"Para Que ... Tengamos Confianza" - 1 Juan

Introducción:

A.       Dios quiere que sus hijos tengan confianza, Heb. 4:16, "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia

B.        2 Tim. 1:7, "no nos ha dado Dios es­píritu de cobardía, sino de poder".

C.       1 Jn. 5:13, "Estas cosas os he escrito ... para que sepáis que tenéis vida"; 2:28, "para que ... tengáis confianza"; la palabra "sabemos" se encuentra repetidas veces en esta carta.

I. Necesitamos Más Confianza, Más Es­peranza Viva, Más Seguridad En El Corazón.

A.       Nos aflige siempre el complejo de culpa. Nos sentimos indignos. Siempre estamos concientes de nuestras debilidades. Decimos "espero que sea aprobado" con tono de duda.

B.        Pero la esperanza significa (1) el deseo, y también (2) la expectación. Esta clase de esperanza viva sirve de ancla para el alma, Heb. 6:19.

II. ¿Cuál Es La Base De Esta Confianza Que Dios Nos Da?

A.       No los sentimientos. No digamos, "Los siento en mi corazón", como dicen los sectarios.

B.        La base de nuestra confianza se re-vela en 1 Juan. Obsérvense la palabra "sabemos" y las palabras que indican nuestra aceptación con Dios.

1:7, si andamos en luz, tenemos comunión con Dios, y la limpieza de los pecados.

1:8, 9, si confesamos los pecados, tenemos perdón, limpieza.

2:3, si guardamos los mandamientos, sabemos que le conocemos.

2:5, si guardamos su palabra, sabemos que estamos en El.

2:6, si andamos como El anduvo, perma­necemos en El.

2:24, si la verdad permanece en nosotros, permanecemos en el Hijo y en el Padre.

2:28, permaneced en El para tener con-fianza y para no ser avergonzados cuando Cristo venga.

3:1-4, si nos purificamos, sabemos que seremos semejantes a El.

3:7, 10, el que practica la justicia es de Dios.

3:14, el amar a los hermanos indica que hemos pasado de la muerte a la vida.

3:15, el que aborrece a su hermano sabe que no tiene vida eterna.

3:18, 19, si amamos de hecho y no solamente de palabra, conocemos que so­mos de la verdad.

3:24, si guardamos sus mandamientos, sabemos que permanecemos en Dios y que El permanece en nosotros.

4:7, todo aquel que ama es nacido de Dios, y conoce a Dios.

4:12, si nos amamos unos a otros, sabemos que Dios permanece en nosotros.

4:15, Dios permanece en aquel que con­fiesa a Jesús como el Hijo de Dios.

5:1, todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios.

C.       Observaciones: 1) la expresión "andar en luz" significa "guardar sus man­damientos", "guardar su palabra", y andar como El anduvo (no significa "la obediencia perfecta", sino la fidelidad al Señor); 2) Tener comunión con Dios se expresa también como: permanecer en él y permanecer él en nosotros, conocerle, tener al Padre, tener al Hijo, tener vida eterna, y "él nos oye" (véanse 1:7; 2:4, 5, 6, 23; 3:15, 24; 5:14).

Recuérdese que 1:3 dice que la carta fue escrita para que tengamos comunión con los apóstoles y con el Padre y con Jesucristo.

III. Andamos En Luz, Etc. Si Oímos A Los Apóstoles, 1 Jn. 4:6 "Nosotros (apóstoles) somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye".

A.    ¿Por qué debemos oírles? Porque ellos son los testigos verdaderos del Señor: 1:1-3; 4:14 (compárense Jn. 15:26; Luc. 24:48; Hech. 1:8; 10:41).

B.     Los apóstoles son los mensajeros de Cristo, Mat. 28:18-20; Mar. 16:15.

C.    Los apóstoles son los embajadores de Cristo, 2 Cor. 5:20.

D.    Los apóstoles recibieron poder para atar y desatar, Mat. 16:19; 18:18.

E.     Los apóstoles ocupan tronos ahora (Mat. 19:28), juzgando por medio de sus escritos inspirados en el Nuevo Testamento.

F.     Cristo les dio entendimiento, 1 Jn. 5:20. El Espíritu Santo les reveló toda la verdad, incluyendo lo que Jesús enseñó personalmente (Jn. 14:26; 16:13). Por lo tanto, conocemos todas las cosas al leer los escritos de los apóstoles, 1 Jn. 2:20, 27.

G.    La iglesia persevera en la doctrina de los apóstoles, Hech. 2:42, siguiendo el patrón dejado por ellos: por ejemplo, Hech. 14:23, escoger ancianos en cada iglesia; Hech. 20:7, participar de la cena celebrada el primer día de la semana; 2 Cor. 8 y 9, cada congregación enviando su ofrenda por su propio mensajero (sin en­viarla a una "iglesia patrocinadora" o insti­tución); cantando sin instrumentos de música (no hay ningún texto que indique que los apóstoles aprobaran el uso de ins­trumentos de música en el culto); etc.

IV. Tenernos Confianza Si Practicamos La Justicia Y No Practicamos El Pecado.

A. 1 Jn. 3:8, "El que practica el pecado es del diablo". Juan no habla aquí de tropezar a veces; ya dijo en 1:8-10 que to­dos lo hacemos.

1.     Hay gran diferencia entre el tropezar a veces y el seguir en la práctica del pecado. Ahora nuestra práctica es otra: practicamos la justicia, ver. 7.

2.     Juan describe una manera de vivir.

B.     El presente continuo es el tiempo empleado en esta carta: debemos seguir día tras día andando en la luz, seguir con­fesando los pecados, continuar día tras día guardando los mandamientos, andando como El andaba, haciendo la justicia (practicando lo que los apóstoles y Cristo enseñaron).

C.    Nuestra fidelidad depende de la simiente. 3:9, si la simiente de Dios per­manece en nosotros, seguiremos practi­cando la justicia y no seguiremos practi­cando el pecado. 2:24 "Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros"; es decir, seguir siempre, día tras día, año tras año, oyendo a los apóstoles, 4:6.

D.    Dejar la práctica de toda forma de pecado: de palabra, de hecho, de pen­samiento; despojarnos completamente del viejo ser, vestirnos de Cristo (Efes. 4; Col. 3; Gál. 5).

E.     Ha habido un cambio en nosotros, un cambio de corazón, un cambio de carácter, cambio de disposición, cambio de actitud.

V. Si No Amamos Al Hermano No Puede Haber Confianza.

A. Obsérvese bien el énfasis que este tema recibe:

2:9, el que aborrece a su hermano está todavía en tinieblas.

2:10, el que ama a su hermano permanece en la luz, en él no hay tropiezo.

2:11, el que aborrece a su hermano está en tinieblas, no sabe a dónde va.

3:10, el que no ama a su hermano no es de Dios.

3:11, es el mensaje que hemos oído desde el principio.

3:12, no ser como Caín que era del ma­ligno y mató a su hermano.

3:14, sabemos que hemos pasado de muerte a vida si amamos a los hermanos.

3:15, todo aquel que aborrece a su her­mano es homicida.

3:16, debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

3:17, debemos compartir los bienes de este mundo con el hermano.

3:18, debemos amar al hermano no de lengua sino de hecho y en verdad.

3:19, de esta manera conocemos que so­mos de la verdad y aseguraremos nuestros corazones delante de El. Nuestra relación con los hermanos tiene mucho que ver con nuestra confianza como cristianos.

4:7-18, Dios es amor; debemos amarnos unos a otros para ser como Dios.

4:20, el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?

VI. La Confianza Destruida Por Los Anti­cristos. 1 Jn. 2:18, 22; 4:2.

A. Los anticristos no aceptaron el testi­monio de los testigos (apóstoles); no con­fesaban "que Jesucristo ha venido en carne".

1. Pero los testigos verdaderos (los apóstoles) testificaban acerca de los atri­butos físicos y divinos de Jesucristo: "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos", 1:1; "comimos y bebimos con él" (Hech. 10:41), lo hacían antes y después de la resurrección. Ellos eran tes­tigos competentes. Es locura rechazar su testimonio. Pero muchos lo hacen: los judíos, los modernistas, los falsos "testigos", los "apostólicos", y muchos otros.

2.    ¿Por qué existen tantas denomi­naciones? Porque no oyen a los testigos de Cristo.

3.    ¿Por qué hay una división en la iglesia de Cristo? Por la misma razón.

B. Si queremos tener confianza y no ser avergonzados cuando Cristo venga, es im­perativo que escuchemos a los apóstoles, los embajadores de Cristo.

 

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