Selección de Ancianos
En este estudio hemos aprendido que debe haber
ancianos en cada congregación, Hech.
14:23; Tito 1:5. Estos son los obispos de la congregación,
Hech. 20:28; Fil. 1:1. Son los
pastores del rebaño (la iglesia local),
Hech. 20:28; Heb.
13:17.
El N. T. revela los requisitos para ancianos,
1 Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9. Todo
miembro debe estudiarlos detenidamente.
La obra de ancianos, Hech. 20:28; Heb. 13:17; 1 Ped. 5:2, 3. No se escogen simplemente
para que haya ancianos, ni para ser “oficiales de la iglesia”.
Se escogen para apacentar y pastorear el rebaño, cuidarlo, protegerlo de
lobos rapaces, buscar ovejas descarriadas, velar por las almas de todos.
Antes de ser escogidos deben ser probados,
1 Tim. 3:10, que haya prueba de
que anhelan ser obispos, que llenan los requisitos.
-La iglesia misma escoge a sus ancianos. Hech. 6:3. Si aun los que
servían mesas fueron escogidos por la iglesia, cuanto más los ancianos. Todos
los miembros están involucrados. Todos deben estudiar los requisitos y usarlos
como regla para medir a los candidatos para ver si califican.
No decir, “Creo que el hermano fulano es buen hermano, asiste, ofrenda”,
sino ¿reúne los requisitos? ¿Califica según la regla divina?
Cuando la iglesia escogió a los siete hermanos para
servir mesas tenían que medir a los candidatos por los requisitos nombrados por
los apóstoles. ¡Cuánto más para ser ancianos!
Cuando las iglesias enviaron su ofrenda para los
santos necesitados de Jerusalén, cada iglesia escogió a sus propios mensajeros,
1 Cor. 16:3.
Según esto todo miembro de la congregación tiene el
derecho y el deber de participar en la selección de los ancianos.
Se habla mucho de “ancianos calificados”, pero es
indispensable que haya “miembros calificados” para escoger “ancianos
calificados”.
Entonces ¿cómo se hace la selección?
¿Cuáles son los pasos prácticos para ella? El N. T.
no revela un procedimiento exacto.
Como no nos dice un orden exacto para el culto,
cuántos himnos debemos cantar, cuántas horas dedicar al culto, etc.
Por eso, se deja al juicio de la iglesia, pero
debemos recordar ciertos textos como
1 Cor. 14:40; 2 Cor.
8:21.
Si los varones deciden que la iglesia está lista
para tomar los pasos necesarios para escoger ancianos, primero, debe haber mucho
estudio.
Porque es muy necesario que todos los miembros
tengan amplio entendimiento del asunto para poder participar en la selección de
ancianos.
Entonces, los miembros podrían escribir los
nombres de hermanos que ellos consideren calificados para ser ancianos.
Podrían dar sus razones por qué creen que
cierto hermano califica. Esto sería de mucho beneficio. (Por ej., él es muy
bueno para visitar a todos los miembros débiles y descarriados).
Luego la junta de varones podría examinar las
recomendaciones de la congregación, no guiados por preferencias personales,
sino estrictamente siguiendo la regla del N. T.
Luego, si juzgan que ciertos hermanos en realidad
califican, deben proponer esos nombres a la congregación para su
consideración.
Ahora llegamos al meollo del asunto: lo que requiere
mucha paciencia… madurez… unidad… y amor fraternal. Es asunto delicado.
Si hay objeción a uno o más de ellos, deberían
explicar (por escrito) por qué. En esto deberían expresarse con toda franqueza
pero siempre con amor fraternal.
Aquí no cabe el simple “no me gusta”. La objeción
debe ser bíblica, basada en los requisitos dados por el Espíritu Santo.
Por ejemplo, “no califica porque no tiene buen
testimonio de los de afuera (1 Tim. 3:7)”
y luego concretar la acusación con prueba.
Si se trata de acusación de pecado, no caben
en este procedimiento ningún rumor ni chisme, sino solamente los
hechos que se puedan concretar (2
Cor. 13:1).
En primer lugar, recordemos que si uno sabe que su
hermano ha pecado, debe ir con él, hablar con él, exhortarle, tratar de
ayudarle, Gál. 6:1.
Entonces, como paso final, debería firmar su
nombre a su escrito (la objeción). Esto es de suma importancia, porque es
asunto solemne y sagrado. ¡No conviene escribirla sin firmarla!
Una advertencia. Todo miembro está involucrado en
este asunto. Nadie diga, “Yo no sé nada de eso y no quiero saber nada”. ¡Se
trata del gobierno de la iglesia!
Ancianos deben ser escogidos por todos los miembros
de la congregación, los cuales en turno estarán sujetos a ellos (Heb.
13:17) y deben conocerlos y estimarlos,
1 Tes. 5:12, 13.
Todo hermano que permita que su nombre sea sometido
a la iglesia como candidato para anciano, debe estar dispuesto a escuchar lo que
los miembros piensen sin disgustarse con ellos.
Debe pensar dos veces antes de empezar. Debe tener
“cuero de cocodrilo”. “Si no aguanta el calor no debe meterse en la cocina”.
-Por último, los hermanos aprobados son
escogidos (designados, constituidos) formalmente como ancianos, Hech. 14:23; Tito 1:5.
El evangelista, u otro hermano, puede hacer esto en forma sencilla pero solemne
delante de toda la congregación, pero esto solamente después de que la
congregación misma los haya aprobado.
-La relación entre los miembros y sus ancianos. 1 Tes. 5:12, 13, “reconozcáis… y los tengáis en muy
alta estima con amor, por causa de su trabajo”.
Heb.
13:17, “Obedeced a vuestros pastores y sujetaos
a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta”.
1 Tim.
5:19, “No admitas acusación contra un anciano, a
menos de que haya dos o tres testigos”.
En fin, es tan necesario que haya “miembros
calificados” como tener “ancianos calificados”.
No es difícil que la iglesia conozca los unos a los otros. Saben cuando
hay hermanos deseosos de ser obispos y calificados para ello.
El
patrón bíblico es que cada iglesia tenga ancianos. Debemos seguirlo. Es arreglo
divino y por eso muy bueno para la iglesia.
A lo anterior: Requisitos que llenar para ser obispos (1 Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9). |
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