"Consumado es"

Introducción:

      A. Juan 19:30, "Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y ha­biendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu". V. 28, "sabiendo Jesús que ya todo estaba con­sumado".

      B. La expresión "consumado es" traduce la palabra tetelestai, que significa "llevado a su fin completo y perfecto". Apoc. 15:1 "en ellas se consumaba la ira de Dios"; es decir, ira total, ira derramada a la medida más completa. La vida y obra de Jesús -- el propósito divino de su venida al mundo -- fue llevado a cabo a la me­dida perfecta.

      C. Esta palabra bien describe la historia de la vida de Jesús. Como El dice en Juan 17:4, "he acabado la obra que me diste que hiciese". Con esta palabra El glorificó a Dios.

I. ¿Consumar o comenzar?

      A. Algunos obedecen al evangelio y así comienzan bien su servicio a Dios, pero después dejan de servirle.

      1. 1 Cor. 9:24-27, "Corred de tal manera que lo obtengáis", nada de indecisión, nada de indiferencia. Algunos empiezan la carrera como campeones, pero no la terminan. Lo que cuenta no es simplemente empezar; el premio es para los que terminan la carrera.

      2. Gál. 5:7, "Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?" 6:9, "No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos". 2 Cor. 4:1, "no desmayamos"; v. 16, "no des­mayamos".

      B. Heb. 12:1, 2, "corramos con paciencia (perseverancia) ... puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe", recordando siempre que El podía decir, "Yo te he glorifi­cado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese" (Jn. 17:4), y sobre la cruz, "Consumado es". El podía decir "consumado es" con respecto al propósito de Su vida; así debemos poner los ojos en El como nuestro perfecto ejemplo.

      C. Cristo realizó su meta en este mundo porque tenía un propósito fijo y firme: "Mi co­mida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra" (Jn. 4:34).

      1. Como consecuencia de esa determi­nación, El podía decir, "¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?" (Jn. 8:46). Véanse tam­bién Heb. 7:26 y 1 Ped. 2:22.

      2. Jesús nunca pecó, ni en hecho, ni en pa­labra, ni en pensamiento. Nosotros hemos cometido muchas faltas que nos causan re­mordimiento, pero Jesús no tuvo que lamentar ningún pecado. Durante su vida entera El no tuvo que hacer ninguna corrección, y no dejó de hacer alguna cosa que debió haber hecho. No descuidó ningún deber (Jn. 17:4).

      3. ¡He aquí una vida perfecta! Desde Belén hasta el Calvario, en su vida privada o pública, todo era perfecto, acabado, consumado, una serie de perfecciones. Por lo tanto, "El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza ... Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos" (Apoc. 5:12,13).

II. La palabra "consumado" anima y con­suela a la iglesia.

      A. Todas las palabras de Jesús pronun­ciadas desde la cruz animan y consuelan:

      1. Luc. 23:34, "Padre, perdónalos ..." Hay perdón para todos.

      2. Jn. 19:26,27, "Mujer, he ahí tu hijo ... He ahí tu madre", palabras para el beneficio de su madre. Olvidando sus propios sufrimientos, manifestó su gran amor por su madre, y su preocupación por ella.

      3. Luc. 23:43, "hoy estarás conmigo en el paraíso", palabras de consolación para el ladrón arrepentido.

      4. Entonces, "Consumado es", palabra de seguridad, de aliento y de consuelo para todo el mundo, porque su muerte pagó el precio de nuestra redención (Hech. 20:28; Efes. 5:25-27; 1 Ped. 1:18,19; Apoc. 1:5,6; 7:14).

      5. Judas quiso vender a Cristo, pero vendió a sí mismo al diablo. Así todos los hombres se han vendido solos al diablo, y todos hemos si­dos esclavos del pecado (Jn. 8:34; Rom. 6:17, 18), sin el precio de la redención en la mano. Nuestro destino ineludible era la ruina eterna, pero Cristo pagó el precio de nuestro rescate. No pagó la mitad del precio, sino el precio completo.

III. La palabra "consumado" significa la victoria sobre Satanás.

      A. Heb. 2:14, 15, La muerte de Cristo fue la muerte de la muerte; es decir, la muerte misma perdió el poder que tenía, porque Cristo destruyó "al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo" para "librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre".

      B. Gén. 3:15, la profecía de este texto se cumplió cuando Jesús dijo, "Consumado es". Dios prometió que la simiente de la mujer heriría a la serpiente (Satanás) en la cabeza (herida mortal).

      C. Juan 12:31-33, en este texto Jesús se re­fiere a su muerte. Dice, "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir". Véanse también Juan 14:30; 16:33. ¿Nos extraña este lenguaje en vista del sufri­miento de Jesús sobre la cruz? Todos saben que la resurrección fue una gran victoria sobre Satanás, pero estos textos indican que su muerte fue una gran victoria sobre Satanás. Véanse también Col. 2:15; 1 Cor. 1:23, 24. La palabra "consumado" indica, pues, la victoria y nada de derrota, porque a través de la muerte de Cristo, muchas almas se rescatan del poder de Satanás.

IV. La palabra "consumado" indica que todas las marcas de identidad del Mesías se cumplieron en Jesús.

      Los profetas del Antiguo Testamento pronunciaron profecías acerca del Mesías: su nacimiento, su obra, sus milagros, su muerte y su resurrección. Hech. 1:16, "era necesario que se cumpliese la Escritura" (véase Luc. 24:44), y todas las profecías se cumplieron, fueron "consumadas". Los judíos no podían nombrar ninguna profecía del Mesías no cumplida por Jesucristo.

      1. Isa. 53, todo el capítulo, cumplido al pie de la letra.

      2. Jn. 13:18, "El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar" (cumplimiento de Sal. 41:9, cuando Judas entregó a Jesús).

      3. Jn. 19:24, "sobre mi ropa echaron suertes", profecía de Sal. 22:18, cumplida por los soldados que crucificaron a Jesús.

      4. Mat. 27:46, "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Sal. 22:1.

V. "Consumado es" todo tipo (o sombra) del Antiguo Testamento.

      A. El Antiguo Testamento abunda en tipos, sombras, figuras, etc. que apuntaban ha­cia el Cristo y Su reino. Todos estos se con­sumaron en Jesús de Nazaret.

      B. Cristo es la "llave" que abre el "candado" de las sombras y profecías del Antiguo Testa­mento.

      1. ¿Qué hombre, o grupo de hombres, po­dría escribir -- sin la ayuda divina -- un libro de tantos tipos, sombras, figuras y profecías, que un día serían perfectamente cumplidos (consumados) en cierto individuo?

      2. Y ¿qué hombre podría llegar al mundo muchos siglos después y cumplir perfectamente tantos tipos, sombras, figuras y profecías? Si al­gún hombre -- un mero hombre, y sin ayuda divina -- hiciera tal cosa, fabricando una vida correspondiente a aquellos tipos, sombras, fi­guras y profecías, sería aun más grande tal mi­lagro que el milagro de Jesús. Desde luego, fue totalmente imposible que algún mero hombre lo hiciera, pero para Jesús era fácil, porque El -- junto con el Padre y el Espíritu Santo -- hizo el "candado".

      C. Lo maravilloso es que tantas cosas dis­tintas y aparentemente desconectadas se hu­bieran mencionado o hecho bajo el Antiguo Testamento que apuntan hacia y se juntan en Un Solo Individuo, quien podría decir, "Consumado es".

      D. ¿Por qué quieren tantos hombres seguir "fábulas artificiosas" (2 Ped. 1:16), cuando esta bella historia es la pura verdad, bien documen­tada por testigos confiables (1 Jn. 1:1-4; 2 Ped. 1:16; 2 Tim. 4:4).

VI. "Consumado es" indica también que Cristo es nuestro perfecto ejemplo al guardar la ley de Dios.

      A. El vivió bajo la ley del Antiguo Testa­mento, y la guardó perfectamente sin pecar una sola vez (Gál. 4:4, 5; 1 Ped. 2:22). Jesús guardó el sábado, las fiestas solemnes, iba fiel­mente a la sinagoga los sábados, etc. y también enseñó a sus discípulos que deberían guardarla (Mat. 5:19). Cristo cumplió la ley y entonces la clavó a la cruz (Col. 2:14).

      B. Hoy en día muchos quieren destronar a Dios, porque no respetan Sus leyes. Creen que las leyes -- tanto las divinas como las humanas -- existen solamente para quebrantarse, pero Cristo es nuestro perfecto ejemplo en obedecer la ley, tanto la ley civil como la ley de Dios. Los apóstoles nos enseñan a someterse al gobierno civil, pagar los impuestos y respetar sus orde­nanzas (Rom. 13:1-7; 1 Ped. 2:13-17).

      C. Además, en la muerte de Cristo se ob­serva la vindicación de la justicia de Dios que dice que "la paga del pecado es la muerte" (Rom. 6:23). Jesús pagó ese precio y la de­manda de la ley de Dios quedó satisfecha.

VII. Habiendo obedecido perfectamente la ley antigua, y habiendo cumplido todo aspecto de ella, Cristo la quitó, y dio al mundo su perfecta ley de libertad.

      A. Jesús quitó la ley antigua, Col. 2:14; Heb. 7:12; 10:9, 20.

      B. El Nuevo Testamento fue sellado con la sangre de Jesús, Mat. 26:28; Heb. 9:15-27.

VIII. "Consumado es" se refiere a sus sufrimientos.

      A. Cuando Jesús dijo, "Consumado es", se acabó el sufrimiento, la agonía, y la humi­llación. Jamás volverían a escupirle. Ya no habría más azotes. No volverían a poner una corona de espinas sobre su cabeza. No habrá otro Judas con su beso de traición. No habrá otro cobarde como Pilato que le pueda entre­gar a los verdugos. Ya se acabó la humillación y empieza la exaltación, Fil. 2:9-11; Hech. 2:33.

      B. Todos los que participaban en afligir a Jesús podían obtener su perdón, pero si siguen rechazándolo, serán como los de Apoc. 6:14-17.

Conclusión:

      A. "Consumado es" el perfecto sacrificio. El murió por usted. ¿Es usted salvo?

      B. El precio de la redención de nosotros fue pagado. ¿Ha sido usted redimido?

      C. La iglesia fue comprada con esa pre­ciosa sangre. ¿Es usted miembro de su iglesia?

      D. Esa sangre nos lava de todos los peca­dos. ¿Es usted lavado en la sangre de Cristo?

      E. "Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido per­feccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen" (Heb. 5:8,9). ¿Le ha obedecido usted?

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