Unión libre

          A veces se les pregunta a los que viven en unión libre, ¿por qué no se casan legalmente? ¿Por qué prefieren la unión libre? ¿Por qué están dispuestos a decir "no estamos casados" y que sus hijos digan que sus padres "no están casados"? Desde luego, si en verdad ante los ojos de Dios no están casados (si no es matrimonio) entonces su unión es pecaminosa, porque cuando Dios junta a dos personas, son esposos y se presentarán como esposos diciendo, "este es mi marido", "esta es mi esposa". (En inglés la unión libre se llama "Common Law Marriage"; es decir, es matrimonio y al cumplir ciertos requisitos es legal aunque no haya licencia).

          Hace muchos años yo creía que la unión libre era semejante a la práctica de algunos de otros países de vivir en Estados Unidos sin papeles (documentación), o que tal vez se practicara por causa de la timidez de comparecer ante el juez, o por no tener dinero, etc.  En algunos casos he prestado (regalado) dinero para que ciertas personas consiguieran licencia de matrimonio. En uno de estos casos, que sepa, no hicieron nada y supongo que el dinero sólo sirvió para comprar cerveza. Pero ahora, con más experiencia y después de preguntar a varias parejas (en el Río Grande Valley de Texas, aquí en San Antonio, en México y en otros países) me he educado un poco.

          Estoy persuadido -- y yo sé que otros comparten este pensamiento -- de que muchos viven en unión libre porque quieren precisamente lo que estas dos palabras indican: unión libre. Quieren dejar la puerta abierta. No quieren compromiso. No les gustan los votos que dicen "hasta que la muerte nos separe".

          Si es así, si no se casan legalmente por no entrar al matrimonio, por no prometer vivir juntos hasta la muerte de uno de ellos, entonces ante los ojos de Dios están mal. Si la unión no es matrimonio (con el compromiso de que sea permanente) entonces la unión es fornicación (inmoralidad sexual). Dios no junta a los tales porque, como Jesús dice, "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Mateo 19:6). Dios no junta en matrimonio a dos personas que no quieren prometer a seguir juntos.

          Por eso, la pregunta importante es la siguiente: "¿Libre de qué?" Si piensan que son libres para separarse y unirse con otra persona, si piensan vivir en unión libre por un tiempo y luego por algún disgusto o inconveniencia se pueden separar, esto confirma que viven en pecado.

          Es bueno que el gobierno registre los matrimonios pero el juez no junta en matrimonio a la pareja. Tampoco pueden ser casados por la iglesia; el matrimonio no es un sacramento, no comenzó con la iglesia sino en el principio (Mateo 19:4). El juez (o el sacerdote o ministro) los "declara" esposos, pero no los unen porque solamente Dios los puede juntar. Por eso, no estamos hablando simplemente de conseguir "un papel" (licencia). El "papel" es importantísimo y todos deben conseguirlo por muchas razones (sobre todo, para cumplir con la ley, Romanos 13:1-2), pero con o sin el papel es indispensable que haya compromiso firme de vivir juntos hasta que la muerte disuelva la unión y esto se debe anunciar públicamente para que haya testigos para ratificarlo. Jesús dice, "El que se divorcia de su esposa, a no ser por causa de inmoralidad sexual, y se casa con otra, adultera, y el que se casa con la divorciada comete adulterio" (Mateo 19:9). ¡El matrimonio ha de ser permanente! ¿Qué piensa, pues, la pareja que se junta en unión libre? Si para ellos su unión no es matrimonio y no es permanente, entonces es pecado.

          ¿Y la unión de los que se casan legalmente y después se divorcian porque "el está desobligado", "ella ya no es bonita o es muy gorda o regañona", "no nos entendemos", "ya no aguanto a los suegros", "ya no le amo o no me ama", etc.? Si no estaban resueltos a hacer funcionar su matrimonio, entonces fue simplemente otra "unión libre".

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