La Gracia Y Las Obras

Introducción:

A. La palabra "gracia" indica una acti­tud de bondad, de amor; se refiere al favor de Dios que tiene que ver con perdonar al pecador por medio de Cristo.

B. Esa actitud no hubiera tenido y to­davía no tendría mérito alguno sin expre­sarse. Pero muchos textos explican en qué formas Dios ha manifestado su gracia.

C. De la misma forma, la fe es una ac­titud, y debe expresarse. La fe no expre­sada no vale nada. "La fe sin obras está muerta" (Sant. 2:26).

I. Es Antibíblico Despreciar Las Obras Enseñadas En El Nuevo Testamento.

A.   La mayoría de los evangélicos afir­man con mucho énfasis que las obras no tienen nada que ver con nuestra salvación y desprecian el bautismo y las buenas obras.

B.   Citan Isa. 64:6, "Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundi­cia". Tuercen este texto aplicándolo al bautismo, a la asistencia, y a las buenas obras en general. Léase el capítulo para ver que Isaías condena la infidelidad. Los israelitas no hacían buenas obras de ninguna clase. El ver. 5 indica claramente que Dios aprueba la justicia verdadera, pero el profeta está confesando los peca-dos del pueblo. Dice el ver. 7, "Nadie hay que invoque tu nombre". Este texto no tiene nada que ver con los esfuerzos sin-ceros del pueblo de Dios.

II. ¿Qué Obras Quedan Excluidas? ¿El Bautismo? ¿El Tomar La Cena? ¿El Ofrendar? ¿El Visitar A Los Enfermos?

A. No quedan "excluidas" las obras que el Señor requiere (Tito 3:1, 8; Sant. 2:14-26; Gál. 5:6, etc.), sino las obras que "hubiéramos hecho" (Tito 3:5) en lugar de aceptar a Cristo, para ser salvos por su misericordia, por el lavamiento de la re-generación (el bautismo) ...

B. Las obras que causan la jactancia están excluidas, Rom. 3:27. Por ejemplo, los judíos se jactaban mucho de la circun­cisión, de ser maestros de la ley, etc. y no aceptaron a Cristo (Rom. 2:17-25). Con-fiaban en la obras de la ley, Rom. 3:20, 28.

1.    Si alguno se bautiza, de eso no se jacta. Si toma la cena, de eso no se jacta. Si ayuda al pobre, no se jacta. Léase 1 Cor. 9:16, cuando hacemos lo que Dios manda, no podemos gloriamos, porque nos sometemos a Dios, y toda la gloria es para El, no para nosotros, 1 Cor. 1:26-29.

2.    Pablo condena la actitud de aque­llos que confían en sí mismos y no obede­cen a Cristo (Luc. 16:15; 18:9-14).

3.    Rom. 10:3, "ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios" (no obedecen al evangelio).

C. Las obras que produjeran "deuda" quedan excluidas, Rom. 4:4, 5. El que "obra" es él que confía en sí mismo, como si pudiera obrar u obedecer perfecta-mente y nunca incurrir en falta (pecado). En tal caso, su salario sería "deuda", pero nadie ha vivido sin pecar (excepto Jesús). Rom. 4:7 presenta el contraste entre el que "obra" y el que recibe el perdón de sus pecados. El que "obra" busca justificarse sin Cristo, pero no hacemos tal cosa, sino buscamos el perdón por medio de Cristo. Desde luego, no hay salvación sin Cristo; no hay justicia sin Cristo.

1.  Dios no "debe" la justicia a nadie. Nadie "merece" la salvación. Todos hemos pecado (Rom. 3:23); hemos "ganado" o merecido solamente la muerte, no la sal­vación, Rom. 6:23.

2.  Sin embargo, la enseñanza de Pablo acerca de las obras que quedan ex­cluidas no minimiza en sentido alguno la obediencia al evangelio. En la misma carta a los romanos que habla de las obras que quedan excluidas Pablo enfatiza la necesidad de obedecer al evangelio. Léanse con mucho cuidado los siguientes textos: Rom. 6:3, 4, 17, 18; Rom. 1:5, 16:26.

III. Entonces ¿Qué Obras Son Nece­sarias? Las Obras Enseñadas En El Evangelio.

A.   El hombre tiene que hacer la volun­tad de Dios, Mat. 7:21; Hech. 10:35; 1 Jn. 2:29; 3:10.

B.   El hombre tiene que obedecer al evangelio. Heb. 5:8, 9; 2 Tes. 1:7-9; 1 Ped. 4:17, 18.

C.   El hombre tiene que obrar, hacer las buenas obras enseñadas en el Nuevo Tes­tamento. Tito 3:1, 8; Sant. 2:14-26; Apoc. 2:2, 9, 13, etc.

D.   El hombre será juzgado por sus obras. Apoc. 20:12, 13; 2 Cor. 5:10.

E.   Estas obras, esta obediencia, se re-quieren. No son excluidas, ni son menos-preciadas en las Escrituras. La gracia de Dios obra, y requiere obras.

F.   Las obras que se requieren son los actos de aceptar o recibir la gracia, y de vivir de acuerdo con lo que la gracia en-seña (Tito 2:11, 12).

Conclusión:

A.    Quedan excluidas las obras que el hombre sin Cristo hiciera; éste no puede salvarse con sus obras por muchas o bue­nas que sean.

B.     Quedan incluidas y necesarias las obras de obediencia y de servicio en­señadas por la gracia a través del evange­lio de Cristo: así aceptamos la gracia.

C.    Apoc. 19:5, "el lino fino es las ac­ciones justas de los santos".

 

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