¿Quién tendrá razón?

      Muchas personas están contentas con su ignorancia de la palabra y voluntad de Dios. Dicen algunos, "Los pastores de las iglesias son hombres educados pero no están de acuerdo en cuanto a la Biblia, y si ellos están divididos, ¿cómo puedo yo saber cuál es la verdad?" Re­cuerde una cosa, amigo nuestro, que estos pas­tores que se llaman el clero (cosa desconocida en la Biblia) son hombres falibles. Y además, ellos tuvieron que asistir a una escuela especial de su iglesia, un seminario religioso que en­trena a sus predicadores, y allí fueron instrui­dos en la doctrina peculiar de su denomi­nación.

      Ellos tienen que torcer la Biblia para dar apoyo aparente a su doctrina y a su iglesia fun­dada por los hombres. Desde luego, todos estos pastores están divididos, porque sus iglesias es­tán divididas. El clero romano, Martín Lutero, Juan Calvino, Juan Wesley, Juan Smith, José Smith, Mary Baker Eddy, etc. han determinado las doctrinas de sus respectivas iglesias, y los pas­tores de estas iglesias son obligados, ge­neración tras generación, a perpetuar los cre­dos de ellas.

      Pero usted puede hacer a un lado todo sis­tema religioso de los hombres. Usted puede ir más allá del sectarismo, para llegar a la fuente de la sencilla religión de Jesús. Puede volver a un tiempo antes de la fundación de la Iglesia Católica Romana (la primera de las sectas principales humanas); es decir, usted puede volver al primer siglo para encontrar en las páginas del Nuevo Testamento la iglesia origi­nal, la única iglesia conocida (reconocida, aprobada) por Jesús, la iglesia que El estable­ció (Mat. 16:18), que El compró con su sangre, (Hech. 20:28), y que El salvará (Efes. 5:23). Esta iglesia no es Católica ni Protestante, sino el reino de Dios, (Mat. 16:18, 19; Col. 1:13), el templo de Dios, (1 Cor. 3:16) la casa de Dios, (1 Tim. 3:15).

      No se confunda, pues, por los muchos dog­mas de hombres y de iglesias humanas, sino es­tudie usted mismo la Biblia y piense por sí mismo. No acepte la palabra de ningún hom­bre. Oiga usted a Dios, a su Hijo Jesucristo, y a sus inspirados escritores. ¿Quién tiene razón? La Biblia; Dios tiene razón. Usted será juzgado por esta palabra; por eso, usted puede saberla y vivir por ella. "Guardaos de los falsos profe­tas" (Mat. 7:15).

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