Clases bíblicas (3)

¿Qué hacemos para que los niños presten atención?

Introducción.

      A. Es la tarea más difícil de la maestra.

      B. Los pequeños tiene muy poca capacidad para prestar atención. Mayoría inquietos o fácilmente distraídos.

      C. En la casa son muy activos, corren por todo lado todo el día. ¿Por qué no puedo hacerlo aquí también?

      D. Si la maestra no tiene control sobre la clase, no puede enseñar.

I. Estar bien preparada.

      A. Estudiar. Para impartir información bíblica. Lo más que pueda en el tiempo designado. Para cuando el niño tenga unos cinco o seis años de edad ya se habrán formado las características básicas de su persona. Por eso, necesita mucha enseñanza antes de llegar a esa edad.

      B. Recuerde siempre su PROPOSITO, SU OBJETIVO. Usted quiere enseñar información, los hechos de la Biblia, las grandes obras de Dios, para MOTIVAR a los niños a creer en Dios y amar a Dios y tener el deseo de servirle. Usted quiere que ellos teman a Dios (pregúnteles qué pensaba y qué hacía la gente cuando vino el diluvio y Dios cerró la puerta del arca). Es importante que piensen. Ellos pueden pensar. Pueden razonar. Y usted es su guía, su maestra.

      C. Piense todos los días en su propio ejemplo. Usted es la maestra de estos niños, su ejemplo, su modelo. Usted quiere que ellos sean como usted.

      D. ¡Empezar desde el lunes! La maestra que espera hasta el sábado en la noche no estará muy bien preparada para la clase. Leer la historia varias veces. Medite en los personajes y sus experiencias. Trate de andar en sus sandalias, ver con sus ojos, oír con sus oídos, y sentir con sus emociones.

      E. Habiendo aprendido la historia, repasar.

      F. Practicar (hijos, familia, sola). Grabar el estudio y escucharlo.

      G. Orar por los niños de su clase. Orar por su clase. Orar por usted misma, que pueda enseñar efectivamente, para que los niños aprendan, que la lección deje una impresión buena sobre su corazón, para que conozcan mejor a Dios, y que quieran obedecerle.

      H. Estar preocupada por los niños. Si alguien está ausente, ¿por qué?

      I. La falta de preparación significa que para usted la palabra de Dios no es muy importante o valiosa. ¿Quién sabe por qué usted haya aceptado enseñar la clase?

II. Contar la historia con convicción y entusiasmo.

      A. No relate la historia bíblica como si fuera ficción o fábula.

      B. Diga la historia bíblica como si hablara de experiencias personales, como si hablara de sus propios parientes. ¿Abraham no es nuestro “Padre Abraham”?

      C. Insista en que los niños miren a la maestra o lo que ella esté presentando.

III. La participación de los niños.

      A. Insista en que los niños le escuchen, y luego deje que ellos repitan la historia, uno por uno. Alabar su buena participación.

      B. Si usted usa figuras, que ellos también usen figuras al repetir la historia.

      C. Pero que no escriban. Usted no enseña a leer y a escribir.

      D. ¿Cuál es el propósito de colorear? Los de dos o tres años se los comen. Pintar la pared es lo mismo que pintar el cuadro. 

      E. No hay tiempo para jugar.

      F. El tiempo de la clase debe estar ocupado con pura enseñanza. Nunca sobra tiempo para jugar.

      G. Nada en sus manos.

IV. Usar ayudas visuales.

      A. ¿Cuáles han usado? ¿Por qué usarlas? Sólo para ayudarle a enseñar la información bíblica que usted tiene preparada. Si no le ayuda a hacer eso, olvídela.

      B. Pizarrón.

      B. Diagramas.

      C. Franelógrafo.

V. Cantar

      A. Escoger canciones apropiadas.

      B. La mímica. Ademanes (?).

      C. Canciones de los libros de la Biblia, de los apóstoles, etc.

VI.      Memorizar

      A. Los más pequeños pueden memorizar nombres

      B. Libros de la Biblia, apóstoles, etc.

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