LUCAS 1
Propósito del libro
1:1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, -- Lucas empieza su relato explicando a Teófilo (y subsecuentemente a nosotros) la razón por la cual escribió este libro. Se puede agregar que él escribió el libro de Hechos de los Apóstoles con motivo semejante con respecto a la continuación de la obra de Cristo (Hech. 1:1).
-- La palabra “muchos” no se refiere al apóstol Juan porque él todavía no había escrito su relato. Tampoco se refiere a Mateo y Marcos (no diría “muchos” si hubiera hablado de ellos dos). Varias personas habían aprendido mucho acerca de Jesucristo. Habían oído a los que hablaban de El; por ejemplo, a los apóstoles, a los setenta, a otros hermanos inspirados y no inspirados. Tenían conocimiento de la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, de sus buenas obras, de sus milagros (señales) y de sus enseñanzas. No sabemos ni cuántos ni quiénes hubieran escrito tales relatos, pero era razonable esperar que “muchos” lo harían.
-- han tratado de poner en orden la historia – El elaborar un registro correcto y completo acerca de Jesucristo (desde su nacimiento hasta su ascensión) hubiera sido gran tarea aun en el primer siglo. El éxito de tal esfuerzo no hubiera sido fácil de realizar. Los hombres no inspirados pudieran haber cometido muchos errores, o sus relatos bien pudieran haber sido deficientes. Lucas emplea el mismo verbo en Hechos 19:13 cuando dice, “trataron de invocar el nombre del Señor Jesús” y ellos fallaron en su intento. La idea básica del verbo es simplemente la de intentar, procurar o tratar de hacer algo, y no indica necesariamente la falta de éxito. Sin embargo, sin la dirección del Espíritu Santo, tales esfuerzos seguramente habrían tenido imperfecciones.
El evangelio según Lucas sí es libro inspirado. Es “Escritura”, según Pablo (1 Tim. 5:17 cita Luc. 10:7 y le llama “Escritura”).
-- historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas – es decir, “sobre las cuales hay plena convicción”; “se han efectuado” (VHA). La versión New American Standard (la que corresponde más o menos a la Biblia de las Américas), “things accomplished among us” (“cosas cumplidas o realizadas entre nosotros”).
Es probable que la traducción más correcta sea “cumplidas” o “realizadas” en lugar de “ciertísimas”, aunque seguramente son cosas ciertísimas y la palabra se puede traducir de las dos maneras. La palabra empleada por Lucas significa “convicción” cuando usada de personas (Rom. 4:21; 14:5, Heb. 6:11; 10:21) y “cumplido” cuando usada de cosas (2 Tim. 4:5, 17), y en este texto Lucas habla de cosas. Podemos afirmar que son “ciertísimas” porque son “cumplidas”.
1:2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, -- LBLA traduce la palabra parédosan “transmitido” (en lugar de “enseñaron”) porque Lucas no era testigo ocular, pero él recibió la información de hombres inspirados que desde el principio sí vieron con sus propios ojos y oyeron con sus propios oídos. Jesús dijo a sus apóstoles, “habéis estado conmigo desde el principio” (Jn. 15:27). Para ser apóstol el candidato tuvo que haber andado con los apóstoles “desde el bautismo de Juan” (Hech. 1:22). Cuando Pedro predicó a Cristo en la casa de Cornelio, habló de su ministerio “comenzando desde Galileo después del bautismo que Juan predicó” (Hech. 10:37). Los apóstoles eran, pues, testigos oculares. Siendo médico (Col. 4:14) Lucas emplea la palabra médica de la cual se deriva la palabra “autopsia”, que quiere decir un examen minucioso.
Aquí está el fundamento sólido de esta información que Lucas narra. Los apóstoles estaban con Jesús en persona para verlo y oírlo (1 Jn. 1:1, 2). Fueron seleccionados por Dios (Hech. 10.41) para ser testigos oficiales de las señales de Jesús, y mayormente de la señal principal, la de su resurrección (Hech. 2:32; 3:15; 5:32). Eran testigos oculares “de todas las cosas que (Jesús) hizo en la tierra de los judíos (Hech. 10:39). Su testimonio es, pues, infalible, porque (1) no sólo eran testigos oculares, sino que (2) fueron guiados por el Espíritu Santo al predicar y escribir su testimonio. Ellos siguen testificando infaliblemente a través de su palabra inspirada en el Nuevo Testamento.
Hay una secta que profesa ser los “testigos” de Jehová cuando en realidad son “testigos” CONTRA Jehová. Son anticristos que andan de casa en casa blasfemando contra Jesucristo diciendo que El no es Dios el Hijo, sino solamente “un dios”, un ser creado.
No hay testigos en el mundo ahora. Nadie puede testificar por Cristo, porque nadie ha visto sus señales. Los “evangélicos” hablan mucho de “testificar” por Cristo cuando hablan de su “conversión” personal y supuestas experiencias de gracias, basándose en los errores del calvinismo.
Obsérvese que Lucas llama a los apóstoles “ministros” (siervos) y no cardinales, arzobispos, o sacerdotes. Ni siquiera les llama “misioneros”. Los hombres religiosos no dejan de inventar oficios para elevarse a sí mismos. Cristo, sin embargo, desinfló la vana ambición de los apóstoles que anhelaban la grandeza y supremacía en el reino, haciéndoles ver que la única grandezas verdadera es la de servir (Mat. 18:1-4; 20:20-28, etc.). “Te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo” (Hech. 26:16).
-- transmitieron verdades (hechos) y no rumores ficticios, ni opiniones e impresiones humanas. Dice Pedro que no eran “fábulas ingeniosamente inventadas” (2 Ped. 1:16). Por lo tanto, tenemos en este libro escrito por Lucas información inspirada y exacta, completamente confiable.
1:3 me ha parecido bien (conveniente) también a mí, -- Esto indica que, según la voluntad de Dios, había necesidad de este libro precioso y práctico. Cada uno de los cuatro libros acerca de la vida de Cristo hace una contribución grandísima a nuestro conocimiento. Recuérdese que Pablo llama este libro “Escritura” (1 Tim. 5:17; Luc. 10:7).
-- después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, -- El griego dice literalmente, “habiendo trazado el curso de todas las cosas”. El “buen médico” era hombre muy educado. Siendo médico gentil (Col. 4:11, 14) y probablemente griego, su vocabulario es distinto a los otros escritores. Emplea unas 700 palabras que no se hallan en el resto del Nuevo Testamento. Su vocabulario es amplio, elegante y expresivo. Su estilo muestra la influencia de su profesión, pues usa términos médicos y técnicos que fueron empleados por los griegos educados. Por ejemplo, los usa para describir enfermedades (4:38; 16:20) y también en el proverbio de que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja” (18:25), emplea la palabra para aguja quirúrgica.
-- investigado con diligencia – Lucas investigó todo con mucho cuidado. Los dos libros de Lucas (el Evangelio según Lucas y Hechos de los Apóstoles) reflejan su investigación muy cuidadosa y esmerada. Era compañero íntimo de Pablo; eran compañeros de milicia, de viajes y de prisiones. Sin duda estaba en contacto frecuente con otros apóstoles y hermanos conocedores de los hechos que él relata. Lo exacto de su información concerniente a sitios, oficiales, eventos, etc., se ha comprado aun por la arqueología. A veces se ha puesto en tela de juicio algún dato de Lucas con respecto a algún lugar u otro detalle, y luego el pico y pala de algún arqueológico borra toda duda.
-- desde su origen – Por eso, comienza con el nacimiento de Juan, como también con el nacimiento de Jesús.
-- escribírtelas – Gracias a Dios por su palabra escrita. Las tradiciones de la Iglesia Católica Romana, al igual que las de los fariseos y escribas (Mat. 15:1-9), no se pueden comparar en ningún sentido con las preciosas verdades de la palabra de Dios escrita por hombres inspirados. La gente que prefiere la tradición humana es la que ama fábulas (2 Tim. 4:3, 4).
¡Cómo debemos doblar la rodilla cada día para dar gracias a Dios por su palabra escrita! La reveló para ser predicada pero también para que se escribiera, y por su gran providencia se ha conservado a través de los siglos, y se ha traducido a los idiomas y dialectos de muchas naciones. ¿Cuál sería nuestra esperanza si Dios no nos hubiera dejado su palabra escrita? Si la hubiera entregado solamente en forma verbal para que se repitiera de año en año y de siglo en siglo, para esta fecha no habría ninguna semejanza entre lo que Dios reveló en el primer siglo y lo que actualmente pasaría como “palabra de Dios”.
-- por orden (ordenadamente) – No tanto siguiendo el orden cronológico, sino un relato ordenado, conectado lógicamente.
-- oh excelentísimo Teófilo, -- También a éste se dedica el libro de Hechos. De él no se sabe más, pero se supone que era algún griego de alto rango. Compárense Hech. 23:26; 24:3; 26:25 para ver el uso de la palabra “excelentísimo”. No tuvo que ver con el carácter o piedad, sino con el oficio y rango. No es en ningún sentido pecado usar tales expresiones; dice Pablo, “Pagad a todos lo que debáis, al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor” (Rom. 13:7). Sólo que no se emplean tales términos en sentido religioso.
1:4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. – Para que tengas pleno conocimiento de la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas, para no tener que confiar en información no inspirada, relatos fragmentarios, etc. Esto indica la gran necesidad de un registro bien preparado y escrito para que no tengamos que confiar en tradiciones orales, ni en la memoria nada confiable de los hombres.
Lucas investigó y obtuvo información exacta “para que conozcas bien la verdad”. No es cuestión de tener nociones vagas, ni de alguna impresión vaga, sino que la información tenga buen fundamento y que la historia sea totalmente verídica. ¿Por qué es tan importante esto? Porque nuestra fe se basa en lo que oímos y, por lo tanto, lo que oímos debe ser la pura palabra de Dios (Rom. 10:17; Mar. 4:24, “Mirad lo que oís”).
Con estas palabras introductorias Lucas quería convencer a Teófilo que este relato que estaba por leer era correcto, completo, preciso y completamente creíble, que esta evidencia es estable e inconmovible.
Anuncio del nacimiento de Juan
1:5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, -- Herodes I, Herodes el Grande, era un extranjero, un idumeo (de Edom), quien adoptó la religión judaica. Siendo diputado de Roma, dependía de Roma para su autoridad. Este es el Herodes mencionado por Mateo 2:16: “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos”. Herodes el tetrarca era su hijo.
-- un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; -- En el tiempo del rey David los sacerdotes se multiplicaban y era necesario dividirlos en grupos. Abías descendió de Eleazar, hijo mayor de Aarón. La “clase de Abías” era, pues, uno de los veinte cuatro grupos de sacerdotes que servían en el templo durante una semana dos veces al año (1 Crón. 24:10, 19; 2 Crón. 8:14).
Los cuatro “evangelios” empiezan la historia de Jesús hablando del ministerio de Juan el bautista, el heraldo de Jesús, pero sólo Lucas habla de los padres de Juan. También da amplios detalles acerca de Elisabet y María, como también del nacimiento de sus hijos.
-- su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. -- Compárese Éxodo 6:23, “Y tomó Aarón por mujer a Elisabet hija de Aminadab”. La ley de Moisés no requería que el sacerdote se casara con alguna “hija de Aarón” (o sea, de la familia sacerdotal). Lev. 21:14, “No tomará viuda, ni repudiada, ni infame ni ramera, sino tomará de su pueblo una virgen por mujer”; pero obviamente era muy bueno casarse con una hija de Aarón.
En el principio de su relato Lucas menciona una mujer piadosa. Así empieza su énfasis sobre la mujer que se ve a través del libro (1:5, 24, 25, 27, 28; 7:37, 39, 44, 50; 8:2, 3; 10:38; 4:26; 7:37; 10:38-42; 11:27; 13:11, 12; 15:8; 23:28, 55; 24:1-10).
1:6 Ambos eran justos delante de Dios, y andaban (vivían) irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor – No simplemente “profesaban” ser justos, sino que andaban en los mandamientos del Señor; es decir, obedecían sus mandamientos y guardaban sus ordenanzas. No eran justos solamente ante los ojos de los vecinos sino “delante de Dios”. No solamente eran piadosos en su corazón, sino que también guardaban los actos externos requeridos por Dios.
Dios obra por medio de personas que reciben su palabra y son piadosas. Lucas enfatiza la vida consagrada de los personajes principales de los que escribe: p. ej., Zacarías, Elisabet, María, Simeón (2:25, “Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él”); 2;36, “Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, 37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones”; 2:39, José y María, “39 Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él. 41 Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua”. Si queremos que Dios nos emplea en su servicio es necesario que seamos fieles, justos, piadosos, en fin, obedientes a su palabra en todo.
Los “evangélicos” mal interpretan la palabra “justo”, diciendo que “básicamente no hay ningún medio por el cual una persona pueda ser verdaderamente ‘justa delante de Dios’ o ‘irreprensible’, si no es por imputación, de modo que la culpa del pecador es puesta sobre el Salvador y la justicia del Salvador se imputa al pecador” (Guillermo Hendriksen, El Evangelio según San Lucas, pág. 79). Este mismo autor se contradice en la misma página diciendo, “El mejor comentario sobre ‘justos ante los ojos de Dios’ seguramente es el texto mismo: ‘observando todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”. Este servidor estaba a punto de hacer este comentario sobre la primera frase de Hendriksen pero luego ¡me di cuenta que él mismo lo hizo! Esta es la muy obvia verdad: los “justos” son los que observan los mandamientos y ordenanzas de Dios.
La supuesta “imputación” triple del calvinismo -- el imputar (contar) el pecado de Adán al hombre, imputar (contar) el pecado del hombre a Cristo y el imputar (contar) la justicia de Cristo al creyente -- es pura teología humana. Es una teoría falsa y antibíblica, basada en el error de que el hombre supuestamente nace pecador.
-- andaban irreprensibles—No significa que nunca habían pecado. Ecles. 7:20, “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque”. Zacarías y Elisabet se incluyen en esto. Hech. 10:2, 22, “Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, 2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre… 22 Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judío”. Con todas estas buenas cualidades este hombre tuvo que oír el evangelio y obedecerlo para ser salvo. Hech. 11:13, “Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; 14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa”. Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, tuvo que oír “palabras por las cuales” él y los de su casa serían salvos.
¿En qué sentido, pues, eran irreprensibles Zacarías y Elisabet? Precisamente como el texto dice: guardaban los mandamientos y ordenanzas del Señor, ordenanzas que incluían el ofrecer sacrificios para expiar sus pecados. Es lo que Pablo hacía. Filip. 3:6, “…en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible”. El no dijo que nunca había pecado. Por el contrario, él dice en Rom. 3:23, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”, pero aprovechó el plan de Dios (los sacrificios por el pecado bajo la ley de Moisés) para obtener el perdón de Dios.
Compárese 1 Juan 1:7-9, “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
1:7 Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, -- Salmo 127:3, “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. 4 Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. 5 Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta”. Así pensaban todos en Israel, pero al igual que Sara, Rebeca, Raquel, la madre de Sansón, y Ana (madre de Samuel) “Elisabet era estéril”. Vemos lo triste de esta condición en Gén 30:1, “Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero”. 1 Sam. 1:7, “Ana lloraba, y no comía. 8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente”. “La esterilidad se consideraba casi como una maldición” (GRB).
“Muchas personas eminentes nacieron de madres que por mucho tiempo habían vivido sin hijos, tales como Isaac, Jacob, José, Sansón, Samuel, y asimismo aquí Juan el bautista, para hacer que su nacimiento fuera lo más extraordinario y la bendición de él lo más valiosa para sus padres” (MH).
-- y ambos eran ya de edad avanzada. – Puesto que “andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”, no había amargura en Elisabet por causa de su esterilidad. Toda mujer israelita intensamente quería tener hijos. “El hombre continuaba viviendo en sus descendientes, y el morir sin hijos significaba ser ‘borrado de Israel’ (Deut. 25:5, 6)” (ALA).
1:8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios –El altar del incienso estaba delante del velo que separaba el Santuario (Lugar Santo) del Lugar Santísimo que representaba la presencia de Dios. En este lugar estaba el arca del pacto cuya cubierta se llamaba el propiciatorio donde se expiaban los pecados del pueblo. Por eso, estaba “delante de Dios”.
-- según el orden de su clase, 9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. – Entraba no solamente en los atrios del templo, sino en el lugar santo (el santuario), porque allí estaba el altar del incienso. En este lugar solamente los sacerdotes entraban, y en el Lugar Santísimo, detrás del velo, solamente el Sumo Sacerdote entraba y aun él solamente entraba allí una vez por año en el día de la expiación.
Zacarías recibió una gran bendición mientras alababa al Señor y oraba, ofreciendo el incienso.
1:10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. – La primera de muchas referencias a la oración en este libro. La oración es uno de los puntos más enfatizados en el libro. El pueblo de Dios es pueblo de oración. Al salir del santuario el sacerdote bendecía al pueblo, repitiendo la bendición registrada en Números 6:24-26, “Jehová te bendiga, y te guarde; 25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”.
1:11 Y se le apareció un ángel del Señor (Gabriel, v. 19; Daniel 8:16; 9:21) puesto en pie a la derecha del altar del incienso. – El altar del incienso estaba cerca de la cortina (el velo) que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo (en el cual estaba el Arca del Pacto). Compárese Hech. 10:3, el caso de Cornelio quien, al igual que Zacarías, recibió la visita de un ángel cuando oraba a Dios.
1:12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. – Aunque era hombre justo (aun irreprensible) esta es la reacción normal del hombre cuando un ángel se la aparece. También podría haber temido que hubiera cometido algún error al ofrecer el incienso.
-- Compárese 1:28, “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios”. También 2:8, “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo”.
1:13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; -- No había aparecido para hacerle daño sino para bendecirle.
-- porque tu oración ha sido oída, -- ¡A cuántas personas les gustaría oír esto! “tu oración ha sido oída”. 1 Ped. 3:12, “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones”. Andar por fe significa orar por fe. 1 Jn. 5:14, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”.
-- y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, -- Un anuncio asombroso, pero en vista de los casos de Sara, Raquel, Ana, etc. no debería ser anuncio increíble. Aparte de eso, un hombre de Dios bien sabe que para Dios no hay nada imposible.
-- y llamarás su nombre Juan. – Cuando una mujer estéril concibió un hijo, era demostración del poder de Dios. Era aun más obvio su poder cuando la mujer era “ya de edad avanzada”.
1:14 Y tendrás gozo y alegría, -- El “gozo” es otro tema predominante en los escritos de Lucas. Aparece ocho veces en este libro (2:10; 8:13; 10:17; 15:7, 10; 24:41, 52). Estos textos hablan del gozo producido por Dios al llevar a cabo su plan de salvación a través de Cristo. La salvación produce gozo y alegría. Las personas que profesan ser cristianos y miembros de la iglesia del Señor que no sienten gozo en su corazón tienen un concepto equivocado del evangelio de Cristo.
-- y muchos se regocijarán de su nacimiento; -- Muchos padres, si pudieran ver el futuro y lo que sus hijos llegarán a ser, no se regocijarían de su nacimiento (MH). Como Jesús dijo de Judas (Mat. 26:24), “A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido”. No solamente sus padres sino también muchos otros encontrarían gran gozo como resultado del ministerio de Juan.
1:15 porque será grande delante de Dios. – Otros, como Herodes, Alejandro Magno, Federico, etc. se han llamado “Grande”, pero los tales son grandes ante los ojos del hombre. Juan, sin embargo, era grande delante de Dios. El era uno de los favoritos del cielo. Mat. 11:11, “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista”. Sin embargo, Juan no se exaltaba a sí mismo sino a Cristo. Jn. 1:29, “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo”. Juan 3:30,
-- No beberá vino ni sidra (7:33), y será lleno del Espíritu Santo, -- Sería totalmente consagrado al Señor. En lugar de estar lleno de vino o sidra estaría lleno del Espíritu Santo. Para ser lleno del Espíritu Santo es necesario practicar el dominio propio. Compárese Efes. 5:18, “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Según Lev. 10:8, “Jehová habló a Aarón, diciendo: 9 Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión”. En cuanto al voto del nazareo Núm. 6:5 dice, “Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que se cumplan los días por los cuales se aparto a sí mismo para el Señor, será santo; dejará crecer su cabello”. En cuanto a Juan no se dice nada de “navaja sobre su cabeza”, pero nunca había de beber vino ni sidra. Esto tiene que ver con su consagración al Señor durante todo su ministerio.
Aquí por primera vez Lucas se refiere al Espíritu Santo. Es la primera de diecisiete textos en Lucas y 50 de Hechos en los que habla de Espíritu Santo. Para Lucas el papel del Espíritu Santo es importantísimo. Tanto énfasis sobre la obra del Espíritu Santo era otra señal segura del advenimiento de la edad mesiánica (Isa. 32:15; Ezeq. 11:19; 36:26; Joel 2:28, etc.).
El “vino” era el jugo de la uva y la “sidra” era bebida embriagante.
-- aun desde el vientre de su madre. – Con razón, pues, Jesús dijo (7:28), “Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista”.
1:16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan (hará volver a muchos, LBLA) al Señor Dios de ellos. – El mundo sectario predica que la gente debe “convertirse” pero representa la conversión como un acto pasivo en lugar de activo. Esto texto quiere decir que el pueblo se había alejado de Dios y que debería volver. Por eso, el tema principal de Juan era el arrepentimiento. Mateo 3:1, “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 3:5, “Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados”.
1:17 E irá delante de él (como precursor, como el heraldo va delante del rey que se acerca) con el espíritu y el poder de Elías, -- La palabra poder es otra palabra clave en Lucas. Se encuentra repetidas veces a través de Lucas y Hechos. Lo que el ángel Gabriel dice aquí se refiere a la profecía de Malaquías 4:5, “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. 6 El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”. Entre el pueblo de Israel había expectación viva del cumplimiento de esta promesa. Cuando Jesús preguntó a sus discípulos, “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, algunos dijeron, “Elías” (Mateo 16:14).
Los mormones enseñan que Elías no ha venido todavía. Algunos suponen que la venida de Juan era solamente cumplimiento parcial de la profecía de Malaquías. Por ejemplo, dice el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado (Vila-Escuain), al citar Marcos 9:11-13, “Parece, por ello, que está bien claro que, como sucede con frecuencia, tenemos aquí dos cumplimientos sucesivos de la profecía de Mal. 4:5,6: el primero parcial, en la primera venida de Cristo; el otro total, su segunda venida. La ‘restauración de todas las cosas’ significa la instauración del glorioso reinado del Mesías (Hech. 3:20, 21)”.
Sin embargo, Jesús dice enfáticamente (Mat. 11:13), “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. 14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”. Mat. 17. 10-13, “Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? 11 Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. 12 Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. 13 Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.
Los discípulos comprendieron pero muchos “evangélicos” no comprenden porque están resueltos a predicar que Cristo todavía no ha establecido su reino y que lo hará cuando venga la segunda vez. Para “probar” sus teorías tuercen textos bíblicos.
Ahora bien, cuando preguntaron a Juan si él era Elías, dijo que no. Jn. 1:19, “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? 20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. 21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? {Deut. 18:15, 18.} Y respondió: No. 22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías (40:3)”. Desde luego, Juan no era el Elías literal y físico, sino que vino “con el espíritu y poder de Elías”.
Juan sería semejante al profeta Elías. ¿De qué manera era semejante Juan a Elías?
(1) La vestimenta de Elías se describe en 2 Reyes 1:8. “… tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero”. Compárese Mateo 3:4, “Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos”. Jesús pregunta (Mateo 11:8), “¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están”.
(2) En un tiempo de crisis Elías se escondió en un arroyo y fue alimentado por los cuervos (1 Reyes 17:4). La comida de Juan era “langostas y miel silvestre” (Mateo 3:4). Esto indica una vida rigurosa y austera, pero no como ascetas, sino que había mucho contacto entre ellos y el pueblo, pero como eran severos con su propia vida así también eran exigentes con los demás, predicando que deberían arrepentirse y volver a Dios.
(3) Elías se oponía al rey Acab por haber llevado al pueblo de Israel a adorar a los ídolos (los baales). El poder y espíritu de Elías se ve claramente en la prueba entre él y los profetas de Baal (1 Reyes 18:20-40). Así también Juan se oponía al rey Herodes (Mateo 14:3, 4).
(4) El poder y espíritu de Elías se ve en su forma de hablar con Acab. Por ejemplo, 1 Reyes 18:17, “Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel? 18 Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales”. El poder y espíritu de Juan se ve en su forma de hablar con el rey Herodes quien le “había prendido… y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; 4 porque Juan le decía: No te es lícito tenerla”.
(5) El poder y espíritu de Elías se ve en su predicación. 1 Reyes 18:21, “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”. Juan mostró este mismo poder y espíritu diciendo, “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.
(6) Como Elías denunciaba al pueblo de Israel en su apostasía, así también Juan denunciaba a los líderes de los judíos. Mat. 3:7, “Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”.
(7) Otra semejanza entre Elías y Juan fue la oposición que sufrían de parte de las mujeres de los reyes que fueron denunciados por estos dos profetas. Jezabel, la mujer que dominaba al rey Acab, perseguía a Elías con el propósito de matarlo. Herodías, la mujer que dominaba al rey Herodes, estaba resuelta a matar a Juan.
Pero también había diferencias entre Elías y Juan.
(1) Para efectuar reformas Elías pidió que Dios castigara al pueblo con una severa sequía. Santiago 5:17, “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. {1 Reyes 17. 1; 18. 1.} 18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto. {1 Reyes 18. 42-45.}”. Juan no hizo tal cosa para efectuar reformas.
(2) Elías hizo milagros. Por ejemplo, para ayudar a la viuda de Sarepta. 1 Reyes 17:16, “Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías”. V. 17-24, cuando el niño de la viuda murió, Elías lo resucitó. Elías hizo otro milagro cuando el rey Ocozías envió a él un capitán con cincuenta hombres para hacerle descender de la cumbre del monte y Elías dijo, “Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta” (2 Reyes 1:9,10). Lo mismo pasó con otros cincuenta que envió. Cuando los samaritanos no querían que Jesús y sus apóstoles pasaran por su territorio, Juan y Jacobo le preguntaron, “Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?” (Luc. 9:54).
Pero Juan no hizo milagros. Juan 10:41, “Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad”; es decir, aunque no hizo milagros, era un verdadero profeta de Dios porque lo que decía de Cristo era verdad.
(3) Elías no bautizaba a los que se arrepintieron, pero acerca del ministerio de Juan, Mateo 3:5 dice, “Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados”.
(4) En cuanto al fin de sus vidas dice 2 Reyes 2:11, “Y aconteció que yendo ellos (Elías y Eliseo) y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino”. Salió del mundo, pues, en una escena de gloria y majestad, pero la vida de Juan terminó de otra manera muy distinta: Mateo 14, “5 Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta. 6 Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes, 7 por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese. 8 Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 9 Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen, 10 y ordenó decapitar a Juan en la cárcel. 11 Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre. 12 Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús”.
(5) Elías es honrado una vez más cuando aparece con Moisés y Jesús en le monte de transfiguración (Mat. 17:3). Juan es honrado para siempre con las palabras de Jesús (Mat. 11:11), “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista”.
-- para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, -- Malaquías condenaba el desorden de los judíos con respecto al matrimonio mixto (Mal. 2:11) y el divorcio (Mal. 2:14-16). Este desorden corrompía las relaciones familiares. Juan vino para restaurar todas las cosas (Mat. 17:11) incluyendo el amor paternal y la buena relación entre padres e hijos. Al ser restaurados (convertidos) los padres deberían practicar el mandamiento de enseñar a sus hijos (Deut. 6:6, 7), y los hijos deberían honrar y obedecer a sus padres (Ex. 20:12; Efes. 6:1-4).
Jesús habló claramente sobre el asunto del divorcio que destruye la relación familiar (Mat. 5:32; 19:9). Al mejorar relaciones familiares habría mejoramiento de condiciones sociales en general.
Si los padres e hijos son restaurados a Dios, serán restaurados los unos a los otros. Compárese Hech. 4:32, “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma”. Es indispensable que todo cristiano estudie y practique los textos “unos a otros” que promueven la relación hermanable entre el pueblo de Dios. El primer ingrediente necesario para lograr este fin es nada menos que el genuino arrepentimiento. Cuantas personas se bautizan supuestamente para el perdón de sus pecados sin arrepentirse de ellos, sobre todo los pecados de odio, malicia, amargura, envidia, etc. (Gál. 5:19-21)?
Algunos comentaristas creen que esta expresión (para hacer volver los corazones de los padres a los hijos) quiere decir que Juan iba a restaurar la relación quebrantada entre los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob y sus descendientes degenerados – Isa. 29:22, 23; 63:16 (véase JWM).
-- y de los rebeldes a la prudencia de los justos – Los desobedientes deberían abandonar sus caminos de rebeldía para imitar la prudencia de los justos (los que se someten a Dios).
-- para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. – Juan era el “amigo del esposo” (Juan 3:28, 29). El papel del “amigo del esposo” era hacer los preparativos para la boda. Pablo habla de la iglesia como la esposa de Cristo (2 Cor. 11:2; Efes. 5:26, 27) y enseña que debe estar purificada y dispuesta en todo sentido para su esposo. Compárese 2 Tim. 2:21, “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra” y 2 Tim. 3:16, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
1:18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. – Nos extraña la pregunta, “¿En qué conoceré esto?” porque estaba conversando con un ángel de Dios, pero era tan asombroso lo que el ángel prometió que quería confirmación de una vez. Compárense Gen. 15:7, “Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. 8 Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?”; Jueces 6:16, “Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. 17 Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo”; Juan 20:24, “Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré”.
1:19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, {Dan. 8:16; 9:21.} que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. – Porque lo que le dijo estaba relacionado con la venida de Cristo, el Salvador. La palabra evangelio quiere decir buenas nuevas.
1:20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. – Pidió señal y el Señor le dio señal, pero su señal también era castigo por haber dudado la palabra del ángel. Había recibido noticias tan maravillosas y ahora no podría comunicarlas libremente como quería (ALA).
1:21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario. – El pueblo sabía más o menos cuánto tiempo se requería para ofrecer el incienso. Aunque Zacarías era un hombre fiel y justo, siempre existía el peligro de cometer algún error con respecto al ofrecimiento del incienso. Con respecto al ministerio de Aarón el día de la expiación Lev. 16:13 dice, “Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera”. Tales textos nos hacen ver lo serio de adorar a Dios de acuerdo a sus instrucciones y no según la preferencia humana. Muchos creen equivocadamente que Dios aceptará cualquier servicio con tal que sea agradable a los hombres. Los tales deben leer con cuidado tales textos como Lev. 10:1-2; 16:13; 1 Sam. 13:8-13; 2 Crón. 26:16-19, etc.
1:22 Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo. 23 Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa. – Sin duda fue una experiencia muy frustrante no poder explicar con su boca lo que le había sucedido.
1:24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 25 Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres. – Su afrenta no tuvo nada que ver con algún defecto de carácter, sino con el hecho de que era estéril.
Anuncio del nacimiento de Jesús
1:26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, -- Lucas explica que Nazaret era ciudad de Galilea porque escribió no solamente para judíos, sino también para personas que no conocían la tierra de Palestina. Esta ciudad no se menciona en al Antiguo Testamento. Tampoco la menciona Josefo aunque menciona más de 200 pueblos y ciudades de Galilea. Por eso, concluimos que esta ciudad no era nada importante para muchas personas. Juan 1:45, “Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve”.
1:27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. – Se enfatiza aquí la virginidad de María para afirmar y enfatizar lo sobrenatural del nacimiento de Jesús. La desposada era esposa. Mat. 1:19, “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente”. Como virgen desposada tuvo “marido”. Mat. 1:20, “he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer”. Esta virgen desposada era la “mujer” (esposa) de José. Luc. 2:5 habla de José y María poco antes de nacer Jesús y dice que María era “su mujer”.
Cuando José se dio cuenta de que María estaba encinta pensaba repudiarla. Mat. 1:19, “dejarla” debe ser “repudiarla”, pues traduce apoluo, el mismo verbo usado en Mat. 5:32; 19:9.
1:28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. – “La piedad y la teología cristianas han sacado de aquí todas las grandezas de María. Y con razón, pues, esta ‘llena de gracia’ será la madre de Dios” (Notas, Versión Nacar-Colunga).
Según el clero romano, el ángel quería decir con esto que María era la más altamente privilegiada de todo ser humano, pues era la única persona humana que se había preservado inmaculada de la mancha del pecado original al momento de su concepción. También afirman que ella cooperaba tan perfectamente con Dios que a través de su vida nunca era culpable del pecado más pequeño (Life in Christ, Instructions in the Catholic Faith por Killgallon y Weber, pág. 51).
Las autoridades de la Iglesia Católica Romana han inventado muchas doctrinas que contradicen la Biblia, pero esto no les preocupa, porque creen que dicha iglesia es infalible. Dicen que “la iglesia” no puede enseñar error; por eso, María siempre era virgen. Si el católico tiene en su mano un libro amarillo y su iglesia dice que es negro, entonces el católico deja de creer que es libro amarillo y acepta que es libro negro.
(Aquí cabe decir que a menos que el miembro de la Iglesia Católica Romana sea infalible, no puede estar seguro que la Iglesia es infalible.)
¡Qué honor más grande para María que ella sería (y era) la madre de Jesús! Era mujer pura y piadosa con una fe humilde. Al oír toda la explicación del ángel, “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra”. Seguramente María era muy favorecida y bendita. Seguramente era “bendita… entre las mujeres”. V. 41, “Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42 y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre”.
Sin embargo, no hay texto alguno que enseñe las teorías de los líderes católicos sobre este tema. El clero romana critica a los “protestantes” porque no honran a María. Se quejan diciendo que no se cantan himnos a María y que no se ofrecen oraciones pidiendo la intercesión de María (The Faith of Millions, p. 439). Preguntan, “¿Puede alguno esperar agradar aun a algún hijo terrenal por mostrar una falta de reverencia hacia su madre? … ¿Puede haber duda alguna de que Cristo todavía ama y reverencia a su Madre en el cielo?” (páginas 443, 444).
¿Por qué no se quejan los católicos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan? ¿Cuál de estos escritores hablan de María como “la Reina del Cielo”, “la madre del Cuerpo Místico de Cristo”, o “la Madre de Dios”? ¿Deshonraban a María estos cuatro escritores cuando omitieron estos términos católicos para describir a María? ¿Deshonraban los otros escritores a María? Después de Hech. 1:14 María ni siquiera se menciona en todo el resto del Nuevo Testamento. ¿Pablo, Pedro y los otros deshonraban a María?
Sin embargo, 1 Ped. 4:11 dice que “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios”. Así tenemos que hacer con respecto a María. Aparte de lo que leemos en Mateo 1, 2 y Lucas 1, 2 vemos lo siguiente:
Juan 2:5, María dijo humildemente acerca de Jesús, “Haced todo lo que os dijere”.
Mat. 12:46-50, Jesús enseñó que la relación más importante no es la física sino la espiritual. “Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. 47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. 48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? 49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. 50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre”.
Luc. 11:27, “Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. 28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan”. A pesar de este texto tan claro los autores católicos enseñan que es muy razonable creer que María ejercía gran influencia sobre Jesús.
Juan 19:26, Durante la crucifixión, “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”. Según Luis Padrosa, ex-sacerdote católico, “los comentaristas católicos han creído entender que Jesús entregaba a todos los hombres presentes, ausentes y futuros, a María como Madre. Y que a todos los hombres los encomendaba a María como hijos” (¿POR QUE DEJÉ EL CATOLICISMO, P. 77). Dicen esto aunque no hay texto bíblico que diga que algún discípulo conversaba con María, mucho menos que recibió ayuda, consejos, etc. de ella.
Obviamente si Cristo hubiera pensado dar a su madre algún papel especial en la iglesia, en este momento en la cruz, o después de resucitar de entre los muertos podía haber explicado tal comisión o tal puesto claramente a su madre y a los apóstoles. No dijo nada de tal cosa. Además, cuando Cristo resucitó de entre los muertos, que sepamos no había ninguna aparición especial a su madre. Al clero romano les debe extrañar mucho que en lugar de aparecer primeramente a su propia madre El apareció a María Magdalena. ¿No hubiera sido muy apropiado que apareciera primero a la “Madre de la Iglesia” y “Reina del Cielo”? Tales nombres mal representan y aun insultan a la verdadera María, madre de Jesús, de la cual la Biblia habla, porque ella era una mujer fiel, humilde, piadosa y sumisa a la voluntad de Dios.
Hechos 1:14, (poco antes del día de Pentecostés), “Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 4 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos”. En esta ocasión María se menciona como uno de los discípulos de Jesús. No tenía comisión especial. No ocupó ningún lugar de prominencia. Dice P. Eliécer Salesman en su folleto titulado ¡Católico! Aprenda a Defender Su Religión, p. 29, que “Los Apóstoles sí necesitaron de la Virgen María. Ella los acompañaba y consolaba en sus reuniones después de la muerte de Jesús. La S. Biblia dice que ‘Los Apóstoles se reunían a orar con María, la Madre de Jesús’. (Hechos 1,14). Y podemos estar seguros de que la honraban y consultaban como a la más buena de las madres y a la más sabia de las consejeras. Y los apóstoles valían más que nosotros”. Al hablar de María los autores católicos siempre saben más que las Escrituras.
La Biblia explica claramente que María recibió bendiciones. La Biblia no enseña que ella repartía y siempre repartirá bendiciones. Se debe recalcar que ella era como una vasija que recibió bendiciones; no era como una fuente que derramaba bendiciones. Aquí en la tierra María no hizo ningún milagro. ¿Cómo es que se habla de tantos milagros hechos en su nombre ahora?
Era “bendita” por causa de su Hijo extraordinario. La gloria de María estaba y está en Jesucristo.
Durante la infancia de Jesús Dios no trataba con María, sino con José (Mat. 2:13-22). Lo envió a Egipto. Le llamó fuera de Egipto. Le dijo dónde vivir.
2 Tim. 4:4, “y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. El clero romano ha inventado muchas tradiciones y fábulas acerca de María. Enseñan que debemos “honrar” a María, pero las fábulas de la Iglesia Católica Romana no honran a María. Más bien, le insultan y blasfeman, porque no hablan conforme a las palabras de Dios.
Errores enseñados por la Iglesia Católica Romana acerca de María:
A. Vida inmaculada. El clero romano enseña que María era perfecta, que nunca pecó. Este concepto erróneo de María coincide con su la idea de que era muy elevada sobre el nivel de otros. Ecles. 7:29, “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque”. Esto era cierto antes de nacer María, pero Rom. 3:23, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Esto incluye a María.
B. La Concepción Inmaculada. Este error se basa en otro: la doctrina del pecado original. Si todos nacen con pecado original (heredado), entonces tienen problema serio, porque de esa manera Jesús habría nacido con pecado (lo habría heredado de su madre María). Por eso, para escapar de este dilema, inventaron la doctrina de que María nació sin pecado. La llamada Concepción Inmaculada no se refiere a la concepción de Jesús en el vientre de María, sino a la concepción de María en su madre, para que María naciera sin pecado original. El catolicismo es un laberinto de doctrinas contradictorias y absurdas. Para escapar de un dilema creado por ellos mismos inventan otro peor. Ezequiel 18:20 claramente refuta la doctrina falsa del pecado original (pecado heredado): “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él”. Gén. 8:21 dice, “el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud”; también Ecles. 7:29, “Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”.
C. La Virginidad Perpetua. El clero romano enseña que María no solamente era virgen cuando Jesús fue concebido, sino que siguió siendo virgen toda la vida. “Era apropiado, también, que la matriz que llevó al Hijo de Dios no llevara después un niño mero humano” (Killgallon y Weber, p. 51). El comentario de la Versión Nacar-Colunga (versión Católica) dice lo siguiente sobre Mateo 1:25: “La intención del evangelista está en Jesús y en su concepción virginal, sin decir nada de lo que a su nacimiento siguió. La virginidad de María después del nacimiento de Jesús tiene su fundamento en los evangelios; pero su demostración clara hay que buscarla en la tradición de la Iglesia”.
Si Dios hubiera escogido que María siempre fuera virgen, desde luego, sería completamente aceptable, pero no era la voluntad de Dios, como la Biblia claramente revela. ¿Por qué, pues, enseñan tal error? Porque quieren elevar a María a un nivel muy arriba del nivel de las demás mujeres en cuanto a su consagración a Dios. La quieren comparar con Jesús que llevó una vida totalmente consagrada a Dios. Creen que de esa manera ella anuncia “la misteriosa realidad del Reino anunciado por su Hijo, donde la sexualidad no será ya necesaria ni para la conservación de la especia (el autor quiere decir especie, wp) humana, ni para la expresión de un amor que allá será perfecto (Mt 22,30)” (Católico: ¡Defiende tu fe!, por Dizán, Vásquez L, Editorial Camino, Chihuahua, Chih p. 79).
El clero romano cree que la imagen que han inventado de María no encaja con el concepto de ella como esposa (en el sentido regular) y madre de varios hijos. Por eso, enseña la doctrina de La Virginidad Perpetua de María, es decir, que aun después de nacer Jesús María siguió siendo virgen toda la vida. Esto contradice dos de los propósitos divinos del matrimonio: tener hijos y evitar fornicación (1 Cor. 7:2). Los siguientes textos deben estudiarse con cuidado:
1. Mateo 1:25, “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS”. Obviamente Mateo dice que después de nacer Jesús, José y María tuvieron una relación normal como esposos. El clero romano niega esto. Enseñan que “no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito”, y que tampoco la conoció después de nacer Jesús, pero si el Espíritu Santo hubiera querido enseñar la doctrina de la Virginidad Perpetua de María, aquí mismo la habría afirmado. Fácilmente podría haber dicho (a través de Mateo) que “José recibió a su esposa María y nunca la conoció”. Pero no dijo tal cosa; más bien, dijo que “no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito”. Y si José “la conoció” (tuvo relaciones íntimas con ella), entonces ¿por qué negar que tuvieran hijos? Después de nacer Jesús, María nunca es llamada virgen. No es correcto ahora hablar de María como “la virgen María”. Esta es expresión católica porque ellos enseñan que María nunca dejó de ser virgen. Por eso siempre hablan de ella como la “Virgen María”.
2. Mateo 12:46, “Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar”.
3. Mateo13:55, “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? 56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros?”
Afirma el clero romana que “hermanos” quiere decir “parientes”, pero tal afirmación no tiene sentido. Hace burla del matrimonio de José y María y hace burla de Mateo 12:46, 47; 13:55; Hech. 1:14. Obsérvese que estos textos hablan de los hermanos de Jesús en conexión con la madre de Jesús. ¿Por qué hablar de María si estuviera hablando de los primos hermanos u otros parientes de Jesús?
D. Mediadora del Cielo. Las autoridades católicas citan Juan 19:25-27 y afirman que Jesús no estaba meramente proveyendo para el cuidado físico de su madre, sino que estaba explícitamente confirmando la posición de María como madre espiritual de toda la raza humana (Life in Christ, p. 131). Dicen que Dios la escogió para que cooperara en la obra de redimirnos, que requería que libremente y de todo el corazón María se uniera al sacrificio de su Hijo, y como siempre se sometió a la voluntad de Dios. Dicen que por medio de su completa identificación con y aceptación de el ofrecimiento que Cristo hizo de sí mismo en la cruz, María cooperaba en nuestra redención. Toda la gracia que Cristo ganó para nosotros por medio de su muerte en la cruz y la cual El aplica a los miembros de su Cuerpo Místico es repartida a través de la intercesión materna de María. Por eso, le llaman la madre del Cuerpo Místico de Cristo. También le llaman “Reina del Cielo y de la Tierra”, “Co-Redentora”, “Mediadora de Todas las Gracias”, “la Puerta al Cielo” y – blasfemia de blasfemias -- la “Madre de Dios”. (Life in Christ, p. 132-134; véase también The Glories of Mary por Alfonso Liguori; estos libros llevan el Impramatur de las autoridades de la Iglesia Católica Romana).
Sin embargo, Jesús dice (Juan 14:14), “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”; 16:23, “todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará”. 1 Juan 2:1, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. Cristo es nuestro único abogado, pero el clero romano habla de María como abogada (Life in Christ, p. 136).
Al leer el texto vemos que, por el contrario, no había nada de eso en las palabras de Jesús. En realidad si hubiera pensado en elevar a su madre como Reina del Cielo, seguramente ese momento habría sido el momento oportuno para hacerlo.
E. La Asunción de María. Afirman que María fue llevada, cuerpo y alma, al cielo, que Dios no permitió que su cuerpo sufriera la corrupción (lo cual, según la teología romana, es lo que pasa con todos a consecuencia del pecado original). Cuando llegó al cielo fue coronada como Reina de los Santos y Angeles” (The Faith of Millions, p. 452). Es importante enfatizar que este dogma (la supuesta asunción de María) tuvo su origen apenas en el año 1950. Según el clero romano todo católico tiene que creer toda doctrina de la iglesia bajo pena de excomunión. ¿Qué pasa, pues, con los que murieron antes del año 1950 que no creyeron esta doctrina? Además la doctrina de la infalibilidad del papa tuvo su origen en el año 1874. Muchos millones de católicos vivieron y murieron sin creer que el papa es infalible, pero desde 1874 todo católico tiene que creerlo.
F. La Devoción a María. No le gusta al clero romano que se diga “adorar”; más bien, ellos prefieren la palabra “devoción” y aun se atreven a usar la palabra “venerar”. Según el diccionario Larousse la voz “venerar” significa “respetar en sumo grado, o dar culto (énfasis mío, wp)”. Esta definición es confirmada por la práctica de la gente. Todos saben que María ocupa primer lugar en el corazón de muchos millones de católicos. Esto se demuestra de muchas maneras – los santuarios (sean grandes catedrales o pequeñas capillas en las aldeas), los altares más adornados y elegantes, las estatuas, los rezos de la gente, etc. Todos saben de los que van de rodillas por kilómetros hacia una estatua de María para caer postrados delante de ella para pedir bendiciones, sanidad, etc. Esto es mucho más que “honrar” a María.
De toda la literatura católica que se puede recoger, por ejemplo en hospitales católicos o en capillas militares, los libros y folletos acerca de María son los más numerosos. El Rosario contiene 150 “Ave Marías”. Esta es la oración principal del Rosario – ¡se repite 150 veces! (Véase The Rosary My Treasure, p. 35-42, publicado por el Benedictine Convent de Adoración Perpetua). “En el Ave María los católicos le decimos a la Virgen: ‘Ruega por nosotros, pecadores’. De esa forma, de muchas otras, le pedimos a la Virgen su intercesión, su ayuda y su protección” (Católico, ¡Defiende tu fe!” p. 73.). Según este libro que lleva el Imprimatur de la Iglesia Católica Romana, los católicos no solamente piden que María ruega por ellos, sino que les ayuden y que les protejan; es decir, no hay diferencia entre lo que piden de María y lo que otros piden de Dios.
En todos los escritos católicos María es llamada “la Madre de Dios”. Los escritores católicos citan Luc. 1:48, “desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones” y desde este texto brincan a la conclusión de que por eso todos deberían llamarle la “Madre de Dios”, pero esta conclusión no es bíblica sino humana. La Biblia nunca dice tal cosa. Para defenderse el clero romano inmediatamente defiende la Deidad de Jesús y ataca a los que la niegan (p. ej., Nestorio, Siglo V y los “testigos” del Atalaya).
Para probar que María no tenía más hijos, autores católicos se aprovechan de cierta confusión que existe en cuanto a la identidad de los padres y madres de algunos apóstoles que llevaban nombres como los de los hermanos de Jesús (Mat. 13:55; 27:56, 61; Luc 24:10; Mar. 15:47; Jn. 19:25). Luego dan mucho hincapié al hecho de que Jesús no encomendó a su madre a sus hermanos, sino a Juan el apóstol (Jn. 19:26, 27), pero no hay evidencia de que sus hermanos carnales creyeran en El antes de su resurrección.
Veamos el contraste entre el concepto católico y lo que Jesús dice en Luc. 11:27, “Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. 28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan”. Esta mujer quería honrar grandemente a María. ¿Por qué no aprovechó Jesús esta ocasión para explicar que María sería Mediadora, Reina del Cielo, etc.?
María no es honrada por estas falsas doctrinas. Más bien es lenguaje muy insultante y blasfema contra ella y contra Cristo, el único Mediador (1 Tim. 2:5); es decir, con todo lo que los católicos dicen y practican con respecto a María en su profesión de honrarla, glorificarla y aun venerarla, hacen lo contrario. ¡La desprecian! Porque la enseñanza de la Iglesia Católica Romana con respecto a María no es verdad, sino una serie de mentiras. Es muy importante que todo católico entienda que al practicar la doctrina de la Iglesia Católica Romana con respecto a María están despreciando a María.
¿Cómo habla la Palabra de Dios de María? (1) “María, la madre de Jesús”; (2) “la madre de mi Señor”; (3) el ángel dijo a José, “María tu mujer”; (4) el ángel dijo a María, “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (5) Juan 19:26, “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”; Si Cristo hubiera pensado en exaltar a su madre para ser mediadora en la iglesia, seguramente habría sido apropiado anunciarlo en este momento al apóstol amado. (6) Hech. 1:14, “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos”. Esta es la última mención de María en la Biblia. Es poco antes del establecimiento del reino (la iglesia). Ahora más que nunca hubiera sido importante e incluso indispensable que los apóstoles explicaran que María sería exaltada a un puesto sumamente importante en la iglesia, para oír las oraciones y súplicas que la gente haga en su nombre y para interceder por ellos ante el trono de Dios pero, por el contrario; aquí está, humildemente ocupando su lugar entre el pequeño grupo de discípulos esperando el cumplimiento del plan de Dios.
María era altamente favorecida al ser escogida para ser la madre de Jesús, pero ella no era la madre de su Deidad (cosa imposible, pues siendo Dios era eterno).
José y María vivieron como esposos y tuvieron varios hijos. Mat. 1:24, 25; 12:46; 13:55; Hech. 1:14. No hay la más mínimo insinuación de la supuesta “virginidad perpetua” de María. Esto es insulto contra su honrada maternidad.
No es correcto hablar de María como “la virgen María”. Era virgen cuando concibió y dio a luz a Jesús, pero entonces ella y José tuvieron más hijos. Mat. 1:24, “José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS”. Este texto implica clara y enfáticamente que sí la conoció después de nacer Jesús.
1:29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. – Según el libro Father Smith Instructs Jackson, p. 21, el sacerdote Smith dice que María se turbó “porque ella no podía entender cómo ella podría ser una madre y al mismo tiempo quedar para siempre una virgen consagrada a Dios”. Tal pensamiento jamás hubiera entrado en la mente de María. Desde luego, le extrañó que ella, siendo virgen, pudiera tener hijo, pero no hubo nada en las palabras del ángel que sugiera la “virginidad perpetua”. Esta idea es pura fabricación católica. Los clérigos romanos pueden sacar de un texto cualquier enseñanza que les convenga.
1:30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. – Recibió gracia, como el siguiente versículo explica, porque daría a luz un hijo que sería llamado Jesús, Salvador, pero es necesario distinguir el hallar o recibir gracia y otorgar o repartir gracia a otros. Recuérdese que María era como vasija que recibió esta gran bendición, pero no era como fuente para derramar bendiciones sobre otros.
1:31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. – Compárense Isaías 7:14 y Mat. 1:23.
1:32 Este será grande (Isa. 9:6, 7, en poder, en sabiduría, en poder, Mat. 28:18; Efes. 1:19-23), y será llamado Hijo del Altísimo (1:35, 76; 2:14; 6:35; 8:28; 19:38); – Jesús era “hijo” de María porque nació de ella, pero no era “Hijo” de Dios en el sentido de descendiente, sino en el sentido de semejanza e igualdad. Heb. 1:2, “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia”; Juan 5:18, “decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”; Juan 10:33, “Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios” (dijeron esto porque Jesús había dicho, “Hijo de Dios soy”, (v. 36).
-- y el Señor Dios le dará el trono (el reino) de David su padre; -- Jesús “era del linaje de David según la carne” (Rom. 1:3). 2 Sam. 7:12, “Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino”. En el día de Pentecostés el apóstol Pedro dijo (Hech. 2:29), “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono”.
1:33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. – Obviamente “la casa de Jacob” equivale a “su reino” (Isaías 2:2-4) que “no tendrá fin” (Isaías 9:7). “La casa de Jacob” se refiere a la casa espiritual de Jacob llamada “el Israel de Dios” (Gál. 6:16), o sea, la iglesia universal de Cristo. El establecimiento de la iglesia cumplió la promesa de Dios a Daniel (2:44; 7:14).
Lucas se refiere repetidas veces al reino (4:43; 8:1, “el evangelio del reino de Dios”; 6:20, de los pobres dice “vuestro es el reino de Dios”; 7:28, “el más pequeño en el reino de Dios es mayor que “Juan; 8:10, “los misterios del reino de Dios”; 9:2 “les envió a predicar el reino de Dios”; 9:11, “les hablaba del reino de Dios”; etc.
1:34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. – “no conozco”, tiempo presente, pero no dijo, “nunca conoceré varón”. No hay nada en este texto que indique la llamada “virginidad perpetua” de María y tal doctrina hace burla de su matrimonio y sus demás hijos.
1:35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra (“Aquí es como la gloria de la Shekiná que la sugiere (Ex. 40:38), donde la nube de gloria representa la presencia y poder de Dios”, ATR) por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
1:36 Y he aquí tu parienta (“No necesariamente una prima, sino simplemente parienta” (ATR) Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 37 porque nada hay imposible para Dios. – Es lo que el ángel dijo a Sara, Gén. 18:4, con respecto al nacimiento de Isaac, que dio principio al pueblo escogido. Ahora a través del nacimiento de Jesús Dios cumpliría la promesa que Dios dio a Abraham con respecto a su simiente. Gén. 12:3, “serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Gál. 3:16, “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, (Gén. 12:7.} la cual es Cristo”.
1:38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. – Al leer estas palabras podríamos pensar solamente en el honor y privilegio que María recibió, pero también debemos pensar en el aspecto práctico del asunto. Estaba en peligro de ser apedreada conforme a Deut. 22:23, “Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; 24 entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirá”. Desde luego, nadie se había acostado con ella, pero al darse cuenta la gente de que María estaba encinta antes de vivir con José, ¿qué habían de pensar? Además, en ese momento no podía estar segura de la reacción de José (según Mateo 1:18-21 él se dio cuenta del asunto por la palabra del ángel). Sin embargo, humildemente María dijo, “hágase conmigo conforme a tu palabra”.
María visita a Elisabet
1:39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. – El v. 36 dice, “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella”. Con mucha razón María habría tenido el deseo de conversar con Elisabet sobre las noticias maravillosas que las dos habían recibido.
1:41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre (compárese Gén. 25:22, “los hijos luchaban dentro de ella”); y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42 y exclamó a gran voz, y dijo: -- Compárense 1:67; 2:25-27; 12:12.
-- Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. – Véanse notas arriba sobre el v. 28. En lugar de hablar acerca de su propio hijo y en lugar de envidiar a María, y a pesar de ser mujer de más edad, Elisabet alaba a María y el “fruto de tu vientre”. “¡Qué hermosa superioridad a la envidia tenemos aquí! Aunque la distinción concebida a ella fue alta, Elisabet la pierde de vista completamente, en la presencia de la que ha sido honrada todavía más” (JFB).
1:43 ¿Por qué se me concede esto a mí (compárese la actitud del centurión, 7:6), que la madre de mi Señor (siendo inspirada, Elisabet habla de Cristo, el Mesías; compárese Luc. 20:44, “Dijo el Señor a mi Señor”) venga a mí? – Esta pregunta indica la humildad de Elisabet. Compárese 2 Sam. 24:20, “y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra. 21 Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo?”
1:44 Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. – La criatura era un bebé, un niño no nacido, y así la traduce el Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español de Francisco Lacueva. La palabra griega es brephos. En el siguiente capítulo (2:12, 16) la misma palabra se usa del niño Jesús: “Hallaréis al niño (brephos) envuelto en pañales … hallaron a María y a José, y al niño (brephos) acostado en el pesebre”. Se traduce niños en 18:15; Hech. 7:19; y 1 Ped. 2:2. Lucas no distingue entre el niño no nacido y el niño nacido. En los dos casos él dice brephos. Desde luego, Juan era un ser humano. Tuvo apenas seis meses de vida y todavía estaba en el vientre de su madre, pero saltó de alegría. Sentía emoción. En la actualidad millones de personas no quieren admitir que tal “criatura” es un bebé, un ser humano. Dicen que es un feto, una mera masa de tejidos como un tumor que puede ser extirpado (abortado, muerto) al gusto de la madre y su doctor.
1:45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. – Compárese Heb. 11:11.
1:46 Entonces María dijo: Engrandece (Latín: Magnificat) mi alma al Señor; 47 Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. 48 Porque ha mirado la bajeza de su sierva (“La desposada de un carpintero, y sin embargo la futura madre del Mesías” ATR); Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones (véanse notas arriba bajo el v. 28). 49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre,
1:50 Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen. – Una clase de temor es el que un siervo tiene de un amo cruel, o el que el hombre tiene de un precipicio, o de la plaga o de la muerte. Este no es el temor que debemos tener hacia Dios. Más bien, es el temor o reverencia que un hijo fiel tiene de un padre bondadoso y virtuoso, el temor de lastimar sus sentimientos o de deshonrarle por su vida, de hacer algo que él desaprobara. Sobre los tales la misericordia de Dios desciende. Este es el temor del Señor que es el principio de la sabiduría, Sal. 111:10. Su misericordia es de generación en generación con tal que los hijos sigan temiendo a Dios (AB).
1:51 Hizo proezas con su brazo (el símbolo de su fuerza; compárense Éxodo 3:20; 8:19; 15:16); Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones (por ejemplo, hizo esto varias veces con los egipcios, asirios o babilonios cuando oprimían al pueblo de Israel). 52 Quitó de los tronos a los poderosos (dunastas, de la cual viene nuestra palabra dinastía), Y exaltó a los humildes (p. ej., David era un humilde pastor y Dios le elevó para ser “El más excelso de los reyes de la tierra” (Sal. 89:27). 53 A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. – Entre otras cosas este lenguaje puede indicar que Dios pasó por alto a los príncipes y ricos y poderosos de la tierra, porque el Mesías llegó al mundo a través de una mujer humilde.
1:54 Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia 55 De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre (Gén. 12:1-3). – Compárese 1 Samuel 2:1-10, el cántico de Ana cuando el Señor “me dio lo que le pedí”. Los dos textos muestran cómo Dios exalta a los pobres y humildes.
Este es el lenguaje de una piadosa mujer, humilde, agradecida, que alaba a Dios; primero, por su misericordia hacia ella (v. 46-49); por su misericordia hacia todos los hombres (v. 50-53); y su bondad especial hacia su pueblo (v. 54, 55).
1:56 Y se quedó María con ella como tres meses (probablemente hasta nacer Juan); después se volvió a su casa.
Nacimiento de Juan
1:57 Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. 58 Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia (concediendo no solamente que tuviera hijo, sino un hijo ilustre), se regocijaron con ella. 59 Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; (Gén. 17:12; Lev. 12:3; Fil. 3:5) y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; 60 pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan (esto indica que Zacarías ya había comunicado a su esposa lo que le dijo el ángel). 61 Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre (entre los judíos los nombres familiares eran muy importantes, no solamente para honrar a sus padres y antepasados, sino también para registrar con cuidado sus nombres en las tablas genealógicas). 62 Entonces preguntaron por señas a su padre (esto indica que no solamente estaba mudo, sino también sordo), cómo le quería llamar. 63 Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron (tal vez porque los dos estaban de acuerdo en cuanto a un nombre nada usual). 64 Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios (v. 68-79). 65 Y se llenaron de temor todos sus vecinos (estaban conscientes de la presencia del Señor en el asunto); y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. 66 Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? (Compárese Juan 1:19, “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?” Y la mano del Señor estaba con él.
Profecía de Zacarías
1:67 Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó (las profecías de Lucas 1, 2, y la de Juan (Jn. 1:29) eran las últimas de la dispensación mosaica; es obvio aquí que la palabra profetizó no solamente se refiere a las predicciones, sino que también incluye palabras de alabanza para Dios), diciendo: 68 Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado (después de cuatro siglos, pues la última “visita” de Dios era la de Malaquías. La palabra visitado significa que Dios vino para ver el estado de su pueblo con el propósito de ayudarles. Vino para aliviar su miseria. Compárese Mat. 25:43) y redimido a su pueblo (redimir quiere decir rescatar, pagando el precio del rescate, 1 Ped. 1:18,19; Efes. 1:7), 69 Y nos levantó un poderoso Salvador (nos ha levantado un cuerno de salvación, LBLA, el cuerno siendo símbolo de poder, Dan. 7:7, 8; 8:21) En la casa de David su siervo, 70 Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio (lit., desde antiguo; Gén. 3:15; 22:18; 49:10; Núm. 24:17; 2 Ped. 1:21; Heb. 1:1); 71 Salvación de nuestros enemigos (no de los romanos, sino de los enemigos del alma, Efes. 6:12), y de la mano de todos los que nos aborrecieron; 72 Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; 73 Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre (Gén. 12:3; 17:4; 22:16, 17; Heb. 6:13, 14), Que nos había de conceder 74 Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos 75 En santidad (hacia Dios) y en justicia (hacia el hombre) delante de él, todos nuestros días. 76 Y tú, niño, profeta (Mat. 11:9; Luc. 20:6) del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; (Isa. 40:3; Mal. 3:1; Mat. 3:3)
1:77 Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, (no salvación política de Roma, sino) Para perdón de sus pecados (Mar. 1:4, “Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados”; Hech. 2:38, “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”; Hech. 5:31, “A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados”; no hay otra salvación. Millones de personas creen que están bien delante de Dios y que tienen que temer el juicio final porque son personas “buenas” y “decentes”, que no matan, no roban, etc. y ayudan al prójimo y, por eso, no se preocupan por obtener el perdón de sus pecados. Piensan “¿qué pecados? No soy criminal y además soy tan bueno o mejor que muchos de los miembros de las iglesias”. Todos los que “razonan” así deben leer Hechos 10, 11 acerca de Cornelio, un hombre muy bueno que tuvo que obedecer al evangelio.
1:78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, 79 Para dar luz a los que habitan en tinieblas (Isa. 9:2; 60:1-3; Mal. 4:2; Mat. 4:16; Juan 1:4, 5; la venida de Cristo era como la alborada de un nuevo día para el pueblo de Israel y para el mundo entero) y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz. (Viajeros en las montañas de Judea frecuentemente esperaban con paciencia la luz de la mañana, a no ser que perdieran sus vidas por un paso en falso en las tinieblas, AB). 80 Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu (1 Sam. 2:26); y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel (para empezar su ministerio de la edad de unos 30 años).
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