Olvidar y recordar

I. Debemos olvidar.

          A. Gén 41:51, "Dios me hizo olvidar todo mi trabajo".

          B. Núm. 11:5, Israel no quiso olvidar su vida en Egipto.

          C. Fil. 3:13, "Olvidando lo que queda atrás".

II. No debemos olvidar.

          A. Gén. 40:23, "Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó".

          B, Jer. 2:32, "Mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días".

          C. Sal. 119:16, "No me olvidaré de tus palabras".

          D. Oseas 4:6, "Olvidaste la ley de tu Dios".

          E. Sal. 103:2, "Y no olvides ninguno de sus beneficios".

          F. Sal. 78:7, "No se olviden de las obras de Dios".

          G. Sal 9:17, "Los malos serán trasladados al Seol, todas las gentes que se olvidan de Dios".

III. Es necesario recordar.

          A. 2 Ped. 1:9, "Pero el que no tiene estas cosas (las cualidades mencionadas en los v. 5-7) tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados"; v. 12, "Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis"; v. 15, "También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas".

          B. 2 Tim. 2:8, "Acuérdate de Jesucristo ... resucitado de los muertos".

          C. 1 Cor. 11:24, 25, Al participar de la cena del Señor debemos recordar la muerte de Cristo. El que no lo hace no discierne el cuerpo y sangre de Cristo, come y bebe indignamente y come y bebe juicio para sí (v. 27-29).

          D. Hech. 20:35, "recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir".

          E. Heb. 10:32, "Traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos".

          F. Apoc. 2:5, "Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras".

          G. Apoc. 3:3, "Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete".

          H. Ecles. 12:1, "Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud".

          I. Luc. 17:32, "Acordaos de la mujer de Lot".

Conclusión.

          A. Muchos se acuerdan pero se acuerdan tarde. Luc. 16:25, "Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado".

          B. Es necesario recordar que Dios promete a los que obedecen al evangelio, "Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades", Heb. 8:12.

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