2 Tesalonicenses 2
2:1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él (1 Tes. 4:17), os rogamos, hermanos, -- El capítulo anterior termina con la oración de Pablo por ellos; él empieza esta sección, rogando a ellos mismos. Este tema (la venida del Señor y nuestra reunión con El) había ocasionado confusión (1 Tes. 4:13) y la enseñanza del error (3:11).
2:2 que no os dejéis mover fácilmente (“agitar, hacer oscilar como una caña, Mt. 11:7”, ATR; Hech. 16:26; que no pierdan su equilibrio espiritual) de vuestro modo de pensar (Gál. 1:6; Efes. 4:14), ni os conturbéis (Mat. 24:6), ni por espíritu (alguno que profesaba profetizar en el nombre del Señor), ni por palabra (la palabra de Cristo, p. ej., Mat. 24, o la palabra de Pablo), ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca (ha llegado, LBLA). – En la primera carta les dijo, “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tes. 5:21). Había hermanos inspirados en la congregación que podían probar los espíritus (1 Cor. 12:10; 1 Jn. 4:1).
2:3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, -- Mat. 7:15-20; Hech. 20:28-31; 1 Tim. 4:1-3 (en este texto Pablo usa la misma palabra, apostasía, y se refiere a dos doctrinas originadas por el clero romano); véanse también 2 Tim. 3:1-9; 2 Ped. 2; Judas.
Hoy en día muchos hermanos liberales piensan y dicen que los hermanos conservadores causamos problemas sobre “opiniones” cuando insistimos en la autonomía de cada congregación y condenamos la práctica de centralizar los fondos de muchas iglesias en una “iglesia patrocinadora” para que ésta se encargue de alguna obra evangelística o benévola para toda la hermandad, como también la práctica de establecer escuelas y otras instituciones con los fondos no sólo de individuos sino también de las iglesias de Cristo. Todos deberíamos considerar seriamente cómo se originó la gran apostasía de la cual Pablo habla, porque uno de los primeros pasos fue el cambio del obispado. Según Hech. 20:17, 28 los ancianos son los obispos, pero en algunas iglesias se inició la práctica de elevar a uno de los ancianos sobre los demás, y de llamarle el obispo. Después, a este “obispo” se le dio autoridad sobre otras congregaciones. Así pues, el primer paso de la apostasía fue el rechazo de la autonomía de cada congregación (Hech. 14:23). Sin lugar a dudas, muchos pensaban que este cambio fue una cosa muy insignificante, un asunto de “puras opiniones”, pero paso a paso llegó a ser la gigantesca jerarquía católica romana.
Lo que todo cristiano debe tener bien grabado en la mente es el sencillo hecho de que cuando se cambia el gobierno de la iglesia, se cambia también su doctrina y práctica. Esto es obvio, porque el cambio de gobierno es el cambio de autoridad, y cambio de ley, de lo cual resultarán docenas de cambios al culto y a toda actividad de la iglesia. En seguida presentamos una lista de digresiones de la fe preparada por Wilbur Fields (College Press):
(1) Obispos ejercen autoridad sobre ancianos (presbíteros). Siglo segundo.
(2) “Bautismo” infantil mencionado por primera vez – Cerca del año 150 D. C.
(3) Muchos ritos paganos – velas, incienso, vestimentas, etc. – añadidos al culto cristiano. Siglo tercero.
(4) Primer credo humano (concilio ecuménico de Nicea) – 325 D. C. Este fue el primer documento escrito substituyó las Escrituras.
(5) Cristianismo nombrado oficialmente como la única religión del estado – 394 D. C. Al principio cuando la iglesia fue fiel al Señor, fue perseguida y nunca hubiera sido nombrada como la religión oficial del estado.
(6) Se le otorga a María el título “Madre de Dios” – 431 D. C.
(7) Confesión de pecados a un sacerdote humano – Cerca de 457 D. C. Hecho obligatoria en el año 1215 D. C.
(8) Cena del Señor llegó a ser una misa (sacrificio) y misas por los muertos llegaron a ser frecuentes – Siglo sexto.
(9) El papa gana autoridad universal – Cerca del año 606 D. C.
(10) Transubstanciación – 1215 D. C.
(11) Indulgencias – Cerca del año 1164 D. C.
(12) Adoración de imágenes legalizada – Cerca del año 800 D.C.
(13) Tradición hecha igual a las Escrituras – Cerca del año 1545 D. C.
(14) Libros apócrifos añadidos a la Biblia – 1546 D. C. (Véase Apoc. 22:18, 19).
(15) Purgatorio – Originado en el siglo décimo. Hecho oficial, 1438 D. C.
(16) La gente es privada de la copa de la comunión – Cerca del año 1414 D. C.
(17) Celibato promovido (405 D. C.) y hecho obligatorio (1123 D. C.). (Véase 1 Tim. 4:1-3).
(18) Aspersión autorizada – 1311 D. C.
(19) Concepción inmaculada de María – 1854 D. C.
(20) Infalibilidad del papa – 1870 D. C.
(21) Asunción corporal de María al cielo – 1950 D. C.
-- y se manifieste el hombre de pecado (anomias, iniquidad, sin ley, Mat. 7:23), el hijo de perdición (condenado a la perdición; compárese Jn. 17:12), -- La apostasía iba a producir este “hombre de pecado, el hijo de perdición”; es decir, la apostasía vendría lentamente, pues la apostasía fue un proceso largo. La historia revela claramente el desarrollo de esta apostasía y cómo ineludiblemente trajo consigo el oficio del papado (“el hombre de pecado”).
Muchos confunden “el hombre de perdición” con el “anticristo” (1 Jn. 2:18, 22; 4:3; 2 Jn. 7), pero Juan explica que el anticristo es aquel que niega que Cristo ha venido en carne. Desde el primer siglo hasta el presente ha habido muchos anticristos (“han surgido muchos anticristos”, 1 Jn. 2:18). Los más numerosos anticristos son los testigos del Atalaya que afirman que Cristo no era Dios sino “un dios”. Otros anticristos son los pentecosteses que afirman que Jesús es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Lo más terrible es que en la actualidad hasta hermanos en Cristo, queriendo enfatizar la humanidad de Cristo, enseñan que al venir a la tierra Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos o que nunca los manifestó. El campeón de esta doctrina dijo públicamente al hermano que se le oponía, “Usted y yo no servimos al mismo Jesús”. Esto es muy cierto, pues estos hermanos sirven a un Jesús que no existe.
“Aquí está un resumen de las descripciones del hombre de pecado:
(1) Se opone todo lo que se llama Dios.
(2) Se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto.
(3) Se sienta en el templo de Dios.
(4) Se exhibe a sí mismo como si fuera Dios.
(5) Su aparición fue impedido por alguna fuerza que ya existía cuando Pablo escribió esta carta. 2:6, 7.
(6) El misterio de la iniquidad, que conduciría a su aparición, ya estaba obrando cuando Pablo escribió esta carta. 2:7.
(7) Continuará existiendo hasta que el Señor venga. 2:8.
(8) El Señor lo destruirá con el resplandor de su venida. 2:8.
(9) El muestra poder, señales y prodigios mentirosos. 2:9.
(10) Viene con todo engaño de iniquidad. 2:10”. (WF).
2:4 el cual se opone (Luc. 13:17; 21:15; 1 Cor. 16:9; Gál. 5:17; Fil. 1:28; 1 Tim. 1:10; 5:14) y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; -- Algunos dicen que el papado no es “el hombre de pecado” porque los papas adoran a Dios, pero en realidad éstos ofrecen “culto voluntario” (culto inventado por los hombres, Mat. 15:8, 9; Col. 2:20-23), y el papa mismo es “objeto de culto”, pues los feligreses se arrodillan delante de él como si fuera Dios, besan su anillo, etc.
-- tanto que se sienta en el templo de Dios (2 Cor. 6:16; Efes. 2:21; desde luego, no está en el templo verdadero de Dios, sino que ha usurpado el puesto que pertenece solamente a Dios) como Dios, haciéndose pasar por Dios (compárese Hech. 12:21-23). – Hay muchas citas en las obras católicas que confirman esta declaración. Compárense Ezeq. 28:2, “Hijo de hombre, dí al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios …”; y Hech. 12:22 (acerca del rey Herodes), “Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! 23 Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos”. Los papas de Roma han reclamado para sí mismos tales títulos como “Nuestro Señor Dios el Papa, otro Dios sobre la tierra”; han prohibido el matrimonio (un arreglo divino); han convertido la cena del Señor en el sacrificio de la misa (y no permiten que la gente participe de la copa); se han atrevido a cambiar los diez mandamientos para eliminar la prohibición de las imágenes; pretenden hacer el papel de Dios al “perdonar pecados”, etc.
Religiosamente hablando, no hay otro hombre en el mundo más arrogante y orgulloso que el papa de Roma. A pesar de su fingida humildad él piensa que puede formular leyes, cambiar leyes, quitar lo establecido por Dios o sustituirlo con su propia ley. Cree que cuando habla oficialmente, es infalible. No tiene respeto alguno por la doctrina de Cristo sobre el matrimonio, el divorcio y segundas nupcias, sobre la iglesia, el bautismo, la cena del Señor, la ofrenda, y docenas de otras doctrinas. Para él sería igual si no hubiera Nuevo Testamento.
2:5-7 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad (anomia); -- Se llama misterio simplemente porque no se había revelado. Este misterio obraba en contra del misterio de Cristo (Efes. 3:3-5).Ya estaba en acción la apostasía. Jesús dijo que en el juicio El diría a algunos religiosos, “apartaos de mí, obradores de maldad” (Mat. 7:23, obradores de maldad, anomia, son los que obran sin ley). Pablo se refiere a todos los programas escondidos de Satanás y a los hombres que obran en contra de la ley de Dios para efectuar esta apostasía. Jesús habló claramente de la venida de falsos maestros (Mat. 7:15-20) y aun de falsos cristos (Mat. 24:24). Recuérdese lo que Pablo dijo a los ancianos de Efeso (Hech. 20:29) “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”.
La idolatría ya estaba entrando en la iglesia (1 Cor. 10:14); “culto a los ángeles” ya estaba entrando en la iglesia (Col. 2:18); algunos hacían mercancía de la palabra (2 Cor. 2:17) y adulteraban la palabra (2 Cor. 4:2); algunos tomaban la piedad como fuente de ganancia (1 Tim. 6:5); algunos querían guardar los días, los meses, los tiempos y los años (Gál. 4:10); algunos enseñaban preceptos humanos como “No manejes, ni gustes, ni aun toques” y el “duro trato del cuerpo” (Col. 2:10-23, doctrinas que obviamente eran la simiente del ascetismo y la vida monástica); y, desde luego, ya había un Diótrefes (3 Jn. 9) que bien prefiguraba a los obispos romanos, quienes anhelan “tener el primer lugar”.
-- sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. -- El desarrollo completo del poder del papado fue detenido por los emperadores romanos, pero al caer Roma los papas reclamaron para sí mismos todo el poder de emperadores y reyes. Durante los primeros tres siglos la iglesia fue perseguida por ser una religión autorizada por la ley; por esta causa los obispos ambiciosos no podían obtener la autoridad que querían, pero en el siglo IV, por causa de invasiones y otros factores, el imperio se debilitaba cada vez más, pero desde el tiempo que el emperador cambió la sede de gobierno de Roma a Constantinopla (en el siglo IV), se aceleró aun más la caída del imperio. Así, pues, el poder de los emperadores disminuía y la autoridad de los obispos aumentaba.
En toda la historia eclesiástica no hay otra apostasía que se pueda comparar con ésta. Los historiadores más competentes explican todos los detalles de su desarrollo. Sin lugar a dudas el catolicismo es la corrupción de la iglesia verdadera, pues aun pretende ser la iglesia de Cristo original. La Biblia no explica el cumplimiento de esta profecía acerca de la apostasía, pero es obvio que bien describe al papado.
2:8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; -- Los comentaristas insisten en que “aquel inicuo” es “el anticristo” que aparecerá poco antes de la venida de Cristo, pero el apóstol Juan es el único escritor del Nuevo Testamento que habla acerca del anticristo, y él no dice lo que los comentarios dicen. Léase con cuidado lo que dice: 1 Jn. 2:18, 22; 4:3; 2 Jn. 7. Juan no habla de un gran, horrible “anticristo” que aparecerá poco antes de la venida de Cristo, sino de los niegan que Cristo ha venido en carne.
El inicuo se manifestó hace muchos siglos, desde el año 606 D. C. cuando Bonifacio III fue nombrado el obispo universal de la iglesia. El inicuo no es un solo individuo, sino el papado de Roma.
J. W. McGarvey hace una lista de nueve detalles que muestran que el papado cumple la profecía acerca de la apostasía y la aparición del hombre de pecado:
(1) Tiene un solo hombre oficial como su cabeza, y la arrogancia de sus pretensiones están concentradas en él.
(2) Aquel hombre vino con, y salió de, una apostasía, la misma clase de apostasía que Pablo describe en otros textos. II Tim. 3:1-9; 1 Tim. 4:1-3.
(3) Lo que estaba “en acción” cuando Pablo escribió esta carta -- el orgullo espiritual, el no sujetarse a la ley de Dios, y el deseo de tener poder – fue detenido por el gobierno civil de Roma que en aquel tiempo dominaba y perseguía a la iglesia.
(4) Cuando el obispo de Roma comenzó a afirmar y sostener su poder, estaba en conflicto con el gobierno romano.
(5) Cuando el imperio romano se derrumbó, la iglesia romana llegó a ser todopoderosa.
(6) La misma apostasía ha sido preservada cuidadosamente. La línea de papas ha sido preservada, y aparentemente continuará hasta que Cristo vuelva.
(7) El papado se exalta a sí mismo contra Dios y Cristo, reclamando para sí títulos que sólo Dios tiene el derecho de llevar.
(8) Los papas se sientan en el templo de Dios.
(9) El papado comprueba sus pretensiones por medio de milagros fraudulentos, señales y prodigios, sanidades efectuadas por reliquias, altares y santuarios.
Dicen los papas de Roma que son sucesores del apóstol Pedro, pero en realidad quieren sustituir a Dios y a Cristo. No sólo son falsos apóstoles, sino también falsos dioses y falsos cristos.
Este texto confirma que cuando Cristo venga, no habrá un “rapto secreto” para sacar a los discípulos del mundo durante la supuesta “gran tribulación”, para después venir otra vez (una tercera venida) para establecer su reino aquí en la tierra para reinar mil años. Tales conceptos son el fruto de la imaginación fértil de soñadores religiosos. Cuando Cristo venga, todos los muertos resucitarán, los vivos serán transformados, la tierra será quemada, y todos comparecerán delante del Señor para ser juzgados.
2:9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, -- Es importante recordar que el diablo hace milagros: los magos de Egipto hicieron milagros (Ex. 7:11, 12); Deut. 13:1, “Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, 2 y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; 3 no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando …”; Mat. 24:24, “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos”; Mat. 7:22, “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”; véanse también Apoc. 13:13; 18:23; 19:20.
No sólo la Iglesia Católica Romana, sino también las iglesias pentecosteses, los mormones y otras tratan de probar por medio de milagros que son la iglesia verdadera, pero ¿Dios confirma todas las doctrinas contradictorias de estas iglesias por medio de milagros? En primer lugar, los milagros del primer siglo sólo confirmaron la verdad predicada por Cristo y los apóstoles y en segundo lugar, habiendo confirmado la verdad, se acabaron. Así, pues, en la actualidad no se hacen milagros ni siquiera para confirmar la verdad, ni mucho menos para confirmar las doctrinas contradictorias del sectarismo.
“Señales y prodigios mentirosos” juegan un papel importantísimo en el catolicismo. Multitudes de personas acuden a los santuarios de Lourdes, Francia o San Juan de los Lagos (México) y “sanan” de sus enfermedades. Para que algún católico piadoso sea canonizado, es necesario que haya hecho por lo menos dos milagros. El clero romano aun habla del “milagro” de la misa, de que cuando los sacerdotes bendicen el pan y la copa, milagrosamente llegan a ser el cuerpo literal y la sangre literal de Cristo.
Nadie debería ser engañado, porque Jesús y Pablo nos dieron amplia advertencia acerca de los que harían señales y prodigios mentirosos.
2:10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, -- El inicuo no sólo vino con gran poder y señales, sino también con “todo engaño de iniquidad”, porque a través de los siglos el sistema papal ha sido el enemigo de las Escrituras, pues ha privado al pueblo del conocimiento de la verdad y les engañan con doctrinas de los hombres. Las iglesias protestantes han perpetuado este mal al enseñar el calvinismo y otros errores. La doctrina más popular de las iglesias “evangélicas” es la supuesta salvación por la fe sola. Otra es que no importa lo que uno crea sólo que sea sincero. Otra es que todas las iglesias son buenas y que cada quien debería escoger la que le convenga (que todas van al cielo, nada más por distintas rutas).
El engaño del error evita que le gente entienda la verdad: p. ej., (1) enseñamos la necesidad de ser bautizados para la remisión de los pecados (Hech. 2:38; Mar. 16:16), y, por eso, nos dicen que queremos salvarnos solos, y nos acusan de no confiar en Cristo sino en el agua, etc.; (2) enseñamos que la Biblia dice que hay una sola iglesia (Mat. 16.18, Efes. 1:22, 23; 4:4) y, por eso, nos llaman fariseos y dicen que creemos que somos los únicos que irán al cielo.
Pablo explica el problema: por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. – La verdad es el evangelio, la enseñanza de Cristo y sus apóstoles. Después de morir los apóstoles, muchos dejaron de perseverar en la doctrina de los apóstoles. Dejaron de practicar la enseñanza de Hech. 2:42; 14:23; 20:7, etc. Muchos textos describen esta apostasía (1 Tim. 4:1-3; Col. 2:18-23; 2 Tim. 3:1-7; 2 Pedro; Judas, etc.). Si la iglesia deja de recibir el amor de la verdad y substituye la verdad por mentiras, el resultado es la apostasía.
Es indispensable, pues, que recibamos el amor de la verdad y que rechacemos toda mentira. 1) “Dios es verdad” (Deut. 32:4) y el ídolo es una mentira (“cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador”, Rom. 1:19-25). Véase también 1 Cor. 8:4. El ídolo es una mentira (Sal. 115:3-8). La astrología es una mentira. La hechicería es una mentira. Dios es verdad; entonces, ¿es angosta o ancha la verdad? ¿es relativa o absoluta?
(2) Puesto que Dios es verdad, la creación registrada en Gén. 1 y 2 es la verdad, pues “toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios” (Heb. 3:4). La supuesta evolución es una mentira. No es verdad porque no es científica, pues ni siquiera se puede examinar científicamente y, por eso, no se puede comprobar. Se nos dice que aceptamos la creación de Gén. 1 y 2 por fe; esto es cierto, pero es fe basada en evidencia verdadera (Rom. 1:19, 20; Sal. 19:1-4). Los que creen en la evolución creen sin evidencia alguna. La creación es una verdad angosta y no admite de ninguna forma de evolución.
(3) Jesucristo es la verdad (Jn. 14:6). “Este es el verdadero Dios” (1 Jn. 5:20). Algunos sirven a los falsos cristos (Mat. 24:24). El “cristo” del catolicismo no existe. El “cristo” de los testigos del Atalaya no existe. El “cristo” de los “Sólo Jesús” no existe. El “cristo” predicado por algunos hermanos, el que se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (o que nunca los mostró) cuando vino a la tierra, no existe (predican “otro Jesús”; compárese 2 Cor. 11:4).
(4) El Espíritu Santo “es la verdad” (1 Jn. 5:7). Por lo tanto, la palabra de Dios revelada por el Espíritu Santo es verdad: “la suma de tu palabra es verdad” (Sal. 119:160). “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17). La verdad es “la verdad del evangelio” (la verdadera enseñanza del evangelio, Gál. 2:5). El evangelio verdadero es el poder de Dios para salvarnos. De esto vemos muchos ejemplos en el libro de Hechos de los Apóstoles. Pero los hombres han introducido muchos evangelios falsos (Gál. 1:6-9; Col. 2:20-23; 1 Tim. 4:1-3). El “evangelio” predicado por el catolicismo es una mentira. El calvinismo (la teología básica de los evangélicos) es una mentira. El evangelio del mormonismo es una mentira. El evangelio de los testigos del Atalaya es una mentira. El mundo religioso propaga infinitos evangelios falsos.
La verdad es angosta, porque es absoluta. No es relativa, como muchos creen. No es subjetiva, sino objetiva; es decir, la verdad no es la verdad solamente para algunas personas en particular y bajo ciertas circunstancias, sino que es la verdad para todos, bajo cualquier circunstancia, en cualquier tiempo. Por lo tanto, es absurdo decir que “no importa lo que uno crea con tal que sea sincero”. Insultan al Espíritu Santo los que dicen que la verdad revelada in la Biblia no es absoluta, sino que su significado depende de la interpretación de cada persona. Según esto la mentira es tan buena como la verdad.
Muchos creen y enseñan que la verdad no es absoluta. Creen, pues, que se debe ser muy tolerante de las creencias de otros. Los tales afirman que la verdad se encuentra “entre los extremos”; es decir, que siempre habrá creencias o enseñanzas opuestas, y que la verdad se encontrará en medio de los dos lados. Este es un concepto muy común. Desde luego, es casi siempre necesario entre los partidos políticos, comerciales, industriales, educacionales, etc., pues cada lado insiste mucho en su posición para ganar todo lo que pueda y luego acepta ciertas modificaciones para poder finalizar un acuerdo con la oposición. Muchos religiosos se clasifican a sí mismos como muy tolerantes, muy liberales y comprensivos.
Pero no es así la verdad de Dios. El plan de Dios para salvarnos no tiene dos “extremos”, sino que es un solo plan objetivo (Rom. 1:16) y no admite de modificaciones. Cristo estableció una sola iglesia (Mat. 16:18; Efes. 1:22, 23; 4:4). El Nuevo Testamento ha revelado que los discípulos se reúnen el primer día de la semana para partir el pan (Hech. 2:42; 20:7) y para ofrendar (1 Cor. 16:2); otro día no está autorizado. La iglesias de Cristo del primer siglo no tocaban instrumentos mecánicos de música en el culto. La mujer no predicaba, porque la verdad dice que ella debe estar en sujeción (1 Tim. 2:11, 12; 1 Cor. 14:33). Esta es la verdad con respecto al culto de la iglesia, y es angosta y absoluta. Además, cada iglesia es autónoma (Hech. 14:23) y los ancianos deben supervisar solamente la congregación de la cual son miembros (Hech. 20:28, 29; 1 Ped. 5:2, 3). Esta verdad también es angosta y absoluta. No se debe modificar para agradar a los hombres. En estos asuntos claramente revelados por las Escrituras, no hay “extremos” que discutir y no hay modificaciones que se puedan aceptar. Cuando enseñamos la verdad sobre estos temas, el mundo religioso (y aun algunos de nuestros hermanos) nos tildan de “extremistas” e insisten en que seamos más tolerantes.
La verdad con respecto a cosas materiales se aprende por medio de experimentos y la verdad con respecto a la historia se aprende por medio del testimonio, pero la verdad de Dios ha sido revelada por el Espíritu Santo (Jn. 14:26; 16:13; 1 Cor. 2:11-13).
(5) Jesús estableció una sola iglesia (Mat. 16:18). Es su cuerpo (Efes. 1:22, 23) y, desde luego, El tiene un solo cuerpo (Efes. 4:4), pero los hombres la han substituido por muchas iglesias, habiendo cambiado y corrompido su culto, gobierno, obra y todo aspecto de ella, como hemos observado en este capítulo 2 de 2 Tesalonicenses. Los obispos de la Iglesia Católica Romana no son obispos verdaderos, sino falsos. Los apóstoles del mormonismo no son verdaderos sino falsos (compárese Apoc. 2:2).
Es indispensable que recibamos el amor de la verdad si queremos ser salvos. De Jesús dijeron, “sabemos que eres amante de la verdad, que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres (no buscas el favor de nadie – lit., no te preocupas de nadie -- porque eres imparcial, LBLA)” (Mat. 22:16). “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Ped. 2:2). “Bienaventurados los que tienen hambre y sed {5.6:-Is. 55. 1-2.} de justicia, porque ellos serán saciados” (Mat. 5:6). Debemos amar la verdad como algunos aman el primer lugar (3 Jn. 9, 10), como muchos aman el dinero (1 Tim. 6:10).
Lamentablemente muchos no aman la verdad, sino la mentira. Dice el Sal. 52:3, “Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad”. Nos conviene amar la verdad y aborrecer la mentira. Es indispensable que amemos la verdad.
Los que verdaderamente aman la verdad aman toda verdad. Algunos aman solamente ciertas verdades: (1) Son como los judíos que apelaban a Moisés cuando les convenía (Jn. 8:5), pero en realidad no respetaban a Moisés (Jn. 5:46). No amaban toda la verdad.
(2) Muchos de los que aman la verdad con respecto a una vida moral no aman la verdad con respecto a mandamientos positivos: p. ej., el bautizarse, el asistir a las reuniones para participar de la cena del Señor, etc.
(3) Muchos aman la verdad con respecto a ciertas prácticas inmorales (tales como el matar, el robar, el adulterar, el embriagarse, etc.) pero no aman la verdad con respecto a la necesidad de cambiar de carácter (p. ej., dejar la ira, los corajes, la malicia, la amargura, los celos y envidias).
(4) Sant. 2:1, 9, 10. El discriminar quiere decir “diferenciar, separar … distinguir. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad” (Larousse). Los que discriminan a otros lo hacen por distintos motivos, pero sea lo que sea el motivo, es pecado. Por ejemplo, si los de la raza blanca discriminan a los de la raza negra – o viceversa – tendrán sus razones que les satisfacen, pero sean lo que sean sus razones, pecan los unos contra los otros. También si los anglosajones discriminan a los hispanos – o viceversa --, tendrán sus razones, pero sean lo que sean los motivos, pecan los unos contra los otros. Los tales no aman toda la verdad.
(5) Un número alarmante de hermanos no aman la verdad con respecto al matrimonio, el divorcio y segundas nupcias, pues siguen inventando salidas y pretextos para escapar de la fuerza de lo que Jesús enseña.
(6) Amamos la verdad que hemos obedecido (p. ej., el bautismo), o la verdad que actualmente practicamos (p. ej., la asistencia, la participación de la cena y la ofrenda, etc.), pero ¿amamos también la verdad que no obedecemos? ¿Amamos la verdad que nos exhorta, amonesta y reprende con respecto a chismear y murmurar? ¿o con respecto a la indiferencia, la negligencia, o la falta de responsabilidad? ¿Aman las hermanas la verdad respecto a la modestia? ¿Amamos las leyes civiles (las del gobierno)? ¿aman los maridos la verdad de que ellos deben amar a sus esposas como a sus mismos cuerpos? ¿aman las esposas la verdad de que ellas deben estar sujetas a sus maridos? ¿aman los hijos la verdad de que deben estar sujetos a sus padres? O ¿solamente amamos la verdad que nos agrada y nos hace sentir bien (Isa. 30:9,10; 2 Tim. 4:3, 4)? ¿Amamos la verdad que nos transforma (Rom. 8:29; 2 Cor. 3:18; Efes. 4:22)? O en lugar de cambiar nuestra vida, ¿preferimos cambiar la verdad? ¿Amamos la verdad controversial al igual que la verdad que casi todos aceptan (“Dios es amor”)?
¿Cómo mostramos que amamos la verdad?
(1) Por conocerla: Jesús dice, “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:32). Lamentablemente algunos “están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2 Tim. 3:7). Sin embargo, es posible hacerlo, pues Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:4).
(2) Por aceptarla. Dice Prov. 23:23, “Compra la verdad (cueste lo que cueste), y no la vendas” (compárense Mat. 13:44-46; 16:24). Es imposible exagerar el valor de la verdad. Muchas veces decimos acerca de algún articulo, “Me gustaría comprarlo, pero no puedo hacerlo”, pero todo el mundo puede “comprar” la verdad. Como dice Isa. 55:1, “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed”.
(3) No ser oidores olvidadizos (Sant. 1:22), sino obedientes a la verdad: Rom. 2:8, 9; Gál. 5:7; 1 Ped. 1:22.
(4) Seguir la verdad, o aferrarse a ella, en amor (Efes. 4:15). Dice LBLA, “hablando la verdad en amor”.
(5) No detener la verdad con injusticia (Rom. 1:18).
(6) No substituir la verdad por fábulas (2 Tim. 4:3, 4).
(7) Usar bien la palabra de verdad (2 Tim. 2:15).
(8) Como soldado de Cristo, tomar la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (Efes. 6:17), para defender la verdad (Gál. 2:5; Fil. 1:16).
(9) Proclamarla (1 Tes. 1:8).
(10) Sufrir por la verdad (Mat. 5:10- 12; 1 Ped. 4:16).
(11) Andar en la verdad (3 Jn. 4).
2:11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, -- Cuando el hombre no ama la verdad y rehúsa aceptarla, ¿qué va a creer? Obviamente está resuelto a creer la mentira; por eso, Dios le enviará “un poder engañoso”. En un sentido Dios hace lo que permite. 1 Crón 21:1 dice que “Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel”, pero 2 Sam. 24:1 dice que Dios “incitó a David contra ellos a que dijese: Vé, haz un censo de Israel y de Judá”.
Es posible que esta declaración sorprenda a muchas personas y aun dirán que Dios es injusto, pero esto lo dicen porque no conocen a Dios y no saben la importancia de aceptar la verdad y hacer la voluntad de Dios. La Biblia dice que Dios endureció el corazón de Faraón porque primero éste endureció su corazón (Ex. 3:19; 5:1, 2; 7:3, 13). Con respecto a los cananeos corruptos y malvados Josué 11:20 dice, “Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés”. El rey Acab (rey de Israel) había rechazado a Dios y practicaba la idolatría. Dice 1 Rey. 22:20, “Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. 21 Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera? 22 El dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; vé, pues, y hazlo así. 23 Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti”. En cuanto a los gentiles que, “habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, sino que se envanecieron en sus razonamientos … como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Rom. 1:21, 28).
Pero a pesar de todo esto, muchas personas repiten como loros el refrán, “Pero no importa lo que uno crea, sólo que sea sincero”; es decir, la mentira es tan buena como la verdad. Muchos de los que han oído el evangelio puro (y aun lo han obedecido) se convierten en testigos del Atalaya, bautistas, pentecosteses, etc. ¿Quién puede creer que los tales amaban la verdad? Muchos hermanos en Cristo que por muchos años conservaban pura la doctrina se han dejado llevar por el institucionalismo, la iglesia patrocinadora, o herejías con respecto al divorcio y segundas nupcias, la Deidad de Cristo, etc.
En la primera carta a los tesalonicenses (2:16) Pablo se refiere a los judíos que, a pesar de escuchar las explicaciones de Pablo en las sinagogas (Hech. 17:1-3), no sólo rechazaron la verdad, sino que “impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo”.
Pablo dijo a Timoteo que “vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Tim. 4:3, 4).
2:12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia. – Los falsos sistemas religiosos producen muchos males. La Iglesia Católica Romana es un árbol corrupto que lleva fruto corrupto. Sobre todo han evitado que sus feligreses aprendan la verdad revelada en las Sagradas Escrituras. Esto ha dejado naciones enteras en tinieblas. En la mayoría de los países dominados por el catolicismo el pueblo ha sufrido por causa de la ignorancia, superstición, pobreza y opresión en general. Otro ejemplo, entre tantos, de la injusticia del catolicismo es el celibato del clero; esta apostasía (1 Tim. 4:3) ha producido toda clase de inmoralidad, aun la homosexualidad.
Igualmente los evangélicos han retenido muchos de los errores del catolicismo y han agregado el calvinismo que en turno ha producido una cadena de errores y males.
2:13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, -- Al hablar de esta manera Pablo enfatiza que los gentiles también habían de oír el evangelio y ser salvos, y que esto fue el plan de Dios desde el principio; es decir, aun antes de llamar a Abraham y antes de entregar la ley a los israelitas, El había incluido a los gentiles como herederos de la salvación en Cristo (Rom. 9:23-26; Efes. 1:4; 3:5, 6).
-- mediante la santificación por el Espíritu (la parte de Dios) y la fe en la verdad, (la parte del hombre). – El Espíritu santifica por medio de la palabra inspirada (Jn. 17:17; Efes. 6:17; 1 Tes. 4:3; 5:23). Dios nos ha escogido desde el principio mediante dos cosas: mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad.
2:14 a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. – Al llamarnos por medio del evangelio Dios tiene el propósito de salvarnos eternamente; “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6).
El calvinismo enseña que antes de la fundación del mundo Dios arbitrariamente escogió (predestinó) cierto número de hombres y de ángeles para la salvación, pero la verdad es que Dios llama todos los hombres por medio del evangelio de Cristo. La Biblia no enseña ninguna forma de elección arbitraria e incondicional. Todo el mundo es llamado o invitado por el evangelio de Cristo.
2:15 Así que, hermanos, estad firmes (“que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis”, 2:2; no seáis sacudidos), y retened (observar, Mar. 7:3,4, LBLA) la doctrina (tradiciones, LBLA, margen) que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. -- Pablo emplea la palabra tradición (paradosis) aquí y otra vez en 3:6, como también en 1 Cor. 11:2, 23; 15:13. La palabra significa “un pasar de mano de uno a la mano de otro … (b) de la enseñanza de los apóstoles, 1 Co 11:2 … 2 Ts 2:15 … se usa de la doctrina cristiana en general”. El significado básico de tradición es entregar (Lacueva dice en el margen de su traducción de 2 Tes. 2:15, entregas); por eso, la enseñanza entregada por los apóstoles en persona o por carta se llama tradición.
El clero romano ha usado estos textos erróneamente para justificar sus tradiciones. Dicen que la tradición es solamente la enseñanza oral de los apóstoles, y que esta enseñanza ha sido preservada a través de los siglos por la iglesia, pero toda la enseñanza apostólica está escrita y la tenemos en el Nuevo Testamento. La llamada tradición apostólica enseñada por el catolicismo son puras tradiciones humanas pues son las enseñanzas de los llamados “padres de la iglesia”, los decretos de los concilios ecuménicos, y las decisiones de los papas. El Nuevo Testamento denuncia todas las tradiciones humanas de esta clase: Mat. 15:2-9; Mar. 7:3-13; Col. 2:8, 20-23. Todas estas sustituyen y anulan la palabra de Dios.
Es interesante observar que de este mismo capítulo que denuncia al hombre de pecado (el hijo de perdición), el clero romano ha sacado un argumento a favor de sus tradiciones que usan para negar la fe verdadera.
Los tesalonicenses tenían tanto la enseñanza oral como la escrita (ambas inspiradas), pero ahora no hay enseñanzas orales inspiradas. La inspiración no reside ahora en los hombres, sino solamente en las Escrituras.
2:16, 17 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó (1 Jn. 3:16; 4:10; Efes. 2:5, 6) y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia (1 Jn. 3:2; Rom. 8:23, 24), conforte (impartir fortaleza a) vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra. – Es importante observar la manera de hablar de Pablo a esta iglesia. En la misma carta les entregará enseñanza fuerte (medicina amarga) para que hagan correcciones, pero en medio de sus instrucciones acerca de errores y desórdenes, pronuncia esta hermosa bendición.
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