“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria”.
Introducción.
A. Indiscutiblemente (por confesión general, LBLA, margen), confesadamente, sin controversia o contradicción. Esta palabra es semejante a la expresión, “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos” (1:15, etc.).
B. Grande, megas (compárese el prefijo castellano e inglés, mega, que significa un millón y entra en la composición de algunas palabras como megáfono, megatón, megabyte). Tito 2:13, “nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”; Heb. 10:21, “teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios”.
C. Misterio. Pablo emplea esta palabra para hablar del evangelio que fue desconocido hasta que Dios lo revelara; es decir, el hombre nunca lo hubiera sabido por medio de su propio razonamiento (1 Cor. 1:18-21). Cristo sigue siendo un gran “misterio” para aquellos que no aceptan la revelación de Dios, sino que prefieren escuchar doctrinas de demonios (4:1).
1. El misterio es el evangelio. Rom. 16:25, “Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, 26 pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe”.
2. Es el misterio de su voluntad. Efes. 1:9.
3. Es el misterio de Cristo. Efes. 3:4.
4. Es el misterio del evangelio. Efes. 6:19.
5. Es el misterio de Dios. Col. 2:2.
6. Es el misterio de la fe. 1 Tim. 3:9.
7. Es el misterio de la piedad. 1 Tim. 3:16.
D. Piedad. (dice la versión inglesa American Standard, godliness, lo perteneciente a Dios). “Eusebia … 1 Ti 3:16, ‘el misterio de la piedad’ es la piedad en su incorporación en, y comunicada mediante, las verdades de la fe con respecto a Cristo” (WEV). 2 Ped. 1:3, “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”. El v. 16 es como un resumen del tema principal del evangelio, que tiene que ver con la piedad; es decir, el evangelio es la fuente de la piedad verdadera. Es el poder que quebranta el yugo del pecado y nos da la nueva vida en Cristo.
I. Dios fue manifestado en carne.
A. Mat. 1:23, “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, {Is. 7. 14.} que traducido es: Dios con nosotros”.
B. Jn. 1:14, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.
C. Col. 2:9, “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.
D. Fil. 2:7, “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. Véase también Heb. 2:14; 10:5.
E. Jn. 14:9, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”.
II. Justificado (vindicado, LBLA) en el Espíritu.
A. “Como en la esfera de la carne, Cristo fue manifestado para sufrir y morir por el pecador, en la esfera de espíritu fue vindicado triunfalmente (Col. 2:15). Las frases ‘en carne’ y ‘en espíritu’, significan ‘en la esfera’ de ellos” (BHR).
B. “La palabra ‘justificar’ muchas veces significa ser perdonado (Rom. 4:2-8) … Pero aquí significa vindicar, o ser respaldado (por Dios, en la resurrección, Rom. 1:4). Este sentido del verbo se ve en Mat. 11:19; Luc. 10:29)”. (BHR). Los judíos calumniaron a Jesús, diciendo que era glotón y bebedor de vino, que tenía demonio y que estaba fuera de sí, que blasfemaba, etc., pero fue vindicado (defendido contra la calumnia) por su resurrección de entre los muertos y por su ascensión al cielo.
III. Visto de los ángeles.
A. Mat. 4:11, “El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían”; Luc. 22:43 (en Getsemaní), “Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”.
B. Mat. 28:2, “Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella”.
C. Los ángeles anunciaron el nacimiento de Cristo, dijeron a José que huyera a Egipto, ministraron a Jesús en el desierto, le fortalecieron en Getsemaní, quitaron la piedra de su sepulcro, anunciaron su resurrección, y prometieron que El volvería.
IV. Predicado a los gentiles.
A. Cristo fue manifestado en la carne, justificado en espíritu, visto de los ángeles, para que pudiera ser predicado a todas las naciones.
B. Pablo explicó una y otra vez que la evangelización de los gentiles era parte integral del misterio (Rom. 16:26; Efes. 3:6).
C. Mat. 28:19, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones”.
D. Col. 1:23, “si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro”.
E. Desde luego, el evangelio fue predicado a los judíos también; de hecho, fue predicado a ellos primero. Rom. 1:16, “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”.
1. La ley de Moisés fue dada exclusivamente a los judíos.
2. Pero el evangelio fue dado a todas las naciones.
V. Creído en el mundo.
A. En la parábola del sembrador (Luc. 8:4-15), Jesús habla de cuatro clases de terreno que representan cuatro clases de oyentes. Entre ellos son los de “corazón bueno y recto que retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia” (v. 15).
B. Hechos de los Apóstoles registra la acogida que el evangelio tuvo en todo el mundo, confirmando lo que Jesús dijo, y hasta la fecha hay quienes viven por toda palabra que procede de la boca de Dios.
C. Hech. 18:10, “muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados”. La palabra creer se encuentra repetidas veces en el libro de Hechos.
VI. Recibido arriba en gloria.
A. Luc. 24:26, “¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?”; 24:51, “Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo”.
B. Hech. 1:9-11, “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”.
C. Fue recibido arriba en gloria, porque “se sentó a la diestra de Dios” (Mar. 16:19).
D. Apoc. 5:12, “decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”.
E. Véanse también Fil. 2:9-11; Efes. 4:8, 9.
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