“En todo semejante a sus hermanos”
Hebreos 2:17
“Dios”, palabra plural, Padre, Hijo, Espíritu Santo … Tres Personas, pero Uno (unidos) para llevar a cabo el mismo propósito …
Cada uno tiene su función. Hech 1:7 “tiempos … que el Padre puso en su sola potestad”. “Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.
El Papel del Hijo – venir al mundo como Jesús para morir para salvarnos … Llegó a ser Hombre, pero no dejó de ser Dios.
Pero no era hombre “exactamente como nosotros”. Jesús, el carpintero de Nazaret era Dios, el Creador, en ese cuerpo.
Tuvo cuerpo como el nuestro, un cuerpo que tenía hambre, sed, fatiga, sentía dolor físico, dormía … tenía apetitos humanos.
Cuando murió su Espíritu dejó el cuerpo. Luc 23:46, “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Heb. 2:14, “carne y sangre”, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Luc 24:39, “carne y huesos”; “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo”.
Tuvo cuerpo para poder morir por nosotros. Heb. 10:4, 5. Ningún hombre podía (todos pecan); ángeles no pueden morir. “ porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. 5 Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo.
Pero no era “exactamente como nosotros”. La Biblia no dice esto. Había gran diferencia entre Cristo y los demás hombres.
Jn 1:1 “El Verbo era Dios”. 1-3, Creador. V. 14, “vimos su gloria … como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”.
Porque Dios habitaba en ese cuerpo, Jn. 1:14; Col. 2:9, “en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.
Rom 1:3, 4 hace distinción clara entre la “carne” y el Espíritu: “su Hijo … Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”.
Hebreos 10:5, “me preparaste cuerpo”. ¿Quién es “me”? Dios el Verbo habla del cuerpo que fue preparado para El.
Pero no hubo cambio de Espíritu. Dios no le creó un espíritu humano. Ya era Espíritu, sólo faltaba cuerpo.
Intelecto, voluntad, emociones son cualidades divinas. Fuimos creados a la imagen de Dios; por eso, las tenemos. Jesús las trajo cuando vino al mundo.
Jn. 10:33 Judíos creían que Jesús era un mero hombre. Querían apedrearle porque “tú siendo hombre te haces Dios”. “Yo y el Padre uno somos. 31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32 Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? 33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios”
Jn 5:18, Igual a Dios. “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. 18 Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”.
Sólo veían su cuerpo. No entendían Col. 1:15, “ El es la imagen del Dios invisible”; 2:9 “ Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.
Heb. 1:3, “3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”
Jn. 12:45, “y el que me ve, ve al que me envió”; 14:9, “8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?”
Eran carnales, no podían reconocer a Cristo.
Distinción clara entre Adán y Cristo. 1 Cor. 15:47, “El primer hombre (Adán) es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo”.
Jn 3:31, “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal; el que viene del cielo, es sobre todos. 32 Y lo que vio y oyó, esto testifica”. Era el mismo.
Jn 8:23, “Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo”.
Rom 3:23 Todos pecaron, pero 1 Ped 2:22 Jesús nunca pecó. Era la gloria del Padre. No era “exactamente como nosotros”.
Jesús era adorado. Mat. 8:23; 9:18; 14:33; 15:21-22; 20:20; 28:8-10, 16-17; Jn 9:35-38. Pero Hech 10: 25, 26, “levántate”.
1 Jn 2:16, deseos “del mundo”, pero Jn. 8:23, “yo no soy de este mundo”, 14:17; 15:18,19; 17:25, el “mundo” manifiesta hostilidad hacia Dios. Jesús no tenía tales deseos.
Jn. 14:30, “viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”. No había nada en Jesús que respondiera a la tentación de Satanás.
No tuvo que pecar, ni querer pecar, para funcionar como hombre, para ser compasivo y para ser nuestro ejemplo.
El hombre no nace pecador, y no peca por ser hombre. El pecado no es parte integral de la naturaleza del hombre.
Jesús no tuvo que ser borracho, ladrón, adúltero, homosexual, codiciar mujeres, fumar, usar drogas, etc. para comprender, ser compasivo y ser nuestro ejemplo.
Heb. 4:15, “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. El Diablo hizo todo intento, empleó toda táctica para tratar de hacerle pecar.
Pero Heb. 4:15 no dice que Jesús QUERÍA pecar o que el pecado le era ATRACTIVO. Heb. 1:9, “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad” -- ¡toda maldad!
Jesús no entendía el pecado por la experiencia. Nunca se arrepintió. Nunca sintió remordimiento. Nunca quería “repetir” algún pecado. Nunca tenía culpa.
Es nuestro perfecto ejemplo. Nos comprende y es muy compasivo. Pero no era “exactamente como nosotros”.
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