LUCAS 2
Nacimiento de Jesús (Mat. 1:18-25)
2:1 Aconteció en aquellos días (después de nacer Juan), que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado (que se hiciera un censo, LBLA). – Según el profeta Daniel (2:44) el reino del Mesías sería establecido durante el tiempo del cuarto poder mundial, a saber, el imperio romano. Lucas confirma que Jesús nació en ese tiempo. Nunca se hubiera imaginado Augusto César que él estaba ayudando a cumplir las profecías de Daniel y Miqueas acerca del nacimiento del Mesías. “El nacimiento de un niño, que no estaba previsto en esta grande medida política, iba a cambiar la faz del mundo” (B-S).
Lucas escribe este registro para un gentil llamado Teófilo, y sabe que su registro sería leído por muchos gentiles. Por eso, conecta el nacimiento de Jesús con el reinado de Augusto César y el trasfondo de la historia romana (ALA). Comúnmente tales censos se hacen con fines de cobrar impuestos, y probablemente esto sea el motivo de este censo, pero Lucas no explica el propósito de este edicto. Sin embargo, el verdadero propósito del censo era para traer a José y María a Belén. El hombre propone, pero Dios dispone.
“Ningún decreto de este tipo estaba registrado por los historiadores griegos ni romanos, y durante mucho tiempo muchos eruditos supusieron que Lucas estaba equivocado. Pero los papiros e inscripciones han confirmado a Lucas en cada uno de los extremos de estos cruciales versículos 2:1-7. Véanse las obras de W. M. Ramsay (Was Christ Born at Bethlehem?; Luke the Physician; The Bearing of Recent Discovery on the Trustworthiness of the N. T.)” (ATR). Se incluye esta cita porque a través de los años varios “eruditos” han dicho que el registro de Lucas, tanto en Hechos de los Apóstoles como en este libro, estaba equivocado, pero entonces el descubrimiento de documentos confiables – y también la pala de los arqueológicos – han confirmado los escritos de Lucas. Este detalle no se menciona como si fuera necesario que algún escrito inspirado necesitara tal confirmación. Sin embargo, sí es útil para hacer callar a los detractores.
2:2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. – Hech. 5:37,” Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo”. Este fue el segundo censo.
2:3 E iban todos para ser empadronados (inscribirse en el censo, LBLA) cada uno a su ciudad. – Es decir, no la ciudad de su residencia, sino a la ciudad de descendencia. Solamente así sería confiable el censo, pues de otro modo, habrían sido omitidos, o registrados como habitantes de otras ciudades, o registrados dos veces, etc., causando confusión.
Este es un detalle interesante e importante. El método usual de los romanos era hacer el censo del pueblo en residencia, pero en este caso se aceptó la práctica de los judíos de volver todos a su ciudad de descendencia. Digo que es “interesante e importante”, porque de esa manera José y María volvieron a Belén donde el Cristo había de nacer (Miqueas 5:2). Desde luego, ni Augusto ni José ni María ni nadie promovía este asunto; más bien, la mano de Dios lo promovió para llevar a cabo su profecía. El pensamiento del Salmo 118:23 se puede aplicar aquí: “De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos".
Para los judíos era importante guardar los registros familiares. Todo judío podía conocer su genealogía. Véase Josué 7:16-18, para ver cómo los israelitas podían identificar al pueblo por tribu y por familia.
2:4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén (“Belén” significa “casa de pan” y allí nació el “Pan de vida” (Juan 6:35). Belén se llama Efrata en Gén. 35:19; Miqueas 5:2. Está ubicada unos nueve kilómetros al sur de Jerusalén, viaje para José y María de unos 135 kilómetros), por cuanto era de la casa y familia de David; -- El pueblo de Israel se dividía por tribus, familias y casas. Aquí observamos la providencia de Dios. Miqueas 5:2 dice, “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”. Mat. 2:4, “ … les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará {O,[ regirá.]} a mi pueblo Israel”. Juan 7:41, “Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? 42 ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?”
José y María no eran de Belén, sino de Nazaret, pero el Cristo no había de nacer en Nazaret sino en Belén. ¿Cómo, pues, se cumpliría esta profecía? La respuesta es obvia. El edicto de parte de Augusto César requería que todos volvieran “cada uno a su ciudad” para inscribirse en el censo, y precisamente en ese tiempo cuando María daría a luz tuvieron que estar en Belén.
2:5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. – Lucas dice que María era la mujer (esposa) de José, pero todavía usa la palabra “desposada”; este pensamiento corresponde a lo que Mateo explica (1:20-25). El ángel Gabriel dijo, “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer … hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús”. Por eso, la palabra “desposada”, empleada aquí por Lucas, quiere decir “casada”, pues José la había recibido como su esposa aunque “no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito”. “De otra manera no hubiera podido viajar con José” (ATR).
2:6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. – allí, precisamente donde el profeta Miqueas había dicho.
2:7 Y dio a luz a su hijo primogénito, -- Como también dice Mateo (1:25), “Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito”. Lucas y Mateo no dicen único hijo, sino su primogénito. Luego Mateo habla de los hermanos y hermanas de Jesús (Mat. 12:48: 13:55,56). Véanse las notas sobre Luc. 1:28.
Sin embargo, aunque es importante observar que la palabra primogénito implica que había más hijos después, lo más importante es que la palabra significa que María no había tenido hijo antes de nacer Jesús.
El hijo primogénito era el hijo especial. En primer lugar, los primogénitos de hombres y bestias pertenecían a Dios (Éxodo 13:2). “Por lo general el primogénito heredaba el rango, la situación y las prerrogativas de su padre; venía a ser jefe de la familia o de la tribu; heredaba asimismo una porción doble de los bienes paternos, derecho garantizado al hijo primogénito, incluso si había una segunda esposa preferida a la madre del primogénito (Dt. 21:17; 2 R. 2:9)” (Vila-Escuain).
Pero Jesús recibe el título de Primogénito en sentido especial. Col. 1:15-18. Los testigos del Atalaya dicen que en este texto la palabra primogénito quiere decir que Dios creó a Cristo primero y luego que Cristo creó las demás cosas. En la Traducción del Nuevo Mundo agregan la palabra otras varias veces para afirmar que Cristo creó las “otras cosas”, para indicar que Cristo mismo era una “cosa” (una criatura). Esta doctrina es blasfemia.
Cristo es llamado Primogénito para indicar su preeminencia (v. 18). Compárese este texto con el Salmo 89:27 que habla de la exaltación del rey David. Dios dice, “Yo también le pondré por primogénito, El más excelso de los reyes de la tierra”. David no era el primogénito en sentido físico (1 Sam. 16:11), pero Dios le puso por primogénito sobre los reyes de la tierra. De esta manera Pablo emplea el término con respecto a Jesús para exaltarlo a sumo grado.
-- y lo envolvió en pañales (estas tres palabras son una sola palabra en el griego, palabra común en escritos médicos), y lo acostó en un pesebre (“un comedero en un establo”, ATR), porque no había lugar para ellos en el mesón (en Luc. 22:11 se traduce aposento. ¡Qué maravillosamente sencillo este relato del nacimiento de Jesús, el Salvador del mundo! ¡Qué buena ilustración de 1 Cor. 1:26-31! Primero, Lucas habla del emperador de Roma, pero no para magnificarlo, sino solamente para fijar el tiempo y lugar del nacimiento del Personaje Central de toda la historia humana, el que sí debe ser adorado (Mat. 2:11).
“A través del entero curso de su vida, Jesús menospreció las cosas más estimadas por los hombres… Aunque era Heredero de todas las cosas, escogió nacer en un mesón, no, en el establo de un mesón, donde, en lugar de una cuna fue puesto en un pesebre” (JM).
Los ángeles y los pastores
2:8 Había pastores en la misma región, que velaban (la noche consistía en cuatro velas de tres horas cada una, Luc. 12:38) y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. – Se turnaban para velar los rebaños. Estos pastores estuvieron en el campo abierto, bajo las estrellas, cuidando sus ovejas; por eso, este gran evento no ocurrió el 25 de diciembre. “Desde abril hasta el otoño en septiembre, los rebaños pacían constantemente en campos abiertos, permaneciendo siempre los pastores allí. (Por esto parece evidente que es muy tarde la fecha generalmente dada para el nacimiento de nuestro Señor)” (JFB). “Es ciertamente muy difícil pensar que los pastores se expusieran a los rigores del invierno, en las altas montañas de Judea” (GRB). Compárese 1 Sam. 17:34. En esta misma región David había apacentado ovejas.
2: 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. – Lucas enfatiza la atención que el Señor da a los pobres y humildes. El ángel no llevó este mensaje a los fariseos y escribas, sino a un grupo de pastores, hombres despreciados por los rabinos por no estrictamente observar sus ordenanzas religiosos (MRV). Sin embargo, no debemos concluir que el ángel hizo el anuncio a un grupo de pastores simplemente por ser pastores. Sin duda, éstos, al igual que Simeón (v. 25) esperaban “la consolación de Israel” (Olshausen, JFB). Lucas no dice que el pobre Lázaro era hombre justo, pero esto se implica, porque él no sería llevado al seno de Abraham simplemente por ser un hombre pobre. La reacción de los pastores indica claramente que eran hombres religiosos.
2:10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy (buenas, LBLA) nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: -- La palabra euaggelion (sustantivo) y euaggelizö (verbo) se encuentran muchas veces en los escritos de Lucas y Pablo. Es otra de las varias palabras y expresiones que tienen en común (véase Introducción).
2:11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. – “a vosotros pastores, a Israel, a la raza humana” (Bengel, JFB). Isa. 9:6, “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”. “Hoy” el Verbo fue hecho carne (Juan 1:14).
Para los romanos el emperador era el “salvador”, pero ¿qué poder tenía para salvar sus almas?
2:12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. – Los pastores podían de una vez confirmar las palabras del ángel. Habría algo excepcional en cuanto al nacimiento del Salvador, no el ser “envuelto en pañales”, sino el ser encontrado “acostado en un pesebre”. 2 Cor. 8:9.
2:13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes (ejércitos, LBLA) celestiales, que alababan a Dios, -- Lucas describe las huestes celestiales como ejércitos, “un término militar… Bengel dice: ‘Aquí el ejército anuncia la paz’” (ATR).
-- y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, -- Sin duda el anuncio del ángel era muy impresionante para los pastores, pero ahora ese anuncio recibe aun más importancia cuando los ejércitos celestiales comienzan a proclamar, “¡Gloria a Dios en las alturas …!” Las huestes de la tierra deben alabar a Dios como lo hacen las huestes celestiales.
-- Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! (paz entre los hombres en quienes El se complace, LBLA). – Hay diferencia entre estas dos traducciones. Es muy cierto que Dios tiene buena voluntad para con los hombres, pero la paz que ofrece es para “los hombres en quienes El se complace”, es decir, los que hacen su voluntad. “De hecho, la verdadera paz sobre la tierra existe sólo entre aquellos que son los sujetos de la buena voluntad de Dios, que están caracterizados por buena voluntad para con Dios y el hombre” (ATR). Véanse Mat. 3:17; 17:5.
2:15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron (decían, LBLA) unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. – ¿Qué dijeron los pastores? ¿Veamos si esto ha sucedido? No, sino, “veamos esto que ha sucedido”. Como ya se comentó, éstos eran hombres de fe y piedad.
2:16 Vinieron, pues, apresuradamente, -- pero, sin duda, dejaron sus ovejas con personas responsables.
-- y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. – ¡Qué contraste más grande entre todo lo que había sucedido -- el esplendor del ángel de los ejércitos celestiales – y la humilde condición de Jesús el Salvador!
2:17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. 19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. – “todas estas cosas”, comenzando con el anuncio del ángel Gabriel, las palabras de Elisabet y Zacarías, y ahora el cumplimiento de lo que el ángel prometió y por último lo que los pastores les dicen. De veras tenía muchas cosas que meditar y guardar en su corazón. Nunca podría olvidarlas.
Es posible que Lucas obtuviera de María mucha de la información que relata en este libro.
Estas verdades que eran tan importantes para María también lo son para todo el mundo y para recordarlas es necesario que nosotros también las meditemos en nuestro corazón. Muchos oyen las “bellas palabras de vida” pero el diablo viene muy pronto y “quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven” (Luc. 8:12).
2:20 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. – Alababan a Dios por lo que oyeron de los ángeles, y por lo que habían visto en Belén. Compárese 1 Juan 1:1-4. También nosotros podemos oír estas buenas nuevas y podemos ver a Jesús en los escritos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y unirnos a estos pastores “glorificando y alabando a Dios”.
Jesús presentado en el templo
2:21 Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, -- Lev. 12:3, “al octavo día se circuncidará al niño”. Gén. 17:12, “Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros”.
-- le pusieron por nombre Jesús (igual a Josué) , el cual le había sido puesto por el ángel (Luc. 1:31) antes que fuese concebido. – “El acto de imposición de nombre formaba parte de la ceremonia, como se muestra también en el caso de Juan el Bautista” (Lc. 1:59-66) (ATR).
2:22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, -- Al dar a luz un varón la madre quedaba impura por cuarenta días conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor -- Éxodo 13:2, “Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es”. Números 18:15.
2:23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor, 24 y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos. -- Lev. 12:6-8. La ofrenda de “un par de tórtolas o dos palominos” era, pues, la ofrenda de los pobres (los que no podían ofrecer un cordero). “Un par de tórtolas, o dos palominos” era “El sacrificio de los pobres, que costaba el equivalente de alrededor un día de trabajo o medio, mientras que un cordero costaría casi el equivalente de diez días de trabajo” (ATR).
Los Adventistas del Séptimo Día afirman que la “ley de Dios” era diferente de la “ley de Moisés”. Afirman que la parte ceremonial y la parte judicial eran la ley de Moisés que fue quitada, y que la parte moral (los diez mandamientos) era la ley de Dios que todavía sigue en vigencia. Aquí vemos que Lucas habla de “la ley de Moisés” (v. 22) y luego de “la ley del Señor” (v. 23, 24), dando a entender que son la misma cosa. Esto expone el error de los adventistas.
2:25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. – Hay mucho énfasis sobre la hipocresía de muchos de los líderes judíos, pero la Biblia también destaca a varias personas piadosas aun en ese tiempo de tanta decadencia espiritual.
2:26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. – Compárese Mar. 9:1, “También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder”.
2:27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. (No entró por casualidad). Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, -- Obsérvese cómo Lucas enfatiza la ley, y cómo José y María la obedecían. En este capítulo habla de la ley cinco veces. Pablo dice que Cristo fue “nacido bajo la ley” (Gál. 4:4). Además Cristo honraba la ley de Moisés, insistiendo en que sus discípulos la guardaran hasta que fuera cumplida (Mat. 5:17-20). La ley terminó cuando Cristo murió en la cruz (Col. 2:14).
2:28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: 29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 30 Porque han visto mis ojos tu salvación, -- No solamente lo vio, sino que también “él lo tomó en sus brazos”. Al decir, “han visto mis ojos tu salvación” Simeón confesó a Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios. Al recibir a Cristo estamos preparados para la muerte. Fil. 1:21, “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”.
2:31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32 Luz para revelación a los gentiles, (Isa. 42:6; 49:6) Y gloria de tu pueblo Israel. 33 Y José y su madre (los padres, LBLA; lit., su padre y madre) estaban maravillados de todo lo que se decía de él. – Nuestra versión (Valera 1960) dice “José y su madre”, pero Lucas dice “su padre y su madre”. No hay excusa para decir “José y su madre”. Aunque José no era el padre biológico de Jesús, sí era su padre legal. Al escribir “su padre y madre” Lucas no quita nada de todo lo que había dicho acerca de María (1:34-38). Es más. Sin lugar a dudas Mateo presenta la genealogía de José, y probablemente Lucas también. Nunca fue puesto en tela de juicio el nacimiento de Jesús de una virgen por causa de reconocer a José como su padre legal.
2:34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, -- Jesús es para muchos la piedra del ángulo del templo de Dios. Estos se levantan, se edifican para salvación. Sin embargo, para otros es roca de tropiezo. Es ocasión de caer. 1 Ped. 2:7, 8. “Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen,… 8 … Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados”. La palabra destinados no es la “predestinación” del calvinismo. Más bien quiere decir colocar bajo ciertas circunstancias definidas. Al poner al hombre bajo ciertas circunstancias en las cuales hay la posibilidad de gran beneficio y también de terribles peligros Dios quiere que el hombre aproveche los beneficios y que evite los peligros. Si el hombre rehúsa hacerlo, no puede quejarse contra Dios, pues es culpa del hombre mismo (GNW).
Mat. 21:44, “Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará”.
Jesús es la ocasión para la caída de algunos y para el levantamiento de otros no solamente en Israel sino también en todo el mundo, porque “el que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado” (Marcos 16:16). Los que no obedecen al evangelio caen (son condenados), y los que lo obedecen se levantan (son salvos). Desde luego, la causa de la condenación es el pecado, pero el evangelio lleva a todos a la “y” en el camino. Tienen que escoger. ¿Caerán o se levantarán? El evangelio es, pues, la ocasión de división en el mundo.
Por eso, Cristo habla de dos caminos; (Mat. 7:13, 14) y de dos fundamentos (2:24-27). Habló de los humildes y los orgullosos. Luc. 14:11, “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”. Los orgullosos caen, pero los humildes se levantan.
Juan 3:19, “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”. Los que aman las tinieblas caen, pero los que aman y vienen a la luz se levantan.
Mat. 25:31, “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos”. Esto sucederá porque Jesús (el evangelio) divide (polariza) al mundo en dos grupos opuestos. El evangelio tiene imán, pues atrae a algunos y repele a otros. Es como el sol que derrite o endurece. Depende del objeto.
La neutralidad es imposible. Lucas 11:23; Juan 9:39; 2 Cor. 2:14-16. Cada persona toma la decisión con respecto al evangelio. Puede ser “olor de vida para vida” o puede ser “olor de muerte para muerte”.
“Muchos en Israel” se levantaron del pecado, la ignorancia y una religión de tradiciones humanas. Se levantaron de tristeza y aun desesperación. De esto el libro de Hechos de los Apóstoles testifica. Los humildes, los penitentes y sumisos, “los publicanos y pecadores” (aun rameras), se levantaron al aceptar a Jesús. Muchos se levantaron de las aguas del bautismo para andar en vida nueva (Rom. 6:4), se levantaron para estar sentados en lugares celestiales con Cristo (Efes. 2:5, 6).
Sin embargo, muchos de los líderes de los judíos (fariseos, escribas, saduceos, herodianos) cayeron. Rom. 11:22, “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios”. 2 Tes. 1:6-10, este texto enseña que cuando Cristo venga, los que han obedecido al evangelio se levantarán para estar con Cristo, pero los demás (los que no han obedecido al evangelio) caerán, siendo excluidos de la presencia del Señor.
-- y para señal que será contradicha – Una señal significa algo. En este caso tiene significado importantísimo, porque Cristo vino al mundo para llevar a cabo el plan de Dios para la salvación del mundo. Sin embargo, los judíos decían que Jesús tenía demonio, que era “samaritano”, que blasfemaba. Él era contradicho a través de su ministerio (Luc. 4:28, 29) y aun en la cruz. Mat. 27:39-44.
Sus apóstoles eran contradichos porque predicaban la resurrección (Hech. 4:1-4). La iglesia de Cristo siempre ha sido contradicha.
Muchos, por causa de su propia indiferencia, contradicen a Cristo. Cuando el evangelio es predicado, todos los oyentes reaccionan de alguna manera. Algunos lo aceptan. Otros abiertamente se oponen al evangelio. Pero la reacción más común y muy insultante es la de simplemente no hacerle caso, no tomarle en cuenta. Esta actitud indica que el evangelio no es importante, que no vale la pena. Es la actitud de los de Mat. 22:4, “sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios”.
2:35 (y una espada traspasará tu misma alma Jn. 19:25, 26), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. – Esta es la conclusión del versículo 34. La referencia a la espada es un paréntesis. La verdadera condición del corazón de los judíos se revelaba cuando crucificaron a Jesús. Hech. 3:13-15.
2:36 Estaba también allí Ana, profetisa, -- Había mujeres inspiradas. María, hermana de Aarón y de Moisés (Éxodo 15) era profetisa. Débora era profetisa (Jueces 4:4, 5, 6, 14). Ella era juez (al igual que Jefté, Sansón, Gedeón, etc.). Instruía y juzgaba al pueblo de Israel y dio órdenes a su general Barac. Otra profetisa se llamaba Hulda. Aprendemos en 2 Reyes 22:11-20 que el rey Josías ordenó al sumo sacerdote que consultara con ella acerca del libro de la Ley hallado en el Templo. Cinco varones fueron a consultarla y ella profetizó los juicios de Dios sobre el pueblo rebelde. También había profetisas en la iglesia. Hechos 2:17; 21:8, 9. 1 Cor. 11:5 habla de hermanas que profetizaban. “Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado”. La profetisa hizo la misma cosa que el profeta (las palabras del v. 5 son idénticas a las del v. 4). Por eso, la mujer que profetizaba había de cubrir su cabeza como señal de la autoridad que tenía para profetizar (v. 10).
-- hija de Fanuel, de la tribu de Aser, -- Octavo hijo de Jacob (su madre siendo Zilpa, la criada de Lea (Gén. 30:13). Algunos hablan de “las tribus perdidas de la casa de Israel”. Una de aquellas tribus hubiera sido la de Aser, pero no estaba perdida, pues aquí está una persona muy importante de esa tribu. El concepto de las supuestas “tribus perdidas” se basa en la apostasía de las diez tribus que fueron llevadas por Jeroboam hacia la idolatría cuando se dividió el reino. Sin embargo, 2 Crón. 11:13-16 dice que los fieles de aquellas tribus volvieron a Jerusalén para seguir adorando al Dios verdadero. Ana es un buen ejemplo de aquellos fieles que se apartaron de las diez tribus que apostataron. La profecía de Ezequiel 48:2 se refiere a la heredad de Aser en el nuevo templo (espiritual) del “Israel de Dios” (Gál. 6:16). Véase Hech. 26:7.
Lo que hicieron los fieles de aquellas diez tribus es precisamente lo que hacen hermanos fieles hoy en día. Al ver que la iglesia de la cual son miembros se aparta de la verdad, la abandonan para unirse a hermanos fieles. Como en los días de Jeroboam, así también ahora hay quienes se apartan de la ley de Dios enseñando que las iglesias pueden centralizar sus fondos en una “iglesia patrocinadora” o en alguna institución (escuela bíblica, asilo para niños, clínica, etc.). Otros se apartan de la verdad enseñando que cuando Jesucristo vino al mundo dejó sus atributos divinos (o dejó el uso de ellos) y que en toda palabra y actividad actuaba como un mero hombre (como los apóstoles). También muchos se han apartado de la verdad enseñando varios errores sobre el matrimonio y nuevas nupcias (p. ej., que todos los divorciados se pueden volver a casar; que el fornicario repudiado se puede volver a casar; que los del mundo no están sujetos a las enseñanzas de Jesús sobre el matrimonio y divorcio, etc.). Y para colmo de males, algunos que profesan ser hermanos fieles y conservadores apoyan la “evolución”, enseñando que los seis días de la creación no eran días consecutivos y literales de 24 horas, sino largos períodos de tiempo (que un “día” podría haber sido de millones de años).
-- de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, 37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años; (37 y después de viuda, hasta los ochenta y cuatro años, LBLA; y era viuda de hasta ochenta y cuatro años, Versión Moderna) -- ¿De qué edad era? ¿84 años o 105 años? Si había sido viuda por 84 años más los 7 años de estar casada más los por lo menos 14 años antes de casarse, tenía unos 105 años (de veras “de edad muy avanzada”), pero la traducción de La Biblia de las Américas y la Versión Moderna parece indicar que tenía 84 años de edad. El Interlineal de Francisco Lacueva dice que “era viuda hasta años ochenta y cuatro”. Una cosa es cierta, si tenía 84 o si tenía 105 era muy activa en el servicio de Dios.
-- y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. – Es posible que hubiera tenido lugar de habitación en el templo pero esto no se puede confirmar. Probablemente el lenguaje enfatiza que ella era muy fiel, que estaba presente en cada servicio, tanto de noche como de día. Nunca faltaba. Es como diríamos “estaba allí todo el tiempo”, o “cada vez que se abrieron las puertas”. Las hermanas más avanzadas en años pueden servir a Dios haciendo súplicas por todos los santos y por la obra del Señor. Col. 4:12, 13; Efes. 6:18, 19.
2:38 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. – A pesar de su “edad muy avanzada” todavía era muy útil al Señor. Ejercía un don muy importante. 1 Cor. 14:1-3. Según los textos que hemos citado sobre las profetisas, éstas instruían a todos. Débora gobernaba e instruía al pueblo. Hulda instruía al rey y a todos los que estaban asociados con él. Así también Ana “hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén”.
¿Cómo puede la hermana de edad avanzada servir a Dios ahora? Hay mucho que puede hacer. La primera cosa es que tenga un espíritu amable y apacible. Debe concentrarse en llevar el fruto del Espíritu (Gál. 5:22, 23). Hay ancianas que al parecer sólo viven para quejarse, murmurar y causar miseria para sí mismas y otras personas. Quieren toneladas de simpatía y compasión para sí mismas sin expresar compasión por otros. Esto es puro egoísmo.
Desde luego, si son así en la vejez es porque así eran cuando eran más jóvenes. Una anciana de carácter dulce no llegó a ser dulce simplemente por cumplir los 80 años. Lo que somos en la vejez es el colmo de lo que hemos sido por años.
Otra cosa muy importante es la fiel asistencia a todos los servicios de la iglesia. Ana “no se apartaba del templo”. Es posible que ella viviera allí, pero el lenguaje no requiere eso. Probablemente significa que ella constantemente frecuentaba el templo. Toda hermana de edad debe ser tan fiel en asistir a los servicios de que puedan decir de ella, “no se apartaba del templo”. Recuerdo una hermana de 95 años de edad a la que trajeron cada noche al servicio en silla de rueda. Le pregunté cómo estaba y dijo que no servía para nada. Tuve que asegurarle con todo énfasis que su presencia en la reunión era un ejemplo (un sermón) tremendo.
Las hermanas de edad avanzada no tienen que estar en el sitio de reunión todos los días para poder orar y para oír la palabra de Dios. Pueden leer sus Biblias. Si no pueden leer o si batallan para leer, pueden escuchar la palabra grabada en casetes. También pueden escuchar himnos y sermones. Muchos ancianos llenan sus días viendo la televisión y consumiendo la basura de las novelas y programas de conversación mundana.
La hermana de edad avanzada puede servir al Señor según sus posibilidades, visitando enfermos, hermanos débiles en la fe, miembros nuevos, etc. Si no puede ir en automóvil o en transportes públicos, puede ir donde pueda a pie. O puede usar el teléfono. Si no tiene teléfono, puede escribir cartas y postales. En fin, hay maneras de servir. De esta manera las personas de edad no están simplemente sentadas en mecedoras pensando en los problemas de la vida, queriendo que alguien les visite para escuchar sus quejas.
Es importante enfatizar lo que Pablo dice a Tito (2:3-5), “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; 4 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”. De la manera que
la obra de supervisar la congregación se reserva para los varones de edad y experiencia, así también las hermanas “ancianas” tienen la responsabilidad de enseñar a las mujeres jóvenes sobre sus deberes como ama de casa. Sin lugar a dudas las hermanas de edad avanzada pueden solucionar muchos problemas en el hogar de hermanos más jóvenes y evitar el divorcio.
Caleb es buen ejemplo. Josué 6:2 registra lo que pidió con respecto a su herencia en la tierra de Canaán. “Dame, pues, ahora este monte”. No quería decir “dame” en el sentido de que otros lo ganaran por él, sino que pedía el permiso de pelear contra los gigantes de la tierra para tomar posesión de ese monte (Hebrón). ¿Su edad? 85 años.
Prov. 16:31, “Corona de honra es la vejez Que se halla en el camino de justicia”.
Todos queremos una vida larga pero nadie quiere ser viejo.
El regreso a Nazaret
2:39 Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. – Otra vez Lucas habla de cumplir con la ley de Moisés. Los justos y piadosos cumplían con la ley de Moisés, y los que ahora son justos y piadosos cumplen con la ley de Cristo.
2:40 Y el niño crecía y se fortalecía, -- Los versículos 40 y 52 cubren la historia
de los treinta años preparativos de la vida de Jesús antes de entrar en su
ministerio. Al estudiar las actividades de la vida de Jesús vemos la necesidad
de un cuerpo fuerte y sano. Su trabajo como carpintero le hizo vigoroso para
aguantar las pruebas físicas de su ministerio.
-- y se llenaba (siendo llenado, FL) de sabiduría; -- Estaba lleno
de sabiduría y crecía en la aplicación de ella. Lucas no dice que a
consecuencia de crecer en conocimiento reconocía a la edad de doce años
que Dios era su Padre en sentido especial. Cristo (Dios el Hijo) vino al mundo
para llevar a cabo el papel del Siervo de Jehová, y El experimentaba la vida
humana como la experimenta todo hombre, pero siempre sabía quién era, quién era
su Padre, de dónde venía, por qué estaba aquí, quién le entregaría, que sería
crucificado y al tercer día resucitaría del sepulcro y volver al Padre. (Léanse
los siguientes textos: Juan 1:18; 3:12-14; 6:38, 62, 64; 7:29, 33; 8:42;12:32,
33, 49, 50; 13:1, 3; 18:4; 19:28; 20:17; Luc. 19:10; 24:44).
Todo esto simplemente no se podría haber dicho de Jesús si no hubiera sido Dios omnipotente y omnisciente. No se podría decir de ningún mero hombre. Jesús mostraba sus atributos divinos muchas veces pero nunca los mostró cuando tal acción pudiera haber contradicho su papel como siervo.
Los versículos 40 y 52 estorban a algunos y les hacen dudar de la Deidad de Cristo porque dudan de su omnisciencia. ¿Tan pronto se olvidan de Mat. 2:11, “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron” (el mismo adorar de Mat. 4:10)? Si Jesús no era en verdad Dios (Emanuel, Dios con nosotros), entonces no les convenía a los magos adorarle. Si Cristo no era en verdad Dios entonces los magos eran idólatras que en lugar de adorar a Dios adoraban a una criatura.
Los que dudan de la Deidad de Cristo son semejantes a los testigos de El Atalaya que dicen que Jesús era simplemente “un dios” (así traduce Juan 1:1 la Traducción del Nuevo Mundo). Estos tuercen muchos textos con el propósito de rechazar la Deidad de Cristo. Por ejemplo, Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1, etc.
Guillermo Hendriksen dice en su comentario sobre estos versículos lo siguiente: “El carácter finito de la naturaleza humana de Cristo es negada a veces. Por ejemplo, cuando se sugiere que en su calidad de hombre había ciertas cosas que según su naturaleza humana Jesús no sabía, algunos creyentes devotos se sienten molestos. ¿Olvidan pasajes tan claros como Mt. 24:36; Mr. 5:32; 11:13; Lc. 8:45? Este pasaje también muestra muy claramente que en conformidad con su naturaleza humana había ciertas cosas que el niño Jesús no conocía al principio. Tuvo que aprenderlas. Tuvo que crecer, y esto no solamente física sino también intelectualmente, etc.” ¿Está negando la omnisciencia de Jesús? Parece que sí. Algunos van al extremo de decir que Jesús tuvo que aprender de sus padres que El era el Hijo de Dios. Los hermanos que enseñan tales tonterías tienen mucho en común con los testigos contra Jehová.
Obsérvese lo que Jesús, como muchacho de doce años de edad, dice en el v. 49. ¿Cuándo aprendió esta gran verdad? ¿Apenas en esa ocasión lo aprendió o ya lo sabía antes? ¿Desde cuándo pues? ¿Desde la edad de diez o siete o cinco? Si no se puede contestar esta pregunta ¿por qué sembrar dudas sobre la Deidad (la omnisciencia) de Jesús?
La Biblia no habla del “carácter finito de la naturaleza humana de Cristo”. Hendriksen está pisando terreno muy resbaloso. Si lo que Jesús dice en Mat. 24:36 (y texto paralelo, Mar. 13:32) quiere decir que El no era Dios omnisciente, entonces, tampoco lo es el Espíritu Santo, porque El dice, “nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”. Hay que tener cuidado cuando “probamos algo” porque hay peligro de probar demasiado (probar lo que no queremos probar). En cuanto a lo que “Jesús no sabía”, compárese Gén. 18:21, Dios dice acerca de Sodoma y Gomorra, “descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré”. ¿Dios tuvo que descender para ver y saber? ¿No era omnisciente? Otra vez en Gén. 22:12, “Y dijo (a Abraham): No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”. ¿Dios no era omnisciente? ¿No lo sabía antes? Se mencionan estos textos solamente para recordarnos que debemos tener mucho cuidado cuando sacamos conclusiones precipitadas de algún texto.
Además, Hech 1:7 dice, “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en sus sola potestad”; es decir, el papel de saber “tiempos” y “sazones” pertenece al Padre. Cada miembro de la Deidad (Padre, Hijo, Espíritu Santo) tiene su papel especial que llevar a cabo. Conviene escribir esta cita (Hech. 1:7) en el margen de su Biblia al lado de Mat. 24:36 y Marcos 13:32.
-- y la gracia de Dios era sobre él, -- Jesús siempre gozaba del favor del Padre porque siempre hacía la voluntad de El. Jn. 4:34, “Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. Gén. 8:21 dice, “el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud”. No fue así con Jesús. Cuando “Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él… Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” Juan sabía que Jesús había llevado una vida pura.
Jesús y los maestros en el templo
2:41 Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua; -- La palabra pascua significa “pasar por encima”. Ex. 12:1-27; Deut. 16:1-8 explican esta fiesta. La Pascua conmemoraba la misericordia de Dios en no matar a los primogénitos de los israelitas cuando castigó a los egipcios con esta décima plaga. La ley (Ex. 23:14-17; 34:23; Deut. 16:16) requería que todo varón asistiera a tres fiestas solemnes en Jerusalén cada año: (1) la Pascua; (2) la fiesta de Pentecostés, cincuenta días después de la Pascua, que conmemoraba la entrega de la ley, y (3) la fiesta de Cabañas a fines de nuestro septiembre, que conmemoraba el cuidado del pueblo durante sus cuarenta años en el desierto y se celebraba como acción de gracias por los favores de Dios durante el año. Como vemos aquí, mujeres piadosas asistían también.
2:42 y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. – Jesús subía a Jerusalén con sus padres para la fiesta, pero no estudiaba en las escuelas de los rabinos. Por eso, vemos la reacción de la gente cuando Jesús enseñaba. Por ejemplo, Mar. 6:2, “Y llegado el día de reposo, {Aquí equivale a [sábado]}comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?” También Juan 7:15, “Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?”
2:43 Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño (muchacho, FL; joven, Hech. 20:12) Jesús en Jerusalén (en la casa de su Padre, que era también la casa suya), sin que lo supiesen José y su madre. 44 Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; -- Muchísimas personas cometen este error. Piensan o suponen que Jesús está “entre la compañía” de ellos, pero Cristo no está con los que enseñan tradiciones de hombres (Mateo 15:8, 9). Véase Mat. 7:21-23.
-- y le buscaban entre los parientes y los conocidos; -- Este es el mismo error que cometen millones. Buscan a Cristo entre sus propios “parientes y conocidos”, suponiendo que está con ellos, pues creen que ellos no pueden estar equivocados. Hay un famoso libro titulado, “La Fe de Nuestros Padres” que reclama ser la única y verdadera religión de Cristo, pero lamentablemente esa fe no se basa en la enseñanza pura de Cristo, sino en dogmas y decretos y tradiciones de hombres, cosas que se han inventado y agregado a la iglesia a través de los siglos.
2:45 pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. – Esto es precisamente lo que muchos deben hacer. Deben reconocer que Jesús no está en su compañía y deben volver a Jerusalén donde el evangelio fue predicado por primera vez, donde vino el Espíritu Santo sobre los apóstoles, donde la gente oyó el evangelio puro y sano y donde miles de personas obedecieron al evangelio para salvar sus almas (Hechos 2:38, 41, 46). Deben volver a Jerusalén donde el reino de Cristo fue establecido.
2:46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, -- ¿Cuántos hijos “perdidos” se pueden encontrar en el lugar de culto? Este muchacho de doce años no estaba jugando en el templo, sino que estaba sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. – Lucas no explica qué preguntas discutían. Algunas de las cuestiones tratadas por Jesús durante su ministerio eran (1) Mat. 19:3, si era lícito repudiar a su esposa por cualquier causa; (2) Mat. 22:15-22, la cuestión del tributo; (3) Mat. 22:23-33, la pregunta sobre la resurrección; (4) Mat. 22:34-40, cuál es el gran mandamiento de la ley; (5) Mat. 22:41-45, ¿de quién es hijo el Cristo?; (6) Luc.10:29, ¿quién es mi prójimo?
2:47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. – “Se maravillaban” viene del verbo ekplesso, golpear fuera de, “significa estar sumamente perturbado en la propia mente” (WEV). La inteligencia y respuestas de Jesús los dejaban asombrados o atónitos. Juan 7:46, “Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” Y aquí podemos agregar que jamás joven alguno ha hablado como este joven.
Obsérvese que no se maravillaban solamente de sus preguntas, sino también de sus respuestas. Lo que Lucas dice en los versículos 40, 52 inquietan a algunos con respecto a la Deidad de Cristo, pero luego ¿qué piensan del versículo 47? ¿Cuántos jóvenes de doce años de edad habían causado tanto asombro entre los más grandes rabinos de Jerusalén?
A. T. Robertson dice, “Pero es un error pensar que los niños de doce años no reflexionan profundamente acerca de las cuestiones de la vida. ¿Qué padre o madre ha podido nunca dar respuesta a las preguntas de un niño?” ¿Por qué descontar de esta manera la inteligencia especial de Jesús? Aun Robertson admite, comentando sobre el v. 51, que Jesús “conocía más que los padres y rabinos”.
2:48 Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. – Parece que por el momento por causa de su angustia se le olvidó lo que leemos en Luc. 1:30-35, o por lo menos no conecta aquellas palabras con esta acción de su hijo. María dice, “tu padre”, José (pues era su padre legal). En el siguiente versículo Jesús habla de “mi Padre”, el Padre Celestial.
2:49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? – Ahora le toca a Jesús mostrar su sorpresa. Después de recibir tan maravillosas revelaciones acerca de este hijo muy especial, María no debería estar sorprendida al encontrarlo en el templo. ¿Dónde esperaban encontrarlo? ¿Jugando con otros jóvenes? ¿Paseándose observando con admiración la arquitectura de “los edificios del templo” (Mat. 24:1)?
Que nos digan los que dudan de la Deidad de este joven cuándo por primera vez estaba consciente de su relación con el Padre? Ellos dirán que El tuvo que “crecer” en este conocimiento. ¿Qué texto lo afirma?
Jesús siempre decía “mi Padre” y “vuestro Padre”, indicando que El sostenía una relación única con el Padre. Juan 2:16; 5:17; 10:29, 30; Juan 20:17.
Estas son las primeras palabras de Jesús que la Biblia registra. Aquí está otro ejemplo de lo muy especial del libro de Lucas, pues sólo él registra estas palabras. Las últimas palabras de Jesús aquí en la tierra también son registradas por Lucas (Hech. 1:7, 8).
-- en los negocios (lit., las cosas) de mi Padre me era necesario estar -- Es la primera de muchas veces que Jesús usa la palabra “necesario” para expresar el cumplimiento ineludible de los designios divinos (Luc. 22:22; Hech. 2:23) y la responsabilidad y la compulsión del deber que aceptaba para cumplirlos. La palabra necesario significa “Que hace absolutamente falta: la respiración es necesaria para la vida” (Larousse). La palabra necesidad significa “Carácter de aquello de que no se puede prescindir: el agua es de primera necesidad” (Larousse).
Aun a la edad de doce años Jesús estaba consciente de lo que le era necesario hacer. Entendía las palabras deber y responsabilidad. ¿Cuántos jóvenes aun de la edad de quince o dieciocho entienden estos términos?
Le era necesario predicar. Luc. 4:42-44. Le era necesario continuar en la obra a pesar de la amenaza de Herodes. Luc. 13:31-33. Le era necesario hacer las obras de Dios. Juan 9:4. En este caso la “obra” que tenía que hacer era abrir los ojos del hombre que nació ciego. Le era necesario traer otras ovejas al redil. Juan 10:16. Le era necesario estar en el hogar de Zaqueo. Luc. 19:5. Le era necesario sufrir. Mat. 16:21 (Mar. 8:31; Luc. 9:22; 24:7). Le era necesario ser levantado. Juan 3:14; Juan 20:9. Le era necesario cumplir las Escrituras. Mat. 26:54. Le era necesario entrar en su gloria. Luc. 24:26. Le era necesario sufrir para que se predicase el arrepentimiento. Luc. 24:46, 47.
Todos estos textos claramente ilustran la urgencia del ministerio de Jesús. El requiere que sus discípulos compartan este sentido de urgencia en la obra de El. Los apóstoles comprendieron que la obra de Jesús era urgente. Mateo 4:18-22; Hechos 5:42; Gálatas 1:15,16; Juan 4:35, “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”.
Jeremías 48:10, “Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová”.
La iglesia tiene que mostrar diligencia y urgencia en todo aspecto de la obra del Señor, incluyendo la disciplina. Recuérdese el ejemplo de Josué (7:16); 2 Cor. 7:11.
Hebreos 3:12, 13 es lenguaje de urgencia. La actitud de mucha gente con respecto a la salvación, es todo lo opuesto del lenguaje de Cristo, pues dicen “mañana”, “otro día”, “después”, “un día de estos”, “cuando tenga tiempo”, etc. Por eso, es necesario estudiar estos textos con cuidado, porque los negocios del Padre no pueden esperar. Son de urgencia. La palabra de Cristo es aun más importante que el aire que respiramos y el agua que tomamos, porque sin ella perecemos para siempre.
Millones nunca captan este espíritu de urgencia. Hay muchos que piensan seguir a Jesús, pero no quieren aceptar que El ocupe el primer lugar en sus vidas. Lucas 9:57-62. Jesús dice a todos como dijo a Zaqueo (Luc. 19:5), “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa”.
Judas (23) bien ilustra la urgencia de rescatar almas de la perdición: “A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne”.
2: 50 Mas ellos no entendieron las palabras que les habló. – Así era la experiencia de Jesús aquí en la tierra. No le entendían. Luc. 9:45; 13:34; Mar. 9:32; Jn. 10:6.
2:51 Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. – Este es otro ejemplo de la sujeción de Jesús a la ley de Moisés. El estaba sujeto a sus padres porque estaba sujeto al quinto mandamiento del decálogo. Sujetarse a sus padres era asunto del Padre también. Si no hubiera estado sujeto a ellos, habría obrado en contra de los asuntos del Padre.
Como Jesús es nuestro ejemplo en todo, aquí se ve como un perfecto ejemplo para nuestros hijos.
Otro buen ejemplo es su práctica de un oficio. En los años de su juventud El ejercía el oficio de carpintero. Mar. 6:3, “¿No es éste el carpintero…?”
Después de esto José se menciona solamente una vez más, en la genealogía del siguiente capítulo (3:23).
-- Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. – 2:19. Tuvo mucho que recordar: las palabras del ángel, de los pastores, de los magos, de Simeón y de Ana, y ahora las palabras de Jesús mismo. “No entendieron las palabras que les habló” cuando lo encontraron en el templo y sin duda le faltaba a María comprensión de muchas cosas con respecto a su maravilloso hijo, pero ¡cómo las guardaba en su corazón para meditarlas!
2:52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. – Lo que Lucas dice en el v. 40 y el v. 52 cubren todos los años de la vida de Jesús hasta que empezó su ministerio. Siempre hacía lo que agradaba al Padre (Juan 4:34) y por eso, siempre estaba en la gracia del Padre. Lucas no explica cómo podía “crecer… en gracia para con Dios”.
Al principio de su ministerio Jesús disfrutaba de mucho favor entre la gente. Había gran admiración de su poder, sabiduría y santidad. Sin embargo, cuando El se puso más agresivo contra el pecado, la hipocresía, la tradición, etc. de ellos, esa admiración se convirtió en profunda malicia.
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