Mateo 5:13, Vosotros sois la sal de la tierra


Introducción.

          A. Mat. 5:13, "Vosotros sois la sal de la tierra". ¡Qué afirmación más maravillosa y alentadora!

          B. En este texto Jesús habla de la relación entre sus discípulos y los demás. Son una gran bendición para el mundo.

          C. Los que poseen las cualidades de carácter descritas en las bienaventuranzas ineludiblemente son la sal de la tierra.

          D. La palabra "sal" se refiere a la in­fluencia de los cristianos para impedir la maldad y para preservar el mundo de la co­rrupción espiritual.

I. ¡He aquí los discípulos de Jesús!

          A. Considérese este grupo de discípulos. ¿Quiénes eran? ¿de dónde venían? ¿qué habían hecho o qué hacían en ese en­tonces? ¿Cómo es posible que Jesús les hayan dicho, "Vosotros sois la sal de la tierra"?

          B. Eran galileos. Los doce apóstoles eran galileos sin educación formal (Hech. 1:11; 4:13). Jesús no buscó apóstoles entre los entrenados y privilegiados. Jesús no solamente fue criado en Nazaret, una ciu­dad despreciada por los judíos (Jn. 1:46), sino que también llevó a cabo una gran parte de su ministerio en Galilea.

                   1. Los galileos no gozaban de muy buena reputación entre los demás judíos. Por estar más lejos del templo, y por tener más contacto con los gentiles (Mat. 4:15, "Galilea de los gentiles"), se consideraban menos religiosos que los de Judea.

                   2. Mar. 14:70, "porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos".

          C. Eran del pueblo común. Los dis­cípulos no eran personas de reputación ("de influencia") en la vista del mundo. No era gente grande ni importante, según el concepto popular de lo que constituye la grandeza, sino que, al contrario, era gente insignificante.

                   1. Por lo menos cuatro de los após­toles eran pescadores (Mat. 4:18-21). Otro apóstol era publicano (Mat. 8:9-13).

                   2. Eran pobres. "Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios", Luc. 6:20.

                   3. Eran despreciados por los romanos. Los discípulos de Jesús, siendo judíos, no tenían ningún poder político. No partici­paban en ningún movimiento político para corregir injusticias.

                   4. Eran despreciados por los líderes religiosos. Jn. 7:49, "Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es". Así era el con­cepto que los líderes de los judíos tenían de los discípulos de Jesús.

          D. 1 Cor. 1:26, "Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles".

                   1. Este texto explica claramente que "lo necio de mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil de mundo y lo menospre­ciado escogió Dios, y lo que no es (lo que no tiene reputación), para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su pre­sencia" (vers. 27-29).

                   2. Que toda la gloria sea para Dios y su mensaje, y no para los mensajeros.

          E. ¿Cómo es posible, pues, que tales personas -- pobres, insignificantes, perseguidos -- tengan una influencia tan grande sobre el mundo?

                   1. Es obvio que tales consideraciones no cuentan.

                   2. La sencilla verdad es que los dis­cípulos de Jesús iban a tener, han tenido, y siguen teniendo un tremendo impacto so­bre la raza humana, no por poseer la grandeza según el mundo, sino por poseer las cualidades de carácter delineadas en las bienaventuranzas.

II. La sal sirve para preservar de la corrupción.

          A. Los habitantes de la tierra son co­rruptos, Rom. 1:18-21; Gál. 5:19-21; Efes. 4:17-19. Desde luego, no se necesita texto bíblico para probar esto.

          B. Los discípulos de Cristo son preser­vadores que impiden el proceso de la co­rrupción por medio de predicar el evan­gelio, enseñando todo el consejo de Dios (Hech. 20:20,27), y demostrando la en­señanza en sus propias vidas. Los dis­cípulos de Cristo tienen influencia sal­vadora.

          C. Todo santo es una "conciencia viva" para la gente que le conozca. Les enseña y les pone un buen ejemplo de la en­señanza. Esta influencia doble (la enseñanza y la enseñanza ejemplificada) es la sal de la tierra.

          D. La sal obra silenciosamente, como la levadura, Mat. 13:33. no es ruidosa. Jesús no inició revoluciones ni participó en mar­chas políticas. Mat. 12:19, "No con­tenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz". No era revolucionario en el sentido común de la palabra. No buscaba medios sensacionales para ganarse el fa­vor de la gente. Sus discípulos siguen su ejemplo al evitar tales tácticas.

          E. La sal tiene que ser aplicada. Los que viven en monasterios y conventos no preservarán al mundo de corrupción. Los discípulos tienen que estar asociados con los del mundo para que la sal obre. Desde luego, es importante que los discípulos in­fluyan en los del mundo sin caer bajo la in­fluencia del mundo. Los discípulos deben influir en los del mundo sin ser influencia­dos por el mundo. La sal da su sabor a la carne. Cuando la carne da su sabor a la sal, ¡qué horrible sabor tiene la sal! Tam­poco puede la iglesia influir debidamente en el mundo si se limitan sus actividades a las cuatro paredes del sitio de reunión.

          F. Algunos comentaristas dicen que esta figura significa que lo son la sal de la tierra en el sentido de "dar sabor al mundo" y hace menos aburrida la vida, etc., pero en esta figura el mundo no come la sal, sino que la sal se aplica al mundo (la "carne") para preservarlo de la corrup­ción. Sí da su sabor a la carne en ese sen­tido. Pero no "da su sabor" en el sentido de echar sal a la comida para dar gusto al que coma. La Biblia de las Américas dice "si la sal se ha vuelto insípida", pero la palabra "insípida" no da importancia al "sabor" para el gusto, sino que, más bien, significa que la sal pierde su calidad de sal, y por lo tanto, pierde su eficacia para salar. "La sal de la tierra" da gusto a los que se convierten de su maldad para que ellos también lleguen a ser "la sal de la tierra".

III. Para ser la sal de la tierra hay dos requisitos indispensables.

          A. Los discípulos deben poseer las cualidades de carácter enseñadas en las bienaventuranzas, y reflejarlas llevando vidas fieles. Véanse 1 Tim. 4:12; 1 Ped. 3:1-4; 5:2,3.

                   1. 2 Ped. 1:4, los discípulos de Cristo han "huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia", y deben tener una fuerte influencia sobre los que todavía están en el mundo, para que éstos también puedan escapar del lazo del diablo.

                   2. Col. 4:6, "Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno". No solamente la palabra sino toda nuestra conducta debe ser sazonada con sal.

                   3. Tito 1:16, "Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan". Los tales no son "sal".

                   4. 2 Tim. 3:5, "que tendrán aparien­cia de piedad, pero negarán la eficacia de ella". La "apariencia" no sirve para preser­var de la corrupción.

                   5. Los miembros infieles no son sal. Los miembros mundanos, indiferentes, sectarios y desobligados no son sal. Los miembros que están mal en su matrimonio (por hacer caso omiso de Mat. 5:32; 19:9) no son sal.

          B. Los discípulos deben predicar el evan­gelio puro.

                   1. Algún evangelio corrupto no salva a nadie, no preserva de corrupción.

                   2. Véanse Gál. 1:6-9; 1 Tes. 5:21; 1 Jn. 4:1,2.

                   3. Siempre ha habido apostasías. Los apóstoles tuvieron que combatir muchas enseñanzas falsas (por ejemplo, el error de los judaizantes, y el de los gnósticos). Estos errores causaron división en la igle­sia. Hoy en día es necesario combatir el error: el institucionalismo, la centra­lización, el evangelio social, el calvinismo, y otras tendencias sectarias. Por lo tanto, nos urge predicar "todo el consejo de Dios" para salvar y edificar almas y para preservarlas de la corrupción de doctrinas falsas.

                   4. 2 Tim. 4:2, "que prediques la pa­labra; que instes a tiempo, y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina". Haciendo esto los discípulos de Cristo son la sal de la tierra. Muchos sectarios y hasta hermanos creen que la iglesia debe ser el azúcar del mundo. Quieren dar pura miel a la gente perdida, pero el mundo corrupto no nece­sita azúcar, sino la "sal" del evangelio puro.

IV. "Si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?"

          A. La sal perderá su eficacia, su carác­ter distintivo, (1) si los que profesan ser discípulos de Cristo no poseen en realidad las características enseñadas en las biena­venturanzas, y (2) si no enseñan diligen­temente la sana doctrina, no adulterada (2 Cor. 2:17; 4:2; 1 Ped. 2:2).

          B. Es indispensable que todo miembro de la iglesia entienda que la mera profesión de ser cristiano o de ser miem­bro de la iglesia de Cristo no basta (Mat. 7:21). El miembro que pierda su capaci­dad para salar es inútil, inservible. Es sal sólo de nombre. ¡Es "sal" que no puede salar!

          C.      La "sal" que no es sal no preserva de corrupción, y "no sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres". Es arrojada al camino para ser pisoteada por la gente. Véase también Luc. 14:34,35. Tales personas son despre­ciadas por los hombres mundanos, los cuales se hunden más en corrupción por falta de esa "sal" que tanto necesitan.

          D. Así es el cuadro pintado por Jesús de un "evangelio insípido" y de "cristianos insípidos". Son totalmente inútiles. No valen nada. No sirven para nada.

          E. Lo triste es que los miembros de la iglesia pueden llegar a ser "insípidos" sin darse cuenta.

                   1. Como Sansón (Jueces 16:20) creen que tienen fuerza, y no saben que Dios ya se apartó de ellos.

                   2. Como la iglesia de Efeso, no saben que están en peligro de perder su "candelero" (su identidad como iglesia de Cristo), Apoc. 2:5.

                   3. Como dice el borracho, "Me azo­taron, mas no lo sentí" (Prov. 23:35), así son los miembros que ni oyen los re­proches de los mundanos que hacen burla de ellos. ¡Qué tropiezo para la obra de Cristo son los miembros "inútiles"!

V. "¿Con qué será salada?"

          A. No hay substituto. No hay otra cosa que pueda hacer lo que la sal hace. La sal no tiene substituto. Que todo hermano piense seriamente en esta verdad solemne: ¡No hay otra cosa que la substi­tuya! La fidelidad de los discípulos de Cristo es la única esperanza del mundo.

          B. El mundo está perdido, y su única es­peranza es el evangelio, el evangelio predicado y el evangelio vivido por los verdaderos discípulos de Cristo. Pero no hay otra sal, no hay otra cosa que preserve del error y de la maldad. Si la iglesia no es fiel, el mundo estará sin esperanza.

          C. Gén. 6-9 describe el diluvio que Dios envió porque el mundo era totalmente corrupto. Gén. 19 describe el fuego y azufre que Dios envió sobre Sodoma y Gomorra porque eran totalmente corrup­tos. Dios envió a Josué y los ejércitos de Israel a Canaán para destruir aquellas na­ciones que se entregaban a las abomina­ciones de la idolatría.

                   1. Ahora otra vez el mundo está en gran peligro, porque está lleno de toda forma de disolución. Los perversos matan actualmente millones de infantes (el "aborto"), afirmando que la mujer debe tener control sobre su propio cuerpo (rehusan admitir que el bebé es otra per­sona); los homosexuales ya perdieron todo sentimiento de vergüenza y con todo valor demandan sus "derechos"; los hu­manistas ya se han apoderado de las es­cuelas, denunciando a Dios y la Biblia para enseñar la evolución, la "educación sexual" y toda forma de depravación.

                   2. ¿Cuándo llegará "el colmo de maldad" (Gén. 15:16) para atraer la furia de la ira de Dios? "Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se jun­tarán las águilas" (Mat. 24:28); es decir, la nación corrupta atrae su ruina y aso­lamiento. Si Dios no destruyera una nación moderna entregada a la homosexualidad, tendría que pedir perdón a Sodoma y Gomorra.

                   3. Por lo tanto, el mundo corrupto necesita urgentemente de la sal, y los cris­tianos son la única esperanza del mundo, porque aparte del evangelio y el ejemplo de los cristianos, el mundo no puede ser salado para evitar la corrupción total.


Preguntas sobre Mateo 5:13, La sal de la tierra

          1. Mat. 5:3-9 describe el carácter de los discípulos de Cristo. Mat. 5:10-12 habla de las consecuencias de ser sus discípulos. Mat. 5:13 describe la relación entre los discípulos y el _____________.

          2. ¿Cuál era la reputación de los dis­cípulos de Jesús en cuanto a su estado económico? ¿su influencia política?

          3. 1 Cor. 1:26 dice "no sois muchos __________ según la carne, ni muchos _____________, ni muchos ___________".

          4. ¿Cómo, pues, podían tener tanta in­fluencia los discípulos de Jesús?

          5. ¿Qué significa la expresión "la sal de la tierra"? ¿Para qué sirve la sal? ¿En qué sentido son los cristianos la sal de la tierra?

          6. ¿Qué tan corrupto estaba el mundo en el primer siglo? Rom. 1:18-32.

          7. La sal tiene que ser aplicada a la carne para preservarla de la corrupción. ¿Qué aprendemos de esto si queremos ser la sal de la tierra?

          8. ¿Quiere Cristo que sus discípulos vi­van en monasterios y conventos? Explíquese su respuesta.

          9. ¿Puede la iglesia ser la sal de la tierra si se predica solamente en el sitio de reu­nión?

          10. Nómbrense los dos requisitos indis­pensables para que los discípulos de Cristo sean la sal de la tierra.

          11. Col. 4:6 dice, "Sea vuestra palabra siempre con gracia, ________________ con _____, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno".

          12. ¿Son la sal de la tierra los que so­lamente profesan la piedad? Tito 1:16.

          13. ¿Qué quiere decir la expresión "si la sal se desvaneciere"?

          14. ¿Qué sirve como substituto para la sal?


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