¿Por qué los incrédulos aceptan la evolución?

Introducción.

          A. Dice Larousse que evolución es la "teoría biológica que admite la transformación progresiva de las especies", pero ni siquiera es una teoría (esta palabra implica evidencia para formular una proposición).

          B. La evolución no es ciencia porque no se puede probar. No es posible medirla, ni pesarla, ni calcularla, ni demostrarla, ni observarla. ¿Cómo puede ser ciencia?

          C. Los evolucionistas calculan la edad de los fósiles por la piedra donde éstos se encuentran, pero calculan la edad de la piedra por los fósiles que se encuentran en ella.

          D. La evolución es simplemente una creencia, una filosofía (una fábula, 2 Tim. 4:4). ¿Por qué, pues, tantos la aceptan?

I. Muchos aceptan la evolución porque la mayoría de los científicos la aceptan.

          A. Pero es necesario preguntar, ¿Por qué la aceptan los científicos? Puede que los profesores sean muy educados, pero ¿educados en qué? Hay muchos predicadores educados que predican el error.

          B. Al examinar los escritos de los científicos (por ejemplo, los de James Hutton, Sir Charles Lyell, Charles Darwin, Herbert Spencer, Thomas Huxley, etc) se descubre que éstos rechazaron la Biblia antes de investigar la evolución y asuntos relacionados.

          C. Por eso, tales científicos simplemente aceptaron la evolución sin prueba porque para ellos la otra alternativa, la creación, era inaceptable.

          D. Estos hombres se describen en Jn. 3:19, 20.

          E. Primero rechazan la Biblia (la creación), entonces usan la imaginación, hacen dibujos, hacen moldes de yeso y con cualquier pedazo de diente (o de cráneo, o de rodilla), hablan de millones o billones de años y construyen su gorila-hombre. No son científicos sino artistas y escultores.

II. ¿Por qué la gente acepta la evolución?

          A. Porque los profesores y profesoras la aceptan.

                   1. Pero recuérdese que la educación secular con sus títulos, diplomas y licencias no garantiza que lo que respalda sea ciencia.

                   2. Cuando se dice que "Fulano es muy educado", pregúntese "¿Educado en qué?"

          B. Porque la evolución se enseña en los libros de texto (como también en enciclopedias, etc.).

                   1. Los libros de texto no son infalibles. Al contrario están llenos de errores. Hay que preguntarnos, ¿quién escribió el libro? Los autores de libros tienen mentes fértiles para inventar cosas que no existen.

                   2. Los dibujos, esquemas, moldes de yeso, etc. no demuestran la realidad (la ciencia), sino solamente el fruto de la imaginación de los que los hacen, y la imaginación humana no es ciencia.

                   3. Es importante alertar a nuestros hijos sobre las muchas expresiones de duda e incertidumbre en los libros de texto. Dicen "tal vez", "se supone", "se cree", "se piensa", "es posible que", etc.

          C. Los profesores son presionados por la comunidad académica para que enseñen este error.

                   1. Es importante reconocer que nuestra lucha es como Pablo la describe en Efes. 6:12.

                   2. Tenemos que destruir pensamientos de altivez, 2 Cor. 10:3-5.

          D. En el mundo académico la palabra evolución es una palabra sagrada. Puede haber crítica severa (hasta burla) de la Biblia, de la creación, de la moralidad que se enseña en la Biblia, de la iglesia, aun de la patria y la bandera, pero ¡Ay de aquel que se atreva a burlarse de la evolución!

III. Los jóvenes deben demostrar su fe.

          A. Nuestros jóvenes han aprendido la verdad enseñada en Gén. 1, pero se requiere valor para defenderla, porque los profesores y otros alumnos se burlarán de su fe.

          B. Recuérdese Mar. 8:38, porque si tienen vergüenza de Jesús y sus palabras, El tendrá vergüenza de ellos.

          C. Deben demostrar la realidad de su convicción, Efes. 4:14. Deben llevar toda la armadura de Dios, Efes. 6:10-18. No hay falta de evidencia (Sal. 19:1; Rom. 1:20), pero es necesario que los jóvenes tengan el valor necesario para defender su convicción.