Egoísmo

Introducción:

      A. Léase Fil. 2:1-4, 20 ,21.

      B. El egoísmo significa "Inmoderado amor de sí mismo, que hace pensar sólo en el interés personal: el egoísmo es una imperfección del corazón y de la inteligencia". El egoísmo nos obliga a ser indiferentes hacia otros, y preocu­parnos solamente por los asuntos personales.

      C. El egoísmo es la raíz de muchos males. Se expresa y se observa en muchas formas: en el amor hacia el mundo ("amadores de los deleites más que de Dios", 2 Tim. 3:4); en la falta de fruto llevado para Dios; es la causa de muchísimos pecados, tales como el adulterio, el hurto, el homicidio, la envidia, la venganza, la malicia, y aun de la flojera.

I. Ejemplos bíblicos.

      A. Adán y Eva. Gén. 3:6. Quisieron comer del fruto prohibido.

      1. A pesar de lo que Dios había dicho, a pesar de la voluntad de Dios.

      2. A pesar de las consecuencias sobre la raza humana (la muerte física).

      3. La única cosa que les interesó fue lo que ellos mismos en ese momento querían hacer. Así es el egoísmo, y así son sus consecuencias (Gén. 3:16-24).

      B. Acán. Josué 7:7-10. Tomó del despojo prohibido de Jericó (véase Josué 6:17-19, 24, todo el tesoro era para la casa de Dios).

      1. Pero Acán codició lo prohibido, lo tomó y lo escondió bajo tierra en medio de su tienda (Josué. 7:21).

      2. A pesar de la voluntad de Dios.

      3. A pesar de la consecuencia para él, su familia, y el pueblo.

      4. Josué 7:1, "Pero los hijos de Israel" pecaron. Todo el pueblo fue afectado por el pecado de Acán. Dios tenía a todos por responsables; lo que afectó a una sola persona afectó a todos. Así es en la iglesia, porque es un cuerpo (1 Cor. 12:26; 5:6). Es triste decirlo pero hay miembros de la iglesia que no quieren aprender esta lección. La actitud de algunos es que "No me importa si mi conducta perjudica la obra y causa escándalos en la iglesia; lo único que me importa es que yo haga lo que quiera".

      5. La consecuencia del pecado de Acán: la muerte de treinta y seis hombres (Jos. 7:5), porque estos salieron al encuentro con los enemigos y fueron derrotados porque Dios no estaba con ellos debido al pecado de Acán. En­tonces "el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua". Toda la nación fue derro­tada, humillada y avergonzada. ¿Por qué? Porque un solo hombre quería solamente lo que él consideraba beneficio para sí mismo sin preocuparse por los demás. ¿Cuántas iglesias de Cristo sufren a consecuencia del egoísmo de ciertos miembros?

      C. El rey Saúl. 1 Sam. 15:21-23. Saúl pecó e hizo pecar al pueblo, porque siendo rey, él podía haber llevado a cabo el mandamiento de Dios.

      1. ¿Cuál era el egoísmo de Saúl? El quería agradar al pueblo; quería conservar su popu­laridad con ellos. Esto es puro egoísmo. Para lograr su propósito él permitió que ellos des­obedecieran el mandamiento de Dios. Dios le mandó (v. 3), "Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos". Pero "el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová". Saúl lo permitió para complacer al pueblo, pero fue acto de desobediencia.

      2. El pueblo hizo mal, pero Saúl era responsable delante de Dios. Dice Samuel (v. 22), "¿Se complace Jehová tanto en los holo­caustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?" El problema fue que Saúl no pensaba en complacer a Dios, sino al pueblo y haciendo esto complacía a sí mismo.

      3. Las consecuencias. Siempre el egoísmo tiene consecuencias feas. Saúl fue desechado para que no siguiera como rey de Israel, porque él desechó a Dios.

      D. El rey David. 2 Sam. 11:2-4. Cometió adulterio y homicidio.

      1. David, siendo rey, era hombre que tenía gran responsabilidad bajo la tutela de Dios, era el pastor de la nación. El pueblo lo tenía en alta estima. El bienestar de la nación dependía de él.

      2. Pero "vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy her­mosa", el egoísmo tomó control de la vida del rey. En esta ocasión no consideró ni a Dios ni a la mujer a quien codiciaba, ni al marido de ella, ni al pueblo de Israel, sino solamente se con­sideró a sí mismo. Sólo pensaba en una cosa, su propia gratificación sensual.

      3. 2 Sam. 12:14, "con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová". ¿Era tan serio el asunto? Sí, y hacemos lo mismo cuando somos tropiezo a la iglesia (1 Cor. 10:32). Las hermanas que no quieren ser "cuidadosas de su casa" causan que la palabra de Dios sea blas­femada (Tito 2:5). Todos los miembros indife­rentes y mundanos hacen lo mismo.

      4. David cometió una serie de pecados: Codició la mujer de su prójimo, cometió adul­terio con ella, y destruyó al marido de ella. "Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera" (2 Sam. 11:15). ¿Cómo es posible que un gran hombre y gran rey como David hiciera tal cosa? Porque fue guiado y llevado por el egoísmo. Nosotros somos capaces de hacer cosas semejantes si nos dejamos llevar por el egoísmo. Urías estaba dispuesto a morir por su rey y su nación, pero David estaba dispuesto a matar a Urías para cubrir su pecado. Urías es­tuvo con "los hombres más valientes" (11:16), y David se identificó con los más cobardes. El egoísmo nos convierte en gente torpe y co­barde.

      E. Hageo 1:2-5, Cómo el egoísmo afectó a los judíos.

      1. No tenían tiempo para construir la casa de Dios, pero sí tenía tiempo para construir sus propias casas. "Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Je­hová sea reedificada ... ¿Es para vosotros tiempo ... de habitar en vuestras casas arteso­nadas, y esta casa está desierta?"

      2. ¿Cuántos hermanos tienen tiempo so­lamente para sus propias casas y para sus pro­pios intereses y no hay tiempo para el Señor? No consideran a Dios, ni el templo (iglesia) de Dios (1 Cor. 3:16; Efes. 2:20, 21). Mat. 6:33, "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia ..."

      F. Luc. 12:15-21, obsérvense los pronom­bres personales en esta parábola; indican puro egoísmo. Este hombre pensaba solamente en sí mismo, y no en otros. Con esta parábola Cristo ilustra el pecado de "avaricia" (v. 15; 1 Tim. 6:9, 10), que es otra palabra para "egoísmo".

      G. Hech. 5:1-11, el doble egoísmo de Ananías y Safira. En su egoísmo quisieron ser alabados por ser generosos, pero también quisieron quedarse con sus bienes materiales. Llevados por este egoísmo, mintieron a Dios.

      H. Hech. 8:18-23, ¿Por qué quería Simón el poder para impartir los dones? ¿Para edi­ficar a la iglesia? ¿Para avanzar la obra? Es otro caso del egoísmo. El corazón del egoísta se describe en los v. 21,23.

      I. 3 Juan 9, 10, Diótrefes amó el primer lu­gar. ¿Por qué? ¿para servir a Dios mejor? o ¿para satisfacer su propio orgullo?

II. El remedio.

      A. Mat. 16:24, "niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame".

      B. Gál. 2:20, "Con Cristo estoy juntamente crucificado".

      C. 1 Cor. 9:27, "golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre".

      D. 2 Cor. 8:5, "a sí mismos se dieron primeramente al Señor".

      E. Luc. 22:27, "Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve".

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