Levítico 11

 

Introducción:

      A. Los capítulos 11-15 revelan las leyes de pureza.

      B. Este capítulo tiene que ver con los animales y aves limpios e inmundos. Compárese Gén. 7:2. Lev. 11 no es la primera enseñanza sobre tal distinción.

      C. Los israelitas eran una nación privi­legiada, distinguida de todas las demás. Eran un pueblo especial, de linaje espe­cial. Tenían leyes especiales, costumbres especiales, una tierra especial, promesas especiales. En toda forma era nación dis­tinta, especial. Por lo tanto, Dios les mandó repetidas veces que se apartaran de las terribles abominaciones e ini­quidades de las demás naciones, espe­cialmente de los cananeos. Deberían evi­tar no solamente las abominaciones de su idolatría, sino también sus crímenes con­tra la naturaleza y la decencia.

      D. En cuanto al capítulo 11 (y de he­cho, todo el libro) lo más importante no es la explicación de por qué ciertas cosas se clasifiquen como inmundos. Lo impor­tante es el "qué" y no el "por qué". Por ejemplo, se ha metido en el estudio la cuestión de lo que es o no es higiénico o por qué cierto animal o ave no sería indi­cado para ser comido, etc. Pero repito: lo más importante es el "qué" y no el "por qué". El israelita tenía que observar estas distinciones para no contaminarse a sí mismo, a otros y aun el tabernáculo de reu­nión.

 

      11:2-8 -- Los cuadrúpedos.

      A. Los israelitas no fueron limitados demasiado por estas leyes en cuanto a carne que podían comer. Tenían más que suficiente, y también tenían variedad.

      B. En la Introducción, B, se ha comen­tado que lo más importante es la clasifi­cación misma hecha por Dios. Por ejem­plo, muchos de los animales y aves llama­dos inmundos no son buenos para comer como muchos saben. Son conductores de toda clase de enfermedad, son sucios, etc. Muchas leyes del Pentateuco promueven la buena salud; son buenas reglas higiéni­cas. La carne de los animales limpios es mejor alimento; digo "es" porque aún es así aunque ahora la ley de Moisés fue quitada. Pero lo importante es la relación con Dios. Si alguno in­siste en entender el por qué de los man­damientos de Dios, no andará por fe, sino por la razón humana. Dios dijo que ciertas cosas eran inmundas, que contaminaban, y el israelita piadoso que tenía hambre y sed de justicia no quería contaminarse; no quería ni tocar lo inmundo y como conse­cuencia ser separado de Dios. El hombre inmundo no podía acercarse a Dios. La comunión con Dios es la cosa sumamente importante.

      C. Animal limpio: "todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste co­meréis".

 

      11:9-11 -- "los animales que viven en las aguas".

      A. Limpios: los que tienen aletas y es­camas.

      B. Los demás: "los tendréis en abomi­nación".

 

      11:13-19 -- las aves. La mayor parte de las aves inmundas son las que comen la carroña.

 

      11:20-23 -- los insectos. La mayor parte de los insectos fue prohibida, pero re­cuérdese Mat. 3:4, que dice de Juan, "su comida era langostas y miel silvestre".

      11:24-25 -- La inmundicia causada por el contacto físico con los cuerpos muertos de estas cosas.

      -- "hasta la noche". Sería inmundo todo el resto del día.

 

      11:33 -- "Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será inmunda, así como todo lo que estuviere en ella, y quebraréis la vasija", porque la vasija de barro, siendo porosa, absorbía algo de su contenido, y era imposible limpiarla com­pletamente. Compárese 6:28.

 

      11:44, 45 -- Cuatro razones:

      A. "Yo soy Jehová vuestro Dios": Su soberanía.

      B. "porque yo soy santo": Su carácter divino.

      C. "Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto: lo que Dios ha hecho."

      D. "para ser vuestro Dios": la relación que Israel sostenía con El.

 

Observaciones:

      A. Es fácil ver cómo estas leyes harían separación entre Israel y las demás na­ciones. Israel no podía asociarse mucho con los paganos sin comer o tocar lo inmundo.

      B. En cuanto a discernir o distinguir en­tre cosas limpias e inmundas, se re­comienda una lectura cuidadosa de Fil. 1:9-11; Heb. 5:12-14, etc.

      C. En cuanto a la separación de lo in­mundo, compárese 2 Cor. 6:14-7:1 ("no toquéis lo inmundo").

 

 

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