triunfo en Cristo, por John F.Walvoord (JFW)

 

Notas Sobre Filipenses


Introducción:

          A. Filipos era una ciudad de Macedo­nia, una colonia romana (Hech. 16:12, "Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia", es decir, colonia romana. Fue la primera ciudad en el continente Europeo que oyó el evangelio.  Pablo predicó aquí después de ver la visión del hombre de Macedonia, Hech. 16:9.  Hech. 16:12-40 narra los eventos de la estadía de Pablo, Silas, Ti­moteo y Lucas en Filipos, durante el se­gundo viaje evangelístico, alrededor del año 51 ó 52 d. de J. C. En esta ciudad las primeras personas que se convirtieron eran mujeres. "Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reu­nido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciuidad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía ... fue bautizada, y su familia" (Hech. 16:13-15).

          En Filipos sucedió el primer conflicto que se registra entre el evangelio y los paganos, y fue esta la primera vez que Pablo compareció ante un tribunal ro­mano. A Pablo y Silas les  azotaron "públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos" (véanse Hech. 22:25-28; 25:10) y les echaron en la cárcel (Hech. 16:37), pero a consecuencia de esto se oye  en esta ciudad por primera vez en labios de gentiles la pregunta "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?" (Véase Hechos 2:37; 9:6). La pregunta fue hecha por el carcelero. "Le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que es­taban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche (a media noche, ver. 25), les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con los suyos" (Hech. 16:30-34).

          B. La iglesia. Estos, pues eran los primeros miembros de la iglesia de Fili­pos. Esta congregación tuvo comunión con Pablo en la predicación del evangelio desde que principió su obra para evange­lizarlos (Fil. 1:5; 2:25-30; 4:14-18). Había lazos fuertes e íntimos entre ellos; se preo­cupaban los unos por los otros (1 Cor. 12:25). Toda la carta indica claramente que Pablo sí los tenía en su corazón (1:7).

          C. Epafrodito era el mensajero de esta iglesia. Su trabajo fue llevar la ayuda en­viada a Pablo y traerles esta carta y otra información acerca de Pablo. Durante el tiempo que Epafrodito estuvo en Roma, era fiel compañero de Pablo. Este hermano se enfermó y estuvo "a punto de morir" (2:27); "por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte" (2:30). Pero "Dios tuvo misericordia de él" y de todos, y él pudo regresar a Filipos. De lo que se revela sabemos que los hermanos de Fili­pos se dieron cuenta de que Pablo estaba en Roma como preso y que se preocupa­ban por él; que Epafrodito había llevado la ayuda que la iglesia envió a Pablo; que de alguna manera se dieron cuenta de que Epafrodito se enfermó gravemente, y que éste se dio cuenta de la preocupación de los hermanos por él. Por esta causa Pablo quería que regresara a Filipos y que lle­vara esta carta. Acerca de este mensajero Pablo dice, "Así que le envío con mayor solicitud, para que al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza. Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él" (2:28,29).

          D. La fecha. Esta carta fue escrita du­rante el encarcelamiento de Pablo en Roma, aproximadamente en el verano u otoño del año 61 d. de J. C.

          E. En esta carta Pablo no habla de apostasía como en la carta a las iglesias de Galacia. No había grandes irregularidades como las que había en Corinto. No tuvo que combatir ningún desorden serio como en las cartas a Tesalónica (algunos no trabajaban). Sin embargo, era necesario darles advertencias acerca de los ju­daizantes (3:1,2), y también exhortar a dos hermanas que, aunque eran miembros ac­tivos y buenos en la congregación, tenían algún desacuerdo o desavenencia entre ellas y esto amenazaba la paz y unidad de la misma.

          F. El tema de gozo. La carta a los fi­lipenses contiene las mismas exhorta­ciones encontradas en las otras cartas, y amonestaciones acerca de falsos hermanos, pero no hay otra carta que hable tanto de gozo y regocijo. Pablo usa estos términos repetidas veces. Es una carta de mucho optimismo, de gratitud (a Dios y a los filipenses), de confianza en Cristo y de paz y contentamiento aun en un ambiente muy adverso. Esta iglesia estaba pasando por pruebas (1:27-30); por lo tanto, la ac­titud de Pablo le servía como buen ejem­plo a seguir.

          Según esta carta el gozo se encuentra en la gratitud (1:3); en participar con otros en evangelizar (1:3; 2:25; 4:15,16); en el amor sacrificial (1:7,9, 2:17); en es­coger lo bueno (1:10,11); en vencer obs­táculos para hacer que la obra del Señor avance (1:12-14); en defender sin temor el evangelio (1:27,28); en la unidad (2:1-4); en ocuparnos en nuestra salvación (2:12); en llevar una vida irreprensible (2:14-16); en dejar todo por Cristo (3:7-8); en olvi­dar lo pasado y proseguir hacia la meta (3:12-14); en vivir sin afán (4:6,7); en lle­var una vida de paz y contentamiento (4:7-13); en una palabra, en llevar una vida preparada (1:21-23; 3:20,21).

          G. Otro tema muy importante en esta carta es la vida en Cristo: 1:19-21, Cristo es nuestra vida; 2:5, Cristo es nuestro ejem­plo; 3:8-10, Cristo es nuestra esperanza; y 4:13, Cristo es nuestra fuerza.


 

 

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