Jesús limpió el templo
I. Juan 2:14-16; Mat. 21:12, 13.
Juan 2:14 -- y halló en el templo -- No en el naos (el santuario, que contenía el lugar santo y el lugar santísimo), sino en el hieron, todo el espacio (unas 7.5 hectáreas o 19 acres) que rodeó el santuario que estaba dividido en cuatro atrios. Para ir hacia el santuario desde el este se atravesaba primero el atrio de los gentiles, luego el atrio de las mujeres y, por último, el atrio de los sacerdotes. El mercado estaba en el primer atrio (el de los gentiles). Solamente hasta este atrio podían entrar los gentiles. En ese lugar podían orar, meditar y aprender del único Dios Vivo. Como dice Marcos 11:17, "Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones".
-- a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, -- Núm. 28:19-25 habla de los sacrificios que se requerían durante la fiesta de los panes sin levadura. El texto habla de becerros, carnero, corderos, y macho cabrío. Judíos de todas las naciones (2:5) llegaban a Jerusalén para estas fiestas y, en lugar de traer animales, palomas, etc., traían dinero para comprarlos al llegar a Jerusalén. De esto habla este texto. Algunos judíos, aprovechando esta necesidad, vendían animales y aves para los sacrificios, pero los vendían allí mismo en el templo. Así es que el templo -- el atrio de los gentiles -- se convertía en un corral de ganado.
-- y a los cambistas allí sentados. -- Todo varón judío tenía que pagar el impuesto anual de medio siclo (basado en Ex. 30:13; Mat. 17:24-27). En realidad lo que los cambistas hacían era necesario, porque solamente dinero judío era aceptable para los usos del templo y, por eso, el dinero romano tiene que cambiarse.
2:15, 16 -- Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mí Padre casa de mercado. -- Según Mat. 21:12 (Mar. 11:15-19; Luc. 19:45-48) Jesús hizo la misma cosa otra vez cerca del fin de su ministerio. Zac. 14:21, "y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos". De esta manera Jesús condenó el espíritu mundano y carnal de los judíos. Según Mat. 21:12 Jesús dijo que hacían de la casa de Dios una cueva de ladrones (dicen lo mismo Marcos y Lucas). Esto indica que no solamente hacían mercadería de las cosas de Dios, sino que eran avaros, deshonestos, y chuecos y que defraudaban a la gente. Se aprovechaban de la necesidad de la gente de conseguir los animales apropiados para los sacrificios y de cambiar su dinero romano en dinero judío. En todo esto les cobraban precios exorbitantes.
Mar. 11:17, "Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones". Llegaban los gentiles (como Cornelio) al único lugar que podían ocupar, y al llegar ¿qué veían, oían y olían? Bramido o mugido de bueyes y vacas, balido de ovejas, el arrullo de las palomas, los gritos de los vendedores, el regateo, el tintineo de las monedas. ¿Y el olor? ¿Qué impresión habrá tenido todo esto sobre el gentil que buscaba a Dios? ¡Qué bienvenida! Cristo denunciaba a los que impedían la llegada de la gente a Dios (Mat. 23:13; Luc. 11:52), como a todos los que causan tropiezos (Mat. 18:6, 7).
Es interesante observar otro detalle narrado por Marcos (11:16), "Y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno". Evidentemente algunos usaban los atrios del templo como travesía, y esto también era acto de desprecio.
Jesús limpió el templo dos veces: al iniciar su ministerio y terminarlo. Sin embargo, al concluir su ministerio Jesús vio el templo como una "causa perdida" y lo llama "vuestra casa" (Mat. 23:38) y dice que "os es dejada desierta" y que sería destruido (24:2).
Muchas iglesias modernas no pueden criticar a estos judíos, porque sus propios "templos" se han convertido en casas de mercancía, de diversión (teatro, películas, bailes) y aun de campañas políticas.
II. "Harán mercadería de vosotros", 2 Ped. 2:3
A. Pedro habla de aquellos que abusan de su posición religiosa para la ganancia personal.
B. Sobre todo, abusan de la ignorancia de la gente. Los que rehúsan estudiar para aprender la voluntad de Dios para probar a los espíritus (1 Jn. 4:1) llegan a ser víctimas de los tales.
III. "Toman la piedad como fuente de ganancia. 1 Tim. 6:3
A. Rom. 16:18, "No sirven al Señor sino a sus propios vientres".
B. Judas 11 "Se han lanzado por lucro en el error de Balaam".
C. Ezeq. 13:18, "Cazan las almas de mi pueblo para mantener así su propia vida".
D. Ezeq. 34, Judas 12, "se apacientan a sí mismos".
E. Mat. 23:14, "devoráis las casas de viudas y como pretexto hacéis largas oraciones".
IV. El diezmo es el medio más efectivo para sacar fondos de la gente.
A. Lev. 27:30-34; Núm. 18:21; Mal. 3:10. Es obvio que bajo la ley de Moisés el diezmo era para el mantenimiento de los levitas porque esta tribu no tenía herencia en la tierra (solamente ciudades).
B. Pero ¿de qué tabernáculo hablan estos textos? ¿De los tabernáculos de los evangélicos? ¿Los pastores evangélicos son levitas?
V. Casas de comercio.
A. Muchísimas iglesias -- católicas, evangélicas, otras -- cometen el mismo error que los que vendían ganado y cambiaban dinero en el templo.
B. Venden pasteles, tamales, ropa usada, etc. para sufragar gastos de la iglesia (principalmente los del pastor).
C. Aun piden donativos a los inconversos, mayormente a los comerciantes.
VI. Los televangelistas.
A. Estos desvelan para idear y maquinar medios de separar a sus oyentes de su dinero (para que llegue al bolsillo del televangelista).
B. Ofrecen un surtido casi sin límite de artículos que ellos "regalan" (libros, música grabada, estudios) a los que les envíen ofrendas.
C. Prometen orar por todos los que apunten sus problemas, enfermedades, etc. al enviar su ofrenda.
D. El clero romano ofrece rifas, juegos de bingo, etc.
Conclusión:
A. Vuelva a leer los textos (Jn. 2, Mat. 21) que demuestran el celo de Jesús por la casa de Dios. ¿No tendrá aun más celo por la iglesia que es su esposa?
B. Los que promueven toda clase de mercadería desprecian a la iglesia. Para ellos es simplemente un mercado conveniente.
C. Lo más triste de todo es que las víctimas del sistema son responsables por su ignorancia y por dejar que los falsos maestros abusen de ellos. En cualquier momento la gente puede rechazar la mercadería religiosa y gozar de la libertad en Cristo.
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