"Jesucristo: Este Es Señor De Todos"

(La Segunda Lección de una serie de siete lecciones para la obra personal)

I. Jesucristo Es El Hijo De Dios, Jn. 20:30, 31.

    A. El apóstol Juan le llama "el Verbo" (Jn. 1:1) y dice que "aquel Verbo fue he­cho carne" (ver. 14). Participó de carne y sangre para ser semejante a nosotros (Heb. 2:14-17).

    B. Su nombre es Emanuel, Mat. 1:23, "Dios con nosotros". Cristo es Dios: Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1. "En él habita corporalmente toda la plenitud de la Dei­dad" (Col. 2:9).

    C. El nombre "Hijo de Dios" significa que Cristo es igual a Dios (Jn. 5:18).

    D. Cristo es "el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia" (Heb. 1:3).

    E. Pablo explica la expresión "se des­pojó a sí mismo" (Fil. 2:7), diciendo, "tomando forma de siervo, hecho seme­jante a los hombres"; es decir, "se despojó a sí mismo" se refiere a la encarnación de Cristo. Cristo no se despojó a sí mismo de sus atributos divinos, cosa que sería im­posible. El es eterno e inmutable (Heb. 13:8). Siendo verdadero Dios (omnipotente, omnisciente, eterno, etc.) llegó a ser un verdadero hombre. Esta gran verdad se acepta por fe. (Véase el es­tudio detallado sobre los atributos de Je­sucristo en otra parte de este libro).

II. Debemos Oír A Cristo.

    A. Dios lo manda: Mat. 17:5, "Este es mi Hijo amado ... a él oíd".

    B. El tiene toda potestad (autoridad) en el cielo y en la tierra, Mat. 28:18.

    C. "Dios le ha hecho Señor y Cristo", Hech. 2:36; 10:36; Rom. 19:9.

    D. El es la Cabeza de la iglesia, Efes. 1:22, 23; Col. 1:18.

    E. Seremos juzgados en el día final por las palabras de Cristo, Juan 12:47, 48.

III. No Estamos Bajo La Ley De Moisés.

    A. La ley de Moisés fue dada solamente a los israelitas. Ex. 31:13; Deut. 5:3, 15.

    B. Nunca fue dada a los gentiles. Nosotros (gentiles) no hubiéramos guardado la ley de Moisés si hubiéramos vivido cuando estaba en vigencia.

    C. Dice Pabo que "la ley ha sido nues­tro ayo para llevarnos a Cristo", Gál. 3:24.

    D. Hubo cambio de sacerdocio, y tam­bién cambio de ley, Heb. 7:12.

        1. Porque no había perfección por el sacerdocio levítico, Heb. 7:11.
        2. La sangre de animales no pudo quitar los pecados, Heb. 10:4.
        3. Nada perfeccionó la ley, Heb. 7:19.
        4. Las ofrendas según la ley servían a lo que es figura y sombra, Heb. 8:5; 9:9.

    E. Cristo quitó el primer testamento para establecer "esto último", Heb. 10:9.

    F. El mismo Moisés dijo: "a él (Cristo) oiréis en todas las cosas", Hech. 3:22.

    G. La ley fue clavada en la cruz, Col. 2:14.

IV. Debemos Seguir A Cristo.

    A. No debemos seguir a nuestros padres, 1 Ped. 1:18 "fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir ..."

        1. Debemos amar a Cristo más que a los padres, Mat. 10:34-37.

        2. Los padres no responderán por nosotros en el juicio, Rom. 14:12.

        3. Debemos convertir a los padres si están en error.

    B. No debemos seguir a los líderes reli­giosos. Mat. 15:13, 14; Luc. 11:52.

        1. Hay muchas advertencias acerca de esto: Mat. 5:15-20; 16:6; Hech. 20:29, 30; Gál. 1:8, 9.

        2. Cada persona es responsable de­lante de Dios y, por lo tanto, debe pensar por sí misma, Mat. 15:14.

    C. No debemos seguir la conciencia como si fuera guía infalible.

        1. Puede estar equivocada: Jn. 16:2; Hech. 23:1; 26:9-11.

        2. "no por eso soy justificado ... el que me juzga es el Señor", 1 Cor. 4:4.

        3. Ejemplos bíblicos de personas en­gañadas: Gén. 27:27; 37:34; 1 Rey. 13:18.

    D. No debemos seguir la tradición hu­mana, Mat. 15:8, 9; Col. 2:16-23.

        1. Hay muchas tradiciones católicas, protestantes, evangélicas: la gran mayoría de las doctrinas y prácticas religiosas son tradiciones humanas: por ejemplo, la misa, el rosario, el purgatorio, el "bautizo" infantil, las jerarquías, los sacramentos, los instrumentos musicales en el culto, el diezmo, la aspersión, etc.

        2. Toda tradición humana invalida alguna enseñanza de Dios, Mat. 15:3.

V. El Nuevo Testamento Es Nuestra Guía Infalible.

    A. Los apóstoles de Cristo son sus em­bajadores, 2 Cor. 5:20.

    B. Cuando escuchamos a los apóstoles, y seguimos sus enseñanzas y su ejemplo, estamos siguiendo a Cristo:

        1. El Espíritu Santo les recordó las enseñanzas personales de Jesús, Juan 14:26; y les guió a toda la verdad, Juan 16:13; 17:8, 14.

        2. "El que a vosotros recibe, a mí me recibe", Mat. 10:40.

        3. El mandamiento del Señor dado por los apóstoles, 2 Ped. 3:2; 1 Cor. 14:37.

        4. Dice Juan, hablando de los após­toles, "somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye", 1 Jn. 4:6.

        5. Los convertidos en el día de Pen­tecostés perseveraban en la doctrina de los apóstoles, Hech. 2:42.

    C. Debemos imitar los ejemplos apos­tólicos: 1 Cor. 4:16, 17; 11:1; Fil. 4:9.

    D. Por lo tanto, las enseñanzas de los 27 libros del Nuevo Testamento, tanto las de los apóstoles, como las de Cristo, son para nosotros; y debemos seguir a los apóstoles como ellos seguían a Cristo (1 Cor. 11:1).

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