El cielo, el gozo eterno

Introducción.

      (A) ¿Qué dice la Biblia acerca de la “herencia incorruptible” 1 Ped. 1:4, el hogar celestial?

      (B) Col. 3:1-3 dice, “buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2  Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. “Meditad en que hay hogar”.

I. Es una ciudad

      A.  Heb. 11:10, Abraham “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”; Apoc. 21, “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén”. Es nueva. Nos gustan cosas nuevas. Es una ciudad muy hermosa. Los ver. 9-21 describen la ciudad. Desde luego, las piedras preciosas son figuradas.

      B. No será ciudad de tiendas, oficinas, hospitales, sino de gente, ángeles y hombres, Heb. 12:22, “la compañía de muchos millares de ángeles,  23  a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos”.

II. Es un paraíso

      A. Apoc. 2:7, “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”; Luc. 16:22, “murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham (el paraíso)”.

      B. Compárense parques hermosos que conocemos (p. ej., los de Colombia o de Guadalajara). ¡Imagínese, vivir para siempre en un hermoso parque!

III. Es el hogar eterno

      A. Juan 14:1-3, “En la casa de mi Padre muchas moradas hay. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (el hogar celestial es un lugar preparado para un pueblo preparado); 2 Cor. 5:1, “si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos”.        

      B. Al ser recibidos en las moradas que Jesús prepara, estaremos “en casa”. Heb. 11:9, Abraham habitó en tiendas, como peregrino y extranjero. 1 Ped. 2:11.  Himno # 128 (del himnario “Cantos espirituales”). Seremos residentes permanentes en el cielo.

      C. Habrá “reunión de familia”. Jn. 17:24, “quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo”. Apoc. 14:2, “el Cordero, y con él ciento cuarenta y cuatro mil” (v. 4, los redimidos”, A.T., N. T., blancos, negros, hispanos, anglos, ricos, pobres, educados, analfabetos; no habrá departamentos en el cielo). “Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpa”. ¡Todos los redimidos cantando juntos para siempre, sin despedidas!

      D. Se pregunta a veces, ¿nos conoceremos en el cielo? ¿Nos conocemos el uno al otro en el hogar? Mat. 17:3, el mismo Moisés, el mismo Elías; Mat. 22:32, Yo soy Dios de Abraham, Isaac, Jacob, Dios de vivos. Seremos como los ángeles, Mat. 22:30, pero las mismas personas.

 

IV. Es lugar de reposo

      A. Apoc. 2:7,11,17,26; 3:5, 12, 21, “al que venciere …” Los habitantes del cielo serán los vencedores. Habiendo vencido en este mundo, entran en el reposo del Señor. Este reposo se puede comparar, pues, con el fin  de la guerra, el fin del viaje, el tiempo de cosecha, etc.  2 Tim. 4:7, 8.

      B. Heb. 4:9, “queda un reposo para el pueblo de Dios”; Apoc. 14:13, “descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos sigue”. No inactividad, sino reposo de los conflictos, problemas, tentaciones, persecuciones y los demás pruebas que los cristianos tienen que soportar. Mat. 5:10-12; Rom. 8:18; 2 Cor. 4:17

      B. Apoc. 21:4, “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. V. 27, “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”. Por eso, habrá reposo y alivio para los redimidos, pues los que les causaban problemas no estarán allí.

 

V. Es lugar de cuerpos celestiales  

      1 Cor. 15:44, “Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual”. Fil. 3:21, “el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya”; 1 Jn. 3:3, “aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él”. (Compárese Mat. 17:2, “y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz”; aquí se vislumbra su gloria celestial).

Conclusión.

      (A). Todo el gozo descrito en este estudio se resume en la frase, “estar con Cristo” (Fil. 1:21).

      (B) Si queremos estar con Cristo eternamente, es necesario obedecer al evangelio para estar “en Cristo” y luego permanecer en El hasta el fin.

      (C) Col. 3:1-4, “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2  Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”.

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